A finales de Abril escribí y “colgué” en mi blog,
solicitoopinar.blogspot.com.es, un artículo, El Régimen de 1978 está agotado.
En él defendía la tesis de que los tres pilares básicos en que se fundaba la
dictadura franquista: el establishment
empresarial y financiero, la Iglesia católica jerárquica y el Ejército, es
el entramado de poder presente en la
Constitución de 1978. Su legitimidad
democrática, pues, no procede de un proceso constituyente. Cuando A. Suarez
convocó las primeras elecciones generales, las Cortes que salieron de éstas
fueron “constituidas”, convertidas en “seudoconstituyentes” por presión del
PCE, una vez que la Monarquía y la “indisoluble unidad de la Nación Española”
(artº 2 CE) fueron impuestas sin previo debate, encargando, además, a las
Fuerzas Armadas, que ello quedara “atado
y bien atado” (artº 8). Hubiera sido demasiado torpe, por otra parte, no
reconocer la diversidad sociocultural de los pueblos que habitamos la “piel de
toro”, sobre todo, las “nacionalidades” reconocidas por la II República. Ese
reconocimiento obliga a constitucionalizar (art.68 CE) un sistema electoral
proporcional, sistema que, en la práctica, se convierte en mayoritario por la
Ley Electoral, que beneficia el modelo “bipartidista” (PP, Psoe) y ha
garantizado (y garantiza) la continuidad del modelo autoritario franquista.
Aunque la Constitución prevea su propia reforma, los requisitos
establecidos para ello son tan incumplibles, que la hacen imposible. No es más
que un pretexto hipócrita con que se llenan la boca los autodenominados
partidos constitucionalistas, para amenazar a los que ven en esos exagerados
requisitos un síntoma del “atado y bien atado”. Pero la tozudez de la realidad
es una fuerza más poderosa que la de otros intereses reflejados en un papel; y
más temprano que tarde, aquélla acabará imponiéndose por otras vías. Construir
sobre cauces naturales de ríos por muy secos que éstos puedan estar, conlleva
las consecuencias no deseadas que en estos días se están produciendo con las
lluvias torrenciales que exigen lo arrebatado por otros intereses ajenos. Si
observamos la actualidad sociopolítica, notaremos ciertas circunstancias y
hechos muy similares a los que terminaron trayendo la República de 1931. Por
ello, no debería parecer extraño al lector, aunque sea en interrogante, el
título de este trabajo. Hace poco le he oído decir al catedrático de
constitucional, Pérez Royo, que el advenimiento de la III República se impondrá
por esas otras vías no previstas, antes que por un proceso constituyente, para
el que, según él, nuestros parlamentarios no sabrían hacerlo por falta de
entrenamiento. Efectivamente, en nuestra historia constitucional nunca hubo una
reforma de ninguna constitución. ¿No habrá sido porque la monarquía borbónica
hasta 1931 nunca fue parlamentaria, y la actual tampoco lo es, dado que no se
ha sometido al principio de legitimidad
democrática, que descansa en la voluntad constituyente? Recuerde el lector
que la anterior caída de la Monarquía fue causada por unas elecciones
municipales, y la proclamación de la II República se hizo con presos políticos
excarcelados… La “filípica” –nunca mejor dicho- del Rey “preparao” contra las
instituciones y políticos catalanes el tres de octubre del año pasado fue la
prueba evidente de que nuestra Monarquía no es parlamentaria. ¿Se imagina el
lector a la reina de Inglaterra, por ejemplo, poniendo “a caer de un burro” a
las instituciones y políticos ingleses por el tema del “Brexit”?
Efectivamente, cuando estamos a punto del cuarenta aniversario de la
Constitución vigente, hay elementos y hechos suficientes que indican que la
“democracia” instaurada por aquélla deja mucho que desear, para ser digna de
tal nombre, y que, sin una reforma radical de la Constitución que lo
fundamenta, el Régimen del 78, no sólo está agotado, sino que pronto terminará
muriendo, para ser sustituido por otro más retrógrado y autoritario. Sería muy
largo relatar todos los hitos en que el bipartidismo gobernante –PP, Psoe- se
ha mostrado como auténtico guardián de una Constitución que nació con la
intención oculta de petrificarse. El proyecto democrático de una sociedad más
justa e igualitaria, en pro del que las
fuerzas luchadoras contra la dictadura, habían cedido muchas de sus
reivindicaciones, hoy está tocando a su fin, sin que tales cesiones hayan
servido para nada. Si ir más lejos, los hijos y nietos por los que se
sacrificaron aquellos luchadores, tienen que exiliarse en busca de una vida
digna, al mismo tiempo que éstos, ya mayores, tienen que volver a salir a las
calles en reivindicación de pensiones suficientes para llegar a fin de mes.
La “rebelión” democrática y pacífica de un 15-M, que alumbró el
nacimiento de PODEMOS, y que creó la esperanza de un cambio de las estructuras
de poder, que, a su vez, acabara con la inercia del bipartidismo beneficiario y
benefactor de los de siempre, fue contrarrestada por un “podemos de derechas”,
que no venían a fomentar la regeneración política, como en un principio
cínicamente dijeron, sino que, creado, avalado y financiado por la gran
patronal empresarial, está sirviendo de centinela-comodín de relevo del
bipartidismo. Este papel de centinela y comodín lo estamos viendo, hoy más que
ayer, en Ciudadanos, el partido de A. Rivera, dispuesto a apoyar tanto al PP,
como al Psoe, en los gobiernos, o votando con ellos en el Parlamento. No con la
intención de dar estabilidad al Estado y a su Gobierno, sino, como ellos
confiesan, impedir que PODEMOS, sea cual sea el número de votantes, llegue al
poder.
Pero el síntoma más importante del deterioro de nuestra democracia y del
régimen que la sustenta, se pone en evidencia en el llamado procès catalá. Huelga repetir aquí y
ahora toda la historia del mismo repleta de irregularidades, jurídicas sobre
todo, y políticas del mismo. El problema catalán se agudiza, cuando los
catalanes se ven frustrados y privados de un Estatuto de Autonomía, que un
Tribunal Constitucional ad hoc, tira
por tierra ilegalmente, a pesar de haber cumplido todos y cada uno de los
requisitos que la Constitución y las Leyes dictaminan. El conflicto catalán, independiente de la
importancia que de por sí tiene, es significativo respecto de lo que venimos
diciendo, porque es el síntoma detrás del cual se esconden los aparatos del
Estado; desde los partidos constitucionalistas, PP, Psoe y C´s, las grandes
empresas del Ibex-35, los grandes medios de información, al cuyo servicio se
dispone toda la maquinaria judicial, con la intención de dar un barniz de
legalidad. Y sin entrar en cada uno de los hitos puntuales, en los que la
prevaricación ha estado a la orden del día, destacaremos por su esencial
importancia en un Estado de derecho liberal, la casi desaparición de la
división de poderes. Desde el Ejecutivo de Mariano Rajoy, interfiriendo con su
mayoría absoluta o manipulando y obstaculizando, en minoría, la labor
legislativa del Parlamento, y utilizando primero la Fiscalía General, para
después y por su mediación, delegar y transferir a la judicatura la resolución
de lo que era un conflicto político, sólo resoluble por la vía política. Pero
no ha sido sólo que el Ejecutivo se haya entrometido en los otros poderes, sino
que el propio poder judicial, a través del juez LLarena, ha interferido en el
Parlament catalán. Igualmente, en un sistema judicial politizado, como el que
tenemos, los jueces pierden su imparcialidad, y utilizan la Ley y el Derecho no
para perseguir a delincuentes comunes, sino que aprovechan el poder del que
están investidos, para perseguir e,
incluso, meter en la cárcel a adversarios políticos, no dudando para ello en
aducir informes manipulados ad hoc
por las Fuerzas de Seguridad que les auxilia.
Tenemos una oposición, PP y C´s, cuyo objetivo, más que corregir al
Gobierno en sus errores, compite entre sí en la lucha por el voto ciudadano.
Para ello, tanto uno como otro partido no dudan en mentir o en reescribir la
historia desde una perspectiva sesgada o ignorante. El PP, que lleva en su ADN
los títulos de propiedad del cortijo que, para ellos, es España, no acaba de
digerir haber sido desalojado del Gobierno, por muy constitucional que sea la
moción de censura. Y los de Rivera tampoco acaban de aceptar el palo que les ha
supuesto el retraso de unas elecciones prometedoras de buenos resultados. Para
conseguir sus objetivos partidistas, estos abanderados patriotas no tienen
escrúpulos en acudir a Europa, aún a costa de ceder soberanía, para hablar mal
de España o tumbar los PGE por parte del PP, o de Ciudadanos sembrando la
discordia entre los españoles, pensando en adelantar las elecciones antes que
una buena gestión del nuevo Gobierno les
deje en la cuneta. Pero lo triste será que, si no recuperaran el poder en una
convocatoria electoral tan reclamada, tampoco aceptarían de buena gana el
resultado.
Pero, además, no veo la razón política para tener tanta inquina a un
Gobierno de P. Sánchez, cuya gestión hasta el presente es poco más que “de
boquillas”. El solo anuncio de sacar a la momia del dictador de Cuelgamuros ha
supuesto tal revuelo en las derechas, que parece que, al remover la tonelada de
mármol que la cubre, se hallará la clave con la que se pueda descifrar el
mensaje en el que todo quedó “atado
y bien atado”. Lo cierto es que lo conseguido de momento ha sido que la
Iglesia, que apoyó al dictador en vida, no vea razones para acogerlo en su
seno; y para que determinadas fundaciones o personajes, en la reserva o en
activo en las Fuerzas de Seguridad, saquen de sus roperos los uniformes y
camisas azules, y vayan ensayando, impunemente, el pomposo desfile ceremonial
con que sus herederos pretenden chantajear al Gobierno. Pero que no se preocupe
la oposición, que no será ella la que echará a Pedro de la Moncloa. Será la
misma oposición interna que ya lo expulsó de Ferraz, la que lo desahucie del
“palacete”, una vez que el Psoe se recupere del declive electoral que sufría.
Desagradecidamente, el Psoe está olvidando que la moción de censura triunfó
gracias a PODEMOS y a la labor dialogante de Pablo Iglesias con el resto de
partidos; y con la misma actitud, reforzada por el complejo ante la derecha
opositora, parece despreciar ese diálogo, que, sin complejos vuelve a tener
Pablo con los mismo actores, incluidos los presos, para sacar adelante el
“pacto presupuestario”, de los que, presumiblemente, no sólo dependa la
permanencia de Pedrito en la Moncloa, sino que los ciudadanos recuperen parte
de los derechos perdidos por la forma en que el neoliberalismo y Rajoy
administraron la supuesta crisis. Si el esfuerzo fracasa, será PODEMOS quien
asuma el desgaste. El Psoe, si pierde, tendrá, como siempre, a quien culpar. Y
si gana, como ya hizo, pactará con el demonio antes que, por el miedo al qué
dirán y el terror a sus “cavernícolas”, nombrar ministro a algún líder de
PODEMOS.
Por último, aunque merece un artículo aparte, y a riesgo de alargar éste
más de lo previsto, no puedo de dejar de referirme al Poder Judicial y al
desprestigio que está sufriendo, gracias a la “prevaricadora” actitud del Presidente
de la Sala III del T. Supremo. No voy a repetir lo que ya todo el mundo conoce
respecto de la sentencia de su Sección segunda sobre quién debe pagar el
impuesto de las hipotecas como acto jurídico documentado (AjD). Lo vergonzante
a destacar respecto del tema de este artículo, es la injerencia de ese “cuarto
poder”, no constitucional, que es el económico-financiero, representado por la
Banca, en el teórico auténtico poder que, en democracia, aparte de vigilar el
equilibrio entre los otros dos constitucionales, tiene también encomendado
evitar los desequilibrios entre los “poderes fácticos” y la ciudadanía. Pero lo
más preocupante no es la influencia, que, como “lobby”, las empresas
financieras pretendan ejercer sobre la más alta Magistratura, amén de la
opacidad con que lo vienen haciendo. Lo realmente preocupante para todo
demócrata debe ser la facilidad y la diligencia con que los Presidentes del
Supremo, en este caso, el sr. Lesmes y el sr. Diez-Picazo, han transigido, por
no decir aceptado, tal injerencia. Claro que, después de lo que venimos
observando o leyendo en personas entendidas, en el citado procés catalá, la actuación en lo respectivo a los “masters” del
presidente del PP, del nepotismo y favoritismo existente entre los “mandamás”
de esa alta institución, etc., etc., sin que, aparentemente, no pase nada
debido a la escasa relevancia que “los medios” dan a estos hechos, no es de
extrañar que estos señores, disfrazados de poderes angelicales por sus rituales
togas y condecoraciones, se sientan frente al común de los mortales como
de “ir de sobraos”. ¡No pasa ná,
hombre!...
El sr. Carlos Lesmes debe saber mejor que nadie que el poder judicial descansa individualmente
en cada uno de los jueces; desde el primer escalón al último del escalafón de
la “carrera” judicial. Y que, no ya como Presidente del CGPJ, sino también en
su calidad de Presidente del Tribunal Supremo, debe evitar cualquier gesto que
aparentara injerencia en ese poder que el mismo posee cuando juzga. Por tanto,
esa reunión con el presidente de Sala y los magistrados sentenciadores, no sólo
carecen de la ejemplaridad debida, sino que más bien parece como un “toque de
llamada al orden”, que atufa a prevaricación. Gesto similar es el que ha tenido
el Presidente de la Sala III de lo Contencioso, sr. Díez-Picazo, con la
convocatoria para el día cinco de noviembre de los 31 magistrados que la
componen, a efectos de revisar la sentencia, dado, según él, por el giro radical o por la enorme repercusión económica y social que
supondrá la sentencia. Razones extrajurídicas, que lo que esconden, según la
que querella anunciada por PODEMOS, es un claro interés particular de defensa de
los intereses económicos de la banca española y en perjuicio de los intereses
generales de la sociedad y de los miles de ciudadanos que han sufrido el abuso
de las entidades financieras. Ese interés particular tiene que ver con
los años que Díez-Picazo fue profesor en CUNEF, un centro universitario
propiedad de la banca española… Y seguiremos esperando dudosamente si el
Tribunal Supremo, podrá salir del lodazal en el que él solito se ha metido,
toda vez que el Presidente de la Sala de Penal, sr. Marchena, será quien tenga
que admitir a trámite la querella y que también fue docente en el colegio
universitario de la fundación AEB (Asoc. Española de Banca). No hará falta que
la Justicia Europea ridiculice a la Española…
Y así podríamos seguir. Pero, aún sin haber nombrado la corrupción como
tal, creemos que los hechos señalados son suficientes para pensar que el
“Régimen del 78” (aunque el vocablo no les guste a sus defensores) está
acabado. Y ¿por qué pensamos que su sustituto debe ser una República, y no una
Monarquía auténticamente parlamentaria? Porque el “jacobismo” borbónico,
restaurado, además, por la dictadura, es contranatura con la pluralidad de las Españas. Así se viene demostrando
desde Felipe V… Pero tiempo tendremos para desarrolar esta tesis….
Una gran reflexión de todo lo acontecido en aquellos días tan funestos para nuestra España."Todo atado,y bien atado, que frase tan maliciosa, pienso que la mayoría no sabíamos a que se refería, pero con el tiempo, la mayoría nos hemos dado cuenta de que todo ésto era un cuento y que el final del mismo está muy lejos de poder llegar.Salud y III República.
ResponderEliminarUna gran reflexión de todo lo acontecido en aquellos días tan funestos para nuestra España."Todo atado,y bien atado, que frase tan maliciosa, pienso que la mayoría no sabíamos a que se refería, pero con el tiempo, la mayoría nos hemos dado cuenta de que todo ésto era un cuento y que el final del mismo está muy lejos de poder llegar.Salud y III República
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