lunes, 9 de febrero de 2015

“EL DILEMA” DE SYRIZA, SEGÚN JOSÉ CARLOS DIEZ



                 
   Cuando uno se cree el “gurú” de la Economía por ser el “asesor económico” de cabecera de LA SEXTA, haber publicado un libro y tener en perspectiva el Ministerio de Economía, si vuelve a gobernar el PSOE, es fácil caer en la tentación del insensato que “mira al dedo que señala a la luna”. Para este “sabio” economista la Economía se ha convertido en un “fin autónomo”, en vez un “medio” para solucionar los problemas de los ciudadanos, lo cual le hace alejarse de éstos, para enrocarse y “ensimismarse” en vericuetos, en conceptos y en “jergas”, que, expresados en inglés, se convierten en brillantes dogmas. Ello, como mucho, servirá para “laudear” expedientes académicos, opositar a Cátedra, y conseguir Direcciones Generales. Todo el progreso  de las ciencias, en general, deben tener como objetivo mejorar la vida de los hombres y elevar  la dignidad de la existencia de éstos. Hay que tener en cuenta, además, que la Economía no es una ciencia exacta, que, por mucho que emplee parámetros matemáticos, no puede perder de vista su componente psicológico (Keyne) y ético. El buen economista, creo yo, debe utilizar sus conocimientos teóricos y técnicos para, como el buen “pater familias”, optimizar los escasos recursos, y “estirarlos” de manera que sus familiares y ciudadanos no pasen calamidades… ¡No para “forrarse” especulando!...

   Sr. J.C. Diez, he leído su libro cuando aún olía a tinta; incluso le cogí simpatía. Pero en la misma medida en que usted ha ido subiendo en popularidad, gracias a los “medios”, ha ido bajando mi interés por oírle o leerle. Esta tendencia comenzó cuando en “su” medio le oí y le ví, no ya simulando desconocer a colegas suyos, catedráticos españoles de reconocido prestigio internacional, sino despreciando las opiniones y propuestas de éstos. Nuevamente olvida que la Economía no es una ciencia exacta ni dogmática… Y la última gota que ha colmado mi vaso es su columna en El País de 6-2-2015. Es indignación ante su lectura lo que me ha impulsado a escribir el presente artículo, no sin obligarme a ampliarlo, una vez relea su “kakareado” libro, no exento de contradicciones con su postura actual. Sin ir más lejos, sus consideraciones sobre la “Deuda”. Sr. Diez, todos los días, más en esta crisis, los ciudadanos reestructuran, hacen “quitas” o perdonan débitos en sus negocios. De manera que no es necesario ser licenciado para saber o “sufrir” un impago… ¡Son los Bancos y las entidades financieras los que no condonan sus abultados e injustos créditos, o lo hacen en muy escasa medida con los débiles hipotecados, en comparación a como lo hacen con sus “amiguetes de casino”… ¡aunque, para éstos haya que recurrir al dinero público!...
   ¿No es comportarse como un “perfecto gurú”, cuando al comienzo de su artículo dice: “como era previsible (además, “pitoniso”), la torpe estrategia de Syriza, sólo al alcance de un adolescente político como TSIPRAS, complicaría la crisis griega”? ¿No significa esta opinión un desprecio no sólo de unas personas comprometidas, sino de un Gobierno, que apoyado por un pueblo, intentan solucionar sus problemas y sacar de la miseria a sus conciudadanos, no siendo éstos culpables?  ¿Por qué no se dedica, sr. Diez, a exponer las argucias económicas y políticas de que se valieron los auténticos responsables? Simplemente porque es menos rentable que aconsejar la lectura del libro El Dilema, de Zapatero, previniendo, de paso,  a P. Iglesias, de PODEMOS, de lo que puede pasar en este país, si no obedece “las tesis de Alemania” y de la emperaora Merkel. Es curioso; este “sabelotodo” en Economía que presume, “de los desde hace cinco años luchamos para cambiar la política económica impuesta por Alemania”, y de criticar la cobardía de Rajoy de no plantar cara a la “emperaOra”, se deje caer ahora poniendo de ejemplo al “primer sumiso”, Zapatero, si Syriza y PODEMOS, también Hollande y Renzi (dos posibles apoyos) no siguen las tesis de Alemania. Esto es, “que si ellos no reducen las exigencias de los rescates, los países no harán las medidas necesarias para salir de la crisis”. ¡Chicos, si no os comportáis sin rechistar, haciendo los deberes, aunque os muráis de hambre y frio, por muy soberanos que os creáis, vendrá el “ogro-Dragui” y los “hombres de negro”, a quienes nadie ha votado, y sin que la “tróika” conste en ningún Tratado, y os comerán como “el alimento más delicioso, nutritivo, saludable, ya sea estofado, asado, al horno o hervido” (Sátira traída por Manuel Rivas de “los Viajes de Gulliver”, en su columna de El País, de 7-2-2015). Pero, por si nuestro sabio economista no tiene tiempo o ganas de leer a este “poeta”, le resumiré algunos de sus párrafos: “Sí, los acuerdos hay que cumplirlos. Pero los acuerdos tienen un derecho y un revés. Y el revés, en circunstancias históricas, puede convertirse en un documento de barbarie. El primer compromiso de un Gobierno es atender (esto también lo dice el “coletas”) las necesidades básicas de un pueblo. Eso sí que es una obligación patriótica: matar el hambre, el frio invernal y las enfermedades que multiplican la pobreza”. Pero  sentir estas cosas, sr. Diez, y, sobre todo, decirlas, no catapultan a un Ministerio…
   Por otra parte, igualmente que otros traen a colación los ejemplos de Perú, Ecuador o Venezuela, que huele que apesta, nos trae el ejemplo de Argentina y de su famoso “corralito”… ¡Qué mieeedo…! ¡Más miedo debería dar la insolidaridad de los “patriotas” que evaden de su país los dineros que ahorraron con el trabajo de sus conciudadanos!... Y ¡más miedo aún debería dar que “sociatas” como usted, los pretenda justificar con argumentos y pretextos seudotécnicos!... A este respecto, me atrevo a aconsejarle la lectura, del sensacional libro, La doctrina del shock, de Naomi Klein, Editado por Paidós, 2ª ed. De 2009.
   Compañero Pablo Iglesias, si tienes que seguir el segundo ejemplo que propone el sr. Diez, el de Felipe González, no sigas el del Felipe actual, sigue al de 1982, aunque nuestro autor no tiene en cuenta aquél contexto histórico, en el que no existía el Euro, ni formábamos parte de la UE, y todavía éramos dueños de nuestra soberanía política y económica, que nos facultaba, entre otras cosas, devaluar la peseta, sin que ello supusiera una hecatombe… Ahora los tiempos han cambiado, ahórrese la chaqueta de pana, no se la ocurra proponer “un cambio”…, que éste ya lo hizo Felipe, ¡y para siempre!. Mejor será, si quieres prosperar, que pongas tu talento y tu experiencia (si te dejan acumularla) de gobierno al servicio de los ricos especuladores, de oligopolios y multinacionales…; déjate de hacer montañismo y otras zarandajas, como Pedrito Sánchez, que lo mejor, según sus ocultos asesores, es vestir corbata y traje…, y, en vez de estar con el pueblo, que eso es populismo,  para así convertirse en todo un “hombre de Estado”, con la solemnidad que dan las firmas de cualquier pacto en los pomposos salones de la Moncloa… ¡Y luego se quejan cuando los ciudadanos gritan aquello de PSOE, PP, la misma m…!
   Sr. Diez, aunque probablemente su orgullo no se lo va a permitir, le voy a indicar otra lectura de un coocolumnista suyo del El País. Se trata del artículo de SAMI NAÏR en dicho periódico, de 7-2-2015. Fíjese que no le aconsejo que estudie Las Tesis de Abril de V.I. Lenin. No, El País, periódico de su “cuerda”. Pues bien, este señor dice: en la batalla entre Grecia y la pareja Alemania-Banco Central, está en juego el devenir del continente europeo. El problema no es ahora estrictamente económico, sino irremediablemente político y cultural… Todo estriba en una sola imposición: el modelo económico ultraliberal elegido para la creación del euro era erróneo”. Entre los efectos más nefastos de esas políticas, y de los Tratados de los que emana, la única vía prevista para los países en situación de crisis (es): bien someterse  aceptando planes de austeridad que destrozan su tejido humano, sacrificando una generación entera, bien declararse en quiebra y caer en las tormenta de los mercados asesinos. Esta es la postura que, junto a otros aliados, defiende la “emperaOra”. Pero, mira usted por donde, después de haber soportado “técnicos trileros”, como Dragui en Grecia o Rato en España, para cuadrar las cuentas y entrar en el euro, y de aguantar Gobiernos impuestos desde el centro del imperio, “los griegos, que ha elegido a SYRIZA, no para provocar una revolución comunista, sino únicamente –sí, únicamente- para sacarlos del infierno de los planes de rescate, están hoy entre la espada y la pared: si se someten a la ofensiva germano-bancocentrista, su voto no habría servido para nada; en caso contrario, está claro que tendrán que pensar muy seriamente en ponerse del lado de la zona euro y afrontar el terremoto de las consecuencias de tal decisión”… El periplo que en días pasados han hecho los principales ministros del nuevo gobierno, no ha tenido como objetivo pedir armas para la revolución, sino tiempo para negociar, sí NE-GO-CIAR. Los griegos son conscientes de su parte alícuota en la crisis. Pero “la cuestión es (me uno a la opinión de Naïr), para los dueños de Europa empezar a entender… que no pueden seguir imponiendo políticas socialmente devastadoras…, y que la Unión Europea no es el consejo de administración de un banco, es un proyecto humano y cultural, y la solidaridad con el pueblo griego en dificultad es también legítima”.
   Y lo peor (me adhiero a Blas Bernácer Alpera en su cartas al Director, de El País, 8-2-2015) es que “las organizaciones gestoras de nuestras vidas (Gobiernos, U. Europea) ha decidido defender lo malo y abandonar al sufrimiento a los europeos (“agradeciendo su sacrificio”, cruel eufemismo)”.CONTINUARÁ…

  Manuel Vega Marín. Madrid, 9 de Febrero de 2015.

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