sábado, 10 de octubre de 2020

TODOS QUIEREN MANDAR, PORQUE TODOS DICEN SABER

   Del 13 al 19 de Septiembre se ha celebrado el primer Congreso Nacional Virtual sobre el COVID-19. En tal  convención han participado 55 sociedades científicas que dicen representar a 170.000 profesionales sanitarios, que han elaborado  un Manifiesto-Decálogo dirigido al Presidente del Gobierno de España y a los Presidentes de las Comunidades Autónomas. Es decir, a todos los políticos. Dicho manifiesto lo encabeza el eslogan En la salud, ustedes mandan pero no saben, que, haciendo un sarcástico juego de palabras, ha suscitado el título de este escrito.

   Difícilmente se podrá estar, más o menos, en desacuerdo con alguno de los diez puntos del Decálogo. Sobre todo, si se consideran en abstracto. Pero su pretendida asepsia política puede provocar un menosprecio de la POLÍTICA, que algunos fanáticos aprovecharán para apoyar su talante antidemocrático.

    Como el espacio me limita poder hacer un comentario a cada uno de los diez puntos, lo haré solo del 1º: Acepten, de una vez, que para enfrentarse a esta pandemia las decisiones dominantes deben basarse en la mejor evidencia científica disponible, desligada por completo del continuo enfrentamiento político. 2º: Acepten, de una vez, la necesidad de una respuesta coordinada, equitativa y basada exclusivamente en criterios científicos claros, comunes y transparentes...

   El hombre nace incapaz de valerse por sí mismo, y muere casi de la misma manera. Desde el nacimiento hasta la muerte todo su ciclo vital transcurre buscando los instrumentos más adecuados de los que servirse para hacer frente ese desvalimiento que la Naturaleza y una Sociedad compleja e insolidaria le ponen por delante. Sus carencias, ya desde su nacimiento, le obligan a vivir en comunidad con los demás semejantes. Y es de esa necesidad de convivir con los demás de la que surgirá primero la POLÍTICA, que promueva y organice lo mejor posible esa convivencia, y después, todas las otras ciencias y saberes –Física, Derecho, Sociología, Medicina, etc.-, que vendrán en auxilio de aquélla, para hacerla más eficaz y racional. ¡Cuanto mejor nos iría a los ciudadanos, si éstos y  los políticos que elegimos para que nos representen actuasen con criterios más racionales y científicos! La desgracia es que ni unos, ni otros son ángeles puros...

   Al no referirse el Manifiesto a la política practicada por un determinado partido, puede entenderse que esos profesionales piensan que todas las políticas son la misma (todos los políticos son iguales...). Lo cual, aparte de injusto, no es verdad... Además, al fijarse en el COVID-19 como problema sanitario exclusivamente, y, teniendo como fondo el triste espectáculo dado por el PP y su Gobierno en la Comunidad de Madrid, hacen muy limitados los objetivos del “manifiesto-protesta”.

   El Manifiesto, por demás, llega a destiempo y falto de autocrítica. Aunque muchos de los profesionales que lo suscriben hayan participado en las manifestaciones callejeras en pro de una Sanidad pública y en contra de su mercantilización, otros, más cercanos a las “cúspides” defendían lo contrario... En fin, me imagino lo difícil que habrá sido llegar a ese acuerdo de mínimos entre tantos participantes...

   Muchos de los firmantes del manifiesto exigiendo al Estado mayor inversión de recursos económicos en la investigación científica y dedicar mayor atención a todos los sectores de la Sanidad pública, posiblemente se hayan podido olvidar de que votaron a los partidos que apoyaban una mayor austeridad como la solución a la anterior crisis económica. Incluso muchos de los reclaman a “papá Estado” ayudas en la crisis actual, preferían derivar recursos estatales a la actividad privada, antes que pagar impuestos, etc., etc...

   Analizando el contenido de los dos puntos citados, diré que ni siquiera lo que tenemos por “saberes científicos” disponen de evidencia científica, ni de criterios científicos claros, comunes y transparentes. La prueba de ello es la variedad de opiniones y tesis de los propios especialistas expuestas en los diferentes medios científicos, según sean los intereses de los laboratorios y empresas farmacéuticas patrocinadores. Si esto ocurre en el ámbito de la Ciencia, de suyo más proclive a la objetivación de lo investigado, ¿qué no va a ocurrir, como estamos viendo, en el ámbito más subjetivo e interesado de la “politiquería?... Urgimos, pues, una ciencia investigadora independiente, libre del lastre de intereses partidarios o de grupos económicos-financieros. Solamente las religiones con sus dogmas de fe, y los regímenes dictatoriales carecen de ese “sano relativismo democrático”. De acuerdo en que, al menos, a esta enfermedad tan letal se dé una respuesta coordinada y desligada por completo del continuo enfrentamiento político.

   Si bien la letalidad de este virus lo convierte en un problema eminentemente sanitario, sus efectos repercuten en otros campos del saber, como la Economía, la Sociología, el Derecho o la Psicología, etc., que algo tendrán que decir y hacer en la búsqueda de una solución.  De ahí que todos sus respectivos expertos quieran mandar. Es lógico también que, según sea el problema, se apliquen en su solución las mejores fórmulas de cada parcela afectada. Pero, no estaría demás preguntarse qué entender por “problema sanitario”. Porque, si bien cada enfermedad tiene características propias y parecido tratamiento,  ni siquiera de esta específica e imprevista enfermedad viral debe pensarse que todos los pacientes la contraen o la desarrollan de la misma manera. En el caso de la pandemia que nos ocupa, independiente de su etiología médica,  sobresale su imprevisión y la amplitud de los sectores afectados. De ahí la necesidad de una POLÍTICA estatal, que deseche los intereses partidistas e ideológicos y se utilicen todos los medios que las ciencias, antes citadas, ponen al servicio de aquélla, especialmente las relacionadas con la Sanidad. Es oportuno también dar un toque de atención a la Judicatura, exigiéndole abandone su actual conservadurismo político-ideológico. De cara al desasosiego ciudadano, tampoco estaría demás que todos los voceros que quieren mandar, aplicaran las útiles enseñanzas aportadas  por las ciencias psicosociales modernas...

     Si bien cualquier enfermedad “convencional” tiene sus características propias. Como he expresado antes,  no todos los que enferman tienen el mismo historial, ni sus contextos vitales son comunes.  No llevan la misma vida, ni gozan de las mismas oportunidades una familia rica, que otra que apenas supera el ingreso mínimo vital. Tampoco está expuesta a enfermar o a contagiarse de la misma manera la familia que vive en un chalet con jardín, que la que tiene que compartir piso interior con otra familia. Existen estudios que indican que la esperanza de vida es mayor en los barrios ricos de una misma ciudad, que en los barrios obreros...  Por eso, cuando estos científicos exigen una respuesta equitativa, por todo el contexto del decálogo, se deduce que no  están criticando al sistema neoliberal-capitalista, causante de tal injusticia social, sino que, “arrimando el ascua a su sardina”, se están refiriendo a que todos los ciudadanos tengan igual acceso a una sanidad solamente relacionada con los cuidados requeridos por el COVID-19. Puntos 6 y 7 del Manifiesto. Esa igualdad de acceso de todos a un Sistema Nacional de Sanidad, sin diferencias de trato, difícilmente se dará, si antes no se remueven los obstáculos que el capitalismo pone a una auténtica igualdad social...

   Para finalizar estas reflexiones críticas, espero no se quede en la “foto propagandística”, como suele ocurrir, la anunciada creación, aceptada por el ministro de Sanidad y participada por representantes de las CC.AA que evite el desconcierto actual,  de una comisión externa e independiente, cuyo objetivo principal será analizar los errores cometidos por todos en la gestión de la presente pandemia y obviar su repetición. Las enseñanzas que, sin duda, el coronavirus dejará a los profesionales científicos y políticos debe servir para mejorar los instrumentos y métodos, que, de cara a similares catástrofes futuras, no coja tan desprevenidos a todos los responsables de un Sistema Nacional de Salud, digno de una sociedad avanzada y democrática...

 

 

   Manuel Vega Marín. Madrid, 10 de Octubre, 2020   www.solicitoopinar.blogspot.com.es

 

 

 

  

 

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