martes, 3 de mayo de 2016

EL “ESPACIO BONITO” DE ADA COLAU TERGIVERSADO POR LOS ILUSTRADOS DEL 78.

                                                                                           (Crítica a Santos Juliá, El País 24-IV-2016)


La aparición en las nuevas generaciones de gente con mayor preparación intelectual para hablar sobre temas políticos (…) ha sido clave para poner en evidencia el estilo del viejo intelectual que cree que puede opinar sobre cualquier asunto sin haber hecho unas lecturas mínimas al respecto. (“La desfachatez intelectual”. I. Sánchez-Cuenca. Ed. Catarata, pg. 14).

   ¿Recuerda el profesor Santos-Juliá quién y cómo acabó con aquella “Niña bonita que fue la  recién nacida República española, preñando 22 agrupaciones políticas a las Cortes Constituyentes de 1931? Francisco Franco, que con un grupo más pequeño de hombres, pero con mayor “virilidad”, engendraron otra “niña fea”, “bautizada” con el nombre de Democracia Orgánica (cabría decir “orgásmica”). Claro que este “parto” se gestó en una guerra civil y cerca de un millón de muertos. Muchos de ellos todavía yacen en las cunetas, después de otro parto, muy celebrado por el profesor, que fue el de la Transición. Y que no vengan los socialistas justificándose con que fueron ellos, cuando gobernaban, quienes promulgaron la Ley de Memoria Histórica. Pues mucho antes pudieron haberlo hecho los Gobiernos del tan loado y añorado por muchos “bipartidismo”. Ahora lo llamarían “gran coalición”. Sólo una excusa: la de que aquél “papaíto”, tan viril, lo dejó, si no “todo bien atado”, casi todo…

   También tengo que recordar que aquella “Niña bonita” fue, si no engendrada, si proclamada desde abajo; en unas elecciones municipales. Algo parecido ocurre hoy con el “denostado” municipalismo, uno de los “gametos” con que las confluencias… se encuentran como un nuevo sujeto colectivo, que, según Santos, es la mejor senda hacia la desagregación de intereses y hacia un extremo localismo, que no puede sino desembocar en el clientelismo y en el nepotismo, características casi congénitas del sistema de la política en España desde los tiempos de Maricastaña. Con ese “casi” el propio Santos-Juliá reconoce que ni el bipartidismo, que tanto añora, ha podido acabar con esas dos lacras del sistema político español. Más bien se han incrementado y ocultado mutuamente por los partidos alternantes… Clientelismo y nepotismo han sido el caldo de cultivo de la corrupción sistémica.
   El mismo método de acabar con “el faccionalismo” fue empleado por otro “caudillo” ante de los tiempos de Maricastaña referidos por Santos-Juliá. Debe ser que ese faccionalismo, que yo llamaría “pluralismo”, está inserto en los genes de la Naturaleza y de las Civilizaciones. No se explica, si no, la repetición a lo largo de la Historia de tal fenómeno. El padre de la criatura esta vez fue Constantino, quien utilizó la misma práctica en pro de la “unidad del Imperio”; reuniendo en Nicea un Parlamento de la época, entonces llamado “Concilio”, presidido “intrusamente” por él, pretendió acabar con casi todas las “sectas” o tendencias desagregadoras, surgidas en torno al nacimiento de otra “Niña”: el Cristianismo, que de ser un movimiento de base popular, se convirtió en todo un sistema “jerárquico”, encarnado por la Iglesia Católica, Apostólica y Romana. Los conocimientos que su militancia, algún tiempo, en  tan poderosa organización debió proporcionar al profesor de la UNED, me dispensa de seguir ampliando esta “historieta”. El “intrusismo” practicado por ambos progenitores fue mutuo…        
    En las Cortes Orgánicas, a parte de los famosos “tercios” –familia, municipio y sindicato- de “procuradores”, se sentaban en el hemiciclo dos obispos, que suponiendo menos de un “cuarto”, su influencia pesaba más que la de “los tercios”. Claro, que ese desequilibrio estaba compensado por el “derecho de presentación y veto” que el dictador ejercía sobre quiénes debían ocupar las “Sedes metropolitanas”.
   Las precedentes “historietas” me sirven de referentes para las siguientes reflexiones. Que la realidad es la que es y los hechos que la conforman son tozudos, y no saben de historia. Sólo “provisionalmente” podrán servir de elementos para que la razón humana dialéctica, no otra venida del “Olimpo”, los ordene en un entramado lógico, que es a lo que, en definitiva, llamamos Historia. Si a ese “cañamazo” lógico no precede un análisis que biseccione cada uno de los elementos, con el bisturí adecuado y muy apegado a la misma realidad, sino con intenciones preconcebidas, el resultado será relatos ficticios o mitológicos, y  la propia realidad y los hechos que la conforman, se rebelarán, resurgiendo, cual Guadiana, una y mil veces… Por tanto, la hegemonía consolidada del Partido Socialista, surgida de “otro” fraccionamiento del tardofranquismo, que alumbró en la historia política española… un gobierno lago de izquierda, con disciplina y autoridad como condiciones para el ejercicio del poder, (que) se aunaron por primera vez en lo que parecía poner fin a una secular historia de faccionalismo, no tiene por qué ser definitiva. No acierto a ver las razones por las que Santos-Juliá eleva su tesis a dogma. ¿Qué razones “científicas” hay para que esa hegemonía no hubiera podido ser ejercida por UCD o por el Partido Comunista, que fue quien más luchó contra el anterior régimen? En cualquier caso, el análisis de los factores que influyeron o presionaron para que las cosas no fuesen así, invalida la tesis del profesor. Mucha menos base argumental, salvo la de  seguir una determinada consigna del periódico en el que escribe, “hojita parroquial” del Psoe, tiene Santos-Juliá para encabezar su artículo con el párrafo que transcribimos: Seducido por el sorpasso, Podemos ha dinamitado la fórmula reformista que habían hecho posible las elecciones del 20-D. A la par ha reforzado lo que los comunistas llamaron, durante décadas, centralismo democrático. (sic)
   Es también infundada y engañosa la afirmación un politólogo nos diría que en los nuevos partidos de izquierda faltaron incentivos para sacar adelante la única fórmula reformista que posibilitaba el resultado de las elecciones: una coalición que abarcara desde Ciudadanos hasta Podemos, con el Partido Socialista en el papel central. Como “creencia”, sólo sería cierta, si el politólogo referido fuera él mismo y algún otro socialista resignado. Desde luego, ni el Ibex-35, ni Cebrián, ni mucho menos, Felipe Gonzáles, que con su “fronting”, Susana Díaz, impusieron a Pedro Sánchez rechazar cualquier coalición de gobierno en la que participase PODEMOS. Es mentira, pues, que Podemos haya dinamitado esa salida. Si realmente el Psoe hubiera querido desempeñar el papel central, y presidir un Gobierno reformista y progresista, sólo le hubiera bastado mirar a su izquierda y hacer caso a la aritmética parlamentaria. Desde su consulta con el Rey, Pablo Iglesias aún no ha retirado su propuesta de hacer Presidente a P. Sánchez. Pero éste prefirió ocultar el “veto” de sus barones con el falaz invento del “reparto de sillones”, como si él hubiera renunciado al suyo. Tampoco es verdad que un bloqueo de la izquierda amenace con garantizar a la derecha la permanencia en el poder antes de haber procedido a una limpieza a fondo de sus establos (¿en la oposición?) ¿No es más cierto que el PP en la oposición a Zapatero, más que limpiar sus establos, acumuló en ellos más mierda? ¿Y no es también más cierto que el Psoe, en su oposición a Rajoy, no aprovechó esa situación para asear sus propias pocilgas? Les fue más fácil taparlas, a la espera del siguiente turno bipartidista, que escuchar el grito popular de ¡QUE NO…, QUE NO NOS REPRESENTAN…; PSOE, PP, LA MISMA MIERDA ES!... A ambos partidos les fue más cómodo “bunkerizarse” tras los muros y vallas del Parlamento… ¡Que no venga ahora Santos-Juliá y otros “compinches” con lo del sorpasso, que, para la ahora llamada “pasokización”, no necesitan a PODEMOS! Ellos solitos se vienen cavando su propia tumba…
   Por otra parte, salvo por falta de argumentos, no sé a qué viene esa “pata de gallo” de que Podemos ha dinamitado esa salida, reforzando a la par lo que los comunistas llamaron durante décadas centralismo democrático, o sea, una dirección que asume todo el poder y que lo manifiesta con descaro por el procedimiento de purgas internas y os indecentes plebiscitos externos. Detrás de esa perífrasis, más que un argumento convincente, se oculta la manida e hipócrita acusación de “leninismo” y “estalinismo”, que, además de no ser cierta en el mismo segmento de tiempo, denota un absoluto desprecio por los más de cinco millones que votaron por PODEMOS y Las Confluencias. Sólo desde la deshonestidad intelectual y de creerse impune penalmente, se pueden lanzar tan graves acusaciones. No es el momento ni el lugar para entrar en una discusión sobre el tema. Soy un enemigo de la utilización de argumentar ad hominem; pero la brevedad y un cierto enfado, por la parte que me corresponde, me incita a utilizarlo: el “prejuicio”, que no “juicio” de Santos-Juliá, hace sospechar que jamás militó, no ya en el PCE. Ni siquiera, en el Psoe. Mucho menos en el Partido Único; pero, sí deja entrever su militancia en una Institución con, valga la expresión, “centralismo jerárquico”…
   Es falso el análisis que hace el profesor del 15-M, cuando afirma que este movimiento denostaba en el origen… la forma de partido (como estructura organizativa), para, después de un año de gobiernos municipales, convencer a los dirigentes de movimientos sociales –en horas bajas, dice, aunque no sus dirigentes-, de las virtudes inherentes al partido como organización, destacando, manipuladoramente, la de mantener y ampliar sus respectivas parcelas de poder. De semejante aseveración puede deducirse que Santos-Juliá se mantuvo aislado en su cátedra, y ni por curiosidad, participó en alguna de aquellas espontáneas asambleas, donde hubo ciudadanos de todo “pelaje”. Su actitud ante tan novedoso acontecimiento fue “rubalcabesca”. Pues tal “movida” la protagonizaron ciudadanos “indignados”, precisamente, porque los partidos clásicos y los mismos sindicatos no supieron o no quisieron ver, precisamente por su “conformismo” complaciente con la democracia nacida del 78, las carencias, las necesidades y recortes de todo tipo, causados a la población más débil por mor de las políticas económicas y laborales, impuestas desde Bruselas y Alemania por el ultraliberalismo económico. Ante tales políticas, los partidos clásicos de la izquierda, empezando por el Psoe, a la sazón en el Gobierno, se recluyeron en sus “campamentos de invierno”, mirándose el ombligo y “cooptándose” sus mutuos ascensos en sus respectivas estructuras internas. Este es uno de los vicios del sistema organizativo que, en todo caso, criticaron los indignados asamblearios, y que obligó a  muchos, hoy destacados dirigentes, a abandonar tales organizaciones, hartos de tanto “enrocamiento”.
   En su desnortado e interesado análisis de esos movimientos, las “mareas”, que el profesor estima hoy en horas bajas, surgieron, sin líderes identificados, en paralelo y participados por los “círculos” –despectivamente, Santos los llama semicírculos-, que se estructuraron “asambleariamente”, como es connatural a  su origen espontáneo. Faltó tiempo a los “instalados” dentro o a la sombra exterior de los partidos clásicos, para criticar de anarcoide y otras lindezas aquel asambleísmo provisional. Muchos dudaron, con razón, de que con tal sistema organizativo, pudieran “gobernar”, exigiendo desconfiadamente su integración en las instituciones. Y, cuando, en escaso tiempo y salvando “zancadillas” de todo tipo, consiguieron lo más meritorio, como es encausar, sin violencia ni disturbios callejeros, todo el hartazgo y la “mala leche” acumulada en “cada hijo de vecino”, arrecian con más fuerza, si cabe, no ya las críticas sanas, sino las más abyectas mentiras, lanzadas desde el miedo a perder privilegios y canogías. Si así limpian sus glándulas de amargas bilis, mejor que mejor. Lo que nunca conseguirán estos “cainitas” será arrebatar a estas nuevas fuerzas y su nueva manera de actuar y organizarse, los cambios, que, sin proponérselo conscientemente, han provocado en el resto de partidos y en las instituciones. Por no extenderme, sólo citaré la introducción de “primarias” en la forma de elegir a sus dirigentes. Algunos de la “caverna” las tacharon de “americanada”, pero todos, salvo el PP, acabaron adoptando tal fórmula…
   Y, para ir acabando, ¿cómo se atreve, si no es desde el engreimiento, el profesor Santos a afirmar que todo este trabajo sólo persigue reforzar la posición del líder en la inminente batalla por ocupar, palmo a palmo… la mayor parcela posible de eso que la alcaldesa de Barcelona ha bautizado como espacio bonito, aquel en que todas las confluencias se encuentran y se funden en una única candidatura? Menos mal que lo hace con profusión de besos y abrazos, y no con “navajazos bajos” o con deslealtades disimuladas, a lo que nos tienen acostumbrados otros partidos. No hay más que ver los comités federales del Psoe o en las diversas asambleas de IU. Es incongruente tachar de leninista y estalinista a Podemos y sus dirigentes, y, al mismo tiempo, considerar como degradante que esos nuevos “grupos”, como el que representa Ada Colau en Cataluña o Compromís en Valencia, pretendan constituirse en nuevo sujeto colectivo. Al catedrático de historia de las ideas políticas le escandaliza que un Estado se pueda gobernar a la manera de un municipio…; tiene miedo a que tal manera de gobernar pueda desembocar en el clientelismo y en el nepotismo. Añora el profesor lo que los politólogos de la Ilustración llamaban intereses generales o la “conformación de la voluntad general”, en los que se fundaba la constitución del Estado. Pero olvida que el Estado y sus instituciones son los que han devenido “clientelares y nepotistas”, cuando administran los intereses de todos en beneficio de ciertas élites. ¿Es preciso recordarle al profesor los casos Gürtel, Púnica, los Ere andaluces, o, en estos días, los “papeles de Panamá?... El pueblo de carne y hueso siempre ha vivido y vivirá en municipios más o menos grandes, y es a ese espacio al que deben acercarse los administradores públicos, dotándolos de servicios esenciales como la Educación, Sanidad, Vivienda, etc. Esos son los aires que se respiran en PODEMOS y sus Confluencias. No disgregar, sino descentralizar, asignando a tales entes  más presupuesto y medios. Pierda, pues, miedo el profesor, que, para organizar y conformar aquella “voluntad general” han venido las nuevas tecnologías y las “redes” sociales. Si el uso de ellas no es prohibido y acaparado por “los de siempre”, los ciudadanos, cada vez más formados y concienciados de la “res-pública”, no necesitaremos de grupos de comunicación como PRISA, ni de “cebrianes”, ni de los figurones de siempre, con su ego hinchado y su opinión tajante e idiosincrásica; frente a ellos van surgiendo aquí y allá autores mejor preparados y más especializados, menos visibles, pero más numerosos, con menor sello personal, pero mayores dosis de análisis y reflexión, menos brillantes, pero más rigurosos. (Ibd. Sánchez-Cuenca, pag. 216). Y así sucesivamente…
   Manuel Vega Marín. Madrid, 1 de Mayo, 2016   www.solicitoopinar.blogspot.com.es

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