Dice el profesor Yani
VAROUFAKIS que el sistema capitalista olvidó la lección aprendida en el Crash
de 1929; que la máquina capitalista
estaba infectada por dos “gremlins” que la hacen inestable y propicia a las
crisis: el dinero y el trabajo (Minotauro, pg.74). Son dos “mercancías” muy
diferentes de otros productos industriales. No obstante, aunque no son mercancías,
el capitalismo, al ponerles un precio, las igualas con otros productos de
consumo. Dicho precio es el interés y su tipo para el dinero (préstamo), y el
salario oscilante para la fuerza de trabajo.
Esa impropia consideración
conlleva una contradicción intrínseca que le crea al empresario-productor
fundamentales problemas, y hacen que éste no las desee por sí mismas. Porque al
productor capitalista lo que realmente le importa es el beneficio. Para él el proceso productivo (desde pagar intereses por
los créditos y tratar con máquinas que sienten), es la condición sine
qua non que tiene que aguantar para conseguir aquél. Ya lo anticipó K.
Marx en su Das capital: Todas las naciones con un modo de
producción capitalista están asediadas periódicamente por un febril intento de
hacer dinero sin la intervención del proceso productivo. Pero el beneficio
es posible obtenerlo sólo cuando se venden los productos fabricados. Y esto
sólo es posible, a su vez, cuando y siempre que haya demanda de los mismos. El
beneficio no se obtiene porque baje el tipo de interés con el que el productor
paga sus préstamos a los bancos, para producir “a futuro”, ni porque bajen los
salarios de los trabajadores. Sólo cuando el empresario tiene buenas
perspectivas para la salida de sus productos, y esto se produce cuando el ciclo
económico está “boyante”, aquél no tiene inconveniente en endeudarse al tipo
que sea, ni en contratar mano de obra al precio que los trabajadores le exijan.
Todos ganan entonces, aunque aquél más que éstos. Pero en tiempos de recesión
todos pierden, si bien aquél resiste más tiempo que éstos. Si las perspectivas
no son optimistas, el ahorro acumulado por el empresario en tiempos mejores, en
lugar de invertirlo en la economía “productiva”, prefiere tenerlo a buen
recaudo en los llamados “chiringuitos financieros”. Es lo que estamos viendo, y
la mayoría sufriendo, en estos malos tiempos que corren.
Este proceso que, teóricamente muchos empresarios, sobre todo los
medianos y pequeños, quizá no tienen por qué saberlo, sí lo debieran de saber,
aunque procuran ignorarlo, los profesionales de la economía. Pero lo que por
teoría unos no saben y otros ignoran a sabiendas, se impone por la experiencia.
Hasta las abuelitas que cuentan con los dedos, saben que si éstos no tienen qué
contar, tampoco pueden ir al mercado a comprar. Y, al contrario, “cuando la
bolsa sona…” Los historiadores de la
economía nos dicen que los momentos
boyantes de los ciclos económicos no se mantienen por largos períodos de
tiempo. En ciclos cortos y en crisis pequeñas los problemas tienen más fácil
solución. Con esta experiencia quizá se hayan mimetizado los economistas
neoliberales. Pero la solución no es tan sencilla en tiempos de recesión o de
“crisis gordas”, en que se desploman al unísono los tipos de interés y se
reducen los salarios.
Para prevenir y solucionar los grandes problemas de las crisis
sistémicas, el propio sistema capitalista puso en práctica determinados
instrumentos, aunque ninguno de ellos, ¡claro!, adecuados para cambiar la
estructura del propio sistema. Sin propósito de ser exhaustivo, sintetizaremos
algunos de aquellos remedios. Remito al lector interesado a cualquier manual
serio de teoría económica. Me viene al recuerdo dos interesantes libros de un
no menos interesante economista: Introducción a la economía (ed.
Crítica) e Historia de la economía (ed. Ariel, 1989), ambos del profesor
de las más prestigiosas Universidades, JOHN KENNETH GALBRAITH (1908-2006).
Una medida importante para la estabilidad de cambios y precios fue la
creación del “Patrón Oro”, como referente cambiario fijo. Algo parecido a lo
que hoy es el Euro. Ese Patrón devino en una atadura que impedía que cada
Nación pudiera equilibrar sus balanzas comerciales, al no permitir que aquéllas
pudieran producir dinero que inyectar en sus instituciones monetarias, y así salvar
sus propias demandas internas. Cuando el Patrón Oro devino inservible fue
abandonado en 1931, primero por la Gran Bretaña, siguiéndole los países
nórdicos. El entonces presidente de EE.UU, HOOVER, se resistió a lo mismo,
ocasionando a su economía una gran inflación. Fue al año siguiente con Franklin
D. ROOSEVELT, sucesor en la Presidencia, y dentro de su “New Deal”, quien saca
a EE.UU. del Patrón Oro. Le resultó una medida excelente, aunque, para
solucionar sus problemas fueron necesarias ingentes inversiones en la industria
armamentística de la Segunda Guerra Mundial. La medida se toma en el lujoso
hotel Mount Washington de BRETTON WOODS (New Hampshire), en 1944. En esa famosa
conferencia, con la idea de diseñar un nuevo orden mundial, se sustituye el
antiguo patrón por el referente monetario DÓLAR, aunque con determinadas
prevenciones por si la economía estadounidense flaquease. Los conferenciantes
partidarios del New Deal, entre los que se encontraba Keynes, aprendieron que
el capitalismo no se puede mantener ni dirigir de manera efectiva sólo a nivel
nacional. Algo parecido pensaban, al otro lado, los partidarios del
internacionalismo comunista…
Bajo las apariencias del diseño de un sistema monetario de posguerra y
la reconstrucción de las destrozadas, por la guerra, economías europea y
japonesa, en el fondo lo que subyacía era la pretensión de crear un marco
institucional que preservara de otra Gran Depresión y, sobre todo, quién
controlaría ese nuevo marco.
De Bretton Woods persisten hoy dos instituciones: el Fondo Monetario
Internacional (FMI) y el Banco Mundial (BM). La misión del primero era prestar
dinero a países necesitados de equilibrar sus balanzas de pago; del segundo,
canalizar las inversiones productivas a las naciones devastadas por la Guerra.
Pero lo más importante que se decidió en aquella Conferencia fue la adopción de
un cambio de tipo fijo con el dólar como referente. De esto, desde 1973, ya no
queda nada.
Bretton Woods fue la ocasión perdida, así lo confirma hoy Varoufakis, de
poner en práctica una gran idea de Keynes. Igual que ocurrió con el patrón oro,
el dólar, como referente sustituto, tampoco podría resistir serios ataques del
nuevo sistema monetario internacional, ya que éste provocaría un enorme chorro
de capitales hacia EE.UU., que ocasionaría una gran acumulación de “excedentes”
en algunos países y “déficits persistentes” en otros. El gran economista
inglés, para combatir ese desequilibrio, proponía un mecanismo global de
reciclaje de esos excedentes. La idea no tuvo éxito, y el problema ha
subsistido hasta nuestros días.
En 1947, con Harry TRUMAN como presidente, con la “doctrina” que lleva
su nombre, establece la “Guerra Fría”, para quitar influencia a los antiguos
aliados de la URSS, al mismo tiempo que su Secretario de Estado, George
MARSHALL diseña su también famoso “Plan”, que facilitará el renacimiento de la
Alemania vencida, y el resurgimiento de su gran industria. Dicho “plan”
canalizará hacia Europa enormes cataratas de dinero procedente de los
“excedentes” estadounidenses.
La idea central del “Plan Marshalll” era, sencillamente, preservar al
capitalismo de la repetición de una Crisis como la de 1929. A partir de ese
“plan” se creará la OCDE. El desmantelamiento, ya comenzado de la industria
alemana, no sólo se detuvo, sino que se promociona, con la aquiescencia de
Francia, presionada por el proyectado “Plan Global” por EE.UU., que necesitaba
una moneda fuerte, el marco alemán, que reforzara en Europa al dólar.
Otra medida contenida en New Deal de Roosevelt es la ley “Banking Act”,
más conocida como ley GLASS-STEAGALL, de 1933. Dicha ley estableció la
Corporación Federal de Seguro de Depósitos (FDIC), con el objetivo, así mismo,
de evitar otra crisis como la de 1929. Podemos destacar tres características
principales de tal ley: a) Separación de la banca de depósitos de la de
inversión, impidiendo la competencia desleal entre ambas; b) creación de un
sistema bancario compuesto por bancos nacionales, estatales y locales; c)
Prohibición a los banqueros de participar en los Consejos de administración de
empresas industriales, comerciales o de servicios.
No me resisto a reproducir la famosa frase el Presidente Roosevelt:
Prefiero rescatar a los que producen alimentos, que a los que producen miseria.
Tan importante Ley comenzó a ser criticada a mediados de los años
setenta por neoliberales “Chicago-Bois, cuyas tesis se fueron poniendo en
práctica en los “imperios” de R. Reagan y M. Thatcher, hasta su total
derogación, en Noviembre de 1999, por el seudo-socialdemócrata B. Clinton. La
ley Glass-Steagall fue rescatada, en parte, en Enero de 2010, por el “moreno”
B. Obama y su asesor Paul Volcker.
Cuando, al comienzo de la década de los sesenta (1951), el “Plan
Marshall” comienza a agotarse (¡no hay mal que cien años dure!..), bajo los
auspicios de EE.UU., ¡cómo no!, se crea la Comunidad Europea del Carbón y el
Acero (CECA), precursora de la Unión Europea (UE). Dicha institución proporcionará
la integración en Europa del comercio y la industria pesada de estadounidense,
creando al mismo tiempo el espacio vital económico que absorberá el
renacimiento de la industrialización alemana. No cabe duda de que la CECA ha
evitado una de las causas de las guerras entre naciones europeas. Pero no hay
que olvidar que con ese pretexto se disimulaba la hegemonía americana y un
“maravilloso” campo de reciclaje de los “excedentes” de la boyante economía
americana. Pero de tal “zanahoria” no picó el todavía no presidente de Francia,
General Charles de GAULLE. Éste ya en la presidencia de la V República, sacó a
su país de la OTAN, y en la Asamblea francesa, junto con sus seguidores,
votaron en contra de la CECA, a sabiendas de que lo que estaba urdiendo era la
creación de un cártel restrictivo, influenciado por Washington, al servicio de
su Plan Marshall, más que proporcionar unas raíces sólidas a la construcción de
una Europa nueva.
Sirva este largo preámbulo para no dejarnos “engatusar” por el “informe”
que recoge en su artículo de El País, de 18-5-15, Claudi Pérez, desde Bruselas.
El mencionado informe es un Documento
alumbrado por el Foro Económico Mundial, y firmado, entre otros, por Axel WEBER
(UBS) y Douglas FLINT (HSBC), (ejecutivos de grandes bancos), pidiendo
medidas para mejorar la estabilidad
financiera y reducir el impacto de futuras crisis. Del citado documento se
hace eco la Alianza de Periódicos Líderes en Europa (LENA), a la que pertenece
el diario de Prisa. Como hemos dicho tal informe recarga las medidas para limitar los riesgos sistémicos…, se trata de poner
freno a los mercados en los años de burbujas y permitir más alegría en los
ciclos sucesivos.
¡A quemado huele en alguna parte!... ¿No se han enterado estos banqueros
del Foro Económico Mundial que son ellos los que crean las “burbujas” para
“llenarse los bolsillos”, dejando las consecuentes penurias sucesivas de
aquéllas?... ¿Es que han tenido problemas para poner a “buen recaudo” sus
repletas alforjas, además de resarcir sus “imperios económicos” con el dinero
de los Estados, a los que tantos critican desde su ultraliberalismo, dinero que
es de todos los ciudadanos dejados en la miseria?... ¿No son ellos los que
pretenden saldar sus deudas privadas a costa del aumento del “déficit público”,
que, con su hipócrita codicia, intentan reducir al precio de grandes “recortes”
en los servicios públicos esenciales, como son la Sanidad, la Educación y otros
servicios Sociolaborales?... ¿Por qué quieren que sea la POLÍTICA la que les saque las castañas del fuego,
cuando son ellos los que, sin ser elegidos democráticamente, ponen
continuamente a los pies de sus intereses económicos a los Gobiernos elegidos
legítimamente por los ciudadanos? Juzgue
el lector si no es puro cinismo, según transcribe el corresponsal en Bruselas,
decir que están a favor de dar más
transparencia al mercado de derivados, de evitar la banca en la sombra y de ver
cómo se limitan las ratios de endeudamiento; en general, los bancos están abiertos a cualquier receta que permita
estabilizar el sistema. Y añaden los señores citados arriba, las políticas macroprudenciales podrían
desempeñar un rol fundamental para dar estabilidad, pero siempre que su
gobernanza y sus efectos secundarios potenciales se manejen adecuadamente. ¿Qué
entienden estos señores por “manejar adecuadamente? Muy sencillo, querido
lector, ¡QUE SEAN ELLOS LOS
“MANEJADORES”!... Aducen que la Política es un arte. ¿Es que, acaso, la
Economía es una ciencia?...
Por falta de experiencia no será. La Historia nos enseña que los ciclos
económicos se repiten tozudamente, gracias a los defectos estructurales del
sistema, de lo que se aprovecha la codicia de los poderes financieros. La
Recesión de 2008, no obstante, se repite ante el cadáver caliente de LEHMAN BROTHER.
Ante lo que veían venir detrás de ese “ataúd”, gimen hipócritamente las
“plañideras”, luego de reunirse las principales en el G-20, uno de cuyos
condolientes, SARKOZY, gime con aquél grotesco grito ¡Hay que refundar el capitalismo! La respuesta de la “beatería liberal” es más
de 30.000 “lágrimas”, que no páginas,
según dice el corresponsal, de cocodrilo,
de regulación financiera en EE.UU y más 60.000 en Europa. ¿Qué ha quedado
de tanto llanto? ¡Millones de cadáveres “menores” dejados en el camino, y más
millones de auténticos “dolientes” que siguen apenados, mientras “resucitan”
los “grandes muertos”, gracias a los cientos de miles de millones de dólares y
euros, extraídos de las arcas estatales y públicas, inyectados a los grandes
Tructs financieros, además de enormes incentivos fiscales a la inversión.
¿Quién ha pagado, pues, el alto coste que supuso el resurgimiento por R .Reagan
y M. Thatcher, de la “momia” ultraliberal (s. XVIII-princ. XX) del
LAISSEZ-FAIRE de la época de vacas gordas? Espero que el lector no se tenga que
partir el cráneo en contestar. Una respuesta la tiene en el informe de la
propia OCDE, publicado por El PAÍS el 22-5-2015. Sobre él me extenderé en otra
ocasión.
Yo, por mi parte, sólo espero que esas medidas de control que se vienen
reclamando por otras instituciones y otros economistas de gran renombre
internacional, si alguna vez son puestas en prácticas, no sean cínicamente
revindicadas por los mismos que han causado el “estropicio austericida”, que
actualmente sufre Europa y el Mundo. ¡NO
ES PRUDENTE PONER AL ZORRO AL CUIDADO DE LAS GALLINAS!
Solamente un consejo para terminar. Si el lector tiene interés, eche un
vistazo a la escueta cronología que el profesor Varoufakis hace de la crisis en
las págs. 200-209 de su maravilloso y pedagógico libro El Minotauro Global,
edit. por Capitán Swing.
Manuel Vega Marín. Madrid, 27, Mayo, 2015 Blog:
solicitoopinar.blogspot.com.es
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