lunes, 10 de noviembre de 2025

JAMÁS HE ENTENDIDO QUE UN OBRERO SEA DE DERECHAS

 

 

    Siempre me ha sido casi imposible comprender que un obrero sea de derechas, y menos aún que vote a la extrema derecha. Digo “casi” porque ni siquiera la ignorancia lo excusaría. Pues sólo sería suficiente constatar que con su salario, generalmente bajo, no le llega ni para cubrir los gastos del día a día...

    El capitalismo y sus medios de comunicación se han impuesto de tal forma, que le “come el coco”, haciéndole creer que, porque tenga piso y coche, ello es suficiente para imaginarse perteneciente al sistema capitalista, o al eufemismo llamado “clase media”.

    De ese obrero, votante de la derecha capitalista, C. Marx  diría que es un “desclasado”; es un ciudadano que no tiene “conciencia de clase”, aunque objetivamente pertenezca a la clase obrera o asalariada. Y no es que yo quisiera volver al s. XIX, en el que el sentido de clase, por determinadas circunstancias, estaba más desarrollado; pero lo que sí tengo muy claro es que un asalariado, por más elevado que sea su sueldo, no tiene nada que ver con, por ejemplo, un Amancio Ortega o un Florentino Pérez. Estos ciudadanos sí que  son muy conscientes de pertenecer a una “casta privilegiada” y nadie se extraña por ello. Creo que fue el más que millonario norteamericano Warren Buffett quién, además de confirmar la existencia de clases, afirmó que en el permanente conflicto existente entre ellas, por ahora, lo iban ganando ellos... Desde que se comenzó a teorizar sobre este tema, se ha debatido mucho acerca del mismo, pero lo cierto es que las clases sociales existen, y que, como reconoce el multimillonario, éstas están en conflicto permanente. No es momento ni  lugar para exponer mi tesis, aunque sería fácilmente deducible de este escrito...

    Es curioso que esos “señoros” de la “casta”, que escandalizó a tanta gente, cuando el vocablo casta lo utilizó Podemos, y no se escandalicen las derechas cuando la misma palabra la emplee Milei, por ejemplo.

    Esa misma clase privilegiada no tiene ningún inconveniente en aplicar con tono despectivo el vocablo “comunismo”, cuando cualquier candidato o gobierno intenta repartir la riqueza generada por la clase obrera: el trabajo acumulado en la “jerga” comunista.

    Si ampliamos el foco, esa falta de conciencia de clase en estos momentos en España, donde la macroeconomía, según el gobierno del Psoe, va “como un cohete”, está perjudicando, según Caritas, a más de cuatro millones de gente, que rondan el umbral de la pobreza. Muchas de esas personas que, aún teniendo trabajo, se ven en la necesidad de tener que recoger de esa institución religiosa la ración diaria de comida; lo cual se contradice con el dato objetivo de la existencia de más asalariados, que patronos. Ello es un síntoma de que la riqueza producida está mal repartida. Por tanto, por mucho que se diga que cada cual puede pensar y actuar como quiera – lo propio de una mentalidad burguesa y capitalista-, pienso que, mientras a niveles microeconómicos, se esté produciendo ese fenómeno de la desigualdad, los asalariados tendrán que buscar la forma de unirse para luchar contra tal fenómeno. Si pensar así es tachado de comunismo, pues, como dice el dicho: que venga Dios y lo vea... Entonces, no sería tan antiguo aquél eslogan marxista de ¡proletarios del mundo uníos!...

    ¿Cómo, además, un asalariado podría subsistir con cierta dignidad sin los servicios mínimos, como son la sanidad, la educación de sus hijos, su propia jubilación, etc., etc., públicos? La experiencia de otros Estados ricos, llamados “neoliberales” como, por ejemplo, EE.UU., prueba lo contrario de lo que venimos defendiendo. En dichos países, incluso con un salario medio de dos mil dólares, los trabajadores se las ven y se las desean, cuando tienen necesidad de algunos de los servicios básicos citados....

    En fin, que como dice  el adagio, no hay nada más tonto que un obrero de derechas....

 

    Aquí lo dejo....

 

 

                                 Manuel Vega Marín (9-11-2025)

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