miércoles, 29 de noviembre de 2017

SOBRE LA APLICACIÓN DEL ART. 155 A LA GENERALITAT



   En los últimos escritos del profesor Pérez Royo vengo detectando cierta ambigüedad, yo diría que  “calculada”. En este, http://www.eldiario.es/zonacritica/presos-politicos-parecen_6_705939412.html , el “lo parecen”, ocultaba una realidad: la existencia de presos políticos en nuestra democracia. Ya tuve ocasión de comentarlo, http://solicitoopinar.blogspot.com.es/2017/11/lo-parecen-y-son-presos-politicos.html
   En el que ahora quiero comentar, http://www.eldiario.es/zonacritica/primer-excepcion-democracia_6_711538860.htm, bajo la frase “coacción federal” el profesor da la sensación de querer “descafeinar” la realidad expresada en el título.
   La aplicación del art. 155 CE a la “Nacionalidad histórica” de Cataluña, primero de facto, y, después de iure, el mismo Pérez Royo escribe que es una suerte de estado de excepción autonómico. Mucho más explícito al respecto se muestra el abogado Gonzalo Boye Tuset, al afirmar, http://www.eldiario.es/contrapoder/Hoy-ido-catalanes_6_711538870.html, que se ha utilizado un instrumento previsto en la Constitución (art. 155), para dotar de pseudo legitimidad a una actuación judicial que, para nada, se compadece ni con la Constitución, ni con el resto del ordenamiento jurídico nacional… tampoco con el europeo. Esta medida que, según Pérez Royo, Rajoy se resistió activar hasta el último momento, no hace más que colar por la ventana, como así lo recuerda Boye y también Pablo Iglesias, la enmienda de Fraga Iribarne durante los trabajos constituyentes, proponiendo que el Gobierno del Estado pudiera intervenir y destituir a un Gobierno autonómico, que, con su rechazo, el resto de representantes, echó por la puerta principal..

   Y es que el problema, arrastrado históricamente, no es el de más o menos competencias de las Autonomías, sino que, junto al de la Monarquía, es el del reconocimiento constitucional de la realidad plurinacional de lo que llamamos las Españas. En la historia del constitucionalismo español siempre ha existido un pretexto para ir retrasando, sine die, tal encaje o reconocimiento jurídico-constitucional de lo que es una realidad. Y así, por temor a los “poderes fácticos” (el ejército y la gran burguesía), los padres constituyentes no tuvieron más remedio que conformarse con la ambigüedad de los términos con los que está redactado del artº 2 de la CE: La Constitución se fundamenta….., y reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la integran…
   Esa ambigüedad es la herencia que el PP lleva en sus genes, y la que hizo que Rajoy, entonces en la oposición, recurriera al Tribunal Constitucional el Statut, porque en éste, aunque en su preámbulo, figuraba el término Nación, después de que así fuese aprobado fuera aprobado con todos los requisitos legales.
   Según explica Gonzalo Boye, el gobierno de Rajoy adoptó aplicar, por primera vez, el ya muy manido artículo 155, careciendo de sustento constitucional y desarrollo legal. En el fondo, como explicita el propio Boye, no era reconducir al Parlament ni al Govern a un cauce constitucional, sino a cercenar cualquier posibilidad de debatir políticamente la independencia catalana, destituir a las instituciones autonómicas para privarles de su inmunidad e inviolabilidad y crear un marco jurídico (ficticio) impunidad para las medidas que el Gobierno y la Fiscalía (a sus órdenes) tomasen las medidas, que, al final, se han tomado.
   Otra cosa será –eso lo veremos después del 21D- si con dichas medidas y, sobre todo, con las elecciones convocadas por Rajoy, se conseguirá la “normalidad” de lo que real e históricamente viene siendo una “anormalidad silenciada”. De momento, ya desde la precampaña, se viene practicando el “frentismo” entre las dos Españas de que hablaba  don Antonio Machado, y en el que cada bloque contendiente intenta recabar cuanto más votos mejor, como si eso fuera el bálsamo de Fierabrás que todo lo cura. Aunque todo vale para los “portavoces mediáticos”, con tal de tergiversar las propuestas más sensatas de PODEMOS. Hay que recordar que, aún en ese terreno electoral, las candidaturas –con diversos nombres- viene ganando en anteriores elecciones municipales a los independentistas, y, en generales, a los autodenominados “constitucionalistas.
   El problema, pues, de la autonomía catalana hoy, o el que en un futuro pueda aparecer con otras nacionalidades o regiones, no se solventa con la actitud mostrada por Rajoy en el procés catalá. Como anticipa Pérez Royo, la normalidad no vendrá por unas elecciones convocadas por imposición del Estado. Y el hecho de que en ellas vayan a participar todos los partidos, no puede subsanar lo que viene viciado de origen. Una anomalía no se puede “normalizar” con otra. No es como dice el refrán: que una mancha de mora con otra verde se quita… Con los dirigentes políticos o sociales (que conforman las diferentes candidaturas) en prisión o bajo la amenaza de un proceso penal…, no parece probable que se pueda volver a la normalidad.
   Ni siquiera nuestra Guerra civil pudo solucionar el esfuerzo desarrollado por la IIª República y la Constitución de 1931. Por todos ello, termino esta glosa participando de la opinión de los autores de los textos glosados. Los españoles, unos porque lo vivimos y otros porque lo estudiaron, sabemos cómo entramos en la democracia que “instauró” la Transición. Hoy todos sabemos cómo esa democracia está estrenando su primer estado de excepción, sabemos cómo hemos entrado (en él). Nos queda por ver cómo salimos de él. ¡öjalá que no sea repitiendo los acontecimientos de 1936! Y no vale con resignarse de que estamos en la UE, pues Países, que hoy la conforman, entonces, como hoy, están mirando para otro lado…



   Manuel Vega Marín. Madrid, 27, Novbre. 2017. www.solicitoopinar.blogspot.com.es





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