¿Trampa o globo-sonda? Ni una ni otro. Simple tomadura de pelo.
Susanita, la trianera, bien podía reconocer que por estrategia partidista,
metió la pata adelantando las elecciones andaluzas. Ahora que no venga exigiendo
al resto de partidos que, por responsabilidad política le dejen gobernar. Éstos
hacen lo mismo que ella. No puede pedirles a los demás lo que no se exige a sí
misma. Reconozca que calculó mal, y su partido, PSOE-a, perdió votos respecto
de las anteriores elecciones. Salvo que contabilizara doble el voto de los suyos,
¿de dónde pensaba sacar apoyos, a sabiendas de que otros aspiraban a participar
del mismo pastel? ¿No quería estabilidad? La tenía, y la cambió por
inestabilidad. Pues aquélla que abandonó con uno, IU, la va a tener que buscar
con cuatro. Lo que consideraba mejor para sus andaluces: imponer su política,
ha devenido en lo bueno para LOS andaluces. Pues las políticas que salgan de su
gobierno, serán las que se “negocien” con todos los representantes de aquéllos.
Metafóricamente: las sevillanas se
bailan mejor en pareja que la yenka,
que hay que bailarla con uno,…dos,…tres…,
y vuelta a empezar…
Pero… ¡a lo que íbamos! Como los demás, salvo el PP, vienen exigiendo
desde hace tiempo un cambio de la Ley electoral, usted se deja caer con una
sorprendente “reformilla” de la Ley. El caso es ver si “cuela” un eufemismo más
del lenguaje. Pero, va a ser que no,… ¡que no somos tontos! La rápida
aceptación, aunque con matices importantes, por parte del PP, evidencian por
dónde van los tiros: el mantenimiento del “bipartidismo” que les ha ido tan
bien. El reparto, a diestra y siniestra, más cargado a la diestra, de
propuestas en el discurso de investidura, esconde un simple deseo de seguir
gobernando. Lo cual es totalmente legítimo. Pero cuidadito con el “buen
rollito” con Ciudadanos, que éstos huelen a “derecha-liberal-civilizada”, buena
escalera para medrar. El tiempo lo dirá… De momento, estos “señoritos” han
comenzado a sacar la patita con su “no” en la segunda votación… Como el
“centro” lo tienen seguro conviniendo con el PP en cualquier momento, miran más
frenar lo que les viene por la izquierda.
En abstracto cualquier sistema electoral es bueno, con sus pros y
contras; pero, en la práctica dependerá del encaje que tenga en la
idiosincrasia del cuerpo electoral. La reforma que propone Susana Díaz:
desbloquear las listas y segunda vuelta, si no hay mayoría en la primera, es
más bien propio de una sociedad más uniforme, con políticos más responsables,
transparentes y más apegados a los ciudadanos, cualidad aquélla y virtudes
éstas que, hasta ahora, sobre todo, las segundas, han brillados por su
ausencia. Esas modificaciones que propone la Presidenta “en funciones”, más
bien se enmarcan en un sistema “presidencialista y mayoritario”, adecuado a una
sociedad más cohesionada y uniforme. En la nuestra, muy plural y abierta, este
cambio de sistema la constreñiría antinaturalmente. Nuestra Ley Electoral, que
nació de un Decreto preconstitucional, fue incluida en la Constitución vigente.
Y, aunque en teoría, acepta el sistema proporcional, la corrección D´Hondt, lo
convierte en cuasi-mayoritario. Esto se tuvo que dar por bueno entonces, teniendo en cuenta la poca
conciencia de participación política que había propiciado la Dictadura y el
torrente de grupos políticos que, a la vez que indicaba la natural pluralidad
de nuestra sociedad, podía poner en peligro nuestra incipiente democracia, por
causa de un Parlamento excesivamente fragmentado. Ya sirvió de experiencia la
2ª República. Pero aun así, los “padres
constituyentes”, con el fin de no repetir errores, tuvieron que admitir en la
Constitución, aunque con fuerte resistencia de “la derecha”, el “Estado de las
Autonomías”, regulado “provisionalmente” en el título VIII de la Constitución,
a la espera de mejores tiempos, que nunca llegaron. (Sobre tema electoral, el lector puede consultar en mi blog: solicitoopinar.blogspot.com.es).
La sra. Díaz, aunque por edad no vivió aquellos acontecimientos, si, por
su formación jurídica, debería estar al tanto del tema. Pero, si no por su
especialidad, sí le tendría que haber bastado el aumento esperado de grupos
políticos, a los que se dirigía en su discurso de investidura, ofreciéndoles negociación en multitud de temas, unos más pertinentes
que otros, aunque ninguno más inoportuno que este con la excepcionalidad que lo
ha planteado. Así que la futura Presidenta debe ahorrar ponerse chinitas en su
camino hacia ella, si no quiere que le vuelvan a salir mal sus cálculos. Más le
vale presionar a su partido, reticente a esa concreta modificación, para que en
el próximo Parlamento Nacional, que, aparte de ser el órgano institucional
competente, reflejará sin duda un similar panel de grupos que el Parlamento
andaluz evidencia. Hágame caso, sra. Díaz, evitará a su partido infinidad de
problemas en la formación de los gobiernos locales, que resulten de la
elecciones que pronto se le avecina.
Es, pues, dentro de la urgente reforma de la Constitución, donde una de
las primeras medidas que tendrá que tomar ese Parlamento renovado, y
“rejuvenecido” (que no son sinónimos), será recuperar el espíritu de Aquélla,
expresado en su artº 68, especialmente de su apdº 3, que habla de la
proporcionalidad. Y el buen sentido común indica una negociación generosa,
partiendo de la supresión de los obstáculos, especialmente sustituyendo la
corrección D´Hondt, que tanto han perjudicado a los partidos pequeños
tradicionales, para que no se repita la misma injusticia con los grupos
emergentes.
Y nada más, pues no es mi intención hacer un largo discurso sobre la
materia. Para ello, remito a mi blog, arriba mencionado.
Manuel Vega Marín. Madrid, 6 de Mayo de 2015
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