jueves, 2 de julio de 2015

PEDRO SÁNCHEZ Y EL PSOE SIGUEN SIN QUERER ENTERARSE (3ª y última parte)



   Y AHORA UN POQUITO DE POLÍTICA ECONÓMICA.-


   Me gusta hablar de “política económica” más que de “economía”. Hablar de ésta independiente de aquélla, es convertirla en un conjunto de reglas, que, con más o menos matemáticas, palabrejas inglesas o más o menos acrónimos, ordenan e instrumentalizan los negocios, públicos y privados, desde las pequeñas y medianas empresas hasta los grandes Tructs y oligopolios financieros.
Desde una ideología burguesa ultraliberal, con la matematización y la moderna tecnología informática, se pretende dar a todas esas “viejas” normas un aspecto teórico-científico, muy alejado a como las manejaban las abuelas, los tenderos de barrio o los agentes que acudían al mercado a una cosa tan simple como es intercambiar sus respectivos productos “excedentes”. Para tales operaciones apenas se necesitaba un “aparato” tan complejo como es el Estado. No me extrañaría que fuera en esos comportamientos tan sencillos donde fundamenten, psicológicamente, los teóricos economistas neoliberales del capitalismo actual, la seudoteoría de que EL MERCADO resuelve de manera automática todos los problemas que se deriven de ese “tráfico”. Dicha actitud se sintetiza en el dicho el Estado es despilfarrador, y donde mejor está el dinero es en el bolsillo de la gente, que bien podría completarse, sobre todo, para quienes lo tienen… Piensan estos señores que el Estado burgués existió siempre, olvidando que fue fruto de nuevas relaciones de producción y comercialización “burguesas”, las que obligaron a superar el Estado feudal anterior. E, igualmente, piensan que el Estado capitalista actual es, y permanecerá siempre, sin que nuevas relaciones de producción o nuevas fuerzas productoras más concienciadas y organizadas, acaben con Él antes que su crecimiento “depredador” y “mecánico” acabe con el Planeta Azul, terminando “robotizados” los que queremos disfrutar de él.
   Este Capitalismo devastador ha creado múltiples fetiches. Son fetiches el “Mercado”, las “Mercancías” y el “Dinero”, convertido, a su vez,  en una mercancía más. Ese fetichismo tiene dos vertientes: una que “naturaliza” y “cosifica” algo que es un producto histórico, como son las relaciones de producción, y otra que “subjetiviza” o quita consistencia y debilita al ser social que es el hombre, aunque éste sea también, al mismo tiempo que actor, un producto socia-histórico. Por tanto, para Marx (el lector habrá adivinado mi referencia a él), ni esencias eternas ni naturalezas presociales…
   Estos estudiosos de semejante “economía”, ocultándose o no queriendo ver lo que de “fantasmagórico”, “enigmático”, “ilusorio”, inclusive, “místico” encierran esos fetiches, adoptan ante ellos una actitud reverencial, cual mercaderes, o, como economistas teóricos del sistema, se comportan como sus sacerdotes. El “fantasma” del fetiche les priva de ver la enorme cantidad de relaciones humanas e histórico-sociales que hay detrás del “humo del incienso”. Y aquí me voy a detener, resistiendo fuertemente la tentación de seguir gozando de esta exposición, no sin antes sugerir la imposición como asignatura imprescindible de acceso a la Licenciatura, así como lectura comentada en las Casas del Pueblo, de dos libros de Karl MARX: Manuscritos de Economía y Filosofía y el Primer libro de El Capital. Y ello, por más que le pese a Felipe González…, y a tanto economista, que cual maestrillo, van de “plató en plató” presentando su “librillo”.
   El pensamiento (la ideología) ultraliberal, prácticamente, ha inculcado la especie de que la economía se reduce al “tráfico monetario”; que, como cualquier tipo de compra-venta, puede ser reducido al ámbito de lo privado. Así, hasta el propio Estado, para financiar sus propias necesidades y las de sus ciudadanos, se ve obligado a acudir a dicho “tráfico”, realizado hoy en lo que “pomposamente” se llama el Mercado, los Mercados, como queriendo enmascarar algo tan antiguo, denominado con el mismo vocablo. La diferencia está en que en aquellos no se le ve la cara a los compradores…
   Este mismo ultraliberalismo economicista ha conseguido que los Bancos Centrales sean independientes de sus respectivos Gobiernos, y que éstos, en vez de acuñar y emitir monedas, emitan “deudas”, denominadas “bonos”, viéndose obligados por los tenedores-acreedores a pagar abusivos intereses. Y es curioso, por no decir contradictorio, que estos vendedores de “capital-mercancía” tienen al Estado, que tanto detestan, como su principal “cliente” directo o como “avalista” de sus negocios con otros “colegas”… ¡No hay más que ver cómo acuden , gimiendo, al papá-Estado cuando sus negocios entran en crisis!.

   Por eso, los que venimos de la izquierda y pensamos que la economía debe estar al servicio de los hombres, preferimos hablar de “política económica”, pues, quiéranlo o no, hasta los políticos, cuando discuten y negocian los problemas reales de los ciudadanos de carne y hueso,  se olvidan de lo que son, convirtiéndose desgraciadamente en economistas. Desde esta perspectiva creo interpretar bien al gran filósofo alemán, Jürgen HABERMAS, en un artículo publicado días atrás en el Süddeutsche Zeitung, saliendo en defensa de un banquero, Mario DRAGHI, coherente con su papel de defensor del  Euro. Estas son sus palabras: Todos los ciudadanos deberían estar agradecidos a Draghi por haber evitado con unas palabras el hundimiento del euro. En cambio, el mismo filósofo humanista echa en cara a su Primera ministra, Sra. MERKEL , negarse a reconocer la señal “política” emanada de la victoria de SYRIZA en las elecciones griegas. Estas son sus duras palabras: Se presentan como políticos, pero hablan sólo en su papel económico como acreedores. (El PAÍS, 24-6-15). Recuerdo que el señor que esto dice es premio Príncipe de Asturias. Me gustaría que esas mismas palabras les sirvieran al sr. RAJOY como “aviso para navegantes”…
   Utilizando, pues, el término “política económica”, se evita perder de vista otros factores que con el uso solo del término economía se pretenden olvidar. Citaré algunos: la propiedad y su origen, el trabajo, los medios de producción, los derechos laborales, la riqueza y la procedencia de la misma, la ecología, etc., etc… Sé que a algunos esto les sonará a “fanfarria” marxista… Pero, no, no se preocupen esos algunos…, ni siquiera el PSOE, que no perderé el tiempo en “peroratas”…  Pero sí sugeriré a los socialistas que, si quieren seguir el consejo de su gran “preboste” y mejor “hombre de negocios”, F. Gonzáles, de no leer a Marx,  que, si no lo tienen en sus mesillas de noche, al menos consulten en sus bibliotecas otros grandes pensadores del Socialismo español….
   Y a ver si consigo ir “aterrizando”…  El otro día la Fundación Alternativa (nada sospechosa de marxismo-leninismo), en un informe más que habitual, acusaban al PSOE de falta de programa económico. En él  se sugiere al PSOE que, ante la dudosa posibilidad de volver a ser alternativa de gobierno y liderar el cambio que nuestra deteriorada democracia necesita, el Partido debe recuperar la credibilidad de ser “un instrumento de transformación social”. Dice textualmente: para volver a ser alternativa de Gobierno, el PSOE necesita recuperar la credibilidad como instrumento de transformación social. Naturalmente, para ello deberá contar con “un proyecto de país”.  Ignoro (sólo he podido leer reseñas) si  únicamente esa falta se refería a un programa económico coyuntural-electoral. Insisto, no lo sé y pido disculpas…  Pero me servirá de pretexto para decirle al PSOE y a otros partidos de la izquierda, que echo de menos lo que siempre hemos llamado “Programa Máximo”. Hoy algunos se conforman con algo más pragmático y cicatero, denominado “Hoja de ruta”…  Por Programa máximo entiendo, si se quiere más poético, “como un objetivo en el horizonte”… Sinceramente creo que tal objetivo no debe faltar en un partido que quiere cambiar y transformar la Sociedad. Distinta cosa es con conformarse sólo con “administrar lo que hay”, remediando los problemas de fondo con “tiritas”… Para eso ya están los partidos “ecónomos” de los “señores del cortijo”… Ni que decir se tiene, que a aquél  “proyecto de máximos” se opongan otros “programas mínimos” o coyunturales. Antes bien, éstos serán la puesta en práctica de aquél, e, incluso en su contrastación con la realidad, revisarán y actualizarán los “errores” o lo “imposible de prever”  por aquél. Es lo que los marxistas extraemos del principio “científico”, análisis concreto de la realidad concreta
Algunos considerarán ese Programa Máximo como una especie de “preámbulo” cargado de respetables intenciones piadosas, ignoradas después en el “articulado”. No estamos hablando de eso. Estamos hablando de un “corpus” filosófico-doctrinal, nada que ver con un “catecismo dogmático”. Hablamos de una especie de “código genético”, que, como “horizonte marco”, ilumine el modo de ser y de actuar de una militancia socialista, marxista o no, cuya “agenda” diaria o cortoplacista configure y ordene los instrumentos (empresa, sindicatos, plataformas cívicas, instituciones estatales, etc.), que mediatizan las “relaciones” hombre/mundo. Y la “prueba del algodón” de que se anda el camino correcto será la diferencia radical con otros proyectos de la “derecha ultraliberal”. El PSOE tendrá que abandonar de una vez los “complejos” que le han llevado a “chupar rueda” de las políticas económicas, que, junto con sus homólogos europeos, se pretende imponer en el Viejo Continente, truncando el primigenio proyecto de la Europa de los Pueblos por la “Europa de los Mercaderes”… Oídos sordos a los improperios de “radicalismo”, “izquierdismo extremista”, “populismo”, etc., que no son más que ladridos de sabuesos, ávidos de presas, provenientes de las lindes del camino… ¡Ladran…, luego caminamos!...
   La mal llamada crisis que padecemos es fruto del virus de la codicia que mina el núcleo del ADN del sistema capitalista. Los economistas ultraliberales pretenden convencernos de que esa “enfermedad” obedece a las leyes cíclicas de la Biología, y que se repetirán como las “pandemias” de la antigüedad, aunque con menos frecuencia hasta su extinción total, a medida que “su ciencia” encuentre el antídoto definitivo. Mientras tanto, tendremos que aceptar ese “infecto” sistema como un hecho natural que se ha instalado “para quedarse”. Eso mismo dijeron cuando sucedió la Gran Depresión de los años treinta en el centro mismo del sistema. Pero sólo la Gran Guerra subsiguiente y la industria armamentística ad hoc pudo “aliviar” al enfermo… ¡Y, de nuevo, nos encontramos en una situación similar!...
   ¡No! Los marxistas sabemos que los hechos sociales, incluidos sus propios actores, lo hemos dicho antes, son siempre históricos. Hasta muchos sucesos que, en otros tiempos, parecían causados por la propia Naturaleza, unos se han podido combatir, y otros, los más, se han podido, al menos, predecir…
   El Socialismo europeo, en nuestro caso el PSOE, ha caído en la trampa de ese cuento ultraliberal, aceptando sin demasiada resistencia sus mecanismos engañosos: mercado, total libre competencia, flexibilidad laboral… Si la finalidad de los cuentos es dormir a los pequeños, el narrador de los mismos no debe adormilarse con insomnes pequeñajos, perdiendo de vista la el fin de la economía es el hombre.
   El PSOE debe volver la vista al Estado de manera diferente de la clientelar como lo hace el “mercado liberal capitalista”; ni siquiera como lo “utilizaba” su predecesor “liberal-burgués”… Los socialistas deberemos concebir al Estado como el mejor instrumento mediador en la creación y distribución de la riqueza que el trabajo humano proporciona… La izquierda, en general, debe sacudirse el complejo de que un Programa como el descrito, sea “estatista”…
   Las agrupaciones socialistas deberán recuperar el papel que cumplían las “viejas” Casas del Pueblo. Ciertamente, el acceso a la enseñanza generalizada, entonces posible para unos pocos, les exime de su papel meramente alfabetizador.  El avance social ha facilitado el acceso al saber a una más amplia capa de la sociedad. Pero si debe recuperar el espíritu pedagógico de la Institución Libre de Enseñanza, a la que no es ajeno el PSOE.  Éste debe ser consciente que los “contenidos” y finalidad del saber, cuyo último estadio académico es la Universidad, pueden ser manipulados y desviados hacia otros intereses muy distintos a los del bienestar de toda la Humanidad. No ha lugar aquí hacer una crítica de los programas “Bolonia”… Si algo hay que defender con más garras es la Enseñanza Pública… ¡mucho ojito con el “enfarragoso” mundillo de las privatizaciones, concesiones y concertaciones!...
   De cualquier manera, y con esto termino, las agrupaciones socialistas, además del lugar de encuentro entre compañeros y de entrenamiento de marketing electoral, deberán ser escuelas permanentes de adultos, en donde se corrijan los fallos de otros ámbitos académicos, y en donde se concedan masters a posgraduados o no, del gran legado intelectual y testimonial de todos las corrientes y matices del pensamiento socialista… Et ita porro…

Manuel Vega Marín. Madrid, 2 de Julio, 2015. Blog: solicitoopinar.blogspot.com.es

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