No sé si cuando Pablo Iglesias o alguien de PODEMOS dice una “nueva”
palabra o pronuncia una nueva frase, lo hace para no “entrar al trapo” de una
pregunta insidiosa, como si cree en Dios, o con una intención de clara
estrategia. Lo cierto es que, cada vez que esto ocurre, toda la “caverna
intelectual” del Psoe sale en tromba y organiza un debate puramente nominalista
sobre el significado de la palabra o la frase “estimulante”. Espero que la
buena educación de Iglesias le reprima de darse un “pedo” en público, para no
tener que ver a dichos intelectuales, como perros adiestrados adivinando el
olor de su pestilencia. Si lo que están diciendo unos y otras respecto de lo
que es la “socialdemocracia”, o de cómo la entendían y la practicaban Marx y
Engels, sin ninguna razón filosófico-política y sin ninguna referencia a la
historia; o sólo teniendo como referente intelectual a Felipe González y a Olof
Palme, como mucho, nadie se puede escandalizar de las políticas “neoliberales”,
practicadas por el Psoe y sus barones y baronesas… ¡Cuántas “casas del pueblo”,
hoy infrecuentadas, podrían utilizarse, como en otros tiempos, para enseñar a
los militantes, aunque sólo fuera la propia historia desde su fundación por el
otro Pablo Iglesias… Pero, ahora resulta, que con Felipe Gonzáles y su
renuncia, impuesta al Partido, del Marxismo, advino la “socialdemocracia” a
España… ¡Para mear y no echar gota!... ¡Ojalá hubiera seguido al sueco y no al
inglés de la “tercera vía”!...
Cierto que los partidos socialistas, como el Psoe, que se quedaron en la
Segunda Internacional, nunca se han autodenominado “revolucionarios”. Ellos, en
contraposición con los llamados “partidos comunistas” (que no todos se
denominaban así), se declaraban “reformistas”… ¿Reformistas de qué?, cabría
preguntarles… Buenos “administradores” del Capitalismo, sí han sido; y mientras
que el Capitalismo estuvo “regulado”, aquellas reformas sociales que pueden atribuirse,
aunque no en exclusividad, las hubiera efectuado A. Suárez… Después de la larga
dictadura franquista… Ya se encargó el de “chaqueta de pana”, con la ayuda del
dinero alemán y de la influencia americana, de intentar desalojar del escenario
político a los que hoy pretenden descalificar llamándoles co-mu-nis-tas. Se
olvidan de la lucha que éstos, junto con militantes socialistas, libraron para
que los del “grupo de la tortilla” y sus epígonos hayan estado sesteando a la
sombra del mortecino bipartidismo…
El “panfleto” que guía las mentes de los de Ferraz, El País, no puede
seguir queriendo engañar a sus cada vez menos lectores, cuando dice en su
editorial (8-6-16) que no existe
constancia, en un partido que presume de apertura a los militantes, de un
debate interno que haya llevado a Podemos a abrazar la socialdemocracia, ni
menos de que se haya presentado con esta seña de identidad a anteriores
comparecencias en las urnas. Señores del grupo Prisa, a unas elecciones
generales en una sociedad madura y plural, como la de la España actual, no se
va sólo con una etiqueta de 2 de Mayo de 1879. Ni tal marca es una inyección en
el ADN, ni un “marchamo” de auténtico “pata negra”, que como el bautismo
cristiano, imprima carácter para toda la vida. La autenticidad y bondad de
cualquier producto, entre tanta competencia, hay que demostrarla cada día. Cosa
que el Psoe no ha hecho cuando los españoles le otorgaban su confianza. Por
cierto, ¿recuerdan la frase de Tamames, “cien años de honradez y cuarenta de
vacaciones”? ¡Pues eso!... A unas elecciones se presenta un Programa
posibilista que recoja los problemas reales de los ciudadanos, con propuestas
claras, no eslóganes, para su solución. Programa que se discute entre las bases
del partido proponente y por todos los ciudadanos y organizaciones sociales que
hayan querido participar. Los señores de Ferraz y del grupo Prisa no podrán,
sin mentir, que tal debate no lo haya habido en PODEMOS. Pero, esos mismos
señores, todavía anclados en los viejos topismos de izquierda-derecha, se
dedicaron, muchos desde sus cátedras, a no querer entender el concepto de transversalidad puesto en el debate
político por PODEMOS. Después, a los grupos autónomos y plurales que
confluyeron con los de Vista Alegre y su proyecto de País, estos médiums de la Política, les han venido
llamando de todo menos “bonito”; eso, sin tener en cuenta las “sucias
jugarretas” que les urdieron en la formación del Nuevo Parlamento. Pero aquella
palabreja que no quisieron entender, tiene otro significado más fácil, que se
llama pluralidad, que tampoco
quieren entender, ocultándola tras el viejo eslogan de la “unidad de España” y
algún uso exagerado de la bandera nacional.
Pero, contra todo esos hechos que venimos describiendo, el “sesudo”
editorial dice: El líder de Podemos ha
entendido que para alcanzar el poder es mejor crear polémica sobre su
conversión socialdemócrata -¿de dónde saca semejante conversión?-, y así evitar asustar a los votantes
sensibles al frentismo de izquierdas. Ese miedo a un frentismo de
izquierdas, si alguien lo está promoviendo es el propio Psoe, que junto al PP y
C´s, recurren a los viejos tópicos del “contubernio judeomasónicocomunista”.
¡Por favor un respeto a aquel “frente popular”, que tanta sangre derramó en
defensa de la República!...
Pronto ha olvidado el Psoe que, más que firmar, se bloqueó con un pacto
con quienes Pedro Sánchez había denominado las “nuevas generaciones” del PP,
que no sometió a debate previo a sus militantes, que lo hizo en un intento
inesperado y desesperado de “escapar de la jaula” de Ferraz; que fue rechazado
dos veces por el Congreso, y que, ni por esa es capaz de convencerse de que más
del 70% de la ciudadanía sigue sin aceptarlo. Estos viejos señores y los
“renovados señoritos” del Psoe, en un ¿último? gesto de hipocresía, se
preocupan y critican a IU y a Garzón de pérdida de “pureza” ideológica por
haber negociado con PODEMOS, no sin cesión por ambas partes, un renovado
Programa con que acudir, UNIDOS PODEMOS, a presentarlo al veredicto de la
ciudadanía el 26-J. Es más, lo cual es de risa, les encantaría ver el gesto
fruncido de P. Iglesias ante la presencia de banderas con hoz y martillo en los
mítines. Pero no, estos señores y señoritos, amantes de etiquetas y símbolos,
van a tener que conformarse con su disgusto de ver el despliegue de la
“estelada” en los estadios de futbol.
Se extraña el editorialista de que la
socialdemocracia…, iba a convertirse en un terreno de disputa electoral…, cuando
la socialdemocracia realmente existente,
es decir, el Psoe y su candidato a la Moncloa, Pedro Sánchez, deberían sacar
de este episodio energías para defender
con convicción que su oferta política y sus ideas tienen futuro. Varias
consideraciones sobre esta “coda” final: que lo que ahora toca no es discutir,
cual cortina de humo, el concepto de socialdemocracia; que tal debate, como
tal, no lo ha traído Iglesias; que tal
“etiqueta” no es un visado ad calendas
grecas; que un “movimiento-partido” como PODEMOS no es la redacción de El País, donde el “ordeno y mando” del
capataz Cebrián campa a sus anchas… Y, un consejo a Pedrito: que de un pozo seco no se puede sacar agua…
El debate sobre una definición de “socialdemocracia” es un debate
filosófico-político, y, como tal, debiera ubicarse en el ámbito académico y en
el interior de los partidos que se reclaman herederos de dicha denominación.
Los socialistas del Psoe, a estas alturas, deberían tener muy claro que no son
herederos únicos, ni siquiera del término “socialismo”. Tal significante
incluso es anterior a Marx. Ya existía lo que se llamó socialismo “utópico”.
Pero es con Engels y el Marxismo, que la discusión adquiere especial
relevancia. C. Marx, antes que analista económico, era un filósofo materialista
dialéctico, cuya tesis doctoral, siendo discípulo de Hegel, la dedicó al
pensamiento del “presocrático” Demócrito. Su mayor mérito fue el intento de
hacer de aquel socialismo utópico un socialismo “científico”, cuyos
instrumentos teóricos, no sólo sirvieran para contemplar la realidad, sino para transformarla. Es como actúa la
Ciencia: está críticamente atenta a los fenómenos naturales y a las leyes que
los rigen, y dispuesta a poner en “confrontación” con éstas sus conceptos
“apriorísticos”, que resultarán invalidados si éstos no responden o no son
adecuados para la mejor explicación y aprovechamiento de la Naturaleza. Estamos
hablando de lo que un marxista llamaría el
estudio concreto de la realidad concreta, cuya “prueba del algodón” es la praxis como criterio de verdad.
Pues bien, para un
político, la realidad que tiene que estudiar y transformar es la realidad
social del momento en que vive. Si las leyes o estructuras que rigen esa
realidad cotidiana no proporcionan a los ciudadanos el mejor y más justo
bienestar posible, no hay “etiquetas” que valgan por muy antiguas que sean, o
que hayan sido útiles en otras épocas. La cruda realidad se impone a las
“pócimas”, ya provengan éstas del mismísimo Marx, de Lenin, de Felipe, de
Carrillo, de Pablo Iglesias, de Pedro Sánchez, o de sus respectivas abuelitas…
“La Verdad es la Verdad –decía Machado-, la diga Agamenón o su porquero”. Esto
lo había entendido muy bien el propio Marx, cuando dijo aquello de que era el
menos marxista de los “marxistas”. No lo entendió así el que se creyó el introductor
en España de la socialdemocracia, cuando abdicó e hizo abdicar a sus epígonos
del Marxismo. Queriendo abandonar algunas “recetas” inservibles de esa
“ideología”, hizo lo peor: arrojar al
mismo sumidero el Método. Visto retrospectivamente, dudo si Felipe fue
consciente de que fue la realidad española de 1982 la que le hizo cambiar su
chaqueta de pana, para poder hacer lo que la sociedad demandaba entonces, o
sólo estuvo motivado por sus ansias de poder… Que el franquismo, por otra
parte, y las Universidades de entonces ignoraran y no enseñaran unas de las
corrientes más importantes del pensamiento, como es el Marxismo, tiene su
lógica; pero que Felipe González, Secretario General del Psoe, contribuyera a
ese silencio haciendo tabla rasa de toda la aportación de sus antecesores,
tiene su “inri”… Que tertulianos como Marhuenda, Inda y otros “ignorantes” del
tema difundan su ignorancia, allá ellos con los que tienen que rendir cuentas;
pero que sean los Maravall, los Borrell y cía, los que salen al rebato del
señor de Prisa, da mucho qué pensar… Que sean las Susana Díaz, los Luena o
Hernando los que compitan en la difusión de mentiras y gilipolleces, sólo
merecen el mismo desprecio, con el que estos personajillos desprecian a los
españoles, con el objetivo de seguir sacando sus habichuelas de las alacenas
del “aparato”. Si hasta el 26-J van a seguir diciendo tonterías, que vayan
subiendo el sueldo a los militantes que han tenido que contratar para rellenar
los mítines…
Termino, son las contingencias históricas, puestas de manifiestos en las
campañas electorales, las que tienen que poner a cada competidor en su sitio,
y, aparte de las soluciones que cada cual propone para solucionar los problemas
urgentes de los ciudadanos, hay uno que es la “madre” de todos, que urge
dinamitar: el salvaje capitalismo
destructor que se oculta tras el ultraliberalismo político. Ese es el ring
donde hay que “batirse el cobre”…
Manuel Vega Marín. Madrid, 9 de Junio de 2016 www.solicitoopinar.blogspot.com.es
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