Los atentados de los últimos días en París,
sobre todo el del día siete contra la revista Charie Hebdo, con resultados indeseables, han puesto de manifiesto,
una vez más, la hipocresía de una cultura que se cree el centro del Universo.
Sobra que insistamos en la condena de tan execrables hechos. Casi a diario se
producen en el mundo hechos tanto o más abominables, que los ocurridos en la
capital del país vecino, sin que tengan el mismo efecto mediático en todos los
países de nuestro entorno.