sábado, 26 de diciembre de 2020

SIN EL PRETEXTO DE LA PANDEMIA, EL DISCURSO RESULTÓ HUERO Y ANODINO

 

   No es que me entusiasme perder el tiempo en oír ese tipo de discursos; mucho menos, en escribir sobre ello. Pero anoche puse atención a la perorata del Rey con la esperanza de que diría algo sobre los problemas que, al margen de los morales y éticos tocantes a su familia, acucian y preocupan a la sociedad española, y sobre los que, como Jefe del Estado, el Rey Felipe VI, sin tener que caer en partidismo, debió pronunciarse. Si no es así, mejor será que no se asome a nuestros hogares en fechas tan especiales, o que, si no puede resistirse, que se conforme con pronunciar la frase que estos días repiten los ciudadanos: ¡Feliz Navidad!...  

   Aunque el Rey no gobierna, si tiene como función arbitrar y moderar el funcionamiento regular de las instituciones (art.56 CE). Asimismo, el artículo 62 le atribuye otras funciones que le hubieran facultado para hacer referencia a algunos de los problemas planteados últimamente. Según el mencionado artículo 62, en su letra h, le corresponde el mando supremo de las Fuerzas Armadas, y en el siguiente, i, ejercer el derecho de gracia con arreglo a la ley. Cito estos dos apartados, porque en ningún pasaje de su discurso el Rey se ha referido a la “movida” habida entre algunos militares de alta graduación, aunque jubilados unos, pero otros en activo, que, incluso, se han dirigido por carta a él, supongo a la espera de que, como Mando Supremo del Ejército, diera la orden de fusilar a 26 millones de hijos de puta. No es que yo le proponga que a estos descerebrados les eche cuenta, pero sí llamarles mínimamente la atención por la verborrea cuartelera usada, y recordarles que estamos en democracia.

   Por otra parte, de igual modo que no tuvo inconveniente en comportarse partidistamente en su discurso el 3-X-17 contra los catalanes, bien podría haber dedicado unas palabras sobre el tema del indulto a los injustamente presos políticos del procès. Los presos también suelen celebrar la Navidad.

Como Jefe de Estado y como proponente del candidato a presidir el Gobierno y demás Ministros que han de refrendar sus actos, ante el difamador acoso de la Oposición  al Gobierno de coalición, considerándolo ilegítimo e ilegal, sólo le hubiera bastado recordar la total y perfecta constitucionalidad del mismo. Y de la misma manera que el Rey, saltándose el parecer del Gobierno, telefoneó por su cuenta al Presidente del CGPJ cuando la entrega de sus títulos a los nuevos jueces, algo podría haber dicho sobre el bloqueo anticonstitucional al que el sr. Casado tiene sometida la renovación de los vocales de ese importantísimo Órgano, ya que, según el art.117.1 de la Constitución, la Justicia se administra en el nombre del rey por Jueces y Magistrados.

   Por último, y sin morbo alguno por mi parte, pienso que los adultos ciudadanos españoles bien tienen merecido que, sin necesidad de una prolífera explicación de los escándalos del emérito y de su anómala huída a Abu Dabhi, y en lo que le corresponde como heredero, haber pedido perdón, sin conformarse con hacer alusión a principios morales y éticos...  

 

   Manuel Vega Marín. Madrid, 25, Dicbre. 2020    www.solicitoopinar.blogspot.com.es

  

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