En mi anterior artículo, Transcendental
juicio en el T. Supremo, terminaba con un par de apreciaciones sobre las
declaraciones, que, como testigo, el Mayor Trapero acababa de hacer en la sede
del Alto Tribunal. Por un lado, destacaba la concepción democrática del jefe de
la Policía autonómica catalana, frente a la más autoritaria de los jefes de G.
Civil y Policía Nacional, sres. De los Cobos y Trapote. Por otro, la
consecuente actitud de aquél con el Estado constitucional, manifestada en su
predeterminación a detener al President, si así se lo requería la autoridad
pertinente, antes que apoyar u ordenar un “levantamiento armado”. Ahora, sin la
premura que me exigía la terminación del anterior artículo, desarrollaré mis
anteriores apreciaciones.
domingo, 24 de marzo de 2019
domingo, 17 de marzo de 2019
TRANSCENDENTAL JUICIO EN EL TRIBUNAL SUPREMO
Ningún ciudadano, con o sin conocimiento técnico y cierta cultura del
Derecho, y sólo por vivir en democracia, debiera estar indiferente a lo que
viene ocurriendo en la Sala 2ª de nuestro alto Tribunal. Este histórico juicio
es importante no sólo porque de su sentencia dependa la libertad de los
acusados, ahora en prisión preventiva, o por lo que la misma pueda afectar a la
integración de Cataluña en España, sino, especialmente, porque señalará
claramente los límites de nuestra democracia y de nuestro Estado de Derecho,
además de medir la capacidad de nuestros medios políticos, para hacer frente y
saber solucionar cualquier conflicto de esa índole que en un futuro pueda
repetirse
miércoles, 6 de marzo de 2019
UNA CONSTITUCIÓN Y UNAS LEYES NO GARANTIZAN, PER SE, LA DEMOCRACIA
Los actores sociales y políticos
que más lucharon y arriesgaron contra el régimen franquista tuvieron que
conformarse, por la presión chantajista de los poderes fácticos –Ejército,
Iglesia y Capital-, con sacar de las cárceles a familiares y compañeros condenados,
y confiar en que el paso del tiempo y
una nueva mentalidad y educación, más distante de una mentalidad
guerrocivilista, permitiese ir cambiando y removiendo pacíficamente los
obstáculos que impedían que la democracia estrenada con tanta ilusión, fuese
siendo cada vez más homologable con las de nuestro entorno. Perdónenme
por la autocita, pero es lo que “osaba” escribir y “colgar” en mi blog en Mayo
de 2018 en el artículo ¿Tengo que aceptar
que España es un país democrático?.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)