lunes, 16 de septiembre de 2019

EL PSOE DEBE EXPLICAR LAS CAUSAS DE SU DESCONFIANZA DE U.PODEMOS


   Dice el profesor Pérez Royo que no acabo de entender el porqué de la ansiedad de Unidas Podemos por integrarse en un gobierno de coalición presidido por el PSOE…. Pues no es necesario estar en el Gobierno para tener garantías de que el Gobierno va a ejecutar el programa que se haya pactado (“Ansiedad injustificada”, eldiario.es, 12-9-19). Y no ve justificada la ansiedad de Unidas Podemos, dado que la visibilidad que proporciona la participación en el gobierno de coalición es limitada. Olvida, aunque no de mala fe, lo tantas veces dicho por Pablo Iglesias: de que no se está en el Gobierno para presumir de poltronas, sino para mejor poder cambiar la sociedad. Y, tratándose del Psoe, no es claro que no sea necesario estar en el Gobierno para tener garantías de que el Gobierno va a ejecutar el programa que se haya pactado. El incumplimiento de lo pactado por el Gobierno salido de la censura con UP responde al interrogante del profesor, de si la dirección de UP está más segura de que, estando dentro del gobierno, le apretará más las clavijas que estando fuera de él.
   Es claro que a nivel nacional no ha habido gobiernos de coalición; por tanto, afirmar, como hace el profesor, que ese tipo de gobierno beneficia al partido que lo preside, en España, al menos, no es una evidencia empírica. El “turnismo bipartidista”, “amañado” en la Transición, y la Ley electoral que lo promocionaba impedían que cualquier partido que no fuera el PP o el Psoe, sirviera de algo más que de comparsa para justificar sobre el papel el pluralismo de nuestra democracia. No es lugar de recordar la desaparición del PCE o el papel de “escudero” desempeñado por IU. Algo semejante pretende el Psoe con Podemos. Y, aunque la Ley electoral no ha cambiado, ha sido tanta la corrupción y las vergüenzas a tapar mutuamente por los partidos turnantes, que estalló la indignación social, dando lugar al nacimiento de Podemos, al que la patronal bancaría opuso el invento de C´s como un “podemos de derecha”. Si además a esos cuatro grandes partidos de ámbito estatal sumamos a los franquistas de Vox, resulta un Parlamento mucho más diverso, en el que es difícil que un partido consiga la mayoría absoluta para gobernar en solitario; pero sí formar un gobierno que se apoye en el voto mayoritario del Congreso, sin que tenga que apoyarse en la abstención. Es la situación actual resultante del 28-A. El Psoe, partido ganador, con sus 123 diputados puede formar un gobierno estable, si a ellos le suma los 45 de Unidas Podemos, sin que los escaños de la derecha  (PP+C´s+Vox) puedan impedir gobernar “progresistamente”. La objetividad de la aritmética parlamentaria, resultante del 28A, indica que nunca el bloque de izquierda –Psoe 123, UP 45=165- lo ha tenido mejor para formar gobierno desde que ningún partido logra la mayoría absoluta. Los 151 escaños que podrían sumar las derechas no podrán impedir que el Parlamento pueda legislar y el Ejecutivo poner en práctica lo legislado. Estos diputados de las derechas se tendrían que conformar con el pataleo y la distorsión. La decisión para que esto sea así la tiene el Psoe. No entiendo por qué la Vicepresidenta piensa que el “día a día” del Gobierno sería más insoportable con la presencia en él de ministros de UP, que un Gobierno en solitario, sin el apoyo estable de U. Podemos, y al “socaire” de los intereses de las derechas.
   La única explicación que encuentro -ya lo escribí hace tiempo- es que el Psoe no sólo no es un partido de izquierda, sino que, además, hace de “frontis” de aquellos poderes, que, sin presentarse a elecciones, “mandan” en España. El profesor V. Navarro en un artículo en publico.es de 11-09 sintetiza a la perfección las causas reales de la supuesta imposibilidad de un gobierno de coalición. A su lectura remito. Aquellos que defenestraron al hoy candidato Pedro Sánchez por su coherencia en mantener el no es no, han cambiado de táctica una vez que ha logrado ser Presidente en funciones y Candidato. Hoy lo que le exigen a Pedro, si quiere seguir viviendo en la Moncloa, es evitar la incorporación de Podemos al Gobierno (Ver mi anterior artículo, Pedro Sánchez, no sólo ha fallado, sino que ha cambiado de principios, en mi blog, 30-7-19). Actualmente, lo único que pretende el Psoe es construir un relato con apariencia de veracidad, al que no le faltarán  difusores, que haga creer a la ciudadanía que la culpa de no conseguir un gobierno de izquierda y tener que volver a las urnas es exclusiva de Unidas Podemos. Es absurdo que Pedro Sánchez deje a la izquierda sin la oportunidad de conformar una mayoría con Unidas Podemos, que, sin riesgo de una moción de censura como la facilitada a él contra Rajoy, pueda desmontar toda la interpretación retrógrada de las leyes y de la Constitución, que a éste le proporcionó su mayoría absoluta conseguida en 2011, y cuya consecuencias seguimos sufriendo a pesar de su bajada en la legislatura de 2016. Por ello es doblemente absurdo que un partido que se reclama de izquierda siga pidiendo al PP y C´s que con su abstención faciliten la investidura de su candidato, como si esos partidos no estuviesen satisfechos con la situación actual heredada de la mayoría absoluta de Rajoy. Si ya el Gobierno en funciones, resultante de la moción de censura, ha sido incapaz de desbaratar el legado de Rajoy, ¿por qué seguir exigiendo a UP un gobierno “a la portuguesa” o querer justificar su falta de negociación con un programa de 370 propuestas, sabiendo con la facilidad que el Psoe incumple sus compromisos? ¿Por qué arriesgarse a unas nuevas elecciones, si no es con la esperanza de poder prescindir del apoyo de Podemos, contando con un cambio de actitud (lo cual es facilísimo) de Ciudadanos? Si esas perspectivas se produjeran, el fracaso no sería sólo para Pedro Sánchez y el Psoe, sino un rotundo fracaso de la izquierda con imprevisibles consecuencias para la democracia. La respuesta a esos interrogantes es bien sencilla: a los “poderes dominantes” les importa un comino la salud de nuestra democracia o que gobiernen uno  u otro, si obedecen sus “sugerencias”, y así poder seguir manteniendo su estatus.
   Y ya que sobre este tema se ha dicho casi todo, resaltaré la desfachatez de la Ministra portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, que con su habitual pose hierática y sin mover ningún músculo de la cara  (quizá por su dureza), aprovecha su portavocía para lanzar el primer mitin “oficial” y partidista de campaña electoral. Y es que, según ella, hay que pasar a la última fase (ahora se llaman fases), dado que no existe la confianza mínima para construir un gobierno de coalición. Ahora resulta que para la Sra. Celaá, de quien poca gente sabe que también es Ministra de Educación, la desconfianza es un principio de la realidad, que Pablo Iglesias debe aceptar como si de una ley física se tratara, por respeto a la institución (¿?). Cualquier alumno de Psicología sabe que la confianza/desconfianza son reacciones subjetivas y contradictorias, la mayoría de las veces irracional, ante una actitud personal inesperada o ante un hecho raro y de difícil justificación racional. En cualquier caso, nunca podrá ser el fundamento para iniciar una acción de gobierno que deberá ser plasmada en un programa una vez negociado y aceptado por los que lo llevarán a la práctica. La confianza es lo que prima entre los gestores de un Estado Liberal-oligárquico. Lo que, por el contrario, rige en un Estado democrático-constitucional es, precisamente, la desconfianza y la diferencia de intereses entre los diferentes grupos políticos, que, equitativa y  pacíficamente, los poderes democráticos deben gestionar. A partir de dicho presupuesto (la desconfianza) hay que construir una relación de confianza entre quienes participan en la gestión del sistema político, sea desde el gobierno sea desde la oposición… Hay que gestionar un sistema de desconfianzas múltiples que se entrecruzan (en la sociedad civil). En eso consiste la democracia (“Gestionar la desconfianza”, Javier Pérez Royo, eldiario.es de 9-8-19).
   Lo extraño de la ministra Celaá es que exija al líder de Podemos para participar en un gobierno de coalición total confianza, y no lo exija tanto para que, omisamente, UP dé el Sí quiero a la investidura y al gobierno en solitario del Psoe. Es de “caradura” echar también las culpas a UP de sus incumplimientos en los temas ya pactados antes de las elecciones. Y es de hipócritas y de mentirosa que, después de no aprovechar el tiempo de negociación y de rogar el apoyo de PP Y C´s con su abstención, venga con las prisas de última hora, a decir demagógicamente, que Podemos debe decidir si va a volver a unirse a las tres derechas para impedir, una vez más, un gobierno progresista… o que tache de absurda y vacía de contenido la que pudiera ser la última oferta de Iglesias.  
   Lo que debe de explicar a la ciudadanía el Psoe y su gobierno, ya que no existe problema de desconfianza en la aceptación de sus 370 medidas propuestas, cuáles son, pues, las causas o motivos por los que, según la Vicepresidenta, no puede ser un gobierno con UP; cuál es la misma piedra que les haga caer. Porque si esa misma piedra está compuesta por los “grandes temas” que todo el mundo sabe: la Monarquía, el Concordato, el Procès, la Educación laica, el predominio del Ibex-35, etc. etc., tal piedra significa un pacto con las derechas, la vuelta al bipartidismo, en el que el Psoe se entendía mejor con la derecha que con la izquierda…
   Deben ser, pues, otras causas menores, que, aunque no lo dicen, también se saben. Esto es, que en los Consejos de ministros, además de tratar asuntos, que por afectar a los ciudadanos requieren máxima transparencia; pero que también se tratan otros, que convertirían en molestos testigos a los que acceden sin “mochilas”… “mochila”. Sabemos que al Psoe la existencia de Podemos le molesta, como le molestó el PCE o IU. Las políticas democráticas no deben programarse desde las filias o fobias que existan entre los líderes de los diversos partidos. El comprensible el rechazo que pudo provocar en el Psoe el nacimiento de “los indignaos” que cristalizó en Podemos. Era un competidor que lo venía a sacar del cómodo letargo bipartidista. Pero lo lógico en sana política democrática es analizar las causas del nuevo nacimiento, y, si el nuevo bebé es de “nuestra cuerda”,  siempre será mejor dialogar con él, que convertirlo en adversario. Lo que hasta ahora viene sucediendo es que el Psoe, aparte de otras consideraciones que hemos hecho, pretende mantener el monopolio de la izquierda, cuando hace mucho que abandonó ese espacio, y la nueva fuerza, que, con errores, propios o atribuidos, intenta aprovechar la oportunidad histórica que los resultados del 28-A les ha brindado a las izquierdas para la conformación de un Gobierno progresista. Que no crean, pues, los dirigentes del Psoe que sus 140 años de historia les vacuna de su desaparición del campo de la izquierda, si continúan practicando políticas de derechas. Pedro Sánchez no debiera olvidar nunca que, gracias a su “podemización”, recuperó la Secretaría General y al partido lo rescató de la sima de los 83 hasta llevarlo a los 123 escaños actuales, que les brindan la oportunidad de continuar de Presidente del Gobierno. Aconsejo la lectura del interesante artículo de Ruth Toledano en el diario.es de 15-9-19.

 Manuel Vega Marín. Madrid, 16, Sptbre. 2019   www.solicitoopinar.blogspot.com.es






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