Mal acabará lo que ha
empezado mal. En la víspera del Sínodo de la Familia se produce un hecho, que,
no por ser insólito, evitará pensar que fuese provocado y provocativo: la declaración de su tendencia homosexual
de prelado polaco Krzysztof Charamsa y su fotografía pública, posando con su
novio Edouard, un empleado del Estado Vaticano. Lo curioso del asunto es
que tal monseñor venía trabajando con el “cancerbero” de la Fe, cardenal
Gerhard L. MÜLLER, en la Congregación para la Doctrina de la Fe, (antigua
Inquisición) que este último dirige. Ante tal circunstancia, la pregunta es
pertinente: ¿ignoraba mon. Müller, que tanto sabe de sexualidad, la tendencia
homosexual de su colaborador? Una de dos: o Müller ocultaba, cosa habitual, de
manera hipócrita, la homosexualidad de su compañero, para utilizarla a su
conveniencia, o en un gesto de cristiana caridad, comprendiera y perdonara la
“desviación” de su ayudante…
A juzgar por la fulminante destitución del polaco, es lógico mantener el
primer supuesto. Y, si esto es así, ya es la segunda vez que el cancerbero de
la Fe se enfrenta en público a la actitud comprensiva y renovadora del Papa. La
primera fue en Octubre de 2013, en un comunicado oficial de Müller en L´osservatore romano, sobre la
indisolubilidad del matrimonio católico y sus efectos en los divorciados y
casados civilmente, que desean comulgar. Invito al lector interesado a
“bajarse” de mi blog (solicitoopinar.blogspot.com.es) lo que, con el título El Guardián de la Fe enmienda al Papa…,
escribí sobre el tema en Noviembre del mismo año.
Pero esta segunda vez el enfrentamiento con el Papa, si cabe, es más
fuerte, ya que se produce en vísperas, nada menos, que de un Sínodo, y, además
de forma colectiva, pues parece ser que tras el liderazgo de Müller hay un
grupo de “recalcitrantes” cardenales y obispos, entre los que se encuentra el
español Rouco Varela.
En otro más reciente artículo (16-9-15), Gestos, pero sólo gestos…, me reafirmaba en lo que preveía en el
artículo anterior. Los hechos ocurridos pocos días después y anteriores al
comienzo del Sínodo, vienen a corroborar mi tesis: en el fondo sigue latiendo
la dogmática y las tradiciones disciplinarias, en las que se sustenta
doctrinalmente estos temas, relacionados con el sexo, el matrimonio, la
pederastia, el celibato, el rol de la mujer, etc.,etc. Por ello creo que los
sucesivos Gestos sinceros del Papa, son
y seguirán siendo eso; sólo gestos…
Cualquier apertura, como dice
P. Ordaz (El País 5-X-15), que en las
próximas tres semanas pueda adoptar el Sínodo bajo el influjo de Francisco será
excesiva para los tradicionalistas, pero (a la vista del desafío del prelado
polaco) insuficiente para la mayoría.
Manuel Vega Marín. Madrid, 6 de Octubre, 2015.
Solicitoopinar.blogspot.com.es
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