jueves, 24 de febrero de 2022

AL GRITO DE ¡VIVAN LAS CAENAS! MUCHOS MADRILEÑOS APOYAN A AYUSO

 

   Es de esperar que no todos los madrileños que estos días se manifiestan ante la sede nacional del Partido Popular pidiendo la dimisión de su Presidente en apoyo de Isabel Díaz Ayuso no sean conscientes de lo que ese grito significa. Se puede simpatizar con la Presidenta madrileña e, incluso, comulgar con su ignorancia ideológica... Pero de ninguna forma, por la salud y bondad de la Democracia, esa simpatía puede significar aceptar la corrupción y la mentira. Quizá en un momento de ofuscación pasajera el fanatismo pueda conducir a ello; pero en el medio y largo plazo, es casi imposible la subsistencia de ambos vicios en una política que se presume sana. Pero nos tememos que ello no sea así a juzgar por el triste espectáculo que, en estos días, nos está ofreciendo el Partido Popular. Hasta su pírrica victoria en unas  injustificables elecciones autonómicas de Castilla-León, Pablo Casado alardeó ante su Junta Directiva del martes siguiente de la fortaleza y la unidad del partido para gobernar en solitario, sin tener que dar entrada a Vox en el Gobierno castellano-leonés. Su falso optimismo dista mucho del pesimismo realista de la Ejecutiva del lunes siguiente, 21-2-22, en la que se acordó convocar un Congreso extraordinario, cuya exigencia de voto de 3/4  partes del quorum hiciera más difícil su caída de la Presidencia. Casado, ilusamente, cree que en ese porcentaje estarán los estómagos agradecidos que le mantendrán en su puesto. Digo ilusamente, porque muchos de esos estómagos ya están, como ratas, abaldonando el barco que se hunde...

    Resulta vergonzoso para la política española la existencia tantos aduladores, que, en poco más de cinco meses hayan pasado de un acto de exaltación de su líder en la plaza de toros de Valencia al abandono del mismo, esperando que el siguiente les mantenga sus “canogías”. Me recuerda a los que exaltaban a Franco en la plaza de Oriente, que, de la noche a la mañana, se hicieron demócratas... Su falsedad está resurgiendo en la militancia de Vox  o en gran parte de los que se manifiestan, defendiendo a Día Ayuso...

     Que una elecciones autonómicas, ganadas en donde el PP gobierna hace más de 25 años provoque tal hecatombe en el principal partido de la Oposición, indica que algo huele a podrido. Siempre se ha dicho que en un sistema democrático-liberal la alternancia en el Gobierno es una característica supernormal de la misma. Yo diría que esta implosión del PP no obedece a ningún pirómano externo o causa fuera de lo normal; ni siquiera mantenerse en el poder por el poder, sino es porque tal poder se usara como tapadera de una larga historia de corrupción y de mentiras.

    Pablo Casado no esperaba que su delación de uno de los negocios de la Presidenta Díaz Ayuso  ocasionara tal destrozo en el partido, que supusiera su caída. Al darse cuenta de ello, cometo el grave error de anular el expediente a Ayuso a escaso tiempo de abrirlo.. A tal  nivel llega de corrupción en el ADN del PP. Ni siquiera la denuncia de un hecho cierto de corrupción evita convertir al denunciante en cómplice, pagando severamente el haber desobedecido la ley de la omertá existente en el partido. Ni siquiera la cúpula del partido está exenta de obedecer tan férrea norma... De gran preocupación para la Democracia y para los demócratas debe ser que la caída de Pablo Casado no obedezca a un incumplimiento de la Constitución, especialmente en lo tocante a renovar el Consejo General del Poder Judicial, a  haber engañado a los españoles en lo referente a sus másteres y currículo académico u a otras corruptelas habidas en su partido, sino por haber señalado una de ellas, incumpliendo el mandato de la mafia: “ley del silencio”, aunque éste obedeciera a una disputa infantil... 

    Se hubiera quedado sólo una rabieta infantil de Casado por no haber conseguido en Castilla-León lo que su amiga Ayuso consiguió en las elecciones a la Comunidad de Madrid, que le hubiera supuesto un pasito más en su camino a la Moncloa. Pero Casado se equivocó de objetivo, pues el adversario a batir no es la chamberilera y caprichosa amiga, sino el gurú  que, como jefe de su gabinete, le escribe los guiones, Miguel Ángel Rodríguez (MAR). Este moldeador de iconos quiere hacer de esta muñeca de cera lo que tiempo atrás hizo con Aznar: Presidenta del Gobierno de España.

   El seudoperiodista MAR ha conseguido desviar el foco de atención en el llamado “espionaje” de Génova-13 en vez de centrarlo en lo más importante: la corrupción, reconocida de alguna manera por la propia Ayudo, aceptando y declarando el hecho del cobro de comisiones de su hermano Tomás de la empresa Priviet Sportive, S.L., amigos de ambos, y que el mismo Casado reconoce como “testaferro”, y posible acto de tráfico de influencia en la entrevista que mantiene con Carlos Herrera en la Cope, origen de toda esta trifulca...

      Es importante señalar que sin la colaboración decisiva de los medios de comunicación, especialmente de la prensa escrita conservadora, todo este montaje de apoyo a Isabel Díaz Ayuso y la rápida caída su adversario-amigo no habría tenido lugar si la Comunidad Autónoma de Madrid y su Presidenta no tuvieran la manguera de regar con dinero público gran parte de la publicidad institucional, que supone la subsistencia de aquélla entre otros medios menos adeptos.

   Más vergonzoso aún es contemplar cómo la gran mayoría de diputados del PP, que ayer desorbitadamente jaleaban a su líder, hoy le despiden del Congreso con un simple aplauso de hipócrita cortesía. Claro, que no se podía esperar más del anodino y mentiroso discurso del Sr. Casado. En él lo único coherente con su comportamiento en el Hemiciclo ha sido recordarnos el 41 aniversario del ridículo “tejeretazo”, recordarnos que cuatro de los siete padres de la Constitución son de su tendencia ideológica, aunque olvidando que los  siete fundadores de su partido provenían del franquismo, su añoranza del bipartidismo, en el que se hubiera desenvuelto mejor, cuando habla de nuestra responsabilidad de ensanchar el espacio de la centralidad, que tanto el Partido Popular, como el Partido Socialista pudiéramos ganar en él. Porque de respeto a los compañeros, a las instituciones, nada de nada. Cuando ni siquiera en la terrible pandemia ha sido capaz de arrimar el hombro, difícilmente podremos construir todos juntos el futuro que nuestros hijos merecen...

   Y ¿qué decir del que con toda seguridad será el próximo presidente del Partido Popular? De entrada, que  el Sr. Feijóo ha sabido revertir para sus intereses este problema inesperado en su partido. Este gallego, que, como tal, no se sabe si sube o baja, se ha ganado la fama de ser “moderado” y “centrado”; pero, para mí, el hecho de que lleve tres legislaturas gobernando con mayorías absolutas, más que de moderado, le confiere un carácter de acomodaticio y de saber sortear las situaciones adversas. Por ello no tuvo inconveniente en hacer desaparecer de sus carteles electorales el logotipo del PP, cuando lo consideró no conveniente. Presume de no tener parlamentarios de Vox, disimulando que los tiene dentro de su partido. E igual que sus paisanos consideraron normal el contrabando, el ha tenido la habilidad de hacerles sentir como normal sus relaciones amistosas con narcotraficantes, etc., etc... Su carácter acomodaticio le lleva a rehuir la competición con otros compañeros que optan al mismo cargo. No debemos olvidar que fue designado por Fraga Iribarne a sucederle en la Presidencia de la Xunta. Tuvo la ocasión de competir con Casado en las primeras primarias del partido, de las que, sin duda, hubiera salido victorioso, pero con hipócrita humildad, prefirió su tierra para no crearse adversarios. Ahora que cree tenerlo más fácil, dada la debilidad de Casado, apenas puede disimular ser el “muñidor” de revertir en propio provecho las bochornosas circunstancias de debilidad del que, otrora, pudo ser su contrincante. Pero aún reconociendo la debilidad actual de Casado, no ha dudado en exigirle su dimisión y su no presentación en el próximo congreso extraordinario, del que saldrá elegido, como él ha preferido siempre: en olor de multitudes. Feijóo, bien entrada la madrugada de hoy en el “conclave”  de Génova 13, no retiró sus condiciones hasta estar seguro de que  el Paráclito Espíritu Santo convenciera los “cardenales”/barones de las mísmas, y salir elegido “papa” por aclamación, aunque transigiera con el sabio consejo de alguien de su entorno, de que dicha aclamación tuviera la apariencia  de democrática...

   ¿Está seguro Alberto Feijóo de que su traslado a Madrid y su asunción de la responsabilidad nacional le compensarán del abandono de su plácido gobierno de la Xunta? Y no pongo en duda su experiencia como gobernante. Pero me temo que, a la primera, la victimaria Ayuso (MAR) le ganará la partida. Ya sabemos que las relaciones amistosas, ni si quiera las que surgen de militar en el mismo partido, tienen significancia en la política. Son los principios éticos en que se basan las actuaciones políticas, las que distancian a los agentes políticos. Y tengo muy fundadas dudas de que los principios y las políticas, fijándonos, para terminar, sólo en lo que respecta a Vox, haya mucha coincidencia entre Díaz Ayuso y Alberto Feijóo... Claro que de la nueva experiencia del gallego pueden surgir nuevas sorpresas...

 

 

   Manuel Vaga Marín. Madrid, 24, Febrero, 2022     www.solicitoopinar.blogspot.com.es

 

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