Aunque perdiendo apoyos y cediendo en algo, el Gobierno progresista pudo
sacar adelante su solicitud de prorrogar el estado de alarma al pleno que ayer
(6-5-20) tuvo lugar en el Congreso de los Diputados. Hoy todos los españoles,
incluidos los que están en contra, podemos respirar tranquilos ante la
imposibilidad de saber previamente cómo hubiera reaccionado el virus, dada la
facilidad de expandirse que le ofrece un desconfinamiento “incontrolado”.
Ójalá que dentro de quince días podamos
alegrarnos de que la “desescalada” programada por expertos y responsables
políticos ha resultado positiva.
El grotesco talante político,
mostrado por algunos grupos, superó con creces el aspecto esperpéntico que
exhibía un salón de plenos casi vacío. Aunque tuve la paciencia de seguir todo
el debate, por no hacer interminable este artículo, limitaré mi reflexión sólo
a considerar la actitud incoherente de algunos portavoces importantes.
Empezaré por Esquerra Republicana de Cataluña (ERC). En general, le
tengo simpatía y admiración al pueblo catalán por su avanzada cultura, su
espíritu democrático y su enorme hospitalidad y acogida para con la gente, que,
en busca de trabajo, migraron a esas tierras desde diferentes regiones de
España. Aunque no coincido del todo con el afán independentista de algunas de
sus gentes, sí estoy muy de acuerdo con su defensa del “derecho a decidir”.
Tengo, no obstante, serias dudas sobre la honestidad nacionalista-independentista
de su gran derecha burguesa. Y me cuesta trabajo entender, salvo que sea por
sumar fuerza pro independencia, su alianza con esa derechona, que, desde los
tiempos del corrupto Pujol, con distintas siglas, viene gobernando la
Generalitat. Sabemos que la consecución de ciertos objetivos favorece que la
política genere “extraños compañeros de alcoba”. Comprendo también la lucha de
ERC con los nacionalistas por la hegemonía catalana, que les liberaría del cómodo complejo de haber sido comparsas de CiU
hasta la desintegración y cambio de siglas de esta “natural” alianza. Hoy
gobiernan con Quin Torra la Generalitat, pero no pueden disimular la
incomodidad causada por tan anómala coalición. Mientras tanto conservan cierta
esperanza de superar a los de Puigdemont en las próximas elecciones
autonómicas.
Puedo vislumbrar también el disgusto de Esquerra por la actitud
seguidista del Psoe con las políticas del PP y de Rajoy en lo referente a la
aplicación del 155 y de todo el llamado procès
catalán. Algunos artículos míos muestran mi postura sobre el dilatado
proceso contra el Estatuto y sobre el
Juicio en el Supremo, orquestado primero por la Fiscalía General y la
Audiencia de Madrid, y, después, basado
el relato falso de la instrucción del juez Llarena. Todo ello justifica mi
opinión a considerar totalmente incongruente y deshonesta la actitud de ERC y de su portavoz, Gabriel Rufián,
votando contra la prórroga del estado de alarma, solicitada por el Gobierno que
contribuyó a formar. No creo que con su voto negativo pretendan derrocar al
Gobierno de coalición, como lo intentan PP y Vox. Pero, objetivamente, da la
sensación de estar mirando de reojos a JxCat, que es lo que viene haciendo el
Partido Popular respecto de Vox.
¿De verdad creen los Rufián y cía. que el Psoe que hoy habita en la
Moncloa es el mismo que, con su abstención apoyó las políticas del Gobierno de
Rajoy? ¿Esperan los líderes de Esquerra que un gobierno de Casado y la derecha
les allanarían el camino en la consecución de sus objetivos políticos? ¿Por
qué, entonces, votaron a favor de la investidura de P. Sánchez y apoyaron la
formación del Gobierno de coalición? Los catalanes tienen datos de sobra como
para saber de que un triunfo de Esquerra sobre la derecha catalana sería beneficioso,
no sólo para todos los partidos de izquierda, sino, lo que es más importante;
para mejorar el “problema catalán” y enterrar los dañinos “resabios” entre
catalanes y españoles.
Pero lo que más me ha molestado es que un partido de izquierdas haya
antepuesto sus intereses electoralistas-partidistas a los intereses vitales de
todos los ciudadanos con su intento de “chantajear” al Gobierno. En adelante
miraré con lupa mis simpatías por Rufián...
El voto a favor de prorrogar la
alarma por parte de Inés Arrimadas, la nueva líder de C´s, aunque tiene su
ración de oportunismo político, al menos objetivamente, ha servido para evitar
el caos, que, para la salud y seguridad ciudadana, hubiera supuesto la
derogación de esa herramienta constitucional. De la “aparente” explicación de
su voto afirmativo, claramente se deduce que no ha desechado su aversión a
Podemos y su coalición con el Psoe; pero también es cierto el descargo de
conciencia, que, para algunos del voto negativo, ha supuesto; y, para otros,
que, a “toro pasado”, se han quedado en una hipócrita e ilógica abstención,
después de haber venido propugnando el voto del NO.
Con esto último me estoy refiriendo al mayor partido de la oposición y a
su cada vez más nefasto líder, Pablo Casado. Si nadie en su partido le manda a
enseñanza primaria, y algún día llega a gobernar, que ¡”Dios nos coja confesaos”,
o no nos visite otro virus!...Basta ver lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo
en estos días en la Comunidad de Madrid, cuyo “desgobierno” de PP y C´s (la
Ayuso y Aguado) a base de encontronazos, ha provocado la dimisión de Yolanda Fuentes,
doctora en epidemiología y Directora General de Salud, por su oposición a que
la Comunidad de más alto riesgo solicite su acceso a la fase 1 de la
desescalada. Su posibilidad es tan remotísimo, que parece estar esperando un NO
del Ministerio de Salud, para tener un motivo más de a quien culpabilizar...
Pero, a pesar de eso, y de no haber hecho jamás una propuesta, salvo
crespones y corbatas negras, el sr. Casado tiene la caradura de subirse a la
tribuna de la sede de la soberanía popular, a echarnos un mitin cargado de
mentiras y bulos, amén de inculpar al Gobierno de hasta la muerte de
Manolete... Todos estos falsos argumentos, como tenía previsto, llevaban a
concluir en un voto negativo. Sin embargo, “a toro pasado” y, para no caer más
bajo ante su propio electorado, ha preferido hacer honor al título de
“derechita cobarde” concedido por su colega de Vox, absteniéndose. Ni una
palabra más merecen estos mercachifles de la política..
Por el contrario, cuán diferente la actitud exhibida hoy por la Ministra
de Trabajo, Yolanda Díaz, consiguiendo un pacto sociolaboral entre Patronal y
Sindicatos, en beneficio de las clases más vulnerables ante la crisis provocada
por el coronavirus...
Seguiremos....
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