martes, 5 de junio de 2018

SEÑOR RAJOY, USTED NO SE VA, LOS ESPAÑOLES LE ECHAN


   Para “consolar” a los suyos es comprensible que mienta y hasta que se emocione; pero su no disimulado orgullo le ha llevado a mentir por enésima vez y “en abierto” a todos los españoles. Se va de la Moncloa tal como entró: ¡diciendo medias verdades, que es mucho peor que mentir! Su dimisión digna y democrática debió de tener lugar cuando le envió un SMS a su tesorero, Bárcenas, pidiéndole que fuese fuerte y resistente a la corrupción. En tapar o tratar de disimular el latrocinio de su partido ha empleado su tiempo como Presidente. Y, para ello, ha utilizado todas las instituciones del Estado como un cortijo propiedad del Gobierno y del partido que lo ha venido sustentando. En esa conducta no ha escatimado en vaciar la hucha de las pensiones, o utilizar todo el dinero ahorrado en servicios públicos, no para librar a España de ser rescatada, sino para rescatar bancos y empresas privadas de sus pérdidas con el dinero de todos los contribuyentes…

   Es síntoma de muchas cosas que, proviniendo de una nacionalidad histórica, aparte de no hablar la lengua de Castelao, haya defendido y fomentado un “nacionalismo centralista-castellano-borbónico”, que nada tiene que ver con la España plural. Durante su presidencia, no sólo ha sido incapaz de mejorar el “problema catalán”, sino que ya desde antes de ocupar la Moncloa, se propuso “echar leña al fuego”, sin que le dolieran prendas en enfrentar a catalanes y españoles o a los catalanes entre sí. Su concepción autoritaria de la democracia, heredada del franquismo, y su interesada interpretación de la Constitución ha propiciado la intromisión del Ejecutivo en otro poder fundamental del Estado de Derecho: el Poder Judicial. Sr. Rajoy, su inmovilismo y su cobardía irresponsable no ha dudado en endosar la solución del “conflicto catalán” a Jueces y Fiscales, cuando cualquier españolito no fanatizado sabe que tal conflicto no es judicial, ni mucho menos penal, sino ¡político!
   Pero, “quien a hierro mata, a hierro muere”. Aunque ahora no lo quiera reconocer, su salida y la de los suyos del Gobierno y de otras instituciones ha sido conminada por los propios Tribunales, a cuyas resoluciones remitía cuando éstas les eran propicias, pero ahora, que ha tenido que beber de su propio jarabe, reniega de aquellos. ¡Sorprendente actitud en un Jefe de Gobierno, que, demás, es jurista! No sabemos si de vocación o por “recomendación”….
   Sr. Rajoy, usted ya engaña a muy poca gente. Dudo de si sólo a los que “comen de su mano”. Ya su decisión de dar su “despedida” en abierto, indica su inequívoca actitud “goebbelsiana” de repetir unas mismas mentiras hasta hacerlas parecer verdad. Ha sido hábil en la estructuración de su discurso, dedicando su primera parte a repetir todas las mentiras, que desde la intervención del portavoz Hernando en la sesión de la moción de censura, ha venido repitiendo, como un mantra, todos los dirigentes del PP. Para, en su segunda parte, que será más rememorada por “los medios”, mostrarse como humilde servidor durante cuarenta años de la administración del Estado, y que ahora, casi por un contubernio “judeomasónico” de los malos de la “otra España”, ha tenido que apartarse de la dirigencia del Estado, con el temor de dejarla en las manos de los que nos traerán el “apocalipsis”…  No me voy a molestar en desmentir esa ensarta de medias verdades, que tan claramente ha desvelado el periodista, director de eldiario.es, Ignacio Escolar, entre otros.
   Sr. Rajoy, sus emotivas lágrimas en la despedida de los suyos no son más las gotas de agua con las que ha empezado a embarrar el terreno en el que su sucesor intentará arreglar algunos de sus desaguisados, que los ha tenido, por mucho que su orgullo caciquil se lo impida reconocer. Esa actitud “antideportiva” preanuncia una oposición de su partido del “cuanto peor, mejor”. Como dijo Montoro, ya volveréis para arreglar España. Sr. Rajoy, ¿qué España arreglan? Sólo un detalle como respuesta: si aprobaron los Presupuestos del Estado como los mejores para el bien de España, ¿por qué ahora en el Senado lo enmiendan?
   Sr. Rajoy, esta mañana su subconsciente le ha traicionado. Me voy –ha dicho- porque es bueno para mí, para el partido y para España. Por ese orden. Que su marcha sea buena para él, allá él; si para su partido, allá su partido…, y,¡coño! la única verdad: ¡También para España!
   Pero, convénzase, sr. Rajoy; usted no se ve ¡le echan! Quizá sea esa la causa por la que no sólo no ha hecho autocrítica, ni pedido perdón a los españoles a los que ha podido hacer daño, es que, esto es lo más grave, ha ofendido a más de once millones de españoles, con cuyos votos, de igual valor que los del PP o C´s, sus representantes en el Congreso, con más escaños que con los que usted fue investido, le han enviado a paseo… ¡Sí se puede!
   Y por último, si me lo permite, un consejo. Deje de repetir que el partido más votado es el que debe gobernar. La Constitución, que tanto cita y que no quiere actualizar, en su artº 99 establece cómo se nombra al Presidente. Si es preciso para que se lo aprenda, cópielo mil veces…


   Manuel Vega Marín. Madrid, 5, Junio, 2018  www.solicitoopinar.blogspot.com.es

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