martes, 16 de julio de 2019

PEDRO SÁNCHEZ VUELVE A FALLAR


   Después de que fuera defenestrado de la Secretaría General por la “carcundia” de su propio partido, especialmente por los barones autonómicos, influenciados todos por la “sultana andaluza”, acudió a las bases del partido y, “podemizándose”, logró primero reconquistar la Secretaría General en unas arduas primarias, para, después de una moción de censura trabajada por Pablo Iglesias, llegar a la Moncloa. Nunca Pedro debiera olvidar esta “odisea”…

   La actitud de la portavoz del Psoe, Adriana Lastra, echando todas las culpas a Pablo Iglesias del fracaso de la reunión tenida con su “Jefe” sólo minutos antes, me recuerda a la iracunda Inés Arrimada, portavoz de Ciudadanos. Que, además, en los escasos minutos transcurridos entre la reunión y su rueda de prensa Lastra hubiera tenido tiempo de anotar todos los fallos de Podemos e Iglesias, crean la sospecha de que el “relato” ya estaba escrito…
   Olvida Adriana Lastra que Podemos, a sabiendas de que perdería su propia moción del 14-6-2017, (82 votos a favor, 170 en contra y 97 abstenciones, entre ellas las del Psoe) preparó el camino a que triunfara la presentada por Pedro Sánchez el 1-6-2018. Las dudas de que no daban los números quedó despejada con la experiencia de UP, comprobando que los síes y las abstenciones sumaban más que los votos en contra. Había que trabajarse los votos de PDeCAT y PNV y revertir el sentido de la abstención del Psoe. De eso se encargó Pablo Iglesias. Bien lo resalta un artículo de La Vanguardia (1-6-2018): El papel clave de Podemos en el desalojo de Rajoy… Pablo Iglesias ha sido un actor fundamental en la operación que ha colocado a Pedro Sánchez como presidente del Gobierno. ¿Por qué Pedro Sánchez no se atreve a repetir esa experiencia en lugar de poner como pretexto para no admitir un gobierno de coalición que la suma de Psoe y Podemos no dan mayoría absoluta, despreciando ahora el apoyo de los independentistas?
   El Psoe podrá seguir ganando elecciones; pero no precisamente por ser un partido socialista o de izquierda, sino porque sus políticas socieconómicas cada vez molestan menos a los poderes económicos y financieros. El Psoe, con su eterna incoherencia entre lo que predica y hace, cada vez engaña a menos gentes, y no debiera de olvidar que cada vez que ha llegado al Gobierno ha sido favorecido por alguna coyuntura extraordinaria, que ha convertido el voto ciudadano, aún de los no socialistas, en un voto útil para que gobierne. El primer y gran triunfo de Felipe González en el 82 vino detrás del fracasado golpe de Tejero en Febrero de 1981; en el 15-3-2004 el acceso a la Moncloa de Rodríguez Zapatero, después de dos legislaturas de Aznar (1996-2000), en gran parte se debió a que éste hizo oídos sordos al grito ciudadano de ¡no a la guerra! iniciada contra Irak el 21-3-2003, coadyuvando también, a su victoria las mentiras del Gobierno de Aznar sobre la autoría del gravísimo atentado del 11-M, consecuencia de la tozudez bélica de Aznar y del “Trío de las Azores”.  La crisis y su torpeza en verla venir obligan a Zapatero a anticipar al 20-XI-2011 las generales previstas para el 8-4-2012. El resultado es de mayoría absoluta para Rajoy (186 escaños), comenzando el descenso del Psoe (110 escaños, perdiendo 59 respecto de 2008), que no volverá a la Moncloa, esta vez con Pedro Sánchez hasta 1-6-2018, mediante una moción de censura. Con un PP declarado judicialmente como un partido corrupto, el Psoe no es capaz de arrebatar el poder al PP hasta las generales de 28-4-2019. Contando asímismo con un aluvión de votos útiles provenientes del miedo al ascenso de las derechas, especialmente de Vox, en las autonómicas andaluzas, causado por el hartazgo de las erráticas políticas del Psoe de Susana Díaz.
   Recordemos también que el número de escaños considerados por UP es el mismo que hace triunfar la moción de Pedro Sánchez. Éste, además del apoyo de su partido (84), ha obtenido los de UP (67), ERC (9), PDeCAT (8), PNV (5), Compromís (4) Bildu (2) y NC (1). Por primera vez se da en España que el partido que gobierna tiene menos diputados que el principal partido, PP, de la oposición (134). No obstante, mientras en el hemiciclo del Congreso resuenan los aplausos y los gritos de ¡Sí se puede! de UP, ya entonces Pedro Sánchez manifestaba su intención de formar un Gobierno monocolor, rechazando las ofertas de Podemos para que lo fuera de coalición. Pronto Pedro Sánchez olvida su “odisea” para reconquistar la Secretaría General y, ahora también, su escaño en el Congreso y la Presidencia del Gobierno. Incluso le gustaría hacer desaparecer de las hemerotecas aquellas declaraciones a Jordi Évole en Salvados, sobre las presiones de los capitostes de su propio partido y de otros poderes económicos y mediáticos para que no intentara un Gobierno alternativo a Rajoy. Una vez más el Psoe no sólo vuelve a fallar a sus votantes, sino que también Pedro desoye el grito ¡con Rivera, NO! de los militantes socialistas que lo auparon.
   El Psoe, como hizo Adriana Lastra, puede ir recopilando todos los falsos argumentos que quiera para culpar a Podemos de un posible fracaso de la investidura de Pedro Sánchez. Sobre todos, el manido de que lo que desea Iglesias son poltronas, y que su no consecución frustró la investidura de 2016. Ninguno de esos argumentos son ya creíbles. Pues, después de que a      Podemos y a Pablo Iglesias se les culpe hasta de la muerte de Manolete, todo es posible. Me extraña, pues, la ingenuidad de Javier Valenzuela (Si yo fuera del PSOE…, infolibre, 10-7-2019) al considerar una infamia que el Psoe negara el pan y la sal a Podemos, con tal de obligarle a no apoyar la investidura de Sánchez. No me extrañaría que el Psoe, con la amenaza de unas nuevas elecciones, tenga ya preparada y orquestada con sus grupos mediáticos y de presión, para culpabilizar a Pablo Iglesias de su fracaso, y conseguir en una repetición electoral unos cuantos diputados más a costa del hundimiento de Podemos y un cambio previsible en la voluble actitud del partido de Albert Rivera.
   Los socialistas están en su derecho de preferir “acostarse” con C´s. Rivera o Arrimadas a hacerlo con Iglesias, Alberto Garzón o Irene Montero. Como ya lo hizo Felipe González, intentarán marginar al PCE o tener de comparsa a Izquierda Unida. Ahora lo siguen intentando con Podemos. Pero a lo que no tienen derecho es a creerse el monopolio de la izquierda. Con sus políticas derechistas seguirán obteniendo más diputados; pero seguirán teniendo que oír aquello de ¡Psoe…, PP…, la misma m… es!... Precisamente de aquel “bipartidismo ramplón” y del “socialismo descafeinado” del Psoe surge el movimiento de los indignados, que cristalizará en PODEMOS. La dirección del Psoe, pues, debe mentalizarse de una vez por todas, a que el “turnismo bipartidista” ha pasado, y que el reparto de la tarta y de roles no es ahora tan fácil. Psoe y UP, siendo ambos partidos de izquierda en lo ideológico, no lo son en sus respectivas políticas económicas. Hace mucho que los socialistas en la práctica económica adoptaron el neoliberalismo, y en la teoría abandonaron el Marxismo. En UP, aunque no todos son marxistas, si en sus prácticas políticas y económicas, aún predomina su procedencia marxista. Pero esto no debiera ser un obstáculo para poder formar un programa y un Gobierno que lo ejecute.
    Pero en política nada es eterno y no siempre los acontecimientos suceden linealmente. Y, sobre todo, el Psoe debiera saber que en las relaciones políticas pocas cosas son gratis. Y el principio de “correlación de fuerzas” sigue vigente. Vamos, por tanto, a obviar la gratitud merecida por Podemos y por el resto de partidos que han mantenido el exiguo Gobierno de Sánchez, que ni siquiera tenía escaño en el Parlamento hasta la convocatoria del 28 de Abril. Tanto Sánchez, como Iglesias, según esa lógica, están en su derecho de defender sus posiciones; pero siempre respetando la proporcionalidad debida. En este caso, por haber ganado las elecciones y por haber aceptado la oferta del Rey para formar Gobierno, las responsabilidades son del candidato. No es novedad, por otra parte, la diferencia ideológica entre Psoe y UP. No es nueva tampoco  la divergencia en el formato del nuevo Gobierno. Psoe está por uno monocolor, llámese como sea, mientras que UP prefiere uno de coalición en las proporciones debidas. Y como el acuerdo va a ser harto difícil, unos y otros buscan componer el relato más creíble para culpabilizar al otro del fracaso de las negociaciones. Pero, obviando el “teatrillo”, una cosa es clara: los ciudadanos que no entienden de cabildeos de despachos dieron con su voto a los partidos nacionales de izquierda (Psoe, UP) una mayoría muy cualificada con la que poder formar un Gobierno de izquierda que haga políticas de izquierdas. Y esto es lo que se le atraganta al Psoe. Desde la misma noche electoral en que las bases socialistas gritaban a Sánchez en Ferraz ¡con Rivera, NO!, y ¡Sí se puede!, si no Pedro, sí los hilos que lo mueven, no dejan de preferir a Ciudadanos y PP, aunque sólo sea con la abstención. Desde entonces los portavoces del partido no han hecho más que repetir como un mantra el pretexto de que ese gobierno de coalición con UP no da mayoría absoluta. Como si la abstención de esos partidos de derechas en la investidura supusiera que también le iban a apoyar en las políticas de izquierdas. El colmo de vergüenza y de política surrealista es la carta firmada por los que propiciaron la caída de Sánchez, dirigida al PP, para, en un gesto de extraña responsabilidad como el que ellos hicieron, se abstengan en la investidura. ¿Es que Gobierno y oposición, la misma cosa son? ¿Tan atadas tiene las manos Pedro Sánchez, que deja circular esa carta, intentando ignorar u olvidar que fue, precisamente, su coherente No es No a la investidura de Rajoy lo que lo hizo resurgir de las cenizas?
   Y, para terminar, unas palabras sobre las dos últimas, más que razones, pretextos de Sánchez para justificar el establecimiento de líneas rojas al Gobierno de coalición: la postura de Podemos respecto del tema catalán y de la política exterior. Ambos obstáculos debieran haber sido removidos de las mentes pensantes del Psoe, dada la claridad con que al respecto, una y otra vez, se ha pronunciado Iglesias.
     El “problema catalán” existe, y urge ponerse a solucionarlo si no queremos que nuestra democracia se sigua deteriorando. Es un gran problema que tendrá que solucionar un Gobierno de izquierda. ¿Piensa el Psoe persistir en el continuo deterioro de la organización territorial y de convivencia entre catalanes y castellanos, antes que perder el complejo frente a la derecha (PP,C´s), y ponerse a dialogar con los partidos independentistas y nacionalistas, que, a pesar de tener líderes en la cárcel o exiliados, le han apoyado? Como en su día decía Pablo Iglesias, No hay que dejar que la cuestión territorial se pudra. Hay que ofrecer algo, un horizonte distinto para Cataluña y Eukadi, sobre todo después del 155. Pero es que al Psoe no le quedará otra salida. Pedro recuperó la Secretaria General hablando a sus bases de la España plural, la de Nación de naciones, de una España federal. Asuntos que los jacobinos de su partido prefieren no hablar. Podemos coincide, en general, con ese proyecto plurinacional  y federal de España, y aunque defiende un referéndum pactado y vinculante, nunca ha optado por el independentismo.
   En lo que a política exterior (europea) se refiere, un Gobierno de coalición Psoe-UP, entre otras cosas, ayudaría a sacar a Europa del dogmatismo neoliberal y austericida que tanto sufrimiento y deterioro ha provocado en las vidas  de grandes masas de ciudadanos. La “estafa”, más que crisis, una vez originada por los poderes económicos y financieros, fue administrada unidireccionalmente y de acuerdo a sus propios intereses. Un Gobierno de coalición, con un acuerdo presupuestario de izquierda, podría poner en práctica medidas, que no sólo demuestren más eficacia económica, sino un interés especial por resolver los problemas reales y cotidianos de los ciudadanos. Al fin y al cabo, para eso sirve la Política.
   Por último, decir que el pretexto de Sánchez sobre la consulta de Podemos a sus inscritos, no deja de ser una gran mentira y un sarcasmo, que ya no “cuelan”. Estoy seguro de que, si el Psoe hubiera consultado a sus militantes de base, las respuestas de éstos iría en dirección bien distinta a la actitud de la “cúpula”…

   Manuel Vega Marín. Madrid, 16, Julio, 1019   www.solicitoopinar.blogspot.com.es
      
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