La vocación de una pedagogía libre de burocracias le hizo concebir al
maestro Mairena la fundación de una escuela de este tipo. Detrás de esa
vocación docente del poeta sevillano está el espíritu de la Institución Libre
de Enseñanza. Mairena tuvo que renunciar a tal proyecto, pues la muerte de su
maestro, A. Martín, a quien reservaba la cátedra de Poética y Metafísica,
truncó su propósito. Mairena se ocuparía de la cátedra de Sofística…
Antes de seguir, tengo que pedir disculpas al lector por la abundancia
de citas textuales. Pero lo hago por dos razones: primera porque el “maestro”
se explica mejor que yo, y, segunda, por mi afán estimular al lector a leer
esta maravillosa obra que pretendo divulgar.
Se lamentaba Mairena que sean
siempre los mejores propósitos aquellos que se malogren, mientras prosperan las
ideicas de los tontos, arbitristas y revolvedores de la peor especie. Tenemos
un pueblo maravillosamente dotado para la sabiduría, en el mejor sentido de la
palabra; un pueblo a quien no acaba de entontecer una clase media, entontecida
a su vez por la indigencia científica de nuestras Universidades y por el
pragmatismo eclesiástico, enemigo siempre de las altas actividades del
espíritu.
No obstante, el maestro quiera dejar en sus
discípulos la semilla de tan buen propósito, trazando las líneas generales por
las que discurrir tan digna institución. Y ya el nombre de la misma anticipa
casi todo. Se llamará Escuela Popular de
Sabiduría Superior, reparando en que
lo superior no sería la escuela, sino la sabiduría que en ella se alcanzase…, esto
es; un saber de primera calidad.
Aquella semilla germinará en tierras segovianas. Cuando en Septiembre de
1919 D, Antonio Machado es nombrado catedrático de Lengua Francesa en el
Instituto General Técnico de Segovia, en la capital del Eresma se encuentra con
la puesta en marcha por parte de profesores del Instituto y de la Escuela
Normal de Magisterio del proyecto de lo que sería la Universidad Popular. Esta universidad está concebida para dar
cursillos nocturnos, de índole práctica y gratuita, para la clase obrera. El
genial proyecto comienza a funcionar en Febrero del siguiente año (1920). Se
imparten clases de Higiene del hogar, de Dibujo aplicado a las Artes y Oficios,
Química popular y Geografía Económica de España. Machado se encarga de dar
cursillos de francés, para lo que se sirve de lecturas, traducciones de
periódicos y revistas, así como redacción de cartas comerciales. También dará
clases de Literatura española.
Ni que decir tiene, que a estas tareas se entrega desinteresadamente,
prolongando de este modo una tradición familiar, que empieza con su abuelo
Machado Núñez, sigue con su padre, Machado y Álvarez (Demófilo) y que continuará con su hermano Manuel. Todos muy
interesados en divulgar entre la población
los adelantos científicos y de toda índole de la sociedad contemporánea.
Según su hijo Manuel, su padre fue el
iniciador de los estudios folklóricos en España; el fundador del folklore
español…, que rectificó, mejorándola, la definición de esa amplísima y compleja
ciencia del alma popular, cuyo objeto alcanza a todas las disciplinas:
Religión, Historia, Arte, Ciencias puras y aplicadas, en aquel grado en que el
pueblo las posee. (Acotación preliminar a Cantes Flamencos. Esp.Calp. col. Austral).
Sus “misiones pedagógicas” recuerdan a La Barraca de F. García Lorca.
El éxito de esta Escuela dependerá de que tenga maestros capaces de mantenerla, y muy especialmente en la región
andaluza, donde el hombre no se ha degradado todavía por el culto perverso al
trabajo, quiero decir por el afán de adquirir, a cambio de la fatiga muscular,
dinero para comprar placeres y satisfacciones materiales. Entiendo que Don
Antonio en esta alusión a su tierra no puede reprimir la comparación de la
adustez del alma castellana con una cierta bohemia anarquizante del sentir de
los andaluces. Más bien supone una socarrona crítica a la forma de concebir la
formación y el saber como un instrumento
para la competencia (competitividad) con los demás en la lucha por la supervivencia.
Buena crítica, por demás, a los modernos programas “Bolonia”.
Para su maestro, una sana
concepción del trabajo será siempre la de una actividad marginal de carácter
más o menos cinético (¿), a la vera y
al servicio de las actividades específicamente humanas: atención, reflexión,
especulación, contemplación admirativa, etc., que son actividades esencialmente
quietistas o, dicho más modestamente, sedentarias. Cualidades, por cierto,
que no le faltan a la “hidalguía” castellana. No hay que olvidar que Machado es
un poeta y un filósofo, en este aspecto, muy cercano a los filósofos epicúreos.
Si el lector termina el párrafo de Machado, observará su ironía al
atribuir a su maestro “ranciedad” en la sofística discusión entre el homus faber y el homus sapiens. Debate por entonces muy agitado en torno al “¡que
inventen ellos!”, de Unamuno.
Entre otros requisitos para que la Universidad funcione y cumpla su
finalidad, debemos destacar: un buen Director. Nuestro hombre estaría en la línea tradicional
protagóricosocráticoplatónica, y también convergentemente, en la cristiana.
Porque de nuestra Escuela no habría de salir tampoco una nueva escolástica, la
cual supone una Iglesia y un poder político más o menos acordes en defender y
abrigar un dogma, con su tabú correspondiente, sino todo lo contrario. Nuestro
hombre no tendría nada de sacerdotes ni de sacrificador, ni de catequista, como
sus alumnos nada de sectarios, ni de feligreses, ni siquiera de catecúmenos.
Otro requisito lo sugeriría el cartel del frontispicio de entrada: Nadie
entre en esta escuela que crea saber nada de nada… Ni siquiera Geometría, que, acaso estudiaríamos como ciencia
esencialmente inexacta. Fina ironía de sofista, alusiva al cartel del
umbral de entrada a la Academia de Platón.
En la Escuela habría dos cátedras fundamentales: Sofística y Metafísica.
Cualquier estudiante de Filosofía entenderá el espíritu “relativista” y
“tolerante” que sugiere la instauración de esas dos cátedras tan aparentemente
contradictorias… Pero dejemos que nuestro estudiante y lector se contamine por
la curiosidad… Con esos dos “instrumentos” –es una pista-, se pretende revelar al pueblo, quiero decir al hombre de
nuestra tierra, todo el radio de su posible actividad pensante, toda la enorme
zona de su espíritu que puede ser iluminada y, consiguientemente, obscurecida;
en enseñarle a repensar lo pensado, a desaber lo sabido y a dudar de su propia
duda, que es el único modo de empezar a creer en algo.
Sugerencias sobre método y programas. Las religiones históricas…, que se dicen reveladas, nada tendrían que
temer de nuestra Escuela de Sabiduría; porque nosotros combatiremos ninguna
creencia, sino que nos limitaríamos a buscar las nuestras… Sólo combatimos… las
creencias falsas, es decir, las incredulidades que se disfrazan de creencias…
Nosotros militamos contra una sola religión, que juzgamos irreligiosa: la mansa
y perversa que tiene encanallado a todo el Occidente: el pragmatismo. ¿Es
posible, si es que han leído lo anterior, que nuestros políticos y ministros de
educación sigan fracasando en sus proyectos educativos, por mor de las insulsas
e interesadas discusiones con los poderes eclesiásticos?...
Nuestra misión es adelantarnos por
la inteligencia a devolver su dignidad de hombre al animal humano. He aquí el
aspecto más profundamente didáctico de nuestra Escuela Popular de Sabiduría Superior.
En consonancia con el cartel del umbral, no hemos de incurrir nunca en el error de tomarnos demasiado en serio…
Que nadie entre en nuestra escuela que no se atreva a despreciar en sí mismo
tantas cosas cuantas desprecia en su vecino, o que sea incapaz de proyectar su
propia personalidad en la pantalla del ridículo. Toda mezquina abogacía de sí
mismo queda prohibida en nuestra escuela. Y algo aún más socrático: porque la zona más rica de nuestras almas,
desde luego la más extensa, es aquella que suele estar vedada al conocimiento
por nuestro amor propio.
Una educación que, por otra parte, no va dirigida a las masas, ni mucho
menos a la producción del hombre-masa. A
las masas que les parta un rayo… El hombre-masa no existe para nosotros… Nos
dirigimos al hombre, que es lo único que nos interesa; al hombre en todos los
sentidos de la palabra: al hombre in genere y al hombre individual, al hombre
esencial y al hombre empíricamente dado en circunstancias de lugar y de tiempo,
sin excluir al animal humano en sus relaciones con la naturaleza.
¿Es que esta Escuela tiene que ser elitista? ¿Tanto profesores como
alumnos deben formar una minoría selecta?
En absoluto, si por ello se entiende que las disciplinas científicas, en las
que unos son especialistas, deben ser impartidas a los otros como departamentos
estancos, como si el trabajo de educar fuera divisible. Respetamos al máximo a
los sabios “especializados”; pero, para
nosotros no existiría la división del trabajo… o no (aceptaríamos) que el trabajo fuere divisible. Un grupo de sabios (así)… no vendría a nuestra escuela ni, mucho
menos, saldría de ella… Todo el respeto para tal grupo de sabios, pero de ningún modo les concederíamos mayor
importancia que al hombre ingenuo, capaz de plantearse espontáneamente los
problemas más esenciales…
Es difícil no ver en las anteriores palabras una tremenda crítica a las
Facultades universitarias, que preparan a los estudiantes con una visión
finalista y utilitarista de las respectivas materias. Si tal crítica ya tenía
sentido en la época de nuestro autor, cuánto más ajustada y pertinente sería
referida a las actuales Universidades y Facultades, cuyos métodos y programas
las han convertido en la gran fábrica auxiliar en la producción de
“profesionales” útiles, cabe reconocerlo, para la industria y el comercio del
sistema capitalista… Ya desde los estudios secundarios se enfoca el interés de
los alumnos a las “carreras” que les darán estatus social y dinero: medicina,
ingeniería, etc ., desviando ese
interés de otras ramas del saber que pudiéramos llamar “humanistas”. Se
suprimen asignaturas llamadas clásicas, como el Latín, Griego o la Filosofía…
Esto así, no es extraño que a muchos estudiantes de Derecho se les haga cuesta
arriba el Derecho Romano, tan fundamental para un jurista, o a médicos e
ingenieros, obligados a memorizar conceptos, fácilmente comprensibles con sólo
saber su derivación etimológica… En fin, que si el maestro Abel Martín o su
discípulo Mairena fuesen ministros de educación, no dudarían en poner en el
umbral de todas las Facultades, no ya los eslóganes de la Académica platónica o
el de la Escuela de Sabiduría Superior, sino de im-po-ner, al menos dos cursos
académicos donde se estudiaran y debatieran esas cada vez más ausentes
disciplinas…
¿Significa este modelo de educar la renuncia hipócrita de los profesores
a considerarse “pedantes”, “pretenciosos” o “intelectuales”? Desde luego, en esta
escuela se procuraría no ser pedante; pero teniendo en cuenta que es un mal difícil de evitar. Nosotros ni
siquiera nos atrevemos a condenarlo en bloque, sin distingo,… no sea que,
lapidando al pedante, se descalabre al sabio. Como la hipocresía acompaña a la
virtud, la pedantería es un ingenuo
tributo que rinde la ignorancia a la cultura. Hay que tener cuidado de no
cometer la injusticia de, queriendo separar la cizaña del trigo, nos quedemos
sin éste. ¡Cuidado, pues!, que muchas veces eso es lo que algunos pretenden…
En cuanto a si somos pretensiosos (sic), sin duda lo somos; pero no presumidos ni
presuntuosos… Pretendemos… muchas cosas, sin jactarnos de haber conseguido
ninguna de ellas…
Y, por fin, también somos intelectuales. Pero nunca virtuosos de la
inteligencia. Ésta debe servir para algo y aprovechar a alguien. Pero
exhibirla cual ejercicio gimnástico, no sirve para nada. Sería para nosotros una actividad, de puro utilitaria y egoísta, como
comer o purgarse… nunca para ser exhibida en público. La gimnástica, como
espectáculo, tiene entontecido a medio mundo, y acabará por entontecer al otro
medio…
-Siga usted, sr. Martínez…
-… (¿?)…
-Como “deberes”, sugiero al lector
un repaso a la lección 28, como modelo de dar clase, pg. 82 de la
edición de J. Mª Valverde, o pg. 1947 de la ed. Crítica de MACRI. Y como
ejemplo de examen, el de la pg. 2064 de MACRI, o pgs. 207-8 de VALVERDE.
NOTA.- Consultar la bibliografía en el artículo anterior.
Manuel Vega Marín. Madrid, 30 de Julio de 2015. Blog:
solicitoopinar.blogspot.com.es
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