En los párrafos que siguen
prescindiré de datos estadísticos, que, como datos, hay que presumirles cierta
objetividad, aunque cada cual los interpretará según sus intereses. No
obstante, no dejaré de sugerir al lector el análisis estadístico de Daniel Ríos1.
1ª.- Confirman que el deseo de “soberanismo”, que no independentismo,
del pueblo catalán sigue firme a pesar del satanismo que sobre ese deseo
legítimo atribuye, y del que el mal llamado bloque “constitucionalista”
pretende exorcirtar como si de un “poseso” se tratara. Y lo más importante: el
gran porcentaje histórico en unos comicios autonómicos anula la sempiterna
coartada de la abstención de la “mayoría silenciosa”. Los catalanes han votado,
sea cual haya sido la opción elegida, con más conocimiento de las mismas, y a
pesar de todos los obstáculos que desde los aparatos judiciales, económicos y
mediáticos, el Gobierno central ha implementado. Ha quedado, pues, muy claro
que ni el independentismo ni el españolitismo unionista representan al conjunto
de los catalanes, y que el problema del encaje de la Generalitat en el Estado
sigue sin resolverse. Y ni los catalanes ni el resto de los españoles pueden
estar permanentemente en ese litigio, sin que el propio sistema democrático se
resienta al ser incapaz de afrontar los problemas reales que aquejan a los
ciudadanos, tales como la corrupción endémica, el paro, la precariedad del
trabajo, etc., etc., todo ello fruto de una falta de un proyecto de País…