Lo que el lector tiene en
sus manos no es si quiera un pequeño “manual” de Economía. Es un conjunto de
artículos relacionados con el tema, no sin cierto hilo conductor, que he ido
escribiendo a medida que he ido reflexionando y analizando al socaire de la
crisis y de los problemas, que la misma ha provocado. Por supuesto, como no soy
economista “profesional”, me he ayudado y apoyado en el estudio de los más
prestigiosos economistas, unos muertos, otros, aún vivos. Ni que decir tengo,
que mi intención es puramente pedagógica y divulgativa. Al final de este
libreto facilitaré algunas de las obras y sus correspondientes autores.
El título de este
“opúsculo” es bastante intencionado, ya que no es, como he dicho, un manual
estructurado en torno a conceptos teóricos o elementos
estadísticos-matemáticos, como los usados en las Facultades de Económicas. De
ahí lo de “para adultos no iniciados”; pero que cualquier ciudadanos maduro,
interesado en lo que está ocurriendo en España y en el Mundo, en este, como en
cualquier otro tema, puede comprender y opinar con sólo tener claro los
principales factores y actores implicados en “eso” que llamamos “la Economía”.
El adulto al que me dirijo, de alguna manera, más o menos clara, tiene idea de
conceptos como mercado, inversores públicos o privados, entidades financieras,
especuladores, dinero, trabajo, producto-mercancía, etc., etc.…
De la lectura
atenta de este breviario el lector, sin tener que haber cursado una enseñanza
“reglada”, podrá obtener una idea más “académica” de tales conceptos, y, sobre
todo, como se combinan en las relaciones económicas.
Naturalmente, el
hilo conductor de este conjunto de artículos no es, ni puede ser neutral, pues,
como el lector deducirá, en estos escritos está latente una discusión crítica
con un sector de economistas, que intentan, y, en muchos casos han logrado,
imponer su visión parcial e interesada de la Economía, como si de una “verdad
dogmática” se tratara. Y lo primero que deducirá es que la economía no es una
ciencia, y, mucho menos, neutral; y que por mucho que los defensores de esta
opción (los ultraliberales), utilicen complicados modelos matemáticos y
estadísticos y pretendan con una “jerga” especial, dotarla de un carácter
científico, en realidad, lo que hay detrás de toda esa “tramoya”, no es más que
pura “ideología” interesada. Ni siquiera la palabra “Economía” está bien
utilizada, cuando con ella se pretende destacar su autonomía del concepto mucho
más amplio, Política, del que depende aquélla en cualquiera de sus
manifestaciones. Lo correcto, como hicieron y hacen sus primeros o actuales
grandes teóricos, es referirse a este fenómeno humano y social con el complejo
conceptual de Política económica o Economía política.
Por último,
advierto al lector que el orden de los artículos es el de su fecha de
escritura.
Estaré muy
contento de haber conseguido mi propósito, si el lector disfruta con su lectura,
y, estoy seguro, saca muchas más conclusiones y enseñanzas. Gracias.
El autor.
Si algun lector está interesado en él, contacte en el correo elmismotal@gmail.com
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