lunes, 23 de febrero de 2015

FELIPE GONZÁLEZ SE PRONUNCIA POR GABILONDO SIN MUCHA CLARIDAD





   Por si había dudas sobre quién o quienes mueven la tramoya del “retablo de Maese Pedro”, representado estos días en teatro del Partido Socialista Madrileño (PSM) y del PSOE federal, para disiparlas basta con leer lo que Felipe escribe en El País (19-2-15), con el título “Madrid: superar la endogamia”: la “vieja guardia”.

   Crisis y corrupción son correlatos intercambiables a los que han abocado las viejas y tradicionales formas  de hacer política. Sin embargo, algo bueno nos ha traído esta situación de crisis sociopolítica: “fenómenos” nuevos como el de las “mareas” de todos los colores, o el surgimiento, como aglutinante, de PODEMOS. Tales “marejadas” tienen su efecto no sólo en el ámbito de lo sociopolítico, sino también en el de las ideas y actitudes intelectuales. Es la eterna lucha dialéctica entre “lo viejo” y “lo nuevo”; lo viejo que se resiste a desaparecer, y lo nuevo que no acaba de configurarse, precisamente, por esa resistencia. Esta lucha no sólo tiene lugar en el seno de los partidos políticos, sino también entre los “teóricos” de la Sociología y de la Política. Esto se constata leyendo lo que se viene publicando por estos intelectuales, viejos o eméritos catedráticos, que no se resignan a ver que sus viejos “modelos” y “esquemas mentales” ya no resultan válidos para la comprensión e interpretación de las nuevas realidades. De este tema ya escribí en otro lugar (solicitoopinar.blogspot.com.es). Obviaré, pues, repetir.
   Sr. Gonzáles, si pretende seguir “dirigiendo” al PSOE, o le parece acertada la propuesta del sr. Gabilondo como candidato impuesto desde la Ejecutiva federal, para la Comunidad de Madrid, dígalo claramente, que está en su derecho. Pero acepte las nuevas vías, autoimpuestas por su partido, para acceder a la “dirigencia” del mismo. ¡Anímese, que la edad no importa, si la mente es joven!... Se hubiera ahorrado su artículo, que, por su “farragocidad” y contradicciones, se adivina la prisa con que está redactado.
   Sr. González, estoy con usted en que, para fortalecer el sistema de partidos en la incipiente Democracia, tan perseguidos y denostados durante la larga dictadura franquista, fue necesario un sistema electoral que los protegiera con listas cerradas y bloqueadas. Pero no es del todo verdad decir que “se equivocan los que piensan que había un designio previo de creación de lo que se llama bipartidismo”. Ya que, si esto hubiera sido así –sigue diciendo-, se hubiera adoptado un sistema “mayoritario”, similar al de otros países… Como si el sistema D´Hondt hubiera sido elegido al azar, y no con la finalidad de que, en la práctica, deviniera en “mayoritario”, produciendo el “bipartidismo”, que ha venido rigiendo nuestra democracia. Por esta razón es aún menos cierto afirmar que “fueron los ciudadanos los que optaron por una opción de centroderecha (UCD), y otra percibida como de centroizquierda (PSOE)”, frente a centenares de opciones. Las reglas ya  estaban “marcadas” desde la concepción en la mente del Sr. Suarez, hasta sus plasmación en el R. Decreto de Marzo de 1977, aún vigente en lo esencial.
   Fue claro, pues, que hubo una intención cuasi explícita de frenar la fuerza del PCE como aglutinante de otras fuerzas de izquierda, incluidos muchos socialistas, que lucharon contra aquél nefasto régimen. Es claro que, dado las experiencias pasadas y los residuales “poderes fácticos”, un Parlamento recién estrenado no hubiera sobrevivido con tal “sopa de siglas”. No podemos olvidar los intereses que, tanto desde el interior, como del exterior, presionaron hasta conseguir aglutinar a toda la derecha, incluida la franquista, en AP, luego, PP, mientras desde Alemania y EE.UU., principalmente, se reforzaba la identidad de un PSOE, capitaneado por un “Isidoro” desconocido o poco conocido, a la vez que se fomentaba la división de los grupos de izquierda, que, desde la clandestinidad, tejieron la “urdimbre” sociopolítica: Asociaciones vecinales, APAS, Colegios profesionales. Células sindicales, etc., etc., en el intento de acabar con aquél régimen.
   Si lo cierto es que, ya desde el inicio, aquellas dos opciones copaban el 65% de votos que se traducían en una desproporción en el reparto de escaños, y que ha devenido hasta el presente en más del 85%, sumadas la representatividad de los dos partidos mayoritarios, ¿por qué no se cambió la Ley electoral para  ampliar la proporcionalidad de las demás opciones políticas?. Pues, muy sencillo, Sr. González; porque a estos dos partidos, que constituyen el “bipartidismo”, no les interesaba. Por ello me resulta cínico, por no decir hipócrita y oportunista, que diga que “hace tiempo que vengo defendiendo la conveniencia de cambiar el sistema electoral con el propósito de empoderar a los ciudadanos, evitando la dinámica endogámica de los partidos políticos, para contribuir a regenerar la democracia” (sic). ¡Hechos son amores, sr González…! ¿No es contradictorio afirmar que quiere “empoderar” a los ciudadanos, comenzando por “desempoderar”  a los ciudadanos “militantes”?... No, sr. Gonzáles, la endogamia es otra cosa distinta que quitar voz y voto a todos los que se han dado y aceptado democráticamente normas para el nombramiento  de los órganos dirigentes y el funcionamiento de los mismos. Y es mucho peor hacerlo con “nocturnidad y alevosía”.
   Usted dice que la mejor manera de definir la endogamia es anteponer o dar prioridad a la democracia interna sobre “la democracia de los ciudadanos con su voto”. Y dice además, que eso “significa una contradicción en sus términos”. Pero, ¿cómo puede haber contradicción, si no hay dos términos, porque usted o “el aparato” se han encargado de eliminar uno? Como si la Democracia fuera de dos clases o tuviera dos caras: una, la de los militantes, y otra, la de los ciudadanos….
   A continuación afirma que es la apertura y el desbloqueo de las listas lo que devolverá a los ciudadanos capacidad de “decidir quiénes son los candidatos que prefieren o rechazan de los presentados por los partidos”. Sr. González, le recuerdo que no son los partidos por separados los que pueden abrir o desbloquear las listas. Esto corresponde, mediante Ley al Parlamento. Primero son los partidos los que tienen encomendado por la Constitución, entre otras funciones, la de presentar a los ciudadanos “programas”, y a los candidatos que lo lleven a la práctica. Y, después, serán los ciudadanos los encargados de colocar a aquellos, según sus preferencias. Pero, si  a los militantes, integrantes de los partidos, se les suprime de un plumazo, mejor: de ¡”un dedazo”! esa función, para imponerles un candidato, venido de fuera, por muy valioso que sea, y que, según él, ni milita ni militará en el PSOE, ¿qué tiene que ver esto con la Democracia como tal?
   Y vuelve a caer en la misma hipócrita justificación, similar a la que hace la Comisión nombrada ad hoc, para no repetir el proceso de “primarias” para la elección del nuevo candidato. Dice que, mientras se articulan otras formas, como  si no hubiera habido tiempo, “hay que arbitrar procedimientos, hasta que llegue la reforma de la ley electoral”. Y, según usted, es lo que ha pretendido la dirección de “Ferraz”.
   Sr. González, precisamente, el “golpe” dado por la Ejecutiva federal es la mejor definición de “endogamia”. Aunque, a juzgar por el silencio de Pedro Sánchez y por la cara de algunos “barones y baronesa”, hay que ser muy ingenuo para creerse que las cosas hubieran sucedido exactamente así.  Y, para colmo, desde una defensa por su parte, que no me creo, del sistema de primarias, critica  al Partido popular y a Rajoy por sus habituales “dedazos”.
   Afirma usted que sus “compañeros” se equivocan cuando piensan que la democracia interna del partido está por encima de los resultados electorales. ¿Quiere decir que la DEMOCRACIA sólo existe cuando sus propuestas y sus candidatos son refrendados por la mayoría de los ciudadanos? Si eso es así, como se deduce de su escrito, tendremos que concluir que su visión de la Democracia, no sólo es endogámica, sino muy unilateral y egocéntrica.
   Coincidimos cuando reitera “que la democracia interna de los partidos es un bien necesario para la elección de los cargos orgánicos y para la selección de las candidaturas que se presentan a los ciudadanos” (sic). Entonces, ¿por qué ese principio no se ha respetado en lo concerniente a la federación madrileña? Por otra parte, ¿quién le asegura a priori que un candidato “externo”, por muy respetable y apto que sea, y por mucho marketing que se le haga, sin equipo y sin programa previos, y en oposición al trabajo ya efectuado por la candidatura desplazada, va a conseguir la mayoría del voto ciudadano?.
   Dice usted que “Madrid necesita una mayoría que sea capaz de defender un sistema público de educación, de recuperar una asistencia sanitaria pública, universal y gratuita, etc., etc. Y que “para eso son necesarias dos condiciones básicas: una candidatura y un programa de acción…” ¿Quiere decir con ello que el PSM carecía de esa dos condiciones? Porque, si eso es así, permítame que le pregunte dónde estaban hasta ahora, no ya el PSM, sino el PSOE y usted mismo. ¿Es que han tenido que esperar a que esas carencias hayan provocado en la ciudadanía el surgimiento de nuevos partidos y movimientos sociales, para que su partido reaccione in extremis, ante las próximas elecciones y frente al decaimiento que las encuestas  le pronostican? ¿Por qué mientras gobernaban, en vez de conformarse en el sueño de lo que consiguieron, no siguieron avanzando en lo conseguido, en la línea de su “programa máximo”, sin acomodarse imitando las políticas “neoliberales” de la derecha? ¿No se dio cuenta el PSOE de que ese mimetismo con la derecha fue una de las causas de la pérdida de su gobierno? ¿Es que no ha tenido tiempo desde que volviera a gobernar, con Zapatero, y después, en la oposición, de reflexionar sobre el por qué de ese descenso paulatino? Los ciudadanos, en esto sí que son “sabios”, prefieren votar al “original a la copia”? ¿Por qué no reaccionaron a tiempo ante los gritos de ¡que no, que no,… que no nos representan, o de aquel otro más contundente de PSOE, PP, la misma mierda es…”?
   Perdóneme que se lo diga; porque estaban muy cómodos en las poltronas, que el sueño bipartidista les proporcionaba.  Sueño bipartidista del que usted no ha despertado aún con su famosa propuesta de “pacto”.


              Manuel Vega Marín. Madrid, 23.2.2015

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