miércoles, 6 de marzo de 2019

UNA CONSTITUCIÓN Y UNAS LEYES NO GARANTIZAN, PER SE, LA DEMOCRACIA


   Los actores sociales y políticos que más lucharon y arriesgaron contra el régimen franquista tuvieron que conformarse, por la presión chantajista de los poderes fácticos –Ejército, Iglesia y Capital-, con sacar de las cárceles a familiares y compañeros condenados, y confiar en que el paso del tiempo y una nueva mentalidad y educación, más distante de una mentalidad guerrocivilista, permitiese ir cambiando y removiendo pacíficamente los obstáculos que impedían que la democracia estrenada con tanta ilusión, fuese siendo cada vez más homologable con las de nuestro entorno. Perdónenme por la autocita, pero es lo que “osaba” escribir y “colgar” en mi blog en Mayo de 2018 en el artículo ¿Tengo que aceptar que España es un país democrático?.

   Obviamente, si comparamos nuestra democracia con una dictadura como lo fue la llamada “Democracia orgánica” franquista, la respuesta a la anterior pregunta tiene que ser afirmativa. Pero, si nos fijamos en la actitud y conducta de personajes públicos e instituciones, y hacemos la comparación con los modelos de democracia tan deseados entonces, la respuesta ofrecería muchísimas dudas, y no sería tan tajante. Pues esos poderes que se han venido llamando “fácticos”, que fueron pilares del franquismo, prácticamente siguen intactos. El tiempo, que todo lo erosiona, no ha podido “ablandarlos”. Es más, todo ese entramado de poder está presente en la Constitución vigente, sin que los cuarenta años de “transición ejemplar” hayan podido readaptarlo. Basta recordar los artículos 2, 56, 8, 16 y 155 de CE invocados permanentemente por los autodenominados partidos constitucionalistas, y a los que apelan continuamente el aparataje mediático y judicial cuando instan a cumplir la Constitución y la Ley. Del principio de la “división de poderes” casi mejor no hablar, dada las injerencias constantes, que, según conviene, se dan entre ellos. Cabe citar la intromisión del Rey Felipe declarando como inadmisible apelar a una supuesta democracia por encima del derecho. No tuvo bastante con su famoso discurso del 3 de octubre “contra” Cataluña, sino que “el preparao”, ignorando que su institución como Rey tiene su origen en una supuesta democracia que también se regía por el derecho, quiere darnos lecciones de democracia; precisamente él, a quién nadie ha votado y que está por encima de la Constitución y de las Leyes. Con esas palabras pronunciadas en la 26 edición del Congreso de la World Jurist Association en el Teatro Real el 20 de febrero, acto que más bien recuerda aquellos actos de “desagravio” que el caudillo organizaba en la plaza de Oriente, muy cerquita, cuando el régimen era reprendido por organizaciones internacionales por su represión y persecución contra los adversarios políticos. En este caso, la injerencia real no sólo ha sido en la política general de la Generalitat, sino en ponerse de parte de la Fiscalía en pleno juicio al procés, cuando los fiscales del Supremo se las ven y se las desean para encontrar hechos que prueben los delitos de los que están acusados y en prisión los líderes catalanes.
   Y tiempo le ha faltado a Pedro Sánchez para, a través de su portavoz Isabel Celaá, aceptar como dogma de fe las imprudentes palabras del Jefe de Estado. Lo cual no deja de ser otra torpe injerencia del Ejecutivo en el Judicial. Las contradicciones de la sra. Celaá en la rueda de prensa del viernes 22 de febrero no dejan de ser un síntoma más del miedo del Gobierno de Sánchez a la oposición hipócrita, respecto del problema catalán. No se puede decir que el diálogo con los gobernantes catalanes es objeto de interés papa la ciudadanía, y que éste dará sus frutos, y al mismo tiempo “arrugarse” ante las embestidas de Casado o Rivera. ¿Es que es un crimen que los gobiernos y sus consejeros o ministros dialoguen para solucionar los problemas de sus respectivas competencias? ¿Qué trola es la que nos han querido hacer tragar desde las cavernas del Psoe con la palabra relator, que no ha sido sino una excusa para convocar elecciones?
   El repetido mantra de que en este País todo el mundo es igual ante la Ley, es una más de las tantas “falsas verdades”  con que sus principales beneficiarios vocean grandes soflamas de que la democracia española es equiparable a la de las naciones más desarrolladas. Lo cual no deja de ser una fake news de las tantas que hoy pululan. Pero parece que dicho en inglés la cosa no tiene importancia, y sí la tiene; no por la mentira en sí, fácil de detectar, sino porque la “realidad virtual” que la tecnología digital facilita en un mundo cada vez más comunicacional, puede dar por buena y “blanquear” la auténtica realidad. Los límites entre lo real y lo virtual son muy difusos. Hoy se da más verosimilitud al relato en sí que a los hechos relatados. Ya hay cada vez más ciudadanos, cuya mente acrítica da por buena y constatada cualquier noticia procedente de los medios de información. De cualquier manera, tengo que decir que la propensión a confundir lo real con lo virtual no es nueva. Cualquiera que haya estudiado Filosofía o Teología Escolástica habrá podido observar la capacidad concedida a las palabras para distorsionar los hechos reales. Las divisiones y subdivisiones que hacían aquellos sesudos pensadores para adaptar la realidad a sus deseos, es muy similar a los métodos utilizados en aquellas fechas por magos y alquimistas. No sólo pretendían cambiar la realidad con sus mágicos ritos y palabrería, sino, además, que éstos tuvieran los efectos deseados sobre la misma realidad. Recuerdo ahora aquella división ex opera operato/ex opera operantis, para justificar que el efecto de un sacramento se producía independientemente de la fe o la moral del oficiante que lo administraba. Lo novedoso, pues, de esta “técnica” es la facilidad que ofrece la moderna tecnología para que el gran público pueda acceder a esas percepciones alternativas (así llaman algunos a estas realidades virtuales) que los poderes interesados quieran inculcarle. Lo curioso es que cuanto más crece la incredulidad en dioses y sacramentos, mayor es la necesidad que las mentes acríticas tienen de confiar en otros sustitutivos. Dejemos aquí esta divagación….
   No hace falta seguir en la crítica de los grandes principios constitutivos de una democracia medio decente. Basta echar un vistazo a lo que cada día viene ocurriendo, para darse cuenta que, aunque muchos de los que hace más de cuarenta años se acostaron franquistas y se levantaron demócratas hayan muerto, sus vástagos y otros beneficiados por aquel régimen siguen pagando la deuda que con él contrajeron. Si en Europa, donde el nazismo y el fascismo fueron derrotados, éstos han vuelto a surgir, nada tiene de extraño que en España en donde el fascismo, con la protección ideológica de catolicismo más rancio, siguió gobernando cuarenta años más, es lógico que resurjan pujante y vengativamente toda la mitología y simbología bajo las que se ocultan las verdaderas ideas y aspiraciones fascistas. Quizá la desaparición del bipartidismo y una mayor atomización del Parlamento sea una de las causas de esa no tan inesperada aparición de  esas fuerzas que parecían aletargadas. Cuando el viejo bipartidismo va teniendo cada vez más dificultad, sobre todo por lo que respecta al Psoe, en seguir siendo fiel al atado y bien atado, surgen en la derecha estos relevos jóvenes que buscan su futuro en el pasado, gracias al cual han llegado a liderar sus respectivos partidos. A ello ha ayudado su ascenso al poder en Andalucía. Tengo que hacer constar la concordancia que mantienen las viajas guardias y algunos barones del Psoe con ciertas políticas de la derecha liberal, impidiendo a las nuevas generaciones de socialistas buscar su identidad socialdemócrata, de la que depende su futuro y, junto con Podemos, los ansiados cambios en la cultura española.
   Ha sido el problema catalán y su fallida solución el que ha revelado las muchas carencias de nuestra democracia, que justifica el titulo de estas reflexiones. Carencias puestas de manifiesto en la instrucción del procés, en las que no incidiré aquí,  pues el lector, si le interesa, puede consultar los artículos “colgados” en mi blog sobre el asunto. Esas deficiencias contenidas en la instrucción del magistrado Llarena siguen aflorando en el juicio que se sigue en el Tribunal Supremo. Ya tendremos ocasión de escribir sobre ello.
    Me referiré, pues, a hechos aparentemente menores, pero que también resaltan las deficiencias de nuestro sistema democrático. Muchos legalistas y constitucionalistas no dejan de repetir que democracia es cumplir las leyes. Pues bien, hay una Ley de Memoria Histórica aprobada en la legislatura de Zapatero, de la que Rajoy en su siguientes legislaturas se ufanaba de no dotarla económicamente, lo que, en la práctica, equivalía a su incumplimiento. El 13 de septiembre de 2018 el Pleno del Congreso validó el Decreto que aprobaba la exhumación del Valle de los Caídos de la momia del dictador, y su traslado a otro lugar mucho más familiar y discreto. Pues bien, a fecha en que esto escribimos la sombra de aquella dictadura sigue alargándose, impidiendo, como decíamos al comienzo,  la realización plena de la democracia por la que con tanta ilusión lucharon y se sacrificaron nuestros mayores. Si democracia es cumplir la Ley, mucho más lo es que ese cumplimiento sea igual por todos y para todos. Es inconcebible que “personajillos” que representan a los estamentos sociológicos, políticos-económicos o religiosos, dominantes en el franquismo, sigan “echándoles un pulso” a un Parlamento y a un Gobierno democráticos, que se han esmerado en ejecutar aquella decisión con las mayores garantías jurídicas.
   No puede ser que la familia del dictador, a la que no se le ha pedido cuentas de su estatus social y de su fortuna, siga obstruyendo el deseo de gran parte de españoles. Es una vergüenza que, al amparo de una democracia que ellos “golpearon”, existan fundaciones como la Franco o Hazte oír, subvencionadas con dinero público, empleado para financiar absurdos informes técnicos, utilizados como dogmas que nada tienen que ver con considerandos jurídicos, para que un juez ad hoc y de trayectoria fascista como José Yusty Bastarreche, prevarique impunemente. Como si las oposiciones que dan acceso a la judicatura, y, estoy seguro en este caso, “enchufado”, dada su ascendencia familiar, “imprimieran carácter sacramental”…
   Mención aparte merece el falangista Santiago Cantera, prior  de la comunidad religiosa que tiene encomendada la custodia de la momia en la Basílica de Cuelgamuros. Estos señores de otro tiempo, que viven de la “sopa boba” de los presupuestos del Estado y de los ingresos que la administración del Patrimonio Nacional les proporciona, no me creo que tangan tanto contrapeso al Gobierno del Estado, si no es porque la Iglesia Católica está detrás; y, aunque el Vaticano y del Arzobispado de Madrid, aparentemente, parece no oponerse a los planes del Ejecutivo, dada la estructura jerárquica de esta institución, es imposible que no haya destituido al prior resistente de rango muy inferior.  ¿No será que la Iglesia está utilizando este asunto, para sacarle al timorato Pedro Sánchez las mejores contrapartidas? ¡Inescrutables son los caminos de Dios!...
   Manuel Vega Marín. Madrid, 6, Marzo, 2019   www.solicitoopinar.blogspot.com.es
  

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