sábado, 16 de febrero de 2019

PEDRO SÁNCHEZ, UN PRESIDENTE CON LAS MANOS “BIEN ATADAS”


   Desde que Sánchez llegó a la Moncloa gracias a la legítima moción de censura que le facilitó PODEMOS y el esfuerzo personal y dialogante de Pablo Iglesias, la derecha saliente, el PP, por corrupción, la oportunista de Rivera, y la ultra de Vox, animadas por su conquista de la Junta de Andalucía gracias al pacto trifálico, no ha escatimado osadía en enseñar toda la hipócrita maldad que lleva en sus genes hasta no ver cumplida su venganza de desahuciarle del palacete que considera cortijo de su propiedad. Por fin hoy lo ha conseguido, y el hijo del señorito, Casado, se siente eufórico atribuyéndose el “asalto” en que el “zombi” de Sánchez ha tenido que tirar la toalla. Este desvergonzado, que no tuvo el más mínimo escrúpulo en dejar en ridículo al Tribunal Supremo en el caso de sus títulos y másteres, tampoco lo tiene en creerse sus propios falsos argumentos y mentiras, con tal de justificar ante otros compañeros más cualificados y moderados su extravagante ascenso a la jefatura del PP. No es de extrañar, pues, que, después de todos los descalificativos lanzados sin ningún rubor contra el Presidente de todos los españoles, se crea el nuevo salvador de la Paaatria.

domingo, 3 de febrero de 2019

DEMOCRACIA CONTRA CAPITALISMO


   En la sociedad en que actualmente vivimos, y a pesar de la enorme “seudo-crisis” económica sufrida desde 2007 en el “mundo desarrollado”, provocada por el Capitalismo y su brazo político, el neoliberalismo; gracias a los medios propagandísticos de que disponen, por no hablar su poder militar,  una gran masa de ciudadanos sigue creyendo que tal sistema político-económico es tan connatural a la sociabilidad humana, que no concibe otro. Los ciudadanos, aún sufriendo día a día en sus carnes los muchos y diferentes recortes en los derechos laborales y en los servicios públicos, y de lo evidente que ya es el desastre que para nuestro Planeta Azul supone el desarrollismo “loco” de tal sistema, en una mayoría siguen apostando y votando por los partidos de derecha de lo representan. Ese auge de las derechas extremas les anima a que sus discursos contra todos los movimientos democráticos-progresistas sean cada vez más aceptados (blanqueados). Volvemos, afirma Alberto Garzón, al siglo XIX en materia de relaciones laborales y derechos mientras producimos y consumimos por encima de la biocapacidad del planeta. (“Elegidlos y vigiladlos”, eldiario.es, 29-1-19). Justo es en el s. XIX, al socaire de la Revolución Industrial, cuando la sociedad se estratifica en torno a la propiedad de los grandes medios de producción en dos grandes grupos o clases; una de cuyas consecuencias es el surgimiento de los partidos modernos, que van a ser nuestra referencia. Éstos fueron los instrumentos que los propietarios de aquéllos (burgueses-capitalistas), por un lado, utilizaron para defender sus intereses (partidos conservadores o de derechas);y, por otro, los que sólo poseían su fuerza de trabajo, obligados a venderla para subsistir, se agruparon en los partidos obreros para defenderse del abuso de sus compradores. Es cierto que a medida que la sociedad se fue haciendo más compleja, los partidos clásicos también se van fraccionando y diversificando en base a otros factores que ya no son los estrictamente económicos-laborales. Sin embargo, por más que muchos interesados, basados en un crecimiento de los estratos sociales medios y en la facilidad con que algunos grupos de asalariados pueden acceder a los bienes materiales, pretendan hacer creer que las clases sociales han desaparecido, éstas siguen existiendo. Un indicador de ello es la gran sima que se ha producido en la sociedad entre un 1% que lo tienen todo, y un 99% que necesita. Es “El precio de la desigualdad”, según titula uno de sus libros J. E. STIGLITZ, premio Nobel de economía