sábado, 21 de diciembre de 2019

AFIRMACIÓN PATRIÓTICA CONTRA EUROPA EN LA PLZA. DE ORIENTE


   No se sobresalte el lector con el título. Nadie aún ha convocado a la concentración. Pero, seguro, que a más de un “patriota”, después de 44 años de aquel aciago 1-X-1975, y después de 33 años de la adhesión de España a la Comunidad Europea (1-1-1986), se le ha pasado por la cabeza una concentración similar, como reacción a la sentencia del alto Tribunal Europeo contra la actitud de nuestro Tribunal Supremo respecto de Oriol Junquera. Oyendo a los líderes de las derechas y a sus mediáticos altavoces parece que se disputan quién sería el primero en llamar a una gran movilización nacional contra los ataques a nuestra soberanía (S. Abascal), a proponer una voladura de la UE (H. Tertsch), o, como les critica Rosa Mª Artal, parecen añorar aquella época, en que Europa empezaba en los Pirineos (Poner en los Pirineos la puerta de Europa (otra vez), eldiario.es 20-12-19).

   Puesto que durante la “ejemplar” Transición se intentó ocultar gran parte de lo sucedido durante la dictadura, no viene mal recordar a la juventud que aquel llamado acto de afirmación patriótica, no fue más que la reacción de un régimen autoritario agonizante ante la petición de clemencia democrática de Europa y otros Estados del mundo, incluido el Vaticano, tratando de impedir el fusilamiento que tres días antes (sábado 27-IX-1975) se llevó a cabo en Barcelona, Burgos y Madrid, cuyas víctimas fueron cinco jóvenes de ETA y FRAC, sin que la farsa de juicio militar probara culpabilidad alguna. Fue el último acto de escarmiento que el moribundo dictador quiso añadir a su largo historial genocida. Se empieza a oír discursos parecidos al que, desde el balcón del Palacio Real pronunció Franco con la presencia de los entonces príncipes, hoy, “reyes eméritos”: Todo lo que en España y Europa se ha armado obedece a una conspiración masónico-izquierdista en lo político, en contubernio con la subversión comunista-terrorista en lo social, que, si a nosotros nos honra a ellos les envilece. Aún resuenan en mis oídos estas palabras de aquella noche en vela.  Es el ¡a por ellos, oé! gritado como eslogan de enganche de los nacionalistas castellanos contra los catalanes, coreado, esta vez, también, por destacados e “ilustres” patriotas españoles, contra los demócratas europeos.
   Son las derechas políticas y económicas que tanto ensalzan la Europa de los mercaderes y de los negocios; las que reprochan a los ciudadanos de izquierdas críticos con  esa Europa, las mismas que ahora no tendrían inconveniente en exigir un “brexit” típico hispanic, un” Hispexit”.  Igual que sólo aceptan una democracia a la carta, sólo hablan de soberanía nacional cuando el Derecho y los Tribunales europeos ridiculizan a nuestros “politizados” jueces. De la misma manera, sólo defienden nuestras instituciones democráticas, cuando éstas se amoldan a sus intereses... Estoy de acuerdo con el constitucionalista Joaquín Urías, cuando dice que El TS desde el principio se ha visto como el único defensor de la Unidad de España y se ha empeñado en reprimir a la cúpula del independentismo con la mano más dura posible. Si ese criterio político ha prevalecido sobre la aplicación del Derecho, sin respetar derechos fundamentales de los procesados, tendremos que seguir esperando a que se pronuncien tribunales internacionales (que también son españoles, añado yo) para saber quién tenía razón jurídicamente (“Los derechos vulnerados del diputado Junqueras”, público.es 19-12-19).
   Aunque la lógica común bastaría para no sorprenderse de la Sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que, aunque tiene su sede en Luxemburgo, es también un tribunal español, dejaremos, sin embargo, el análisis técnico-jurídico de la Sentencia y sus consecuencias, a personajes más cualificados en Derecho. En este sentido, remito al lector a las declaraciones y artículos esclarecedores  de catedráticos, como Javier Pérez Royo (Sobre la sentencia de Junqueras: ha pasado lo que que pasar, el diario.es de 19-XII-2019), o magistrados como Martín Pallín o Joaquín Boch (Cinco claves para entender la sentencia de la justicia europea sobre Junqueras, de misma fecha y periódico). Es también muy interesante el artículo de Baltasar Garzón en infolibre.es Libertad condicional  “ad cautelam”, de 20-XII-2º19. El profesor Pérez Royo hace tiempo que viene anunciando en sus escritos que ha pasado lo que, como titula, lo que tenía que pasar. Igualmente podríamos referirnos a todo lo expresado por diferentes especialistas en multitud de medios sobre el procès catalá. Desde que la derecha de este País interpuso el recurso de inconstitucionalidad contra el Estatuto Catalán, aprobado y rigiendo con todas las bendiciones legales, y un Tribunal Constitucional, “amañado” por Rajoy lo modifica sustancialmente por la famosa sentencia de 2010, el conflicto no ha hecho más que agrandarse. Sobre todo, desde el momento que, por intereses espurios, se encomienda a la Justicia, y ésta servilmente lo acepta, la solución de un problema eminentemente político.
   Ante el toque de atención de esta sentencia, nuestro sistema judicial tiene la oportunidad de corregir lo corregible. El Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), órgano de gobierno de los jueces, a este respecto tiene una tarea inmensa por delante. Y a nuestro Tribunal Supremo se le presenta una ocasión inmejorable para pedir perdón a los procesados, encarcelados o exiliados, antes que sea el Tribunal de los Derechos Humanos, con sede en Estrasburgo, al que, sin duda, recurrirán las defensas, el que vuelva a “sacar los colores” a nuestros serviles magistrados. Eso, por no hablar de un posible caso de prevaricación “suprema”.
    No es la primera vez que instancias judiciales europeas llama la atención sobre el “raro proceder” democrático de la Fiscalía y altos Tribunales españoles. Es cierto que entre las variadas interpretaciones posibles en la aplicación del Derecho y de las garantías democráticas, nuestros magistrados optan por la interpretación más punitiva. Ello obedezca, quizá, a la burbuja en que vivieron durante la dictadura, y a la deficiente adaptación, durante la Transición, a la democracia. Ello no hubiera sido posible sin el apoyo de los medios de comunicación, apoyados a su vez por las clases sociales más conservadoras u otras instituciones, como la Monarquía, e, incluso, una parte del Psoe, creando la sensación en la ciudadanía de que por encima de valores, derechos y garantías  que conforman la democracia, está la defensa del “orden jurídico-legal vigente”, cuyo respeto se convierte, más bien, en un casus belli. Por todo ello, he dicho y repito, que no hay otra forma de salir del embrollo en que nos han metido jueces y políticos irresponsables, así como sus respectivos propagandistas, que un cambio profundo en la actitud de los diversos actores, practicar políticas serias y dialogadas de largo alcance, que, al final, pueda llevarnos a un cambio pactado de la Constitución y del resto de estructuras que de ella emanan. Pero me imagino que el falso orgullo ibérico y un batido coctel de testosterona harán imposible tener un diálogo sereno entre las partes pertinentes, que no significaría hacer  “tabla rasa” de lo pasado, sino corregir los errores cometidos y aprender para que no se repitan. De persistir en la actual actitud,  lo más nefasto no será el desprestigio individual o profesional de “los demócratas de toda la vida”, sino el deterioro de los valores democráticos y el desgaste, cada vez más acelerado, del propio sistema democrático.
    Soy consciente de que es imposible empezar de cero y de que la historia no se repite, al menos, de la misma manera. Pero también estoy convencido de que, si hay voluntad política, se puede “recoger velas” y retrotraer al terreno de la política los conflictos políticos. Y el más importante que tenemos que solventar es el conflicto catalán. Su enorme transversalidad está impidiendo la solución de otros problemas, que, por ser más pragmáticos y cotidianos, sufrimos más directamente los ciudadanos de a pie. Muchos, por el rédito electoral que obtienen, y porque, en el fondo, no necesitan de la democracia para seguir manteniendo su estatus socioeconómico, prefieren el “cuanto peor, mejor”. El cabreo que los patriotas de la derecha están manifestando por la sentencia del tribunal de Luxemburgo, no es más que mera hipocresía, pues saben, y de ello se alegran, que la sentencia tiene derivaciones que añaden dificultades a las negociaciones que en estos días está teniendo el partido del candidato Pedro Sánchez con ERC y otros partidos de cara a su investidura y posterior Gobierno en coalición con Unidas Podemos. Por ello, tanto al Psoe, como a las fuerzas políticas que gestionan en pro de ese gobierno progresista, la Justicia de la Unión Europea les brinda la mejor oportunidad para comenzar a destejer la maraña judicial en la que nos metió Mariano Rajoy, empeñado en resolver el conflicto catalán en el terreno jurídico, arrastrando, posteriormente, con la aplicación del 155, al Psoe, emponzoñando más el conflicto con la alegación de muy dudosas razones de “responsabilidad política”. ¡Qué sean la justicia y sus tribunales quienes desenreden lo que ellos enredaron!
   Viendo y oyendo las declaraciones de la ministra portavoz del Gobierno, sra. Celaá, y las del líder de Esquerra Republicana de Cataluña, Oriol Junqueras y el discurrir del Congreso que se está celebrando este fin de semana, las esperanzas en un pronto acuerdo no deberían decaer. En nuestro anterior artículo, Pedro Sánchez..., ¡Ahora o nunca! (solicitoopinar.blogspot.com.es de 20-XI-19) le recordamos al Presidente en funciones las nulas oportunidades de llevar a su partido a la Moncloa, si volvía a despreciar la oportunidad del 10-N. Hoy se lo volvemos a repetir...
   Y a Esquerra le recalcaré que si rompen con su interlocutor actual, se encontrará ante el abismo de unas nuevas elecciones, de las que muy posiblemente saldrían vencedoras las derechas más anticatalanistas... Así que más les vale seguir el camino trazado por Junqueras en la búsqueda de un ensanchamiento de sus bases y de sus votantes, que, por aquello de la “correlación de fuerzas”, pueda llegar algún día a un referéndum negociado y pactado con el Gobierno central, para que los ciudadanos catalanes decidan sobre su independencia ...



   Manuel Vega Marín. Madrid, 21, Dicbre. 2019  www.solicitoopinar.blogspot.com.es



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