Pedro, pregunta a los ciudadanos antes mencionados qué entienden por
“radical”, “moderado” o de “centro”. Si hacer un “escrache” es activismo
extremista, o si manifestarse con huelguistas, expulsados de sus trabajos por
EREs injustos, es una llamada a la “revolución bolchevique”. Por cierto, algo
que inunda todos los “medios”; ¿se ha pronunciado seriamente el PSOE si tiene
que ser objeto de delito un chiste, de mal gusto, en este país de millones de
“chistosos”, escrito en 140 caracteres por alguien que cuando lo hizo ni se le
pasaba por la mente ser concejal?. Sólo la derechona hipócrita ha revuelto las
aguas con la sólo intención de hacer daño al nuevo Ayuntamiento, más que por el
contenido en sí del tuit. Pero a esa frustración de la derecha se ha unido la
propia frustración de sus perspectivas a ser alcalde, del “santurrón” de los
políticamente correctos. Me estoy refiriendo al Sr. Carmona, quien se ufana de
haber sido el primero en “denunciar” el tremendo crimen, desde su “apoyo
vigilante” a la gestión de su “amiga” Carmena. Dudo que esta gran señora
necesite de tales amistades…
Y en conexión con lo anterior, aunque esta coincidencia sea sólo
temporal, mi propósito al plantear el tema trasciende el hecho puntual que
nuevamente ha aprovechado la derechona meapilas, para montar sus escándalos
habituales. Ante, o aprovechando el caso de la protesta pacífica a la que se
unió en 2011 la actual edil y portavoz del Ayuntamiento, Rita Maestre, en favor del laicismo y para que se dejaran de
utilizar los edificios públicos para fines religiosos y no académicos, va
siendo hora de que el PSOE, como partido laico, se plantee en serio y
definitivamente el asunto de la Libertad ideológica y religiosa, tratado
en el artº 16, Título I de la Constitución, consagrado a los derechos
fundamentales. Primeramente tendrá que aclararse y aclarar que el hecho religioso en cuanto tal
trasciende al Estado; que si el Estado debe procurar su regulación, es más por
los problemas sociológicos y de convivencia que las religiones ocasionan, más
que resuelven. Basta echar un vistazo a la Historia. Un Estado democrático
moderno, una vez regularizada la cuestión, debiera, teóricamente,
despreocuparse del tema y permanecer absolutamente neutral. En esto fue más
contundente y clara la Constitución de la 2ª República, que en su artº 3, del
Título preliminar, dice textualmente: El Estado español no tiene religión oficial.
El fenómeno religioso, en cuanto afectante al colectivo humano tiene su
origen en los albores de los homínidos y sus miedos e ignorancia ante la
Naturaleza. En cuanto se refiere al individuo, ese fenómeno se incoa en la
infancia y en la educación de la misma. El PSOE en cuanto colectivo que ha
llegado a la edad de la razón, debería pasar de las “fantasías” que las
religiones utilizan para explicar los fenómenos, de los que la razón y la
ciencia dan perfectamente cuenta. Lo cual, en principio, no tiene por qué no respetar lo que cada uno
de sus militantes prefiera creer en su intimidad. ¡Allá ellos!... ¿Qué sentido
tiene, si no, el apdo. 2 del artº 3 de sus Estatutos?.
Distinta cosa es cuando el Partido como tal, o cuando algunos de sus
militantes han sido elegidos democráticamente, sin que, de acuerdo con el apdo.
2 del citado artº 16, nadie podrá ser obligado a declarar sobre su
ideología, religión o creencia. Aquí la actitud debe ser otra muy distinta.
No vale que de nuevo, ante la protesta de Rita Maestre, el portavoz municipal
del PSOE, Sr. Carmona en precampaña se
muestre no sólo confesional a secas, sino ¡multiconfesional!,
uniéndose oportunistamente a la caverna mediática y a la derecha más hipócrita,
pidiendo la dimisión o cese de la Concejala. ¡Viva la caenas…!
El anterior artículo citado deberá ayudar a entender que, cuando en un
Estado aconfesional y laico se convoca a los ciudadanos a elegir a sus
representantes, sin que a aquéllos se les pregunte por sus ideologías o
creencias, los elegidos, eo ipso,
deberán guardar sus propias creencias religiosas en su intimidad y en el
gobierno de sus vidas privadas, porque los votantes los han elegidos para que
les solucionen sus problemas como ciudadanos, y, en todo caso, para que les
represente en actos estrictamente públicos. Que, para solucionar sus problemas
religioso-espirituales, ya tienen a los curas; y para sus actos litúrgicos, les
sobran Iglesias… Lo que acabo de decir
es de aplicación también para supuestos partidos “confesionales”…
Pero, de cualquier manera, si algún político de izquierda que sea
creyente, quiere manifestar en tertulias u otros foros su opinión sobre determinados hechos como el que
comentamos, como mínimo le debe ser exigible mejor formación y,
fundamentalmente, honestidad intelectual. No se puede decir, por si así el
“escándalo” cuela mejor, que los que entraron la capilla del Campus de Somosaguas, eran guiados por el ánimo de ofender los sentimientos religiosos de los
allí presentes y de todo el colectivo católico… Para empezar, la
Universidad Complutense tiene una enorme iglesia, cercana al Arco del Triunfo,
sito en la plaza de la Moncloa, según se baja hacia el Campus universitario, y
cuyo amplio espacio difícilmente podría ser ocupado hoy día por muchos
estudiantes que pretendieran oír Misa. Por tanto, omitir esto es querer
confundir al personal insinuando que la tan “escandalosa” protesta tuvo lugar
en la iglesia de la Complutense, en vez de en un espacio de una facultad, la de
Psicología, que, con el permiso del Decanato, entre otros usos subalternos, se
oficiaba culto católico. Difícilmente, pues, tan remoto y reducido espacio, y
por una decenas de jóvenes estudiantes, pudiera ser el lugar más idóneo para
ofender a todo el colectivo católico…
Más bien, honestamente, habría que pensar que fue ese grupo de católicos
y su particular concepto de Iglesia, los que venían provocando con el uso de un
lugar público, para uso de la práctica de sus creencias privadas. Ya va siendo
hora de que el PSOE y las instituciones españolas comprendan que la Universidad
es el Templo de la Razón y de la Ciencia…
La Iglesia jerárquica, a pesar de haber renunciado ha mucho al poder
temporal del que disfrutó durante muchos siglos, reducido éste simbólicamente a
la Ciudad del Vaticano, no obstante, no renuncia a la consideración que de sí
misma tiene como “sociedad perfecta”, con sus propios códigos legales y otras
estructuras, que la asemeja en la práctica a cualquier Estado-nación. Es lo que
ocurre en España, en donde, por reminiscencias del “nacionalcatolicismo”, la
Iglesia se comporta como un “estado” dentro de otro Estado, creyéndose con la
capacidad jurídico-legal para no pagar determinados impuestos (IBI) o
“inmatricular” a su nombre cualquier edificio público, no sólo los templos, de
los que no haya constancia documental de propiedad. Inclusive, las relaciones
con el Estado español, siguen estando reguladas por una ley ajena al derecho
internacional común, como es el Concordato.
No puede pasar más tiempo sin que el PSOE, partido que ha gobernado y
que aspira a volver a hacerlo, lleve en su próximo programa electoral una
modificación radical de tal “estatus” de privilegio. Y no vale sólo con una ley
de libertad religiosa, que si bien valdría para delimitar o, en su caso, abolir
tantísimos privilegios como, aparte de los citados, como la cesión, vía
conciertos, de la educación a instituciones religiosas, incluyendo, en
detrimento de la construcción de centros públicos, la concesión de terrenos
públicos para la construcción de centros de educación privados; contribución
directa a costa de los Presupuestos Generales, al mantenimiento del clero
católico, así como la presencia de éste en el ejército, hospitales, etc., etc.
Y un ejemplo más: la ocupación de los espacios públicos para sus
manifestaciones religiosas, en detrimento, sobre todo, de otras manifestaciones
consideradas ateas…
Muy principalmente, para clarificar lo que el art. 16 de la Constitución
vigente no matiza del todo bien, al equiparar la “libertad ideológica” con la
“religiosa y de culto”. Si bien ambas son manifestaciones del pensamiento
humano, sus contenidos son muy distintos en su naturaleza y alcance. Y esa
equivalencia que la Constitución establece en la protección de tales derechos
fundamentales, en la práctica no es tal, pues en el blindaje penal se pierde
tal “equilibrio”, siendo más fácil la condena de un “chiste antirreligioso”,
que llamar “ofensivamente” a un ciudadano “ateo”, “comunista” y otras lindezas
por el estilo… El tema da para más, pero
lo termino recordando que en la “protesta” de Rita Maestre no hubiera habido
“caso”, si esta cuestión hubiera estado clara…(en la 3ª y última parte hablaremos de economía)
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