Entre las muchas leyendas
que pululan sobre este mítico personaje, circula la de haber ganado la batalla
al caudillo árabe Ben Jusuf, embalsamado y encabalgado por orden suya en su
Babieca antes de que una flecha proveniente de las tropas moras atravesara su
pecho, cuando éstas rodeaban la
ciudadela de Valencia. Del caudillo Franco también oí en mi infancia algunas
victorias épicas, algunas, seguro, que legendarias. La gran diferencia está en
que las del noble y fiel Campeador ocurrieron en la oscuridad del Alto Medioevo
y las del desleal y mediocre militar
“gallego” en la luminosidad de los siglos XX y XXI. La última de esas batallas
ganadas transcurre un 24-X-2019. No recuerdo a ningún dictador que, después de
derribar un Gobierno legítimo, provocar una guerra y cometer genocidio durante
40 años, no sólo muera en la cama y sea enterrado con los máximos honores de
Estado en un monstruoso mausoleo, construido por él para eternizar su victoria,
sino que, más de 43 años después, vuelva a recibir similares honores, esta vez retransmitidos en
color a todo el mundo. Estoy pensando en Hitler, Mussolini, Stalin o Ceaucescu,
por citar algunos de sus coetáneos. Parece que Franco, desde el pasado, proyectara
a un largo futuro su famoso atado y bien atado ...
sábado, 26 de octubre de 2019
sábado, 19 de octubre de 2019
LO QUE MAL EMPIEZA, “PEOR” ACABA
La Sentencia que el
Tribunal Supremo acaba de publicar (14-X-19) no va a servir para solucionar el
eterno “conflicto” catalán; sí, en cambio, desprestigiará aún más al sistema
judicial español.
El gobierno de Rajoy, en connivencia con la Fiscalía General, la
Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo, buscaron las triquiñuelas legales que
justificaran el pretexto/coartada para soslayar que los políticos catalanes,
hoy condenados o en el exilio, fueran juzgados por el “juez ordinario
predeterminado por la Ley”, es decir, los órganos judiciales radicados en
Cataluña. Por amañadas intrigas políticas, un tema procesal se salda con un
atentado a un derecho fundamental. Un mal relato de los hechos por el
instructor Llarena ha dado pie para atribuir a los acusados un delito, el de
rebelión, cuya gravedad lleva aparejada la aplicación de medidas cautelares,
como prisión preventiva o privación del derecho de sufragio. La propia
sentencia reconoce la inexistencia de violencia exigida por el delito de
rebelión, después de que éste le haya servido al propio Supremo para manejar a
su conveniencia todo el proceso. Lo
que menos importa, ya que no le importa al propio Tribunal, es el ridículo en
que deja a la justicia y al sistema democrático. Sí importa, y mucho, el
sufrimiento injusto padecido por los presos y exiliados, y la frustración
política de los ciudadanos a los que representan.
martes, 8 de octubre de 2019
LA DEMOCRACIA, SI NO SE DESARROLLA, SE “ENQUISTA”
La democracia es un proceso que, si no se desarrolla, como ocurre en
todo proceso, no sólo se estanca, sino que se enquista. Para que un sistema
político pueda considerarse “democrático” no es suficiente que goce de una
Constitución y de Leyes, sino que se precisa que ese corpus legale goce de
vida y sea útil para solucionar tanto los grandes problemas de Estado, como los
cotidianos que padecen los ciudadanos. Curiosa y contradictoriamente, el
conjunto de leyes fundamentales y principios ideológicos que sostenían la
“democracia orgánica” franquista, fueron declarados principios “inmutables” del
Movimiento Nacional.
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