lunes, 15 de febrero de 2021

EL MUERTO AL HOYO,... Y EL VIVO AL BOLLO...


   No sé si este dicho es uno de los muchos que se atribuyen a los chinos; pero, desde luego, el pueblo español y sus autoridades lo están poniendo en práctica mucho mejor que aquéllos.

   Es lógico que en una sociedad, cuya manera de vivir sigue el modelo capitalista, ante una catástrofe como la que estamos soportando,  se plantee el falso dilema de la bolsa o la vida; incluso, que una mayoría opte por la bolsa. A tomar esa opción ayudan los medios de comunicación y propaganda en manos de los poderes económicos. Aunque en sus programas de radio y televisión, de manera hipócrita, se hacen eco del negro panorama que anuncian los epidemiólogos y especialistas, y a pesar de que muestran los daños sufridos por el personal sanitario que cuidan de los enfermos en los atascados hospitales y sus secciones de UCI, en el fondo lo hacen de manera tan rutinaria y frívola, que parecieran querer que los tele-audientes se acostumbren a considerar normales las cifras diarias de hospitalizados y de muertos...Parece como si detrás de estos ciudadanos infectados por el virus no hay familiares, amigos o seres queridos, de los que algunos, los que mueren, no pueden siquiera despedirse. Igualmente estos medios critican y denuncian, no sin razón, a los irresponsables que hacen fiestas clandestinas o a los jóvenes insolidarios de los “botellones... Pero muy pocos de estos medios se interesan por saber quiénes promocionan y  mueven los hilos de semejantes saraos.  

   Contradictoriamente, sin embargo, los mismos que se “desgañitan” ante el cierre de bares y restaurantes, como si la industria hotelera fuese la única perjudicada por la gran crisis económica provocada por la pandemia. Es cierto que la industria turística es una de las que más aporta al PIB. Por ello no es raro que el gremio de bares, restaurantes y hoteles se haya convertido en el lobby de mayor peso para inclinar la balanza de ese falso dilema hacia la bolsa. Los “medios”, conscientes de que en esos locales de copar, mesa y mantel, además de centros de diversión,  han sido también  lugares de tertulias donde se han urdido y  organizado las peores y mejores eventos y “conspiraciones”... Sabedores del “gancho” que los bares tienen entre los españoles, esos mismos medios los han convertido en la gran víctima de la pandemia. Así, como dice Elisa Beni, He oído más testimonios y más dolores y más quejas y más soflamas de los dueños de la hostelería patria, que de las familias dolientes de las víctimas de esta hecatombe sanitaria... He visto en la televisión subir y bajar persianas y limpiar terrazas y contar su drama miles, cientos de miles de veces, muchas más que ataúdes he visto salir en masa hacia los crematorios... (“Baretocracia”, elDiario.es de 13-2-21). Como he dicho anteriormente, la hostelería no es la única víctima. Otros sectores laborales y profesionales también están padeciendo la crisis. Pero, desde luego, las víctimas reales son las que padecen en sus carnes o pagan con sus vidas los daños de este puto virus... Pocos resaltan  lo que dicen los epidemiólogos: que son en esas reuniones y tertulias en donde mejor se trasmite el virus; que las medidas restrictivas en la actividad hotelera han demostrado ser las más eficientes a la hora de rebajar la curva de contagios...

   Sin embargo, esos mismos medios   no descargan la  misma energía en denunciar y criticar la falta de interés de gran parte de ciudadanos y sus representantes por la inversión en ciencia e investigación. Ni el Estado, ni la iniciativa privada están gastando un duro en algo menos abstracto como es la Sanidad que beneficia a todos los ciudadanos. Más bien es la sanidad privada la que intenta “sacar tajada” de la desinversión en la pública.  En Comunidades como Madrid, no sólo no se incentiva a los sanitarios y se mejora sus “contratos basura”, sino que se derrocha dinero en construir “milagrosos” hospitales para llenar los bolsillos de los empresarios del ladrillo.  Ya antes de la pandemia gran parte del personal sanitario clamaba en las calles por una mejora de la Sanidad pública, tan recortada por la anterior crisis. La primera oleada del coronavirus nos cogió de sorpresa. Pero nada hemos aprendido. A duras penas estamos saliendo de la tercera, y ya muchas Comunidades Autónomas están preparando la cuarta, que, según los especialistas, será mucho más dañina que las precedentes. Y todo por salvar la economía... En otras, son los propios jueces y tribunales, los que contravienen las normas restrictivas tomadas por sus gobiernos competentes... Y así indefinidamente hasta, junto con el cambio climático, nos vayamos todos al carajo...

   Debemos tomar conciencia de la incapacidad de nuestro Planeta para absorber y reciclar la gran cantidad de basura y desechos al ritmo que la industrial moderna y el consumismo los produce. Hemos, pues, de preservar y ayudar a nuestro Planeta Azul en esa labor de reciclaje y saneamiento, para lo que es de vital importancia la investigación y descubrimientos de productos bioquímicos que no degraden los diferentes sistemas ecológicos. Porque, si no se invierte en ello, y además no damos tregua a los antígenos naturales, cualquier otro esfuerzo en investigación será inútil y contraproducente... Por mucho que las empresas farmacéuticas, buscando el rápido beneficio, inviertan en curar enfermedades conocidas, en catástrofes como la que actualmente padece la Humanidad, de muy poco servirá de cara a  un futuro incierto...

   En el dilema la bolsa o la vida, es evidente que los laboratorios farmacéuticos, según están demostrando con su “martingaleo”  en el asunto de las vacunas, se inclinen por la bolsa a pesar de los estímulos inversores recibidos de los Estados. Perciben la gran oportunidad de negocio que les brinda la pandemia. Pero los Gobiernos, de cualquier signo ideológico, no se lo debieran permitir, aunque sólo fuera por la situación excepcional que padece la Humanidad. Pues, además, en el dilema planteado no hay “equidistancia” que valga: o nos vacunamos, salvándonos todos, o, a la larga, no quedará otra alternativa que ¡optar por la vida!...

    Muchos gritan exigiendo a “papa Estado” ayudas directas para intentar aminorar sus problemas, pero poco o casi nada se escucha de pagar y subir impuestos a los que más ganan o están haciendo “su agosto” con el molesto “bichito”... Los mismos que suplican por las ayudas son reacios no sólo a pagar impuestos, sino que justifican a los que hacen como ellos, o aplauden, incluso, a los que eluden el Fisco llevando sus dineros a “paraísos fiscales”, además de dárselas de patriotas y mucho patriotas... Para finalizar, sólo me gustaría, además de exigir a los ciudadanos que cumplan su deber con Hacienda, solicitar de los que están beneficiándose de la pandemia sean generosos y solidarios...

 

 

   Manuel Vega Marín. Madrid, 14 de Febr., 2021    www.solicitoopinar.blogspot.com.es

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario