viernes, 29 de noviembre de 2019

PEDRO SÁNCHEZ, ... ¡AHORA O NUNCA!...


   Se lo vaticinó Pablo Iglesias en los debates de investidura y se lo volvió a repetir en la última campaña electoral. Ahora, además, se lo exigen formalmente las bases de tu partido, que en una votación con resultado aplastante ha sacado adelante su propuesta de un Gobierno de coalición con Podemos. Todos los españoles nos hubiéramos beneficiado, si en la noche del  28 de Abril hubiera escuchado a los que le gritaban ¡con Rivera, no!... Ha tenido que ser el resultado adverso, no buscado ni esperado, de las elecciones del 10-N, lo que le hiciera cambiar de opinión. Sinceramente no creo que fueran las peticiones de con Iglesias, sí!  de algunos de los militantes concentrados esa noche en Ferráz.  Más bien pienso, a juzgar por lo rápida de la decisión, que Pedro y sus “gurús” tenían perfilado un plan B por si fallaba el plan A. Pero, como dice el refrán, nunca es tarde si la dicha es buena. Nunca ningún candidato a liderar cualquier institución ha dispuesto de las oportunidades con las que ha contado Pedro Sánchez. Sería como “tentar al diablo” ir a otras elecciones. Ni su partido, ni mucho menos él, podrían optar en mucho tiempo a presidir el Gobierno de España. Los primeros que lo inculparían, lo mismo si se alía con la derecha, y volverían a echarlo de la dirección serían los “quintacolumnas” y los “cavernícolas”, de los que no se pudo deshacer en su vuelta a la Secretaría General, y a los que, esta vez, les ha ganado el reto, gracias a la aceptación rápida de la “mano tendida” de Pablo Iglesias en la noche electoral. De todas maneras, Pedro debe seguir desconfiando de los García Page, Lambar, Suisana y cía, que siguen en activo y a rebufo de su rueda, pero también, al acecho de su posible fracaso. Son menos preocupantes  los recalcitrantes Felipe González, Guerra y otros especímenes a punto de extinción natural.

   En cuanto a los de la “otra España” que diría Machado, abochorna, incluso al más fanático, ver la dinámica apocalíptica que han elegido para oponerse a un gobierno de coalición de izquierdas, que sería tan legítimo y constitucional como uno de derechas. Estos que tanto alardean de la Constitución, olvidan su legitimidad plasmada en su primer artículo: La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado. Cuando ese pueblo manifiesta una voluntad contraria a la suya, como ocurrió el 28ª y ha vuelto a ocurrir el 10N, buscan mil subterfugios para rechazarla.  Aparte de hacer el ridículo y de meter miedo a los que, como ellos, se consideran tan patriotas creyendo sus privilegios amenazados, están demostrando que sólo son demócratas cuando ellos gobiernan. Vuelven a aquella España caciquil que no paró hasta tumbar la República, aunque, para ello, tuvieran que dar un golpe de Estado, cuya consecuencia fue una Guerra Civil de tres años y una dictadura de cuarenta. Basta escuchar a Aznar con su tono antidemocrático y fascista, despreciando no sólo a los partidos que no son de su cuerda, sino a los millones de ciudadanos, que, libremente,  han votado por ellos. Y, ¿qué decir de sus pupilos, que, adoleciendo de la más supina ignorancia de lo que es el Marxismo, despotrican de los comunistas, como si fuera una deshonra haber luchado, con todos los errores que se quiera, por la igualdad y la democracia, en contra del nazismo y el fascismo? Mientras los partidos comunistas clásicos se han reformado intentando corregir sus errores históricos, los españoles demócratas estamos esperando que ellos reconozcan los suyos. Pero, no sólo no lo hacen, sino que la derechona española está instrumentalizando a un partido como Vox, nacido de sus entrañas, que, con sus continuas mentiras y tergiversando la Historia, está fomentando el odio entre españoles, removiendo las vísceras de los mismos. Pero lo más vergonzante e insólito es el blanqueo que por acción le están haciendo algunos medios de información, o, por omisión, algunos partidos progresistas, a sus conductas anticonstitucionales, antidemocráticas o, simplemente, provocativas y de escasa sensibilidad humana.
   Alargaríamos ad infinitum este artículo, si enumerásemos todos los discursos y actos, que, en base a una “singular” interpretación de la libertad de expresión, y otras leyes, como la Ley de Memoria Histórica especialmente, está llevando a cabo Vox en aquellas Comunidades, como Andalucía y Madrid, o en otras instituciones, cuya representatividad se lo permite.
   Y, como si algo faltara a este sainete, no se han hecho esperar las declaraciones del presidente del Círculo de Empresarios, sr. Zulueta, asustando con la fuga de capitales y de inversiones, o las el presidente de la CEOE, sr. Garmendi, en contra de un Gobierno PSOE-UP. Cae el telón, ¡no podía ser de otra forma!, con el “anatema” del Arzobispo/Cardenal de Valencia, sr. Cañizáres: Estamos padeciendo una verdadera enfermedad, manifestada en diversos frentes, en nuestra sociedad, cuyo gran desafío, o, mejor, grandes y nuevos desafíos se resumen en su sanación urgente, si es que de verdad estamos dispuestos a superar lo que nos aqueja. Debe preocupar a todos los españoles la disimulada llamada a un sanador... No sé si sobrevivirá algún ciudadano, que oyendo esas diatribas apocalípticas, no le rezumben en sus oídos los sórdidos discursos de los dirigentes de la Confederación Española de Derechas autónomas (CEDA), pronunciados en oposición a la República.
   Que Pedro Sánchez haya aceptado ahora, a pesar de las presiones que debe estar recibiendo de todos lados, la formación de un Gobierno de coalición con Unidas Podemos, no indica que haya cambiado su ideología. Pues,  aparte de intentar mantenerse en la Moncloa, su cambio de estrategia obedece a no querer cargar él solito con el estigma de ser el responsable del posible acceso de la derecha al Gobierno de la Nación, en caso de aceptar la única alternativa de unas nuevas elecciones. El apocalipsis anunciado por los partidos de derecha y los poderes fácticos que a su alrededor se mueven, es la prueba testifical que me confirma en mi opinión ya expuesta en artículos anteriores: evitar la incorporación de podemos al Gobierno (El Psoe debe explicar las causas de su desconfianza de U.Podemos, 16-9-19 y Pedro Sánchez, no sólo ha fallado, sino que ha cambiado de principios, 30-7-19).
   El no poder cambiar la realidad resultante de las elecciones de 28ª y 10N, es lo que hace que esos poderes económicos, que nunca se presentan a la contienda electoral, “echen las campanas al vuelo”, a sabiendas de que serían ellos los más beneficiados de una repetición electoral. Con elecciones o sin elecciones, gobierne la derecha o una izquierda domesticada, ellos siempre saldrán ganando.
   Me permito, pues, recomendar al aspirante socialista, si tanto él, como el Psoe quieren sobrevivir, aprovechen esta última posibilidad matemática y recaben y aprovechen los votos de los dispuestos a cambiar, aunque estos provengan de los soberanistas. El conflicto catalán alguna vez habrá que solucionarlo. Al Gobierno de coalición se le ofrece la oportunidad. Si, por cobardía, Pedro Sánchez se echa atrás, entre los suyos y los ajenos lo harán desaparecer...

   Manuel Vega Marín. Madrid,29-XI-2019   www.solicitoopinar.blogspot.com.es

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