Soy lector de los escritos y seguidor del pensamiento económico del
catedrático sevillano. Eso no quita que le niegue la razón, cuando creo que no
la tiene, por muy catedrático que sea. El sr. Torres, después de hacer un
comentario político en su artículo Los otros datos del CIS en publico.es (6-8-18), dice que el comentario que deseaba hacer en este
texto no tiene que ver exactamente con los datos políticos del Barómetro del
CIS… Pero lo ha hecho, y, en este caso, a mi parecer, desafortunado. No es
la primera vez que el sr. Torres López inculpa –no sé porqué- a PODEMOS de que
Pedro Sánchez no fuese investido Presidente, en lugar de Rajoy, en la anterior
legislatura. Para ello hubiera hecho falta un
acuerdo de mínimos entre un Ciudadanos volcado a la derecha y el PSOE,
según escribe. Pero omite que tal acuerdo fue una “pantomima”, pues, como él
propio Sánchez reconoció en Salvados,
los capitostes y ad lateres de su
partido no se lo hubieran permitido, e igualmente, la regeneración democrática,
representada por los de Riveras, como se ha demostrado después, no era más que
un “podemos de derechas”, inventado
por el Ibex-35, para detener al PODEMOS, surgido del 15M… ¿Era tan disparatado,
por otra parte, aceptar la propuesta que Iglesias hacía a Sánchez de entrar en
su gobierno? Después de todo, no eran tantos los votos populares que les
separaban. Sin embargo, gracias a la negativa de las baronías socialistas y a
los medios de comunicación, mediatizados como siempre por quienes nunca dan la
cara ante el electorado, aquella propuesta del líder de PODEMOS quedó ante la
opinión como un afán de poltronas… No, señor Torres, “la burbuja de Podemos”,
como usted la llama, no explotó porque la
sociedad comprobó que (Podemos) ni
comía ni dejaba comer, o porque se hubiera convertido en un partido que frenaba la generación democrática deseada.
Usted, sr. Torres, sabe muy bien que fueron las mismas fuerzas “fácticas” las
que impusieron al Psoe de Felipe González la renuncia a su “Programa máximo”,
al marxismo y al socialismo “científico”, a cambio de llegar en 1982 al
Gobierno de España. Con la ayuda de los marcos alemanes y la connivencia de los
dólares USA, no hubo escrúpulos en dejar
en la estacada al PCE y otras fuerzas que habían luchado contra la dictadura.
Son esas mismas fuerzas las que hoy están impidiendo, no ya que PODEMOS llegue
a gobernar, sino, al menos, a regenerar la democracia.
El profesor sevillano no se extraña del avance electoral del Psoe que
refleja el CIS, después de su exitosa
moción de censura. Pero lo extraño es que tal avance lo atribuya sólo a la inteligencia y la impresionante
determinación de Pedro Sánchez, (que) han
obtenido rédito de esta situación: el no llegar, por un lado PODEMOS, al
mencionado acuerdo de mínimos, y, por otro, Ciudadanos acercándose al PP. ¿Cómo
ignorar tan injustamente el no apoyo del Psoe a la moción de PODEMOS seis meses
antes? ¿Cómo pasar por alto que el éxito de la moción de Sánchez se debe al
apoyo de PODEMOS y a las gestiones que Pablo Iglesias hizo con los
independentistas catalanes y con el PNV?
Lamentablemente para ellos –este párrafo no tiene desperdicio- ni
Podemos ni Ciudadanos, las dos nuevas fuerzas que supuestamente estaban
destinadas a acabar con la corrupción… supieron entender el deseo (de
regeneración) tan ampliamente extendido en la sociedad española… Cuando el
profesor Torres se refiere al centro
izquierda español y al enorme deseo (de
éste), desde 2015, de evitar que la
maquinaria corrupta y criminal del PP siguiera gobernando, ¿no está dejando,
pretendidamente, al Psoe en una especie de limbo político, del que bajará sólo si el resto de fuerzas de
izquierda le apoyan incondicionalmente? Cuando las calles y plazas se llenaban
de ciudadanos descontentos de las políticas del bipartidismo establecido desde
1978, ¿dónde estaba el Psoe?. ¡En y con el bipartidismo! Al “acecho” de que
otras fuerzas políticas le pusieran en bandeja la Presidencia del Gobierno.
Pues bien, ya Pedro Sánchez está en la Moncloa. En sus manos tiene demostrar
que el avance electoral, sólo explicable por ahora por el “tirón del ganador” y
por el alivio social de la descarga del partido corrupto, no quede en políticas
gestuales o en simples brindis al sol. Aparte de las políticas cotidianas:
trabajo, sanidad, educación, etc., Pedro Sánchez debe saber que a España le
aguardan problemas por resolver trascendentales, que afectan a la raíz misma de
nuestro sistema democrático. Está el tema de la dependencia de la Constitución
respecto de la Monarquía; la Monarquía como tal; el gran problema del encaje
constitucional de los territorios que conforman España, que no sólo se reduce
al judicializado procés catalá, por
más entidad e importancia que de por sí tiene. Todo ello sin olvidar el
problema de la soberanía de España y nuestra relación con la Unión Europea, que
algún día se planteará. Dudo que Pedro Sánchez se atreva con ellos aunque sólo
sea en el porcentaje que le corresponda, ya que el Psoe solo, evidentemente, no
podrá solucionarlos. Por eso mismo, debe considerar que el apoyo a su éxito en
la moción de censura fue coyuntural, debiendo, pues, procurar que tal apoyo se
convierta en estable y permanente. Y, para ello, el Psoe de Sánchez lo primero
que tendrá que decidir es quién o quiénes van a ser sus compañeros de travesía:
si con su cómodo compañero del bipartidismo o con las fuerzas de izquierda,
independentistas o no. Es la tercera oportunidad con la que sólo Pedro Sánchez
ha tenido la suerte de contar, y que, por ello mismo, no puede defraudar sin
que el Psoe siga su declive.
En una entrevista concedida a Europa Press la portavoz adjunta de
Podemos, Ione Belarra (tomo notas de lo publicado por publico.es el 6-8-18), ésta decía lo siguiente: Necesitamos un formato de colaboración que
sea estable y que permita abordar los grandes retos de nuestro país. Un
Gobierno sustentado sobre 84 diputados tiene que sustentarse sobre el consenso y la búsqueda de acuerdos, y eso
tiene que hacerse de manera permanente y estable. Si no va a ser muy difícil que
salga adelante… ¡Quien avisa no es traidor! Que luego no digan.
Y ya el Psoe está sacando la patita del orgullo, no negociando con los
que le habían apoyado en la censura, lo que le ha supuesto al Gobierno el
fracaso de no sacar adelante en el Congreso el pasado 27 de julio la aprobación
de la “senda de déficit y el techo de gasto, por la abstención de aquéllos. Y
es que con el gesto de no negociar con los que le apoyaron, el Psoe esperaba
contentar al PP, para que, sin tener que reformar la ley de estabilidad
presupuestaria, éste no hiciera uso de su injusta mayoría absoluta en el
Senado. Y es que “no se puede estar al mismo tiempo con Dios y el diablo”. El
Gobierno debe negociar con su principal apoyo parlamentario las nuevas cifras
de gasto en pro de las mayorías sociales y no mirando a los privilegiados. Si
para eso tiene, y ahora puede en el Congreso reformar la ley, que lo haga sin
tener en cuenta lo que más guste al PP. Muy claramente vuelve a recordárselo
Belarra: lo más importante es que este
Gobierno, repiense su estrategia, y elija
si quiere hacer políticas que gusten al PP, que yo creo que se ha
demostrado que es un error, o si quiere empezar a construir unas políticas que
son las que España necesita de la mano de nuestro grupo y de las fuerzas del
cambio.
Sobre la cuestión catalana, el nuevo Gobierno ya se ha pronunciado: nada
de autodeterminación, ni de referéndum negociado. Ha tenido el gesto del
traslado de los presos a cárceles más cercanas, pero sobre su puesta en
libertad, estamos a la espera de que la nueva Fiscal General se pronuncie.
Hay otra cuestión que hace sospechar que por mucho que Pedro Sánchez
hable de la España del cambio –y el viernes en la rueda de prensa posterior al Consejo
de ministras, dio un auténtico recital-, no está por la labor. Nos estamos
refiriendo a todo lo que afecta a la Monarquía. Aquí tienen las ideas muy
claras; desde su actitud contraria a apoyar la petición de PODEMOS de crear una
comisión parlamentaria sobre las irregularidades fiscales y otras “fechorías”
del Rey emérito. Las palabras ya tenemos
una monarquía renovada y ejemplar, referidas a Felipe VI o las de también, también sobre su padre, son el
botón de muestra más claro del “republicanismo” socialista…
En la segunda parte de su escrito el catedrático de economía aplicada
nos apabulla con la efusión de datos porcentuales, con los que los ciudadanos
encuestados por el CIS, manifiestan su consideración sobre la situación
económica de España. De todos, me quedaré con dos datos significativos: uno,
que el 5,4 % la considera buena; justo la minoría que se ha aprovechado de la llamada
crisis. Dos, que para el 41,6% el paro sigue siendo el principal problema; y
que pese a que la tasa ronde el 15%, un 24,3% de españoles se sienten afectado
por el mismo. Y es que el problema del empleo no se va a solucionar con trabajo
coyuntural y precario. Y es que en la división del trabajo que el
neoliberalismo imperante en Europa y en el Mundo, a España le ha tocado “servir
copas” y “vender sol y playas”. Un proyecto industrial y de i+D+i, ni está ni
se le espera. Esta falta de proyecto y debilidad industrial ya empezó con el
desmontaje y privatización en los tiempos de Felipe González. ¡No es nuevo!
Aún admitiendo con el profesor como torpeza la actitud de Podemos y
Ciudadanos, que pudiera hacer ganar al Psoe una elecciones inmediatas, también
el profesor, quizá pensando en que la solución laboral-empresarial-económica no
está en las manos del Gobierno de España, admite que esa ventaja electoral puede ir menguando si en los próximos meses
no logra avances sustanciales en materia de política económica e integridad
territorial. Algo que no va a ser fácil que consiga, dada su escueta fuerza
parlamentaria.
Y finalizo mi artículo transcribiendo el párrafo con que el profesor
Torres López termina el suyo: si el gobierno de Pedro Sánchez no tiene muy
presente la fragilidad económica en la que se encuentran millones de españoles
y no da pasos efectivos para aliviarla, su ventaja en las encuestas y el
aprecio político del que ahora indudablemente goza pueden desvanecerse tan
rápidamente como los ha conseguido.
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