jueves, 12 de marzo de 2015

¿QUÉ ES EL “PUJOLISMO”? GLOSA A ESTE ARTÍCULO DEL PROFESOR V. NAVARRO



   Seleccionando papeles antiguos, me encuentro con este artículo, a mi parecer estupendo y de mucha actualidad, publicado en El País de fecha 13-IX-2003.Su clarividencia y plena actualidad, es lo que me estimula a hacer la presente glosa. He de advertir al lector de la omisión de datos estadísticos que el profesor aduce como pruebas de sus razonamientos. No sé ni he comprobado si tales datos se mantienen actualmente. De cualquier manera, pienso que esta circunstancia no resta nada a lo esencial de sus convicciones.

   Navarro define el pujolismo como “el proyecto político de sectores de la burguesía, pequeña burguesía y clase media de renta alta, así como de componentes importantes de la Iglesia en Cataluña, que intenta movilizar a amplios sectores de la sociedad catalana, incluyendo sus clases populares, con el objetivo de alcanzar una cohesión multiclasista alrededor del concepto nación catalana, que definen como incluyente”. Aunque el profesor no excluye otros componentes, se fija especialmente, dado lo poco que se ha escrito sobre ello, en las bases sociales más importantes e influyentes, que bajo la capa nacionalista, definen sus políticas.
   A este nacionalismo pujolista le opone, como distinto y antagónico, el nacionalismo español, que Navarro define como aznarista. La diferencia entre ambos se manifiesta en la fecha y forma en que celebran sus respectivas fiestas nacionales. El de España, el 12 de Octubre, conmemorando el inicio del Imperio en 1492. El catalán, el 11 de Septiembre, en recuerdo del día en que Cataluña fue derrotada en 1714 por las tropas borbónicas. Victoria, por un lado, derrota, por otro. El uno de naturaleza expansionista, y el otro defensivo y de carácter identitario. El primero puesto al servicio de una Dictadura (franquista), apoyada por las mismas clases e instituciones, contra las clases populares. “Ello explica –dice Navarro- la falta de arraigo popular en Cataluña de las fuerzas políticas que se perciben herederas de aquella dictadura y la gran capacidad de movilización que el nacionalismo tiene en Cataluña, y que el pujolismo ha sabido utilizar hábilmente, recuperando la memoria histórica que da una versión nacionalista de nuestro pasado, con sesgos y silencios importantes... El pujolismo capitaliza esta memoria histórica y este sentir popular frente a un nacionalismo español, que en su versión más agresiva, el aznarismo (que errónea y maliciosamente identifica los otros nacionalismos con separatismo, que divide y rompe con la unidad de España), facilita la movilización nacionalista catalana de la que el pujolismo se beneficia”.
   Como hemos dicho, si bien ambos nacionalismos son antagónicos, sus bases socio-políticas y sus respectivas cúspides se necesitan electoralmente. Basta hacer memoria de los apoyos parlamentarios en la historia de nuestra Democracia. No obstante, ese antagonismo, aunque oculto en el lenguaje de lo políticamente correcto, subsiste en lo que en otro lenguaje se llamaría “intereses de clases”. Por eso, tanto en Cataluña, como en el resto de España, las políticas fiscales del PP y CiU son las que, justamente, corresponden a esa “alianza de intereses”, siendo, por ende, las más regresivas de la historia de la Democracia. Y, por tanto, en Cataluña como en el resto de España, donde gobierna esa clase burguesa privilegiada, tiene el gasto público social, en porcentaje sobre el PIB, más bajo de la UE, después de Irlanda. “Esta austeridad social, común en ambos proyectos políticos, se complementan con unas políticas igualmente descohesionadoras que favorecen a los servicios privados utilizados por sus bases sociales, a costa de los servicios públicos utilizados en su mayoría por las clases populares”.
   Tanto en Cataluña, como en España, los servicios sociales: educación, sanidad, ayudas a las familias, etc. adolecen de grandes déficits en las ayudas financieras y de servicios públicos, en comparación con el resto de la UE.
   Pero “esta alianza de clases entre los conservadores catalanes y españoles desaparece en los medios de información de la Generalitat en tiempo electoral, enfatizándose en su lugar el discurso nacionalista identitario, presentándose a sí mismo como antagónico al nacionalismo español para movilizar sus bases electorales”.
   El sr. Mas, dice Navarro, representa con creces el lado más clasista del pujolismo, presentándose más nacionalista (hoy día independentista). Lo cual es lógico, teniendo en cuenta que Mas no se tuvo que enfrentar, como Pujol, a la dictadura franquista en defensa de la identidad catalana. “Y es ahí donde la tergiversación de la historia de Cataluña adquiere mayores proporciones”. Ocultando que fueron las clases dominantes y la Iglesia de Cataluña, base del pujolismo, las que apoyaron el golpe militar y la dictadura consiguiente; olvidando que también los hijos de las clases populares de muchas partes de España murieron en Cataluña defendiendo la República y la Generalitat; y que fueron los hijos de aquellos “los que vinieron a Cataluña como inmigrantes, que, junto con los trabajadores nacidos en Cataluña, han contribuido enormemente a su desarrollo económico, posibilitando el bienestar social que las clases populares todavía no tienen, pero se merecen”.
   Según esto, presentar la Guerra Civil como un conflicto entre Cataluña y España es una tergiversación de la Historia. Y, mientras esa tergiversación se siga manteniendo, por mucho que hoy en el conflicto mantenido por los herederos de ambos nacionalismos –pujolismoMás/aznarismoRajoy- con el tema de la independencia, uno y otro seguirán siendo aliados, y obstaculizando en uno y otro lado del Ebro el desarrollo de las clases populares.
   Dejo al lector, que supongo informado por todo lo que se ha escrito en estos últimos tiempos, y por los gestos y no-gestos de uno y otro Gobierno respecto al sempiterno tema del independentismo catalán, que con la ayuda de la clarividencia argumentativa del siempre joven-viejo profesor, saque sus propias conclusiones, y extraiga la VERDAD, contenida en el “magma” de tanta hipocresía.

Madrid, 10, Marzo, 2015. Manuel Vega Marín







 





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