sábado, 23 de mayo de 2020

ALGUNAS INSUFICIENCIAS QUE HA EVIDENCIADO EL CORONAVIRUS


   No es que dichas carencias no vinieran siendo denunciadas insistentemente por científicos y técnicos, por analistas políticos progresistas o, simplemente, por profesionales independientes de cada uno de los sectores donde ejercen; es que, como diría Benavente, los españoles vivíamos en la “ciudad alegre y confiada”.
   Y la primera de todas esas carencias es el bajo concepto que algunos españoles y sus representantes políticos tienen del “noble ejercicio de la Política”. Esta praxis, sin embargo, es necesaria y esencial para que la variedad de valores e intereses legítimos de cada uno de los ciudadanos, grupos o clases, a veces contrapuestos, no dificulten la convivencia social, sino que, más bien, la promuevan. Estoy seguro de que, en abstracto, todos convendrán en destacar la VIDA como un valor absoluto, en cuya defensa no caben intereses contrapuestos. La defensa de la salud y de la vida debe ser, pues, la máxima finalidad de la práctica política. Pero..., NO. El COVID-19 ha evidenciado básicamente que, para algunos grupos políticos, identificados con la derecha social y económica, se anteponen los intereses económicos y empresariales; y, lo que es peor: los réditos electoralistas y la lucha por el poder. A juzgar por el argumentarlo que estos grupos adujeron ayer en el debate para prorrogar el estado de alarma, y la “escandalosa” presión que están ejerciendo sobre las provocativas “algaradas” callejeras, a todas luces muestra que la única política que les interesa es la del “ordeno y mando”; que sólo aceptan la democracia y sus instituciones cuando están a su servicio. Pero cuando las urnas les envían a la Oposición, exhiben sin rubor su pericia en difundir bulos contra el Gobierno legítimo, consiguiendo de paso fomentar el odio contra el disidente. Echando de menos, las “vacas gordas” del  cómodo bipartidismo, son incapaces de aceptar el dato incontestable de la gama de colores que irradia el Congreso de los Diputados, que refleja fielmente la multiplicidad de ideas y anhelos de nuestra sociedad actual. Cuarenta años de un bipartidismo de amiguetes les ha incapacitado para asumir las cesiones que supone dialogar y negociar en la “geometría variable” del Parlamento. Esta actitud no es nueva en la derecha española. Encerrada en sus dogmatismos seudorreligiosos, siempre ha ido a remolque, cuando no contraponiéndose a todo tipo de avances, tanto en los asuntos civiles, jurídicos, socio-económicos, etc., etc. Acostumbradas sus sucesivas generaciones  a vivir de la herencia familiar y de la opulencia del beneficio de su modelo capitalista, su egoísta ceguera les incapacita para constatar, incluso en una inesperada pandemia, que amenaza con la extinción de la especie, algo tan obvio como que, para seguir produciendo y consumir lo producido, lo inmediato y urgente es mantener vivos a productores y consumidores... ¿Es tan difícil de entender que sin VIDA, están demás todos los debates?

   Los partidos políticos no son fines en sí. Sólo son instrumentos, y no los únicos, aunque sí fundamentales para la expresión del pluralismo político y para contribuir a la formación y manifestación de la “voluntad popular” (art.6 CE). Cada uno, con sus diferentes “programas”, aunque sea tácitamente, defenderá la vida como valor absoluto, en torno al cual giran todos los demás. Entiendo, por eso, que cuando un Gobierno legítimo solicita al Congreso prorrogar el estado de alarma, no está pidiendo al resto de grupos la aceptación sumisa de algún punto de su ideario político, sino traspasando al máximo estamento de la soberanía popular la responsabilidad común de salvaguardar la salud y la vida de sus ciudadanos, sin que se tengan que suspender ningún derecho establecido en el art. 55 CE. El Gobierno, pues, está siendo fiel en estas inesperadas circunstancias a los previsto, sin embargo, por el constituyente en el mandato constitucional del art. 116, desarrollado por Ley Orgánica de Junio de 1981. Con menos justificación, dado que el origen del problema era político, no de catástrofe mundial, y debía resolverse en ese ámbito con paciencia y diálogo, el Gobierno de Rajoy acudió al auxilio del artº 155 para suspender “indefinidamente” la Autonomía catalana, aprovechando su mayoría absoluta en el Senado y la falta de desarrollo legal.. En esa decisión comprometió al Psoe, en la Oposición entonces, de cuyo compromiso derivan las consecuencias que, aún hoy, padece por parte de los partidos “catalanistas”. Sin embargo, a pesar de la opinión de insignes constitucionalistas o el asesoramiento de la Abogacía de Estado al Gobierno de que no hay otro instrumento que el estado de alarma para tratar el problema, la Oposición no quiere creérselo. Es la manera más fácil de seguir acosando al Gobierno democrático con la clara intención de tumbarlo. Ante esta actitud tan negativa y falaz sobra cualquier argumento sensato. Cuando no se aceptan ni siquiera los hechos..., mal vamos....
   Para completar este apartado, remito al lector al artículo firmado por Fernando Varela en infolibre.es de 21-5-20, titulado Las 13 afirmaciones falsas con las que Casado y Abascal se oponen a prorrogar el estado de alarma.
   Otra enorme deficiencia que ha puesto en evidencia el coronavirus es la falta de Estado. A pesar de la intensa y extensa propaganda de “los medios” controlados por los defensores del sistema “neoliberal” vigente, en contra de los que, insistentemente, han venido defendiendo que otras formas de pensar y hacer son posibles, ha tenido que ser un imperceptible “bichito” quien nos ponga ante los ojos lo frágiles que, uno a uno, “tribu a tribu”, somos los humanos. Hasta los más acérrimos defensores del individualismo y de la actividad privada, en situaciones catastrófica como la que padecemos, se ven obligados a recurrir al auxilio del Estado, y resaltar el valor de lo público. Lógicamente, en una furibunda crisis sanitaria como la que sufrimos, nos veremos obligados, salvo los fanáticos, a notar la escasez de personal sanitario y el tremendo déficit de material sanitario, fruto de los “recortes” efectuados por los gobiernos neoliberales. Ya esto fue denunciado por los propios sanitarios, oponiéndose en las famosas “mareas blancas” a los recortes y a las privatizaciones en la Sanidad.
   Esperemos que ahora, a pesar de su incoherencia, dadas sus continuas directrices, nos tomemos en serio lo que nos aconseja Bruselas en su reciente  informe sobre España: La pandemia ha revelado problemas estructurales existentes, algunos de los cuales se derivan de ciertas deficiencias en la inversión en infraestructuras físicas y deficiencias en el reclutamiento y las condiciones de trabajo de los trabajadores de la salud....Y sigue diciendo, A mediano plazo, será importante asegurar que la probable disminución de los recursos debido a la recesión económica no afecte la cobertura de atención médica de las personas y genere desigualdades en el acceso. Después de tal declaración, creo innecesario extenderse más...
   De la tercera deficiencia a destacar, de la que ya antes de la pandemia, el llamado procès catalá nos dio un aviso, es el inacabado modelo territorial de España. Es ahora, en estas especialísimas e inesperadas circunstancias, en las que un invisible y letal virus nos declara una “guerra” de imprevisibles derivas, cuando más que nunca se necesita un “mando único” (tengo que decir que no me gusta hablar en estos términos), aprovechándose de la inconsistencia del sistema de las Autonomías, surgen por doquier “coroneles” proponiendo sus estrategias y sus tácticas respectivas como las mejores en una carrera contra reloj. Y mientras llegan a un acuerdo, el virus enemigo los contempla desde su escondite, estudiando el momento más idoneo para atacar de nuevo.
   Los “padres constituyentes”, actuando aún bajo la presión de las bayonetas, se vieron obligados a dejar para mejor ocasión el asunto de la España multinacional. Así bajo la híbrida fórmula de “las Autonomías”, dejaron medio hilvanado el título VIII de la Constitución Española. Y mucho me temo que con esta Constitución “borbónica”, de muy difícil reforma, se pueda plantear el modelo de una España federal o confederal. Hasta el Psoe, que siempre se ha estructurado como “federalista”, rehúye incluso del uso nominal de dichos vocablos...
   Por último, volveré al mencionado informe de Bruselas (1), aunque sólo sea para destacar que muchas de sus recomendaciones económicas ya las está poniendo en práctica el actual Gobierno coalición Psoe-UP. Destacaré la siguiente: En el contexto actual apremiante se plantea introducir rápidamente un plan nacional permanente de garantía de ingresos (renta básica vital) con una cobertura estimada de tres millones de beneficiarios, para complementar los programas regionales de ingresos mínimos existentes.
   Sería preferible que Bruselas informara sobre las conductas adoptadas por los partidos e instituciones, que se oponen a las medidas tomadas por el Gobierno legítimo....



   Manuel Vega Marín. Madrid, 23 de Mayo, 2020    www.solicitoopinar.blogspot.com.es

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