miércoles, 16 de junio de 2021

LA MENTIRA Y LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN


   De las cinco acepciones que la Real Academia Española (RAE) de la Lengua retiene de la idea de mentir, resaltaré la primera: Decir o manifestar lo contrario de lo que se sabe, cree o piensa.

   Cuando la RAE define la idea de verdad, en su primera acepción como Conformidad de las cosas con el concepto que de ellas forma la mente.

   Como el lector comprobará, en ambas definiciones, aunque en la segunda, se hace referencia a las cosas,  predomina, no obstante, la visión lógico-subjetiva. Es lo que hoy se resalta como el “relato”. Pero no es mi intención entrar en una disquisición filosófica. Así que lo dejamos ahí.

   Cinco son también los apartados que nuestra Constitución, en su artículo 20, dictamina todo lo referente a la libertad de expresión. Este artículo no hace más que desarrollar y explicitar un poco más el artículo 16 de la misma Constitución, referido a la libertad ideológica y religiosa.

   El citado artículo 20, en su apartado 1,a se reconocen y protegen los derechos a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de producción. Y en el subapartado d igualmente determina a comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión...  Y en su apartado 4 determina que estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos es este Título, en los preceptos de las leyes que lo desarrollan y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia.

   En una sociedad laica y democrática el derecho a la libertad de expresión es primordial. Pero eso no quiere decir que en ese tipo de sociedad tenga que predominar la relatividad absoluta, por mucho que lo faciliten la infinidad de “redes sociales” y las nuevas tecnologías. Basta con leer detenidamente el artículo constitucional.

   En sociedades autoritarias y, sobre todo, las religiosas, el control de la información se impone externamente por  principios o dogmas inamovibles. Mentir, desde el punto de vista religioso, es pecado. Algo parecido ocurría en España con los “principios del movimiento nacional”. En la sociedad democrática los ciudadanos, aparte de obedecer a las leyes, se rigen interiorizando voluntariamente principios éticos y morales que tienen que ver con el respeto a los derechos y dignidad de los conciudadanos. Ni que decir se tiene que es mucho más difícil y complicado gestionar las crisis provocadas por una excesiva información, o perseguir una intoxicación o engaño interesados de los medios de comunicación. Conseguir una información veraz es un reto de un Estado de Derecho.

   Los “bulos” o noticias falsas (fake news) están a la orden del día. Sin embargo, por sí solos, no están contemplados como delitos en el Código Penal, a pesar de lo reprochable moralmente  y de lo ofensivos que nos puedan resultar. No obstante, las consecuencias dañinas que de ellos se puedan derivar no deben quedar impunes. De ahí que la Fiscalía General haya elaborado una guía para identificar los distintos tipos penales derivados de esas mentiras, atendiendo a su contenido y la intención del mentiroso. En ella se hace referencia a delitos de odio, injurias o calumnias, revelación de secretos, delitos contra la integridad moral, la salud pública, etc..

   Como observará el lector, son indicaciones demasiado vagas y difusas. Por tanto, en caso de confrontación  entre ambos derechos, las interpretaciones que hacen los Tribunales son de lo más variopintas. En el procès catalán, en que se enfrentaban la libertad de expresión y de reunión y otros derechos constitucionales, como el derecho al honor, la dignidad personal o la paz pública, el Tribunal Supremo ni siquiera, como es de su jurisprudencia, se decidió a favor de la libertad. Quiero decir con ello que, a pesar de la existencia de sentencias creadoras de jurisprudencia, ésta sólo es tenida en cuenta, cuando los “poderes fácticos”, contando con la colaboración de los tribunales, coinciden con sus intereses.

   Y todo este preámbulo, que podría ajustarse y aplicarse a otros hechos, viene a cuento de las mentiras y de la enorme desinformación que se está produciendo en la sociedad actualmente por los indultos a los presos políticos catalanes, que el Gobierno progresista piensa conceder. A los autores de tal desconcierto informativo, a sabiendas de que mienten, no les importa las leyes o normas reguladoras, que ellos mismos han defendido o aplicado otras veces, con tal de tener un pretexto más para, ocultando sus vergüenzas y corruptelas, tumbar al Gobierno legítimo actual.

   No comenzaré ahora un debate para dilucidar si el “dolo” que hay en dicha actitud es o no perseguible penalmente. Pero, desde luego, afirmaré que tal conducta mentirosa coincide plenamente con la definición de mentir de la RAE expuesta arriba. Sería, pues, más honesto y ético manifestar el desacuerdo con la medida de gracia y explicar pedagógicamente las razones de tal discrepancia, sin que entre ellas aparezca la mentira como está ocurriendo. Ni siquiera la Constitución vigente obliga a nadie a autoviolentarse contra lo que en buena y sana conciencia cree o piensa, pero sí, al menos, respetar el mandato constitucional el derecho de los ciudadanos a recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión (20.1,d CE citado arriba). Una vez más, a estos autodenominados constitucionalistas de brazalete, habría que aplicarles aquello de dime de qué presumes, y te diré de lo que careces...

   La madre de todas las mentiras es la propia manifestación contra los indultos del domingo 13 de junio en la madrileña plaza de Colón. Ni los partidos políticos –PP, Vox y C´s- se han atrevido a decir que son ellos los convocantes del acto. Se han escondido como niños tras lo que han llamado una especie de  “plataforma cívica”, Unión-78, creada ad hoc por distintos personajes (Rosa Díez, María San Gil, Fernando Savater, etc.), que en la actualidad sólo se representan a sí mismos. Y desde ese céntrico escenario madrileño, coloreado por todo tipo de aparataje y de símbolos y banderas patrios, expropiados al resto de españoles, se han difundido sin ningún escrúpulo o miedo al ridículo, las más atroces de las mentiras. Para no hacer inacabable este artículo, seleccionaré algunas de ellas y a sus respectivos autores. Recomendaré, no obstante el interesante trabajo de Ignacio Escolar, publicado en su digital elDiario.es el 13-6-21 con el título Las mentiras de la derecha en Colón.

   Rosa Díez: Los indultos representan un grave atentado contra la democracia, perpetrado por el propio Gobierno de España... Lo dice la ley, lo informan los fiscales, lo ha reiterado el Tribunal Supremo: sin solicitud y arrepentimiento no cabe indulto... No sólo miente y pone de manifiesto su ignorancia dolosa, sino que deja en mal lugar a distintas instituciones...

   Pablo Casado, líder del PP: Le pedimos a Pedro Sánchez que mire a la cara a los españoles y les diga por qué quiere vender una parte de su nación... ¿Por qué Sánchez negocia en una cárcel con unos delincuentes aquello que todos votamos hace 40 años en una transición ejemplar?... Como se consigue atraer a los ciudadanos, que, según el PP, se quieren separar de España, no es con mesas petitorias de firmas contra los catalanes, como ya hizo tu antecesor, Rajoy, consiguiendo un enorme aumento de independentistas. Este chico no aprende ni regalándole los aprobados... Este listillo, que no tenia edad para votar la actual Constitución, y habla de la “ejemplar transición”, no sabe o no quiere saber, que si en algo fue ejemplar fue la desinteresada y solidaria negociación de los miembros del Partido Comunista de España, a los que poco antes “los suyos” fusilaban por “delincuentes”... Pero, ¿en qué mundo vive este niñato afanoso de gobernar España?...

   Isabel Díaz Ayudo (poupée de cire...), Presidenta de la Comunidad madrileña: Queremos reivindicar la Constitución y también el papel del rey. ¿Qué va a hacer el rey de España a partir de ahora? ¿Va a firmar esos indultos? Le van a hacer cómplice de todo esto. Esta señora cada vez que habla, “sube el pan”. A veces hace reír con sus ocurrencias. Lo triste es que sigue siendo la Presidenta, y demuestra lo barato que resulta llegar a la cumbre en este País. Su declaración citada es “de traca final”; no solo demuestra su ignorancia de nuestro sistema constitucional, sino que lo pone en entredicho. Si su jefe le corrige sus desafueros, ella sigue hablando como una mueca de cuerda, haciéndolo partícipe y connivente de sus ignorancia. En cualquier otro país, como mínimo estaría en tratamiento psiquiátrico. Pero.....

   Y para terminar, me va a permitir el lector que le haga el silencio a quien más beneficio ha cosechado en todo este ridículo teatro por la hipocresía de la derechita cobarde...

 

 

   Manuel Vega Marín. Madrid, 16, Junio. 2021     www.solicitoopinar.blogspot.com.es