En una Democracia madura
la alternancia en el Gobierno de los partidos que representan la pluralidad de
la ciudadanía, es algo normal. Sólo en España, cuando es la derecha, en este
caso el PP, la que tiene que marcharse, todo parece convulsionarse, causando la
sensación de que asistimos a un cambio “milenarista”, y una vuelta a tiempos
históricos muy superados por la sociedad occidental. La resistencia al abandono
del poder hace que los que han estado gozando del mismo intenten meter miedo a
la ciudadanía, entre otros medios, trayendo a las portadas de los periódicos y
platós televisivos controlados por ellos hechos o dichos del pasado, no
teniendo ningún escrúpulo en “utilizar” los Tribunales de justicia. Pero esa
forma de proceder no es inocente; judicializando hechos nimios que poco afectan
a los ciudadanos, procuran esconder del debate público otros hechos, que sí
afectan, ¡y mucho!, a todos los españoles. Estaríamos debatiendo sobre la
pérdida de derechos laborales y civiles, o el latrocinio permanente y
sistemático del erario público.
martes, 23 de febrero de 2016
miércoles, 10 de febrero de 2016
TAMBIÉN “EL” GUERRA…, POR SI FELIPE NO FUERA SUFICIENTE
En un artículo anterior,
crítico con la entrevista de Felipe González en El País (28-I-16), decía que,
cuando el “gran líder”, se refería a los jóvenes políticos de PODEMOS, mostraba
su afección por lo que alguien ha llamado el “síndrome de Abraham”. Con esta
especie de complejo, contrario al de Edipo, se pretende describir la malsana
envidia que sufren muchos padres de “mente aviejada”, al verse superados por
sus propios hijos, a cuya juventud y mejor preparación el futuro les brinda las
oportunidades, que aquéllos ya no podrán disfrutar por mucho que se regocijen
en lo de “que me quiten lo bailao”. Pues bien, ese mismo “síntoma” aparece con
más pujanza en las declaraciones hechas por Alfonso Guerra con motivo del
homenaje rendido a Fernando Múgica, en el veinte aniversario de su asesinato
por ETA. Digo con más pujanza, a la vista de los calificativos usados para
dirigirse a estos jóvenes: niños
malcriados, jóvenes altaneros, adanes que pretenden inaugurar el mundo, que
son quienes todavía intentan recaudar
réditos y beneficios por haber matado. Todo ello sólo por haber llamado a
PP, PSOE y C´s el “trio del bunker”, por la acción concertada de éstos para
aislar en la Mesa del Congreso al tercer grupo más numeroso de dicha
Institución.
jueves, 4 de febrero de 2016
¡¡¡VÁYASE…, SR. GONZÁLEZ!!!..., QUE NO NECESITAMOS SUS CONSEJOS
Dice Felipe que hace estas
declaraciones, porque estoy cansado de
que interpreten lo que suponen que pienso o debería pensar. Felipe ignora
que cuando uno habla, máxime cuando ese uno se cree investido de autoridad, y
amplifica sus palabras en un “medio” (El País, 28-I-2016), del grupo PRISA,
siempre presuroso en ponerse a su servicio, se expone a ser interpretado en
función de los intereses, no siempre ecuánimes, de los intérpretes. Justo lo mismo
que él hace con sus juicios de intenciones y conductas de los demás, sin
aportar argumentos. Por lo tanto, el que habla desde esa tribuna, si sus
razonamientos son objetivos y fundamentados en datos históricos-empíricos, no
debería sentirse a disgusto con las interpretaciones ajenas; el tiempo y la
“academia”, que suelen ser neutrales, pondrán las cosas en su debido lugar…
Pero el sufrimiento de Gonzáles (a veces
sufro) no debiera ser por lo que los demás piensan, ¡sólo faltaba!, sino porque estoy en desacuerdo con unos o con otros, incluso con unos y con otros, aunque dice,
hipócritamente, que trato de ser prudente.
Y digo hipócritamente, porque en estas frases pone de manifiesto, una vez más,
su “gran ego”, que nunca consigue disimular. Desde que Pablo Iglesias, el de
PODEMOS, dijo aquello de que le gustaría ser el Felipe González de los años
ochenta, su ego no ha dejado de corroerle las entrañas. ¡Tan irrepetible se
cree!. No se explica, si no, la bilis que resuma por su boca cuando se refiere
al líder de PODEMOS. Debería, por el contrario, de enorgullecerse de que
alguien le elija de modelo. También lo tuvo como icono Rodríguez Zapatero… El
buen maestro debe sentirse sanamente orgulloso de la capacidad de superación de
sus alumnos, Pero lo que realmente corroe el ego de Felipe es que sabe que ya
no puede volver atrás, y que, por mucho que lo intente, nunca va a estar a la
altura de P. Iglesias, que, con su edad actual, similar a la de Felipe en los
ochenta, el joven Iglesias está mucho mejor preparado académicamente que aquél
otro joven “de la chaqueta de pana”. Alguien ha catalogado esa especie de
envidia que sufren algunos padres viejos respecto de sus hijos, cuando éstos
intentan desalojarlos de la actividad, de “síndrome de Abraham”. No sé si el nombre
de esa patología psíquica obedece al mito bíblico del frustrado sacrificio de
Isaac por su padre Abraham… ¡Así es la vida!... ¡El pelo, Felipe, no se cae o
blanquea con la gripe!... Deberías, pues, sentirte muy a gusto, como
reivindicaste en un reciente mitín, de tu contribución cuando gobernabas. Y aún
te sentirás más reconfortado, si olvidas el “rebufo” irónico que se ocultaba
tras aquel “autobombo”… Al menos, Felipe, no caerías en las tremendas
contradicciones, cuando no mentiras, de tu discurso, de las que vamos a dar
cuenta seguidamente.
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