martes, 21 de febrero de 2017

EN RESPUESTA A “LA PARADOJA” DEL PROFESOR SÁNCHEZ-CUENCA

   Leyendo el artículo de Ignacio Sánchez-Cuenca, https://goo.gl/VXuioj, uno duda si el autor es el mismo que hace poco escribiera el libro La desfachatez intelectual. En su introducción dice ocuparse de los intelectuales en general, incluyendo a ensayistas, pensadores, periodistas y académicos que intervienen en el debate público. En esos debates, dice, nos encontramos con argumentos endebles, consignas que se repiten de un autor a otro, supuestos no controlados y respeto acrítico a las opiniones de los figurones (pág.25).

   La voraz lectura del mencionado librito despertó en mí una total sintonía con el contenido del mismo. Su autor no se queja de que filósofos y literatos expresen sus opiniones sobre asuntos públicos, sino de que sus debates estén llenos de apelaciones ideológicas muy genéricas, de exhibicionismo moral, de afirmación del subjetivismo más ramplón y con poco gusto por el detalle y el rigor analítico (págs. 23-24). Como “polisociólogo” no se considera un científico social, (y) mi propósito, dice, no es que se quiten los escritores y los filósofos, que aquí llegamos los científicos sociales. No se cree con título suficiente para ello. (pág.23).
   Pues bien, en el referido artículo, Una paradoja, cuya temática podemos considerar muy adecuada a su especialidad académica, deberíamos esperar de su autor una actitud más consecuente, y no caer en los “prejuicios” que achaca a los demás. Vayamos por partes:
   Podemos, dice, no es consecuencia directa de los estragos de la crisis económica, y que esos estragos son la combinación letal de crisis económica, injusticias políticas y corrupción generalizada. El significado “efecto-causa” que pudiera atribuirse al concepto “consecuencia”,  viene rebajado por el empleo posterior del concepto “circunstancias”, facilitadoras de la creación y crecimiento de un partido radical. Ese uso, aunque poco claro, de ambos conceptos, consecuencia y circunstancias, le evita al profesor caer en los mismos vicios achacados a los figurones, que en el debate político, atribuyendo a sucesos que ocurren en un mismo espacio temporal, un contenido causal, que es una de las tareas más exigentes y difíciles en las ciencias sociales (pág.213). Sin embargo, Sánchez-Cuenca no se libra de caer en los “lugares comunes”, que, por falta de estudio e investigación previa, atribuye a tales figurones. Y tal caída en esos lugares comunes no la puede resistir nuestro autor, cuando atribuye a ese nuevo partido el muy equívoco calificativo de radical, que, como tal, le resultaría muy difícil cambiar el status quo, o sea, las circunstancias en las que tiene origen su nacimiento. La carga peyorativa del adjetivo radical viene dada por el contexto creado por los comentaristas aludidos que, en el caso de PODEMOS, hacen de “portavoces” de otros poderes y de intereses más ocultos, a los que sus dirigentes llamaron casta.
   Nos vemos obligados, pues, a concluir, dado el conjunto del argumentario de Sánchez-Cuenca, que esa radicalidad la define por el conflicto (que puede generar una opción política tendente a disminuir la desigualdad en la distribución de la riqueza) entre los sectores más desfavorecidos y las clases medias, que creen que tendrán que hacer un sacrificio demasiado grande. Es en este punto donde veo la debilidad del análisis de nuestro “polisociólogo”. Pues la línea divisoria entre los más desfavorecidos y las clases medias es muy volátil, sobre todo, si tenemos en cuenta que ese sector social llamado antes de la crisis “clase media”, ha descendido al de “los más desfavorecidos, no dándose el tránsito inverso. En cambio, los que no han variado de estatus, sino que incluso algunos han ascendido en el ranking de los ricos de siempre. Pero de esto último no dice nada nuestro analista, siendo precisamente donde más insiste PODEMOS en sus exigencias y reivindicaciones para “el cambio” en lo económico. No sé de dónde se saca Sánchez-Cuenca que PODEMOS pretenda solucionar el problema de la injusta desigualdad económica, repartiendo lo poco que, hoy por hoy, tienen ambas clases que repartir. ¿Acaso cree el profesor que nuestra Constitución es radical cuando en su artículo 128 habla de la “función pública de la riqueza”, o que su artículo 129 hable de la “participación de los organismos públicos en las empresas? ¿No es más radical desahuciar a familias de sus viviendas sin solución alternativa? ¿No lo es dejar morir a ciudadanos/as por no poder pagar el recibo de la luz, mientras las eléctricas no cesan de acumular beneficios? ¿Es ser más moderado y patriota eludir el pago de impuestos, ocultando beneficios en los llamados “paraísos fiscales? Pues, a todas esas injusticias, y a otras más se viene refiriendo P. Iglesias y otros dirigentes de PODEMOS, tanto en el Parlamento, como en la calle. ¿Cree de verdad el articulista que la puesta en práctica de ese mandato de la Constitución torna imposible una alianza entre las clases más desfavorecidas y las clases medias, (como) condición indispensable en las sociedades avanzadas de nuestro tiempo para que se consolide una mayoría efectiva a favor de mayor justicia social? Porque, si es así, ¡apaga y vámonos!
   Cuando, además, Sánchez-Cuenca afirma que en España esa alianza de clases tiene un tinte generacional, (porque) los mayores están dispuestos a ayudar en el seno de la familia a sus miembros más jóvenes, pero se resisten a apoyar una solución política radical a las malas circunstancias en las que se encuentran las nuevas generaciones, no puedo por menos que mostrar mi más absoluta discrepancia con lo que entiendo ignorancia de la historia, cayendo en propia contradicción con lo que afirma en la página 215 de su libro: Cuando un autor no tiene una contribución propia que hacer, ya sea porque otros se le hayan adelantado, ya sea porque no se le ocurra nada de su propia cosecha, lo mejor callarse. Los que son radicales, aunque oculten esa radicalidad en un lenguaje “políticamente correcto”, en el que las palabras constitución, constitucionalidad, etc. no faltan en sus hipócritas discursos, son los primeros y más contumaces incumplidores de las leyes, cuando éstas le reclaman uno de los más elementales actos de patriotismo: no eludir el pago de impuestos para que el Estado pueda sostener el bienestar de todos los ciudadanos. Esta sí que es la clase-casta que siempre ha tratado de hacer imposible la alianza entre la clase de los más desfavorecidos y la clase media.
   Finalmente, el profesor se autocuestiona la falta de autoridad que echa de menos al comprobar que muchas de las cosas que dicen algunos de nuestros intelectuales mejor valorados por el establishment son ocurrencias malamente construidas. Y eso es precisamente lo que nuestro analista hace cuando, sin dato empírico alguno, profetiza que es muy difícil imaginar (que PODEMOS)  pueda crecer mucho más (del 20% del apoyo electoral obtenido), salvo que llegara una nueva catástrofe económica en forma de crisis del euro o similar. ¡De traca!..., se conoce que a él no le ha afectado bastante la que estamos sufriendo… Y, como dirían en Valencia, su lugar de nacimiento, ¡de maskle´ta!, las conclusiones que saca de la celebración de Vistalegre II. Por no alargar más este escrito y porque se comentan por sí solas, me conformaré con sólo transcribirlas: como se ha visto en Vistalegre II (PODEMOS) opte por configurarse como el partido que da voz a todos aquellos desengañados con el funcionamiento de nuestro sistema político y económico. Se transforma de este modo en una opción expresiva más que en una opción de cambio. Su denuncia de los abusos del sistema será fundamental, pero no se traducirá en ejercicio del poder político… introducirá temas nuevos en el debate político, pero se quedará sin margen para poner en práctica sus propuestas… De Vistalegre II sale un partido quizá no más extremo ideológicamente, pero sí orientado a ser ante todo la representación del descontento. Solamente unas preguntas al analista “científico”, profesor de la Carlos III: ¿Sabe que para ese viaje hubiera bastado a los que recogieron el sentir del 15M esperar a que el descontento, mostrado en plazas y calles, se hubiera ido apagando por sí solo, sin el esfuerzo de configurar un Partido? ¿Realmente el profesor Sánchez-Cuenca estuvo en Vistalegre, ha analizado sus resultados atentamente? ¿o va a seguir aferrándose a los prejuicios y sinrazones que ya manifestaban ciertos “voceros” desde que PODEMOS, sorprendidos ellos mismos, sacaron cinco eurodiputados en su primera contienda electoral? Y, por último, ¿está verdaderamente convencido el profesor de que el PP, mientras exista un Podemos resistencialista será improbable que cuaje una alternativa de izquierdas que consiga desplazarle del poder? ¿Cómo es posible que este señor que se considera “progre” se avenga con su tesis al dogmatismo inmovilista “pepero”, convirtiendo supuestos tremendamente volátiles en axiomas permanentes? Me estoy refiriendo a la creencia generalizada en que el PP con el 30-33% de los votos, se mantendrá en el poder eternamente, aunque la dinámica parlamentaria y el sistema electoral no cambien. Pues la realidad ha demostrado lo contrario. Hubiera bastado con que el Psoe hubiera renunciado a los privilegios obtenidos durante el “bipartidismo”, para que, en vez de que Pedro Sánchez se viera destronado de la Secretaría general de su partido por una gestora golpista, hoy el destronado sería el sr. Rajoy. ¿Tan complicado le es a nuestro sociólogo construir otra teoría, basada en la hipótesis de un simple cambio en la Ley electoral, propugnado por todos los que, hasta ahora, no se han beneficiado de ella?.
   En fin, sr. Sánchez-Cuenca, usted debe saber muy bien que en este país existen factores que mientras que persistan, el PP actual no bajará del suelo del porcentaje indicado arriba, y que, cuando ese suelo de votantes cambie, el propio PP ya será otro partido distinto. Pero mientras ese proceso no culmine, no podrá negar que, sin que PODEMOS haya llegado al Poder, hay muchísimas cosas que han cambiado, y que, difícilmente, volverán a ser lo que fueron antes de la existencia de PODEMOS.


   Manuel Vega Marín. Madrid, 20, Febrero, 2017 www.solicitoopinar.blogspot.com.es


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