No se sobresalte el lector con el título. Nadie aún ha convocado a la
concentración. Pero, seguro, que a más de un “patriota”, después de 44 años de
aquel aciago 1-X-1975, y después de 33 años de la adhesión de España a la
Comunidad Europea (1-1-1986), se le ha pasado por la cabeza una concentración
similar, como reacción a la sentencia del alto Tribunal Europeo contra la
actitud de nuestro Tribunal Supremo respecto de Oriol Junquera. Oyendo a los
líderes de las derechas y a sus mediáticos altavoces parece que se disputan
quién sería el primero en llamar a una
gran movilización nacional contra los ataques a nuestra soberanía (S.
Abascal), a proponer una voladura de la
UE (H. Tertsch), o, como les critica Rosa Mª Artal, parecen añorar aquella época, en que Europa empezaba en los Pirineos
(Poner en los Pirineos la puerta de Europa
(otra vez), eldiario.es 20-12-19).
Puesto que durante la “ejemplar” Transición se intentó ocultar gran
parte de lo sucedido durante la dictadura, no viene mal recordar a la juventud
que aquel llamado acto de afirmación
patriótica, no fue más que la reacción de un régimen autoritario agonizante
ante la petición de clemencia democrática de Europa y otros Estados del mundo,
incluido el Vaticano, tratando de impedir el fusilamiento que tres días antes
(sábado 27-IX-1975) se llevó a cabo en Barcelona, Burgos y Madrid, cuyas
víctimas fueron cinco jóvenes de ETA y FRAC, sin que la farsa de juicio militar
probara culpabilidad alguna. Fue el último acto de escarmiento que el moribundo
dictador quiso añadir a su largo historial genocida. Se empieza a oír discursos
parecidos al que, desde el balcón del Palacio Real pronunció Franco con la
presencia de los entonces príncipes, hoy, “reyes eméritos”: Todo lo que en España y Europa se ha armado
obedece a una conspiración masónico-izquierdista en lo político, en contubernio
con la subversión comunista-terrorista en lo social, que, si a nosotros nos
honra a ellos les envilece. Aún resuenan en mis oídos estas palabras de
aquella noche en vela. Es el ¡a por ellos, oé! gritado como eslogan
de enganche de los nacionalistas castellanos contra los catalanes, coreado, esta
vez, también, por destacados e “ilustres” patriotas españoles, contra los
demócratas europeos.
Son las derechas políticas y económicas que tanto ensalzan la Europa de
los mercaderes y de los negocios; las que reprochan a los ciudadanos de
izquierdas críticos con esa Europa, las
mismas que ahora no tendrían inconveniente en exigir un “brexit” típico hispanic,
un” Hispexit”. Igual que sólo aceptan
una democracia a la carta, sólo hablan de soberanía nacional cuando el Derecho
y los Tribunales europeos ridiculizan a nuestros “politizados” jueces. De la
misma manera, sólo defienden nuestras instituciones democráticas, cuando éstas
se amoldan a sus intereses... Estoy de acuerdo con el constitucionalista
Joaquín Urías, cuando dice que El TS
desde el principio se ha visto como el único defensor de la Unidad de España y
se ha empeñado en reprimir a la cúpula del independentismo con la mano más dura
posible. Si ese criterio político ha prevalecido sobre la aplicación del
Derecho, sin respetar derechos fundamentales de los procesados, tendremos que seguir esperando a que se
pronuncien tribunales internacionales (que también son españoles, añado yo) para saber quién tenía razón jurídicamente
(“Los
derechos vulnerados del diputado Junqueras”, público.es 19-12-19).
Aunque la lógica común bastaría para no sorprenderse de la Sentencia del
Tribunal de Justicia de la Unión Europea, que, aunque tiene su sede en
Luxemburgo, es también un tribunal español, dejaremos, sin embargo, el análisis
técnico-jurídico de la Sentencia y sus consecuencias, a personajes más
cualificados en Derecho. En este sentido, remito al lector a las declaraciones
y artículos esclarecedores de
catedráticos, como Javier Pérez Royo (Sobre la sentencia de Junqueras: ha pasado
lo que que pasar, el diario.es de 19-XII-2019), o magistrados como
Martín Pallín o Joaquín Boch (Cinco claves para entender la sentencia de
la justicia europea sobre Junqueras, de misma fecha y periódico). Es
también muy interesante el artículo de Baltasar Garzón en infolibre.es Libertad condicional “ad cautelam”, de 20-XII-2º19. El
profesor Pérez Royo hace tiempo que viene anunciando en sus escritos que ha
pasado lo que, como titula, lo que tenía
que pasar. Igualmente podríamos referirnos a todo lo expresado por
diferentes especialistas en multitud de medios sobre el procès catalá. Desde que la derecha de este País interpuso el
recurso de inconstitucionalidad contra el Estatuto Catalán, aprobado y rigiendo
con todas las bendiciones legales, y un Tribunal Constitucional, “amañado” por
Rajoy lo modifica sustancialmente por la famosa sentencia de 2010, el conflicto
no ha hecho más que agrandarse. Sobre todo, desde el momento que, por intereses
espurios, se encomienda a la Justicia, y ésta servilmente lo acepta, la
solución de un problema eminentemente político.
Ante el toque de atención de esta sentencia, nuestro sistema judicial
tiene la oportunidad de corregir lo corregible. El Consejo General del Poder
Judicial (CGPJ), órgano de gobierno de los jueces, a este respecto tiene una
tarea inmensa por delante. Y a nuestro Tribunal Supremo se le presenta una
ocasión inmejorable para pedir perdón a los procesados, encarcelados o
exiliados, antes que sea el Tribunal de los Derechos Humanos, con sede en
Estrasburgo, al que, sin duda, recurrirán las defensas, el que vuelva a “sacar
los colores” a nuestros serviles magistrados. Eso, por no hablar de un posible
caso de prevaricación “suprema”.
No es la primera vez que instancias
judiciales europeas llama la atención sobre el “raro proceder” democrático de
la Fiscalía y altos Tribunales españoles. Es cierto que entre las variadas
interpretaciones posibles en la aplicación del Derecho y de las garantías
democráticas, nuestros magistrados optan por la interpretación más punitiva.
Ello obedezca, quizá, a la burbuja en que vivieron durante la dictadura, y a la
deficiente adaptación, durante la Transición, a la democracia. Ello no hubiera
sido posible sin el apoyo de los medios de comunicación, apoyados a su vez por
las clases sociales más conservadoras u otras instituciones, como la Monarquía,
e, incluso, una parte del Psoe, creando la sensación en la ciudadanía de que
por encima de valores, derechos y garantías
que conforman la democracia, está la defensa del “orden jurídico-legal
vigente”, cuyo respeto se convierte, más bien, en un casus belli. Por todo ello, he dicho y repito, que no hay otra
forma de salir del embrollo en que nos han metido jueces y políticos
irresponsables, así como sus respectivos propagandistas, que un cambio profundo
en la actitud de los diversos actores, practicar políticas serias y dialogadas
de largo alcance, que, al final, pueda llevarnos a un cambio pactado de la
Constitución y del resto de estructuras que de ella emanan. Pero me imagino que
el falso orgullo ibérico y un batido coctel de testosterona harán imposible
tener un diálogo sereno entre las partes pertinentes, que no significaría hacer
“tabla rasa” de lo pasado, sino corregir
los errores cometidos y aprender para que no se repitan. De persistir en la
actual actitud, lo más nefasto no será
el desprestigio individual o profesional de “los demócratas de toda la vida”,
sino el deterioro de los valores democráticos y el desgaste, cada vez más
acelerado, del propio sistema democrático.
Soy consciente de que es
imposible empezar de cero y de que la historia no se repite, al menos, de la
misma manera. Pero también estoy convencido de que, si hay voluntad política,
se puede “recoger velas” y retrotraer al terreno de la política los conflictos
políticos. Y el más importante que tenemos que solventar es el conflicto
catalán. Su enorme transversalidad está impidiendo la solución de otros
problemas, que, por ser más pragmáticos y cotidianos, sufrimos más directamente
los ciudadanos de a pie. Muchos, por el rédito electoral que obtienen, y
porque, en el fondo, no necesitan de la democracia para seguir manteniendo su
estatus socioeconómico, prefieren el “cuanto peor, mejor”. El cabreo que los
patriotas de la derecha están manifestando por la sentencia del tribunal de
Luxemburgo, no es más que mera hipocresía, pues saben, y de ello se alegran,
que la sentencia tiene derivaciones que añaden dificultades a las negociaciones
que en estos días está teniendo el partido del candidato Pedro Sánchez con ERC
y otros partidos de cara a su investidura y posterior Gobierno en coalición con
Unidas Podemos. Por ello, tanto al Psoe, como a las fuerzas políticas que
gestionan en pro de ese gobierno progresista, la Justicia de la Unión Europea
les brinda la mejor oportunidad para comenzar a destejer la maraña judicial en
la que nos metió Mariano Rajoy, empeñado en resolver el conflicto catalán en el
terreno jurídico, arrastrando, posteriormente, con la aplicación del 155, al
Psoe, emponzoñando más el conflicto con la alegación de muy dudosas razones de
“responsabilidad política”. ¡Qué sean la
justicia y sus tribunales quienes desenreden lo que ellos enredaron!
Viendo y oyendo las declaraciones de la ministra portavoz del Gobierno,
sra. Celaá, y las del líder de Esquerra Republicana de Cataluña, Oriol
Junqueras y el discurrir del Congreso que se está celebrando este fin de semana,
las esperanzas en un pronto acuerdo no deberían decaer. En nuestro anterior
artículo, Pedro Sánchez..., ¡Ahora o
nunca! (solicitoopinar.blogspot.com.es
de 20-XI-19) le recordamos al Presidente en funciones las nulas
oportunidades de llevar a su partido a la Moncloa, si volvía a despreciar la
oportunidad del 10-N. Hoy se lo volvemos a repetir...
Y a Esquerra le recalcaré que si rompen con su interlocutor actual, se
encontrará ante el abismo de unas nuevas elecciones, de las que muy
posiblemente saldrían vencedoras las derechas más anticatalanistas... Así que
más les vale seguir el camino trazado por Junqueras en la búsqueda de un
ensanchamiento de sus bases y de sus votantes, que, por aquello de la
“correlación de fuerzas”, pueda llegar algún día a un referéndum negociado y
pactado con el Gobierno central, para que los ciudadanos catalanes decidan
sobre su independencia ...
No hay comentarios:
Publicar un comentario