jueves, 25 de junio de 2015

PEDRO SÁNCHEZ Y EL PSOE SIGUEN SIN QUERER ENTERARSE (1ª parte)



   Tiempo les faltó a las nuevas caras designadas por Rajoy para poner en práctica su nueva política de comunicación, que, según éste, es el gran problema del PP: bajar al bar cercano a la sede de Génova y, descamisados impolutos, hacer la “pantomima” de “chatear” con sendos móviles, mientras toman coca-cola, con amiguetes concertados para la representación. Si esta es la idea que tiene el PP y su presidente, que lo es también del Gobierno, de comunicar con “la calle”, no es de extrañar que ni siquiera en el Parlamento, que debiera ser caja de resonancia, haya escuchado las propuestas y preocupaciones que el resto de “representantes” le hayan manifestado. Durante toda la legislatura, refugiándose en su mayoría absoluta, ha utilizado “el decretazo”, o bien a sacado leyes, necesitadas de consenso, sin prestar oídos a los sectores afectados: Educación, Sanidad, Justicia, política económica, laboral, desahucios, etc., etc. Incluso, para amortiguar el clamor de la calle, no han tenido inconveniente de “bunkarizar” el Congreso o silenciar el griterío de los  ciudadanos, “amordazándoles” sus gargantas.

   Para el PP y el presidente del Gobierno la causa de haber perdido las últimas elecciones se reduce sólo a una “poquita” corrupción y, sobre todo, la amplificación que de élla han hecho ciertas televisiones. O, como decía su anterior “gran comunicador”, en un vídeo ridículo, presidente, nos ha faltado piel…
   Que esto ocurra en el PP y en la derecha que representa, no es de extrañar mientras sigan siendo más votados que el PSOE, aunque éste haya ganado cuotas de poder, y aquél lo haya perdido en las elecciones del 24 de Mayo. El PP sabe muy bien que, aun perdiendo las próximas generales, no por ello decaerá su auténtico poder, el económico, al que nadie elige en el corto y medio plazo. Y saben que ese mismo poder económico les llevará de nuevo al poder político-institucional al menor “fallo” del sustituto. Para ello cuentan con la influencia que los medios de comunicación de masa, controlados por el mismo poder económico, tienen sobre la ciudadanía.
   A estos señores del PP, me refiero a los que ocupan los aparatos y sus cúpulas, no a los militantes de base o simpatizantes, mal informados y poco bregados en la lucha política, les importa la democracia sólo en lo que ésta tiene de “formal”, y porque así lo exigen los nuevos tiempos… ¿O es que la llamada “derecha sociológica” acaso movió un dedo contra la larga noche de la dictadura? Si algo se movió fueron ciertos sectores económicos-empresariales, cuyos intereses asfixiaba la “autarquía” franquista.
   Poco importa, pues, a estos señores actuales que nos gobiernan aquello de ¡que no,…que no nos representan,… que no!... Y para no oírlo, como hemos dicho, bunkerizan el Parlamento.
   Lo que no entiendo, y este es el meollo de mi artículo, es que el PSOE, cuyo nacimiento se forjó con otros mimbres, a los que deberá fidelidad, si pretende seguir representando y, sobre todo, defendiendo a los que hace mucho más de un siglo, se propuso defender y representar. Pero los dirigentes de este centenario partido deben entender que lo que se encierra en sus siglas no sólo se preserva y se defiende con el mero transcurrir cronológico del tiempo. La Historia auténtica, la que se forja con sangre, sudor y lágrimas, ni siquiera es patrimonio del PSOE, ya que éste se entronca en movimientos sociales de tiempos y de países más lejanos. Esto aumenta la responsabilidad del PSOE… La historia del PP es otra historia, que no me voy a entretener en contar…
   Y, porque me interesa esa Historia que trasciende la del propio PSOE, es por lo que voy a exponer lo que sigue.
   El PSOE, no sé si porque aún está “a rebufo” del bipartidismo, sigue sin saber oír, no ya aquello de no, no nos representan, sino también de aquel otro grito… PSOE,…PP,.. la misma mierda es!... Esto es así porque, a pesar de la fuga de militantes y de votantes que viene sufriendo desde 1996, aminorada en el 2004 por los acontecimientos del 11 M, vuelve a caer en 2011 a pesar de los avances en derechos civiles de la primera legislatura y parte de la segunda de Zapatero, no porque éste fuera causante de la crisis, como ha querido hacer ver, sino por la falta de resistencia a una política económica ultraliberal trasnochada, que ocasionó similares crisis en otros países, impuesta desde la “troika” en Europa, y de la que no saben, mejor, no quieren salir los liberales y socialdemócratas europeos. Zapatero cometió el error de no dimitir antes de imponer a los españoles ese tipo de política, y de no ver que la oposición del PP venía preparándose para imponerla sí o sí, sin que hubiera hecho falta modificar sin luz y taquígrafos, a toda prisa, el artículo 135 de la Constitución. Parece ser que Zapatero, en sus memorias, reconoce su pecado, aceptó la penitencia, pero sus seguidores en el Partido no aciertan con el propósito de enmienda. El PSOE vuelve a caer en el mismo espejismo que le llevó no sólo a la oposición, sino  a una debacle errática en su interior…
   El Partido Socialista, en su autismo, no quiere darse cuenta del “drenaje” de militantes y simpatizantes que sigue teniendo, por más que considere como un triunfo la pírrica victoria de Susana Díaz en las absurdamente anticipadas andaluzas de 22 de Marzo. Con una importante pérdida de votos se encontró con que, buscando una estabilidad de gobierno que ya tenía, con más inestabilidad. Al final, por miedo a una repetición de elecciones, que la podrían “desahuciar” de San Telmo, se ha tenido que “entregar” a una derecha emergente, que si bien presenta nueva cara, está por ver su “patita”. Ese pacto con Ciudadanos, ya tiene un coste: el alejamiento de otros sectores de la izquierda natural y el apoyo de ésta a otro “emergente” llamado PODEMOS. Pero, además de un coste, ese pacto “anti natura” debe tener “truco-trampa”. No se entiende, si no, que las tres exigencias “facilonas” de PODEMOS y las de IU tengan más peso que las sesenta y tantas de C´s, similares a las pactadas en la Comunidad de Madrid, uno de los centros importantes de la corrupción, dejando en el poder al partido sujeto de la misma. Una de dos: o las propuestas de Susana en su discurso de investidura no eran tan de izquierda como para liderar el cambio que la ciudadanía reclama, o son las mismas que, en Madrid, la señora Cifuentes ha firmado con el mismo partido. Este “juego” supera el principio lógico de “contradicción”. O como diría mi abuela, “no se puede estar en misa y repicando”. Tiempo al tiempo. Pero luego que no vengan preguntando  “por quién doblan las campanas”…
   El PSOE debe salir de su autismo y reconocer sin prepotencia histórica, que por las pérdidas del PP, y a pesar de la pérdida de más de 700.000 votos prestados, si ha ganado poder institucional en Ayuntamientos y Comunidades, es gracias al objetivo, previamente anunciado, de echar a la derecha corrupta, en cuyo cumplimiento no ha faltado generosidad de “las plataformas instrumentales” y de otros pequeños partidos de izquierda, que,  sin mucha “fanfarria”, han venido trabajando por el CAMBIO durante el tedioso bipartidismo, y que, teniéndolo al alcance de la mano, un orgulloso PSOE no puede dejar pasar.
   Un PSOE realmente renovado debe “caer del burro”, y reconocer la realidad. Y, sobre todo, debe proveer que, si PODEMOS en las próximas Generales obtiene una “buena minoría”, puede verse obligado a compensarle el apoyo obtenido en las Autonómicas, o entregarse, en un pacto aún más contranatura después de lo llovido, a la derecha en cualquiera de sus manifestaciones. Lo cual serviría para disfrute de Felipe González y de su escudera Susana Díaz. Pero, me atrevo a vaticinar, sería la muerte del Partido Socialista Obrero Español.
   Que Pedro Sánchez en la precampaña pusiera a parir a PODEMOS, cayendo en los mismos tópicos de que ahora es acusado por Rajoy, es de menor importancia. Al fin y al cabo, en tales momentos todos los partidos contendientes “barren para el convento”. No obstante, de esta experiencia Pedro debería aprender cara al futuro. Sería bueno que los líderes de izquierda manifestaran más honradez intelectual, consistente ésta en la búsqueda sincera de LA VERDAD. Es triste ver en los seudodebates, de moda en las televisiones, cómo en la bancada de la izquierda ningún tertuliano sale en defensa de su compañero cuando éste es atacado desde la bancada de enfrente, la mayoría de las veces con argumentos mentirosos o manipulados. En tales momentos es triste ver cómo algunos líderes de izquierda, admitiendo omisivamente tales argucias, para “sacar tajada” en pro de sus siglas antes que en defensa de la Verdad.
   Hecho este inciso y volviendo a la cuestión, tendré que decir lo preocupante que resulta que P. Sánchez no quiera ver que la mayoría de los que han aupado a PODEMOS, los mayores provienen desilusionados de la actuación de los partidos clásicos de izquierda, y los jóvenes no han visto en ellos esperanza de futuro. Y si el PSOE, frente a la política integradora de PODEMOS, no ha dejado de repetir que es de izquierda, siendo el único partido capacitado para aglutinar a los ciudadanos identificados con esa opción, y el único con posibilidades de liderar el “cambio”, tendrá que demostrarlo. No bastan los “eslóganes” publicitarios. Y esas capacidades han de probarse con programas auténticamente de izquierda, poniéndolos en práctica sin complejos, lo cual significa bajar de lo “políticamente correcto”, implicándose en la solución de los problemas que sufren los ciudadanos, especialmente los más desfavorecidos. Y si los adversarios, como Rajoy y los suyos provocan con acusaciones histéricas tales como “radicalismo”, “extremismo”, etc., peor para ellos. Pues no hacen sino demostrar la escasa democracia que llevan en su ADN. En ese terreno, Pedro, está de más la confrontación. Viene al caso aquello de “¿ladran?, luego cabalgamos”. Responder con actos “a la americana”, o desde el complejo adolescente de “a ver quién la saca más grande”, -la bandera, naturalmente-, es indicar al adversario que no se tienen más “balas en la recámara”. Y, llegado a ese caso, mejor es “sacar bandera blanca”, y retirarse a los “campamentos de invierno” a reponer la logística para la próxima batalla…Mira, Pedro, por el tema del uso de la “bicolor” y otros símbolos ya pasamos otros, y créeme, que, siendo las circunstancias mucho más difíciles, las discusiones y explicaciones justificativas, no ahorraron, y con cierta razón, rasgamientos de vestiduras y abandono de militancia. Así, que ese tema es agua pasada…

   Querer aparentar “moderación” y “centralidad”, no es más que manifestar la intención de pescar votos en los “caladeros” más volátiles, en los que hoy, sí, mañana, no. Y, mientras tanto, se van perdiendo para siempre la confianza de los militantes y otras adhesiones de simpatizantes mejor informados y más maduros políticamente…
   No hay que tener ningún tipo de complejo en confesarse de izquierda, cuando así se piensa y se siente realmente, y se tiene la intención de poner en práctica un proyecto auténticamente de izquierda. No vale ya escudarse en la palabra “socialdemocracia” o en cierto “estado de bienestar”. Esto cualquier demócrata de derecha, “políticamente correcto”, lo puede reivindicar. ¿Qué le dice toda esa verborrea a un trabajador en paro y con sus derechos “recortados, a los viejos y jóvenes que, aun trabajando, sus salarios semiesclavistas a los unos no les permite llegar a fin de mes, y a los otros, proyectar su futuro? ¿Es que esas “palabrotas” van a aliviar a las familias desahuciadas o con la amenaza de verse con los suyos y sus “chismes” en la puñetera calle, por causa de la codicia de los llamados “fondos buitres”? ¿Qué a los… etc., etc.,…? ¡Y así podríamos seguir!... (Y seguirá)

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