Desde la misma noche de la
victoria electoral de 26 de Abril el guión estaba previamente escrito. Bastaba
observar la escasa alegría que denotaba la cara de Pedro Sánchez al oír los gritos
de ¡con
Rivera, no! ¡Sí se puede! Pedro sabía que con 123 diputados iba a
necesitar de los 42 de Podemos para poder gobernar, aunque sin mayoría absoluta.
Le angustiaba la idea de que se repetirían las presiones que en 2016 le
descabalgaron de la Presidencia y de la Secretaría General. Por ello retrasa la
negociación de un programa de gobierno con Podemos a la espera de que las
elecciones del 28 de Mayo la fuerza de éstos decaiga, siéndole al Psoe más
fácil imponer sus condiciones. No obstante, y fijada ya las fechas del debate
de investidura –lunes 22, 23 primera votación y jueves 25 de Julio 2ª votación-,
comienza una seudo negociación
(sábado 20), perfectamente calculada para poner entre las cuerdas a Podemos,
muy especialmente a Pablo Iglesias, y que se acelera en las 48 horas antes de
la votación decisiva. A quien tenga interés en seguir la secuencia de la
misma le sugiero el resumen que en
eldiario.es de 27-7-19 hace su director, Ignacio Escolar. Obviaré también
entrar en los “dimes y diretes” entre los negociadores, o juzgar si el método
de negociación ha sido el adecuado. Pero lo que no haré en absoluto será mantener
una equidistancia del 50 % en el reparto de los errores y de la responsabilidad
de los mismos. Porque la exclusiva responsabilidad de reunir los votos
necesarios para ser investido Presidente es de quién ha aceptado el mandato del
Jefe del Estado. Y éste ha sido Pedro Sánchez, candidato del Psoe. En este
sentido, debo recordar lo que en su día dijo Sánchez a Rajoy, entonces candidato:
la
responsabilidad de que el sr. Rajoy pierda la investidura es exclusiva del sr.
Rajoy por ser incapaz de articular una mayoría. Saber que de los 350
diputados, sólo 151 podían jugar en su contra, ha originado en Sánchez la
actitud arrogante de no escuchar a sus militantes, a sus votantes o al resto de
los 199 diputados, que le hubieran permitido no sólo ser investido Presidente
en la primera votación, sino lo que es más importante: haber conseguido una garantía
de gobernabilidad de una gran parte de aquéllos. El tiempo desaprovechado
por el Psoe desde el 28-A para poder acordar con UP, y llevar lo acordado a la
investidura, cosa que propuso Iglesias, demuestra que Pedro Sánchez o alguien
por encima de él, ha preferido otra alternativa como un acuerdo con PP o C´s.
Pero, en ese caso alguno tendría que haber renunciado a gran parte de su
programa, con la consiguiente traición a sus votantes. Pero, ojo, que en la
dirección del PP hay quien, a día de hoy, se sigue discutiendo sobre ese
posible pacto...
Ha sido tal la arrogancia del
candidato, que apenas se acordó en su discurso de apertura de su “socio
preferente”. El que presume de la antigüedad y de la experiencia de gobierno de
su partido, tachando a los de Podemos de novatos, solamente ha conseguido
presentarse ante el hemiciclo con el apoyo del de las anchoas. Ni siquiera
Sánchez tuvo en cuenta la disponibilidad de nacionalistas e independentistas a
darle sus votos, de haber conseguido un acuerdo con Podemos. Por el contrario,
no ha tenido inconveniente en hacer el ridículo rogando, una y otra vez, a las
derechas la abstención, a sabiendas de la negativa rotunda de éstas. Los
escasos segundos, en un discurso de dos horas, dedicados al “socio preferente”,
me reafirman en la idea de la preexistencia del guión: El Psoe va a intentar un gobierno
en solitario, -declaraba la Vicepresidenta en La SER, y repetían otros en
la noche de la jornada electoral-. Al candidato no le convenía anticipar sus
falsas promesas a Pablo Iglesias, dado que éste, con mejor dialéctica y con más
tiempo, sumando turno y réplicas, fácilmente podría desmontárselas y dejarle,
como así fue, sin explicación ante el pleno. Así que mejor sería esperar a la
siguiente jornada, en la que, sin turno de réplica de Iglesias, contaría
además, con el doble de tiempo que éste, para descargar sobre él todas las
culpas de su frustrada investidura. En ese segundo discurso de poco más de doce
minutos, digno de psicoanálisis, está concentrada toda la farsa de una
inexistente negociación. Ni siquiera la generosidad de la renuncia de Iglesias
a participar en el Consejo de Ministros diluyó la desconfianza en el candidato
a presidirlo, ofreciendo a Podemos algo más que humo…
Aceptado el mandato de impedir la
entrada de Podemos en el Gobierno, lo importante era armar un relato con el que
convencer a la opinión pública, especialmente a los votantes progresistas, de
que eran los de Podemos y el propio Iglesias, los exclusivos responsables del
fracaso de la investidura, y serán también los culpables de una posible
repetición de elecciones. Para ello, además de volver al falso pretexto de que
son las ansias de cargos y poltronas de Podemos lo que impide dar luz verde a
un Gobierno progresista, ahora la Vicepresidenta Calvo filtra a los medios una
inicial Propuesta de UP (simple borrador para empezar a hablar)),
sustituyendo esa palabra por la de Exigencias.
Como se ha probado, eso se llama manipulación y falsificación de
documento. Así era más fácil pasar la fake
news de que Podemos quería todo el
Gobierno, y hacer creíble el eslogan es
la segunda vez que Iglesias impide un gobierno progresista, lanzado desde
el staff del partido, y difundido por
los medios afines: TVE, La Sexta, con Ferreras y sus
“mariachis”, TV-5, El País, la SER,
etc., etc., previamente preparados a tal efecto.
Animo al lector a escuchar, mejor que leer, atentamente el discurso del
jueves 25, y se convencerá de que fue preparado e, incluso, ensayado
previamente, a juzgar por la perfecta sincronía entre las pausas del orador y
los aplausos, in creciendo, del coro de los leales. No me resisto a transcribir
algunos pasajes, en los que el actor, con voz emocionada y casi rota, intenta
explicar al tendido, aunque sin concretar cuáles, que las exigencias de Pablo
Iglesias le obligarían a renunciar a sus principios y convicciones… Es el clímax esperado
por el coro para, puesto en pie, aplaudir varios minutos… Sensacional puesta en
escena, ante un cabizbajo Iglesias, acorralado y sin tener más medios de
defensa que sus propios gestos, o “salir por la tangente” convirtiendo en
propuesta de última hora el consejo de un
socialista con peso…
“Le diré algo, Sr. Iglesias: Si para ser presidente del Gobierno tengo
que renunciar a mis principios; si tengo que formar un Gobierno a sabiendas de
que no será útil a mi País, entonces usted estará en lo cierto: yo no seré
presidente ahora. He renunciado a cosas muy valiosas para mí, antes que
renunciar a mis convicciones… Y, si usted me obliga a elegir entre la Presidencia
del Gobierno de España, que no serviría a España, o bien optar por mis
convicciones, yo no tengo dudas; elijo mis convicciones; elijo proteger a
España”.
Es cierto que hay principio y convicciones morales muy íntimas que son
irrenunciables, salvo que se cambie radicalmente la personalidad, que son las
que rigen la vida privada y que nadie tiene derecho a cambiártelas. Pero
existen otros principios y convicciones, que rigen la vida pública, y no hay
algo más público que la Política, que si bien no tiene por qué conllevar
siempre su renuncia, sí pueden darse circunstancias que obliguen a cambiarlos en aras de otros intereses
más justos y equitativos. O, simplemente, más convenientes para la sociedad.
Sr. Sánchez, cuando lo de su No
es No me creí su honestidad y su coherencia dado el precio que tuvo que
pagar por su resistencia a las presiones, que, de dentro y fuera de su partido,
le instaban a desertar de sus principios. Usted mismo hizo públicas tales
presiones. ¿Qué ha ocurrido desde entonces, sr. Sánchez? ¿Ha renunciado a sus
principios, o sólo los ha cambiado? ¿No estará haciendo usted con los que ahora
están en el No es No lo mismo que
hicieron ellos con usted? ¿Qué es lo que ahora le obliga a renunciar o a
cambiar? Se lo diré claramente: su coyuntura e interés personal. Usted no actúa
por proteger a España. Usted teme
perder la oportunidad de ser Presidente si no obedece a los que le presionan
para evitar la incorporación de Podemos al Gobierno. Para ello se arriesgaría a
unas nuevas elecciones Pero tanga presente la advertencia de Pablo: si
por la cerrazón de hacer un gobierno de coalición proporcional a los votos
obtenidos (y convoca elecciones), usted no será Presidente nunca. Y
algo que sería peor, añadiría yo, tendríamos gobierno de la derecha para largo…
Un consejo, si me lo
permite, Sr. Sánchez: Yo que usted no estaría tan seguro de creer que ha
llegado hasta aquí por méritos propios exclusivamente… Recuerde el trabajo de
Podemos para ganar su moción de censura. Piense, además, que los que le
defenestraron una vez han podido cambiar de táctica; y, sobre todo, no olvide
que, si sólo confía en sus propias fuerzas, puede ser defenestrado una segunda
vez y para siempre…
¡Ah!; menos demagogia, Pedro, que Pablo nunca ha dicho que ostentar la
Vicepresidencia o algún Ministerio sea humillante… Claro que tergiversar el
sentido de estos asuntos hace quedar muy bien ante los de las pulseritas
rojiguardas…
En el discurso del líder del PP, P. Casado hay una propuesta a Sánchez
que es un claro giño de ojos para resucitar el bipartidismo. Me parece
preocupante. Léanlo detenidamente: “Ensanchar
el espacio de moderación; hay que ensancharlo tanto para que ustedes y nosotros
podamos gobernar en él. Yo creo que no fue una buena idea cuando el Psoe viró
de ese eje izquierda-derecha a un eje constitucionalismo contra anti
constitucionalismo; porque en ese momento lo que sucedió es que nosotros, que
habíamos ganado el centro, al quedarnos simplemente en el centro, y ustedes
irse al extremo, la confrontación partidista movió el eje. Eso es lo que ha
pasado en los últimos años, y eso es lo que hace que nosotros no podamos
facilitarle la investidura”.
Aunque esa propuesta
cronológicamente es posterior al discurso de investidura, en intención coincide
con la propuesta de Pedro Sánchez de reformar el artículo 99 CE, que, bajo el
pretexto de acortar el vacio de Gobierno por mor de una investidura fallida, lo
que realmente pretende es primar al partido, cuya lista haya sido la más
votada. Ello evitaría al ganador tener que negociar con los partidos
minoritarios, que, lógicamente, exigirían contraprestaciones para apoyarle. No
es de extrañar que el hábil Pablo Iglesias, dándose cuenta de la jugada, se
opusiera rotundamente a tal propuesta. Como muchos venimos afirmando, el
“régimen del 78” está agónico; no es raro, pues, que “los poderes” que lo
impusieron y se aprovecharon de él intenten cualquier oportunidad para
mantenerlo, aunque sea “zombi”.
Pero, como bien dice el
constitucionalista Pérez Royo el problema no está en el art. 99 de CE, sino en
la Ley Electoral. Y el origen de los
problemas de investidura y de gobernabilidad en el sistema político español
está en la composición y el sistema de elección de las Cortes Generales. (“El
artículo 99 no es el problema”, eldiario.es de 12-7-19). Prácticamente, es el
Real Decreto-ley 20/1977 el responsable de la configuración de las Cortes. Los
que diseñaron la Ley para la Reforma Política y el Real Decreto citado se
propusieron como objetivo configurar un sistema de partidos lo más bipartidista
posible. Un sistema con dos únicos
“partidos de gobierno”, que pudieran alternarse en la dirección del país (PP
y Psoe). Pero este sistema comienza a “hacer aguas” con la Recesión de 2008 y
con la crisis territorial catalana, que la sentencia 31/2010 del T.C. agravó.
Como venimos observando en las últimas elecciones generales, la sociedad
española del s. XXI ya no es capaz de hacer una síntesis política de sí misma
con las “herramientas” muy útiles a la Transición; pero la actual sociedad
española, mucho más compleja, ya no puede servirse de las mismas herramientas
que fueron muy aptas para que la sociedad del último tercio del s. XX pudiera
expresarse en el hoy estrecho marco del bipartidismo monárquico. La enorme
distancia que separa lo establecido en la Constitución y la realidad está
pidiendo a gritos una reforma amplia y profunda de aquélla, asunto que los
“poderes fácticos” tratan de impedir, ya que ello conllevaría un debate sobre
la Monarquía, a la que tratan de proteger como la piedra angular del sistema.
Sánchez, pues, se equivoca si piensa que,
salvando su investidura con la abstención de PP y C´s, podría desarrollar su
programa de gobierno. Esto sólo se puede realizar si se cuenta en el Parlamento
con una mayoría asegurada. Y hoy por hoy, y manque le pese a Pedro, la única
alternativa a convocar nuevas elecciones, es un pacto de gobernabilidad entre
Psoe e UP…
La historia reciente del sistema democrático español demuestra varias
cosas: el Parlamento actual es el que es, y su fragmentación obliga a pactar gobiernos de coalición; que el
bipartidismo al que nos lleva la Constitución y la Ley Electoral se ha
convertido en una camisa de fuerza para representar a la variopinta sociedad
actual; que acudir a disoluciones anticipadas de las Cortes y repetir
elecciones, más que a solucionar el problema, contribuye a deteriorarlo; que
hay que reformar y actualizar la Constitución y la Ley Electoral. Que, como
viene diciendo Pérez Royo, ni el Congreso
de los Diputados, ni el Senado (todavía menos), ni la ley electoral en vigor
permiten garantizar la gobernabilidad… Hay que levantar la hipoteca que nos
dejó el Régimen del General Franco en la forma de la composición y sistema de
elección de las Cortes Generales y dotarnos de un órgano representativo del
pueblo español y de un sistema de elección sin los vicios de origen que
seguimos teniendo. Con los años los
vicios de origen se han ido agudizando. Aquí y no en el artículo 99 reside el
problema más importante para la gobernabilidad del país (“El artículo 99 no
es el problema”, eldiario.es de 12-7-19).
Terminaré citando a Rosa Mª Artal: Urge que el PSOE aclare sus posibilidades y
su estrategia, comenzando por apearse del pedestal en el que se ha subido.
Desterrar por completo los insultos y los tonos suficientes y despectivos.
Apear, sin duda, de cualquier negociación a Carmen Calvo, que ha quedado
invalidada para ese cometido. Revisar el papel de la portavoz. Y de otros
destacados miembros que acreditan largos episodios de patinaje y que se sumaron
a difundir los bulos de campaña. Hay gente muy válida en el PSOE de donde echar
mano. (“Pedro Sánchez no oye desde su pedestal”. Eldiario.es,
26-7-2019).
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