La Constitución dedica su Título IV a hablar del Gobierno (artículos
97-107 a. inclusive). El Gobierno dirige la política interior y
exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado... (art.
97). El
Presidente dirige la acción del Gobierno y coordina las funciones de los demás
miembros del mismo...(art. 98.2).
...dirige la política... y la
defensa del Estado... Cada vez que Pedro Sánchez hace declaraciones
públicas o ruedas de prensa, no lo hace para decirnos a los Españoles lo bien o
mal que van sus asuntos familiares o para decirnos si el Rey echa una o dos
cucharaditas de azúcar al café cuando despacha con él. Para eso no le han
elegido los ciudadanos, aunque muchos serían más que felices con dichos
“cuchicheos”. Quiéralo o no, las declaraciones públicas del Presidente del
Gobierno siempre adolecerán de un cariz político en absoluto desligado de lo
que le mandatan los artículos constitucionales anteriormente citados. Intentar
hacer creer a los ciudadanos que la “huida” del cabeza de la dinastía
instaurada en 1978, sabidas sus irregulares conductas, como si éstas hubieran
sido fácilmente realizables por cualquier ciudadanos sin la posición de Jefe de
Estado, no es más que una simple cuestión privada de la familia real,
comprometen a la institución presidencial con una actitud proteccionista y de
colaboración con la “desaparición” del emérito. No es por la vida privada de
éste por la que nos interesamos los ciudadanos, sino por la participación del
Presidente, gastos de seguridad incluidos, en la anormal salida de España de
Juan Carlos I. Y por mucho que lo desee P. Sánchez, su evasiva respuesta y su
cómplice silencio no lo liberarán de su irresponsable colaboracionismo.
Pensarlo es creer que los ciudadanos somos más tontos que “el que asó la manteca”... El Presidente Sánchez debiera pensar que
el cortafuegos con el que pretende salvar a la corona, puede chamuscar no sólo
el Psoe, sino también el propio Gobierno.
Ante la provocativa pregunta, pues, de la prensa sobre el escondite del
ex Jefe del Estado, no vale mirar a otro lado con la evasiva respuesta de que los despachos con el Jefe del Estado son
confidenciales. No se va a Marivent sólo para rendir pleitesía. Ni mandando
a varios ministros a las islas para acompañar a los reyes en su campaña
propagandística es como se volverá a tener confianza en la institución
monárquica. Si con el dinero de todos los ciudadanos pagamos su seguridad a
donde quiera que esté, la comunicación de su paradero no debe depender sólo de
la Casa Real o de las circunstancias que convengan al Rey-huido. Que, aunque,
como dijo, somos instituciones diferentes,
alguna responsabilidad, como Presidente del Gobierno de España, debe tener en
la conducta del que fuera Jefe del Estado.
Otro tema por el que es preguntado el Presidente a la salida del
despacho con el Rey en Palma de Mallorca es sobre investigación “prospectiva”
abierta por el titular del juzgado de instrucción 42, Juan J. Escalonilla, a
raíz de la denuncia presentada por el despechado abogado despedido de Podemos
José Manuel Calvente por acoso sexual a una compañera. Ante esa imputación a
Podemos, su socio de Gobierno, por posible malversación y administración
desleal, Pedro Sánchez se inhibe con la típica frase de máximo respeto a la independencia de los jueces en este aspecto, como
en muchos otros que nada tienen que ver con la política... Pedro Sánchez
sabe muy bien de la persecución “por tierra, mar y aire” a Podemos desde su
nacimiento, a la que gente importante del Psoe han contribuido. Pedro no
debiera pasar por alto este detalle, y considerar que, gracias a Podemos y a la
gestión de Iglesias, obtuvo primero la investidura, y, luego, a pesar de la
resistencia, no tuvo más remedio que aceptar, como su último tren hacia la
Presidencia, el Gobierno progresista de coalición. Teniendo en mente estas
circunstancias, P. Sánchez algo más que
una respuesta evasiva debió tener. Sobre todo, porque ahora el acoso no sólo es
contra Podemos, sino también contra el Gobierno del que forma parte. Las
derechas opositoras se han “confabulado”, y no dudarán en utilizar todo su
“arsenal bélico”, hasta hacerlo caer. Ni siquiera la pandemia que sufrimos
todos ha propiciado un “armisticio”...
No se le está exigiendo al Presidente una opinión que pueda ser
interpretada como una intromisión en el Poder judicial, pero, sí una defensa
valiente de su Gobierno y de su socio ante una actuación “irregular” del mencionado
juzgado y del uso tramposo y marrullero que la Oposición está haciendo de la Justicia. No es ya por la
larga “pena de telediario” que van a tener que soportar los de Podemos, sino
por la instrumentalización de esta denuncia para impedir que se hable de la
conducta de Juan Carlos o de otros problemas más importantes para los
ciudadanos más afectados por la crisis.
Comparativamente, llama la atención la diferente actitud de los jueces y
de los medios de comunicación ante el hecho de violencia de machista por el que
fue detenido por la G. Civil en su domicilio de Majadahonda (Madrid) el 11-8-20
el magistrado del Tribunal Constitucional, Fernando Valdés. La jueza que mandó
su detención, rápidamente lo dejó en libertad, teniendo en cuenta sus 75 años,
la crisis sanitaria y su condición de magistrado del Constitucional. Por lo
visto, su avanzada edad no le restó fuerza para ejercer violencia...
Inmediatamente, tanto el Tribunal Supremo, el Constitucional, diferentes
asociaciones de jueces, etc., se han precipitado a exigir para su colega la
“presunción de inocencia”... Un cargo de tanta ejemplaridad ni siquiera ha sido
suspendido, cesado o dimitido...¡Ni dos días ha durado en los telediarios o
portadas de los medios este importante hecho!...
Me pregunto qué estaría pasando en este país y en dónde estarían Pablo
Iglesias o algunos de los suyos, si lo hubieran detenido “infraganti” por un
hecho similar...
Aquí lo dejo...
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