Esas declaraciones son de
Juan Segovia (Psoe), diputado en la Asamblea de Madrid, hechas en un programa
radiofónico de Onda Madrid. Yo las he leído en eldiario.es de 21-9-16, y en mi
comentario, a bote pronto, las califiqué de “simples e ignorantes,
políticamente hablando”. Ahí van mis razones.
Ante el fracaso que supondría unas nuevas elecciones, aunque lo plantea
en forma interrogante, aceptaría un
Gobierno encabezado por una figura independiente y que cuente con el consenso
de los otros cuatro (partidos). ¿Por qué no del resto de partidos presentes
en el Parlamento? En el transfondo de dicha propuesta subyace un prejuicio: el
de considerar como algo apocalíptico unas nuevas elecciones. Creo que, desde el
punto de vista democrático, es más sano convocar al sujeto de la soberanía, que
“transigir” en aras de no sé qué urgencia con la prolongación de un gobierno,
que, además haber mostrado una total dependencia foránea, está tachado de
“trama para delinquir” y acusado de haberse financiado ilegalmente. Con esas
credenciales, en cualquiera democracia de nuestro entorno, hubiera tenido que
dimitir irremisiblemente. Pero es que además los votos de los que no le han
votado son más del doble de los que lo han hecho.
La propuesta no es que sea inconstitucional, siempre, claro, que se
atenga a lo que mandata los artículos 99 y 64.1 de la Carta Magna. Pero ello no
es óbice para considerarla simple y desacertada, aunque sólo fuese porque
parece no tener en cuenta el artículo 6 del Título preliminar, que en su primer
párrafo dice algo muy importante: Los
partidos políticos expresan el pluralismo político, concurren a la formación y
manifestación de la voluntad popular y son
instrumento fundamental para la participación política. Hasta el
presente la formación de esa voluntad
política, por causas dignas de un profundo análisis en otro lugar, ha sido
relativamente fácil, dado el “bipartidismo” que ha venido alternándose en el
poder. Pero hoy nos encontramos con una nueva situación sociopolítica,
precisamente porque el pueblo soberano se ha hastiado de ese bipartidismo, poco
beligerante con la corrupción y con la pérdida de soberanía frente a la UE, Y
ante esta nueva circunstancia, tanto los partidos políticos, como la propia
ciudadanía, tienen la responsabilidad de salir del “atolladero”. Puede que sea
mayor la de los “viejos partidos”, PP y Psoe, que se han limitado en sus
campañas más a defender su anterior estatus, que a ofrecer, con sinceridad,
nuevos proyectos regenerativos. Pero los votantes no pueden eximirse de su
responsabilidad de haber votado a partidos que, de una u otra manera, han
tenido que ver con la corrupción y las malas políticas. Es hora ya de que la
ciudadanía se tome en serio el valor de su voto antes de depositarlo en las
urnas, y de no olvidar que lo de la “participación política”, no se
circunscribe a votar cada cuatro años.
Exigir a PODEMOS, que sin haber tenido tiempo de “cuajar” como sujeto
político, precisamente por mor de sucesivas elecciones, cambie de candidato, es
totalmente injusto, ya que no se tiene en cuenta la transformación que su mera
aparición ha supuesto en las formas de hacer política, independientemente de su
gran presencia en el Parlamento. Por otra parte, hasta que no se cambie la Ley
electoral no podremos valorar lo que los nuevos partidos aportarán a esta nueva
situación. No obstante, si sabemos lo poco que está aportando Ciudadanos, que
de “adalid” de la “regeneración”, se está comportando como apéndice del PP.
Exigir además que en pro de la “utilidad” y la “urgencia”, los partidos
políticos, sobre todo los que vienen con el “marchamo” de la regeneración,
abjuren de sus principios ideológicos, más bien esparce por el ambiente cierto
tufillo a democracia “orgánica”, que no parece del todo superada.
Hay que recordar a nuestro parlamentario que nuestro sistema de
representación no es “presidencialista” o individualista. Y, si bien los
partidos ponen en la cabecera de lista a sus candidatos más idóneos, lo que lo
ciudadanos votan son proyectos políticos, y no a personalidades, por mucho
prestigio que éstas tuvieran en sus profesiones. Sería una vergüenza que por no
ir a votar cuantas veces hiciese falta, los ciudadanos nos conformásemos con
que presidiera el Gobierno un “figurón”, que por muy independiente, ¿de quién y
de qué?, que fuera, nunca sería un “arcángel” salvador, cuya supuesta
independencia no estuviera lastrada por “intereses de arcanos despachos”. Ya
supimos de un caso en Grecia y otro en Italia…
El excandidato a liderar la Federación Socialista Madrileña se
contradice al defender el NO de su partido a Rajoy y al PP, al mismo tiempo que
se deja apadrinar por compañeros de dudosa conciencia socialista, como Felipe
Gonzáles, Susana Díaz o Javier Solana, que justamente por poner a salvo sus
“prebendas”, ha mucho que vienen utilizando todas sus influencias para, al
mismo tiempo, salvar al grupo Prisa o al Ibex de las “puertas giratorias”, que
es justo lo que desean Rajoy y su “marca blanca”, C´s. No entiendo, además, su distinción de los
antes citados de G. Fernández Vara, del que dice no me da ningún miedo ni vértigo escuchar. Si yo fuera militante
del Psoe, sí me daría miedo y vértigo: pero no por lo que digan en su derecho a
la libertad de expresión, sino por su deslealtad manifiesta a su Secretario
General, y que por lo que dicen en “los medios” tiene más que ver con conservar
sus influencias y sus “baronías”, aunque algunos se la deben al apoyo de
PODEMOS. Cuando Juan Segovia dice que no
comparte pero respeta porque le parece razonable la opinión de Fdez. Vara,
está poniendo una “vela a Dios y otra al Diablo”, ya que, en el fondo, este
señor está pensando y queriendo lo que desean F. Gonzáles y Cía.
Me sorprende, mejor, no entiendo que haya reconocido que el Psoe no ha
tenido un debate acerca de unos muy malos
resultados a nivel nacional, ¿sólo?, pues más qué hacer para cambiar el rumbo del partido… en mala situación, los
citados barones y algunos más no escatiman medios para “cargarse” al Secretario
General, al que eligieron con sus avales. Calificar dicha actitud de
democrática es, cuando menos hipócrita. Todos exigen el derecho a expresar lo
que piensan, aunque sea en los medios menos adecuados; pero, al más mínimo
intento de Pedro Sánchez de buscar una alternativa de gobierno a Rajoy y al PP,
saltan cual resorte enmohecido, con los “sacrosantos dogmas” de la “unidad de
España” (por Dios, por la Patria y el Rey) y por no negociar con los partidos
nacionalistas, que ahora llaman soberanistas o no constitucionalistas, como si
nunca el Psoe o el PP hayan gobernado con el apoyo de esos mismos partidos. ¿Es
que actualmente esos más que barones, “padres conciliares”, no gobiernan en sus
respectivos niveles con otros partidos, a los que pretenden vetar a nivel
nacional?
Ahora, con el pretexto de que con 85 escaños no se puede gobernar,
quieren ocultar inútilmente la defensa cuasi religiosa de dichos dogmas. Pero
es más absurdo aún pretender que con esos mismos escaños los puedan defender e
imponer “urbi et orbi”… ¿Acaso no sabían que con 95 escaños, sumados a los del
partido naranja la aritmética parlamentaria sola no daba? ¿Qué esperaban? ¿que,
ante el fanfárrico bodorrio con el que disimular el anunciado fracaso del
calentón de una noche de discoteca, tanto Rajoy, como el resto de partidos
cayeran subyugados en los brazos de los padres y padrinos, por efecto del
esquicito champán costeado por éstos? Todos los invitados acudieron
galantemente al festín nupcial, e incluso, a uno se le invitó, por si “picaba”,
a la “toma de dichos”; pero éste, PODEMOS, dándose cuenta de que tan galante
cumplido le exigía ser “convidado de piedra”, se negó en rotundo a bendecir tal
“coyunda” contranatura. Su coherencia y honestidad fueron tildadas de las
acusaciones más falaces. A parte de achacarle sus anhelos de sillones y
poltronas en la mesa presidencial del banquete, de haberse tratado de una
fiesta campera, hasta le hubieran responsabilizado de la muerte de Manolete. Y
aún hoy, con lo que está cayendo en el Psoe, siguen echando la culpa de que
Pedro Sánchez no sea Presidente a PODEMOS, cuando fue el propio Pablo Iglesias,
ante la espantada de Rajoy, propuso a Sánchez para la Presidencia en las
primeras elecciones, y durante toda la campaña de las segundas no dejó de
tenderle la mano y de advertirle que su enemigo no era PODEMOS, sino el PP,
Ciudadanos, y hoy algunos se están dando cuenta de que fue el propio Psoe,
preocupado más por el sorpasso, los
que están haciendo todo lo posible, no ya para que Sánchez no sea Presidente,
sino para echarlo de la Secretaría General. Recuerdo haber escrito sobre el
porvenir de Pedro Sánchez un artículo fechado el 28-12-2015, y titulado Crear títeres para, luego, cortarles la
cabeza. A mi blog www.solicitoopinar.blogspot.com.es
remito al lector. Y es que en el Psoe, como decía Alfonso Guerra, el que se
mueve no sale en la foto…
La hipocondría que padece el Psoe respecto del sorpasso de PODEMOS, de enfermedad psíquica puede convertirse en
una enfermedad física y real. Y parece ser que así ha sucedido a la vista de
las noticias que me llegan de los medios. Pero el temido sorpasso ha sido un Psoesorpasso;
es decir, los propios dirigentes, interiorizando cada vez más ese imaginado
temor a perder privilegios y canogías, han convertido lo imaginario en real, y
a la hora en que estoy terminando este artículo, milagro será que llegue a
tiempo a la c/ Ferraz el psiquíatra angelical y salvador que, con su
independencia y prestigio, ponga fin a las luchas cainitas que mantienen entre
sí los que se llaman “compañeros”. ¿No es esa la solución que Segovia propone
para la gobernabilidad del Estado? ¿La aceptaría para su propio partido? No,
señor Segovia, el declive electoral no obedece a la idoneidad de las tácticas
utilizadas en las campañas, o limitar la renovación de las ejecutivas a poner
“gente guapa” con vestimenta de Zara o H&M, sino renovación ideológica,
que, actualizada, debe volver a lo que Felipe Gonzáles dejó en el camino, para
echarse a los brazos del social liberalismo, dando la espalda a la defensa de
los trabajadores y clases medias. Sobre qué sea el socialismo o la
socialdemocracia casi todo está dicho o escrito. Solo falta aplicarlo a cada
momento histórico. Claro que, si el Psoe de Felipe no hubiera renunciado al
Marxismo, no sabemos qué hubiera pasado. Pero lo que sí sabemos es que las
“puertas giratorias” y otras “mamandurrias” y corruptelas no serían tan
evidentes… En el próximo seguiré…
Manuel Vega Marín. Madrid, 29 de septiembre de 2016 www.solicitoopinar.blogspot.com.es
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