martes, 1 de noviembre de 2016

CONSUMATUM EST


La honestidad de su centenaria historia, de la que tanto alardea el Partido Socialista Obrero Español, la hubiera demostrado reconociendo su error y su deslealtad hacia sus militantes y votantes, y pidiendo humildemente perdón, arrostrando deportivamente las consecuencias. Por el contrario, ha elegido el camino más intrincado, que le ha llevado al bochornoso espectáculo a punto de “bajar el telón”.
Pedro Sánchez, creyéndose el bello príncipe Teseo, hijo del rey ateniense Egeo, se atrevió a entrar en el laberinto para dar muerte al insaciable Minotauro. En este caso se fio del hilo que su enamorada Ariadna estaba tejiendo, y que le serviría de guía para salir de aquella enrevesada mazmorra. Pero, para su desgracia, el joven príncipe se encontró con que el insaciable y mítico animal era Felipe Gonzáles que se había ganado los favores de la Ariadna andaluza, y ésta, quedando cautiva como su madre, la reina Pasifae, de la rara belleza de tan extraña bestia, traicionó al ingenuo Teseo. Y es que a la Sultana se le da mejor descoser que coser, destejer que tejer.

Es una vergüenza el uso que muchos de sus dirigentes están haciendo de ideas tan nobles como política, ética, moral, responsabilidad, conciencia, etc., y el manejo tan aberrante que vienen haciendo de vocablos muy bien definidos por el Diccionario de la RAE. Y todo con tal de evadir, cual clamar en su tinta, respuestas sencillas: Sí/No, ante interrogantes que los periodistas o cualquier simple ciudadano les vienen haciendo. Si hiciésemos una recopilación de las declaraciones y comentarios hechos por muchos dirigentes del Psoe en las últimas semanas, obtendríamos la mejor antología de lo que es la antipolítica. Una muestra de ello la tenemos en el Comité federal del día 23. Dicen que han tenido un debate profundo sobre el tema tratado. Lo cual es una solemne mentira, pues la conclusión ya estaba fijada de antemano. Lo que ha habido en las escasas horas para tratar un tema que ha puesto al Psoe en una de las encrucijadas más difíciles de su historia, ha sido una serie de monólogos para el desahogo personal, en los que la Susanita, en el papel de Eva Hache, ha obtenido el mayor éxito del programa el Club de la Comedia…
La Comisión gestora ha tenido que echar mano, para dar la cara ante los españoles, de sus fieles agradecidos por las poltronas que ocupan en Bruselas, lejos de los problemas reales que atañen a los ciudadanos de aquí. Me estoy refiriendo, por si alguien no se ha percatado del detalle, a Ramón Jáuregui, Elena Valenciano o el mismísimo Pepe Blanco, entre otros. Uno siente vergüenza ajena al oír las declaraciones de Jáuregui, con cuyo rostro compungido, como en otras ocasiones, parecía sincero y honesto, ahora dice que cumplir o no con el mandato del Comité no es un problema de conciencia, sino de política. Con otras palabras es lo que ha repetido Pepe Blanco (ARV, 25-X-2016) y tantos otros… Seguro de que ¡hasta Maquiavelo se ha tenido que remover en su tumba! Ahora resulta que las normas o decisiones del partido, cuyo cumplimiento en temas como el presente, puede afectar a la honorabilidad y coherencia del mandatario, no es un problema de conciencia, sino de lealtad al partido. Pero no es desleal, en cambio, incumplir el programa con el que el mismo partido requirió el voto de sus militantes y votantes, en general. Ante estos razonamientos propios de trileros habría mucho que decir; pero sólo recordarles a estos malabaristas de la poltrona, que hasta la más rígida Moral cristiana pone por delante de normas y mandamientos el sacrosanto Tribunal de la Conciencia de toda persona sensata, que, para el creyente, sólo responderá ante Dios.
Al portavoz Antonio Hernando hay que “echarle de comer aparte”. ¿Cuánto ha tenido que pagar este “politicastro”, para ahora tener que decir donde tantas veces dijo NO es NO? ¿Es que, en su caso, sí le obliga la conciencia aceptar la misma portavocía? ¿No sabe aquello de que “Roma no paga a traidores”? ¡Por mucho que sean sus ganancias laborales o económicas, no va a ser suficiente para pagar a un psiquíatra que le cure de su esquizofrenia!
Y, ¿qué decir de la perorata que, en su programa ARV, le permitió García Ferreras al “sabihondo” Rodríguez Ibarra? La verdad, que fue todo un modelo de discurso “antimagistral”. Sus bilis y su locuaz fanatismo le impulsaron a proferir “barrabasadas” como las siguientes: que se sentía engañado y estafado por la actitud de algunos de sus compañeros. ¿A quién nos recuerda? ¡Otro que se cree ser el confesor o director espiritual del partido! Se cree en el derecho de pedir la expulsión de los “insumisos”; pero, aunque, de farol, haya amenazado con abandonar el partido, su responsabilidad y su lealtad a los privilegios que aún conserva como expresidente, se lo impiden. ¡Pobre partido si prescinde de sus esencias socialistas! Que la socialdemocracia está en contra de la unidad de la izquierda. Esto, aparte de ser una solemne mentira, imperdonable en quien se considera depositario del historial de su partido, se contradice con lo que ha venido predicando el Psoe, de que es el único aglutinador de las izquierdas de este país. Que se afilió al Psoe porque no es un partido asambleario, pues si hubiera querido esa forma de democracia interna, se hubiera apuntado al Partido Comunista. Una mentira más, pues, ¿No era el sr. Ibarra y sus compañeros los que criticaban a los partidos comunistas, porque su modelo interno de democracia: el “centralismo democrático”, era un modelo estalinista? ¡Imperdonable contradicción en un exprofesor universitario! Aceptaría, además, que se rompiera la hermandad entre PSC y Psoe, inculpando al Secretario general de los socialistas catalanes, sr. Inceta, del escaso resultado electoral en Cataluña. Como si el problema del Psoe fuera su declive electoral. Más le valiera que se preguntara por las causas de ese declive. ¿Ya no se acuerda el expresidente extremeño de cuando el Psoe obtenía mayorías para gobernar, gracias a sus compañeros catalanes? ¿Por qué no ve esa misma caída en Extremadura, donde gobiernan gracias al apoyo de Unidos Podemos? ¿Es que cree que con los votos, también en decadencia de la Sultana andaluza, apoyada en su presidencia por un partido de derechas, serán suficientes para que el Psoe vuelva al Gobierno de la Nación? En fin, es tanta y tan antigua la catalonofobia de este señor, que aún en los tiempos que presidía la Junta de Extremadura, no consideraba el daño que podría causar a tantos paisanos suyos que tuvieron que buscarse la vida en Cataluña, en donde se integraron, gracias a la buena acogida de los nativos de dicha Comunidad Autónoma. ¡Cuando el fanatismo se impone a la razón, es suficiente para poder pensar que, por debajo de él se esconden otros intereses!...
Considerada en los párrafos precedentes lo que podríamos llamar de ética política, hablemos ahora de política jurídica o constitucional. El artº 99 de la Constitución establece la forma de elección del Presidente del Gobierno, que en nuestro sistema parlamentario será el candidato, no de la lista más votada, como hace tiempo el Partido Popular quiere colar por la puerta falsa, sino aquel candidato que más apoyo parlamentario consiga. Esta es la razón por la que el sr. Rajoy no se presentó a la investidura a pesar de haber sido su lista la más votada el 20-D. Idéntica situación se produjo en la repetición del 26-J con el candidato del Psoe, cuando aún la aritmética parlamentaria, si bien más disminuida, hacían posible un Gobierno de cambio. Pero, ante la posibilidad de que tal cambio se produjera, y de que en dicho Gobierno participara el partido PODEMOS y sus confluencias, y bajo la sospecha de que Pedro Sánchez agotaba el escaso tiempo que le restaba para no perder su posibilidad de presidir el Gobierno de España, se desata, saliendo a la superficie, toda una soterrada “conspiración”, que bajo los eslóganes de que unas terceras elecciones sería el “apocalipsis”, el de la “sacrosanta unidad de España”, el de los “independentistas que la quieren romper”, y otros mitos, que, incluso, han calado en el Psoe. Además, esos eslóganes han ido acompañados de todos los instrumentos de presión –grandes medios de información y comunicación en manos de las empresas del Ibex-35, de la gran banca-, que no se presentan a las elecciones, hasta que, por fin, todo ese  complejo de presiones llega, guiado por Felipe González y sus adláteres, al mismísimo corazón del Psoe. Sobra repetir aquí las burdas artimañas de la Comisión Ejecutiva y de la Comisión Gestora, que han obligado a Pedro Sánchez a dimitir de la Secretaría General.
Más relacionado con la cuestión de qué deben votar los diputados del Psoe en la investidura de Rajoy, viene al pelo recordarle a la Gestora de uno de los partidos que se autodenominan “constitucionalistas”, el artº. 6 de la Carta Magna, en cuya última frase dice, refiriéndose a los partidos políticos: Su estructura interna y su funcionamiento deberán ser democráticos. A este respecto, permítaseme dudar de si el comportamiento tanto del último Comité Federal, como de todas las componendas a que ha estado sometido, ha permitido que su toma de decisiones se hayan ajustado a lo que obliga el precepto citado.
En cuanto al mandato imperativo, en declaraciones del Presidente de la Gestora, para que los diputados se atengan al “mandato” de que, por unanimidad, voten NO en la primera votación y se abstengan en la segunda, viene muy apropiado mencionarle al sr. Javier Fdez. el artº. 67, que en su apartado 2 dictamina: Los miembros de las Cortes Generales no están ligados por mandato imperativo. Al respecto, me adhiero al comentario que R. Tamames hace del mismo: …el elegido no es el partido, sino el Diputado o el Senador; y por ello mismo tiene derecho a decidir en las votaciones según su propia conciencia… En base al artículo 67, debe entenderse también que carece por entero de validez –por considerarse coacción- cualquier clase de renuncias que los parlamentarios pudieran haber firmado con anterioridad a las elecciones, para que después los dirigentes del partido en cuestión lo pudieran utilizar a fin de provocar su “dimisión” (Intr. a la Const. Española. Ed. A. Editorial, pág. 107).
Por último citaré el párrafo final del artº. 33 del Reglamento interno del Grupo Parlamentario Socialista. Que dice lo siguiente: El Pleno del Grupo Parlamentario Socialista podrá excepcionalmente acordar la libertad de voto por razones de conciencia, una vez oídas las razones del parlamentario/os solicitante. A este precepto se ha acogido el diputado Odón Elorza y otros que no quieren abstenerse; pero no les han dado opción a ser oídos. El doble incumplimiento de esta norma –no dar libertad de voto y no ser oídos-, no hace más que poner en evidencia que la decisión de apoyar la investidura de Rajoy estaba tomada previa e interesadamente.
El Tribunal Constitucional, cuya creación tiene como único precedente el establecido por la Constitución republicana de 1931, llamado Tribunal de Garantías Constitucionales (arts. 121 al 125), viene regulado y configuradas sus funciones por el Título IX, arts. 159-165 y el Título X, que normaliza su reforma. Así mismo, su reglamentación más concreta, viene establecida por la Ley Orgánica 2/1979 de 3 de Octubre. Ésta en su primer artículo establece que el T.C. es el intérprete supremo de la Constitución, siendo independiente del resto de órganos constitucionales, y está sometido sólo a la propia Constitución y a la presente Ley. Es único en su orden y extiende su jurisdicción a todo el territorio nacional.
En consecuencia, más les valiera a estos partidos, PP, Psoe y C´s, que pretenden marginar a los demás llamándoles anticonstitucionalistas y antisistema, miraran más sus actos que sus hipócritas discursos, y recordaran el refrán de “dime de qué presumes, y te diré de lo que careces”. Porque son ellos los que menos respetan la Constitución y el resto de instituciones derivadas de ella.
    La función del Alto Tribunal, como garante y vigilante, la ejercerá de oficio o a instancia de parte, por Jueces y Tribunales, y nunca por propia iniciativa. Como no trato de convertir este trabajo en un estudio sobre el T.C. y sus competencias, sólo pretendo decir que los diputados afectados en su derecho fundamental a la libertad de conciencia y su ejercicio, podrán recurrir en amparo al Alto Tribunal, siguiendo los requisitos exigidos por la propia Constitución (artº 161,b) o por la Ley Orgánica (arts. 42-43), contra una decisión puramente administrativa o de régimen interno de su partido o grupo parlamentario. En el momento en que acabo de escribir lo precedente, he leído la carta que Izquierda Socialista de Aragón remite a la Presidenta del Congreso, muy en consonancia con lo que pienso. http://diario16.com/izquierda-socialista-de-aragon-exige-la-suspension-de-la-investidura
Supongo que, como buenos “leguleyos”, los que han tramado todo este “enredo golpista” saben el nulo efecto que va a tener esa misiva, y, aunque, lo tuviera, llegaría tarde. ¡Todo se habrá consumado! Pero que no se preocupen los diputados que rompan la disciplina de voto, pues no serán castigados por los “obedientes gestores”, que esta vez harán una “interpretación generosa” de los reglamento, aunque, eso sí, tomarán nota de los “chicos revoltosos”… Como mucho les impondrán una sanción económica con que pagar los gastos extras ocasionados… ¿Debemos suponer que estos “revoltosillos”, por coherencia y ante el anuncio de Rajoy de no derogar ninguna lay aprobada en su anterior mandato autoritario, van a seguir votando NO? ¡Ojalá!
¿Y qué diré del triste “paripé” representado en el debate de investidura? Que es para mearse de la risa, si no fuese por las pésimas consecuencias que sus efectos van a suponer para los ciudadanos españoles, salvo para las élites que han escrito el guión.
En la primera sección vi a un Mariano Rajoy crecido y confiado cual presidente de un club deportivo, cuyos eructos y olor a puro detectaban la tranquilidad en una victoria, previamente amañada con su rival al calor de una opípara comida en el restaurante de siempre… A tan cobarde pacto, en castellano, se denomina tongo. Al portavoz del equipo visitante, sentado a la derecha de aquél, le noté serio y nervioso, simulando hipócritamente cierta contrariedad, agravada por el énfasis que, de vez en cuando, insuflaba a un texto escrito por otro, y que no había tenido tiempo de aprendérselo. Hasta tan vehemente perorata parecía convenida en el café y copas de los postres, a juzgar por la indiferencia de la atención prestada por el comensal que había pagado la comanda. Me tomé la molestia de tomar notas de algunos de sus pasajes. Pero, cuando he vuelto a leerlas para glosarlas en este trabajo, me ha parecido injusto hacer cómplice a mi ordenador de tanta mentira, y de palabras y frases manipuladas a     conveniencia… Sus seguidores intentaban animarle con aplausos más propios de la “claque”, que de un público realmente entusiasmado por la representación. Tal era el aburrimiento que se notaba en el patio de butacas y en el graderío.
Por las razones expuestas, y, dado que el resultado del encuentro estaba “apañado” con anterioridad, no presencié el segundo acto de este sainete. Creí más interesante acudir al otro parlamento, la calle, desde la que no se iba a “tomar la Bastilla”, ni el “Palacio de Invierno”; pero sí tendría la libertad de aplaudir discursos muchísimos más honestos y auténticos: aquellos del ¡que no, que no nos representan…! ¡Psoe, PP, la misma mierda es!... ¡SÍ SE PUEDE!...
                                                 Cae el telón.



Manuel Vega Marín. Madrid, 30 de Octubre, 2016. www.solicitoopinar.blogspot.com.es

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