Tanto en la vida real, como en la ficción
existen parejas, cuyos personajes “segundones” se conforman con su papel del
encumbrar al amigo o señor, y quienes se revuelven contra el papel que le ha
tocado en el reparto. Una similar conducta podemos observar en ambos universos.
En la ficción literaria recordaremos a Don Quijote y Sancho y a los personajes
Crispín y Leandro, de Los intereses
creados de J. Benavente. La historia real nos ofrece muchos ejemplos de
parejas similares; pero basta con citar a Alfonso Guerra y Felipe González en
el pasado inmediato. En la política actual destacan Íñigo Errejón y Pablo
Iglesias. Hasta la frase pronunciada por Crispín, Para salir adelante con todo, mejor que crear afectos es crear
intereses…, al final de la farsa de don Jacinto, parece tener su “paralela”
en la pronunciada por Pablo Iglesias, de que a la política no se viene a hacer amigos… En estas dos últimas
parejas ha sucedido al revés: eran amigos, y la política rompió sus afectos por
mor de los intereses…
domingo, 29 de septiembre de 2019
domingo, 22 de septiembre de 2019
¿MONARQUÍA PARLAMENTARIA O MONARQUÍA CON PARLAMENTO?
Al magistrado emérito del Supremo, Martín Pallín, la actitud del Rey de
no proponer a nadie a la investidura después del primer intento de Pedro
Sánchez, le hace concluir que estamos ante el modelo de la segunda parte de la
interrogación. Según él, es un modelo que
subvierte el sistema de valores y contradice la esencia de la democracia
representativa, que no es otro que el
reconocimiento de que la soberanía reside en el pueblo y se encarna en el
Parlamento (la negrilla es nuestra) (El rey se sitúa al margen de la Constitución, Tribuna público.es de
18-9-19).
lunes, 16 de septiembre de 2019
EL PSOE DEBE EXPLICAR LAS CAUSAS DE SU DESCONFIANZA DE U.PODEMOS
Dice el profesor Pérez Royo que no
acabo de entender el porqué de la ansiedad de Unidas Podemos por integrarse en
un gobierno de coalición presidido por el PSOE…. Pues no es necesario estar en
el Gobierno para tener garantías de que el Gobierno va a ejecutar el programa
que se haya pactado (“Ansiedad
injustificada”, eldiario.es, 12-9-19). Y no ve justificada la ansiedad de
Unidas Podemos, dado que la visibilidad
que proporciona la participación en el gobierno de coalición es limitada.
Olvida, aunque no de mala fe, lo tantas veces dicho por Pablo Iglesias: de que
no se está en el Gobierno para presumir de poltronas, sino para mejor poder
cambiar la sociedad. Y, tratándose del Psoe, no es claro que no sea necesario estar en el Gobierno para
tener garantías de que el Gobierno va a ejecutar el programa que se haya
pactado. El incumplimiento de lo pactado por el Gobierno salido de la
censura con UP responde al interrogante del profesor, de si la dirección de UP
está más segura de que, estando dentro del gobierno, le apretará más las clavijas que estando fuera de él.
Es claro que a nivel nacional no ha habido gobiernos de coalición; por
tanto, afirmar, como hace el profesor, que ese tipo de gobierno beneficia al
partido que lo preside, en España, al menos, no es una evidencia empírica. El “turnismo bipartidista”, “amañado” en la
Transición, y la Ley electoral que lo promocionaba impedían que cualquier
partido que no fuera el PP o el Psoe, sirviera de algo más que de comparsa para
justificar sobre el papel el pluralismo de nuestra democracia. No es lugar de
recordar la desaparición del PCE o el papel de “escudero” desempeñado por IU.
Algo semejante pretende el Psoe con Podemos. Y, aunque la Ley electoral no ha
cambiado, ha sido tanta la corrupción y las vergüenzas a tapar mutuamente por
los partidos turnantes, que estalló la indignación social, dando lugar al
nacimiento de Podemos, al que la patronal bancaría opuso el invento de C´s como
un “podemos de derecha”. Si además a esos cuatro grandes partidos de ámbito
estatal sumamos a los franquistas de Vox, resulta un Parlamento mucho más
diverso, en el que es difícil que un partido consiga la mayoría absoluta para
gobernar en solitario; pero sí formar un gobierno que se apoye en el voto
mayoritario del Congreso, sin que tenga que apoyarse en la abstención. Es la
situación actual resultante del 28-A. El Psoe, partido ganador, con sus 123
diputados puede formar un gobierno estable, si a ellos le suma los 45 de Unidas
Podemos, sin que los escaños de la derecha (PP+C´s+Vox) puedan impedir gobernar
“progresistamente”. La objetividad de la aritmética parlamentaria, resultante
del 28A, indica que nunca el bloque de izquierda –Psoe 123, UP 45=165- lo ha
tenido mejor para formar gobierno desde que ningún partido logra la mayoría
absoluta. Los 151 escaños que podrían sumar las derechas no podrán impedir que
el Parlamento pueda legislar y el Ejecutivo poner en práctica lo legislado.
Estos diputados de las derechas se tendrían que conformar con el pataleo y la
distorsión. La decisión para que esto sea así la tiene el Psoe. No entiendo por
qué la Vicepresidenta piensa que el “día
a día” del Gobierno sería más insoportable con la presencia en él de
ministros de UP, que un Gobierno en solitario, sin el apoyo estable de U.
Podemos, y al “socaire” de los intereses de las derechas.
La única explicación que encuentro -ya lo escribí hace tiempo- es que el
Psoe no sólo no es un partido de izquierda, sino que, además, hace de “frontis”
de aquellos poderes, que, sin presentarse a elecciones, “mandan” en España. El
profesor V. Navarro en un artículo
en publico.es de 11-09 sintetiza a la perfección las causas reales de la supuesta imposibilidad de un gobierno de
coalición. A su lectura remito. Aquellos que defenestraron al hoy candidato
Pedro Sánchez por su coherencia en mantener el no es no, han cambiado de
táctica una vez que ha logrado ser Presidente en funciones y Candidato. Hoy lo
que le exigen a Pedro, si quiere seguir viviendo en la Moncloa, es evitar
la incorporación de Podemos al Gobierno (Ver
mi anterior artículo, Pedro Sánchez, no sólo
ha fallado, sino que ha cambiado de principios, en mi blog, 30-7-19). Actualmente,
lo único que pretende el Psoe es construir un relato con apariencia de
veracidad, al que no le faltarán
difusores, que haga creer a la ciudadanía que la culpa de no conseguir
un gobierno de izquierda y tener que volver a las urnas es exclusiva de Unidas
Podemos. Es absurdo que Pedro Sánchez deje a la izquierda sin la oportunidad de
conformar una mayoría con Unidas Podemos, que, sin riesgo de una moción de
censura como la facilitada a él contra Rajoy, pueda desmontar toda la
interpretación retrógrada de las leyes y de la Constitución, que a éste le proporcionó
su mayoría absoluta conseguida en 2011, y cuya consecuencias seguimos sufriendo
a pesar de su bajada en la legislatura de 2016. Por ello es doblemente absurdo
que un partido que se reclama de izquierda siga pidiendo al PP y C´s que con su
abstención faciliten la investidura de su candidato, como si esos partidos no
estuviesen satisfechos con la situación actual heredada de la mayoría absoluta
de Rajoy. Si ya el Gobierno en funciones, resultante de la moción de censura,
ha sido incapaz de desbaratar el legado de Rajoy, ¿por qué seguir exigiendo a
UP un gobierno “a la portuguesa” o querer justificar su falta de negociación
con un programa de 370 propuestas, sabiendo con la facilidad que el Psoe
incumple sus compromisos? ¿Por qué arriesgarse a unas nuevas elecciones, si no
es con la esperanza de poder prescindir del apoyo de Podemos, contando con un
cambio de actitud (lo cual es facilísimo) de Ciudadanos? Si esas perspectivas
se produjeran, el fracaso no sería sólo para Pedro Sánchez y el Psoe, sino un
rotundo fracaso de la izquierda con imprevisibles consecuencias para la
democracia. La respuesta a esos interrogantes es bien sencilla: a los “poderes
dominantes” les importa un comino la salud de nuestra democracia o que
gobiernen uno u otro, si obedecen sus
“sugerencias”, y así poder seguir manteniendo su estatus.
Y ya que sobre este tema se ha dicho casi todo, resaltaré la desfachatez
de la Ministra portavoz del Gobierno, Isabel Celaá, que con su habitual pose
hierática y sin mover ningún músculo de la cara
(quizá por su dureza), aprovecha su portavocía para lanzar el primer
mitin “oficial” y partidista de campaña electoral. Y es que, según ella, hay
que pasar a la última fase (ahora se llaman fases), dado que no existe la confianza mínima para construir
un gobierno de coalición. Ahora resulta que para la Sra. Celaá, de quien
poca gente sabe que también es Ministra de Educación, la desconfianza es un principio
de la realidad, que Pablo Iglesias debe aceptar como si de una ley
física se tratara, por respeto a la
institución (¿?). Cualquier alumno de Psicología sabe que la
confianza/desconfianza son reacciones subjetivas y contradictorias, la mayoría
de las veces irracional, ante una actitud personal inesperada o ante un hecho
raro y de difícil justificación racional. En cualquier caso, nunca podrá ser el
fundamento para iniciar una acción de gobierno que deberá ser plasmada en un
programa una vez negociado y aceptado por los que lo llevarán a la práctica. La
confianza es lo que prima entre los gestores de un Estado Liberal-oligárquico.
Lo que, por el contrario, rige en un Estado democrático-constitucional es,
precisamente, la desconfianza y la diferencia de intereses entre los diferentes
grupos políticos, que, equitativa y
pacíficamente, los poderes democráticos deben gestionar. A partir de dicho presupuesto (la
desconfianza) hay que construir una relación
de confianza entre quienes participan en la gestión del sistema político, sea
desde el gobierno sea desde la oposición… Hay que gestionar un sistema de
desconfianzas múltiples que se entrecruzan (en la sociedad civil). En eso consiste la democracia (“Gestionar
la desconfianza”, Javier Pérez Royo, eldiario.es de 9-8-19).
Lo extraño de la ministra Celaá es que exija al líder de Podemos para
participar en un gobierno de coalición total confianza, y no lo exija tanto
para que, omisamente, UP dé el Sí quiero a la investidura y al
gobierno en solitario del Psoe. Es de “caradura” echar también las culpas a UP
de sus incumplimientos en los temas ya pactados antes de las elecciones. Y es
de hipócritas y de mentirosa que, después de no aprovechar el tiempo de
negociación y de rogar el apoyo de PP Y C´s con su abstención, venga con las
prisas de última hora, a decir demagógicamente, que Podemos debe decidir si va a volver a unirse a las tres derechas para
impedir, una vez más, un gobierno progresista… o que tache de absurda y
vacía de contenido la que pudiera ser la última oferta de Iglesias.
Lo que debe de explicar a la ciudadanía el Psoe y su gobierno, ya que no
existe problema de desconfianza en la aceptación de sus 370 medidas propuestas,
cuáles son, pues, las causas o motivos por los que, según la Vicepresidenta, no puede ser un gobierno con UP; cuál es
la misma piedra que les haga caer.
Porque si esa misma piedra está compuesta por los “grandes temas” que todo el
mundo sabe: la Monarquía, el Concordato, el Procès,
la Educación laica, el predominio del Ibex-35, etc. etc., tal piedra significa
un pacto con las derechas, la vuelta al bipartidismo, en el que el Psoe se
entendía mejor con la derecha que con la izquierda…
Deben ser, pues, otras causas menores, que, aunque no lo dicen, también
se saben. Esto es, que en los Consejos de ministros, además de tratar asuntos,
que por afectar a los ciudadanos requieren máxima transparencia; pero que
también se tratan otros, que convertirían en molestos testigos a los que
acceden sin “mochilas”… “mochila”. Sabemos que al Psoe la existencia de Podemos
le molesta, como le molestó el PCE o IU. Las políticas democráticas no deben programarse
desde las filias o fobias que existan entre los líderes de los diversos
partidos. El comprensible el rechazo que pudo provocar en el Psoe el nacimiento
de “los indignaos” que cristalizó en Podemos. Era un competidor que lo venía a
sacar del cómodo letargo bipartidista. Pero lo lógico en sana política
democrática es analizar las causas del nuevo nacimiento, y, si el nuevo bebé es
de “nuestra cuerda”, siempre será mejor dialogar
con él, que convertirlo en adversario. Lo que hasta ahora viene sucediendo es
que el Psoe, aparte de otras consideraciones que hemos hecho, pretende mantener
el monopolio de la izquierda, cuando hace mucho que abandonó ese espacio, y la
nueva fuerza, que, con errores, propios o atribuidos, intenta aprovechar la
oportunidad histórica que los resultados del 28-A les ha brindado a las
izquierdas para la conformación de un Gobierno progresista. Que no crean, pues,
los dirigentes del Psoe que sus 140 años de historia les vacuna de su
desaparición del campo de la izquierda, si continúan practicando políticas de
derechas. Pedro Sánchez no debiera olvidar nunca que, gracias a su
“podemización”, recuperó la Secretaría General y al partido lo rescató de la
sima de los 83 hasta llevarlo a los 123 escaños actuales, que les brindan la
oportunidad de continuar de Presidente del Gobierno. Aconsejo la lectura del interesante
artículo de Ruth Toledano en el diario.es de 15-9-19.
domingo, 1 de septiembre de 2019
LA DISIMULADA EQUIDISTANCIA DEL PROFESOR TORRES LÓPEZ
El profesor Torres López comete una inexactitud cuando en su
artículo Los
engaños del PSOE y la incompetencia de UP: una oportunidad perdida y un peligro
para España (Nueva Tribuna de público.es, 27-8-19), al citar a su
“colega” sevillano Pérez Royo (Del
punto de partida al punto de llegada,
eldiario.es 12-8-19), le hace decir que los partidos se enfrentaron a la investidura como si
fuese un punto de llegada, un objetivo en sí mismo. Es inexacto porque
Pérez Royo en el artículo referido por Torres jamás dice “los partidos” (es
decir, todos). En todo caso, serán los partidos, cuyos candidatos tienen opción
de ser “investidos”, los que han convertido la investidura en un fin en sí
misma –esto sí lo afirma el profesor de Constitucional-, no para poder gobernar a continuación, sino para evitar la repetición
de las elecciones. Al líder de Podemos, Pablo Iglesias, nunca el electorado
le ha dado la oportunidad de ser “candidato”. Por tanto, es importante este
matiz para no atribuirle a los de Podemos la misma responsabilidad en la no
consecución de un gobierno de izquierdas. Es más, Podemos, ya lo demostró
apoyando gratis la moción de censura y al posterior gobierno de Pedro Sánchez,
lo que pretende ahora que la matemática parlamentaria se lo “pone a huevo” al
Psoe, es participar en el Gobierno. El mismo Torres lo afirma: Y Unidas
Podemos exigía tener una amplia presencia en el gobierno que se
constituyera después de apoyarla (la investidura).
Es importante aclarar este matiz, porque, aunque del texto del artículo
no se puede deducir explícitamente que su autor mantenga una postura
equidistante entre Psoe y Podemos, sin embargo, de su frase Yo me niego a entrar a valorar quién ha sido
más irresponsable, peor intencionado y más torpe o maleducado que el otro, tácitamente
podría deducirse tal equidistancia. Nos parece un error dejar esa valoración a
un electorado, que, como él sabe, siempre está manipulado y mal informado por y
en pro de los “poderes fácticos”. Mientras tanto, y contradiciéndose, culpa por
igual a los dos partidos (que) me han defraudado y los dos creo que han
traicionado los intereses de quienes dicen defender. Lleva razón el
profesor Torres al considerar como decisivo e imprescindible llegar a un acuerdo para poner en marcha
medidas que necesita la inmensa mayoría de la sociedad española y muy en
particular la gente más desfavorecida. Pero creo que no la lleva, dejando
entrever una actitud equidistante, al culpabilizar por igual de incapaces a los
obligados a conseguirlo.
El profesor Torres afirma que ni el Psoe, ni Podemos engañaron a nadie
cuando los socialistas declararon su preferencia por un gobierno monocolor, y
los “podemitas” lo prefieren de coalición. De la persistencia en esas
respectivas tesis, el resultado objetivo hasta ahora es que ninguno de los dos grandes polos de la izquierda española ha sabido
afrontar un problema que no tiene solución sin ponerse una en el lugar de la
otra y sin renunciar las dos a parte de su preferencia particular. Con el
respeto que le tengo al profesor Torres por su rigurosidad argumental, en esta
ocasión tengo que disentir de él, ya que no es cierto que ambos dirigentes,
Sánchez e Iglesias, hayan mantenido por igual su actitud inicial. Pues mientras
Podemos ha ido presentando sus propuestas y cesiones, hasta la renuncia del
propio Iglesias, el Psoe, como reconoce el sr. Torres, realizó todo tipo de triquiñuelas para hacer creer que estaba
ofreciendo a Unidas Podemos una verdadera oferta de gobierno, cuando en
realidad le presentaba caramelos envenenados, propuestas estúpidas o
francamente deshonestas….. Y, cuando el Psoe no logra lo que deseaba, reclamó el apoyo incondicional de Unidas
Podemos, y, cuando no lo tuvo, como era lógico, no ha tenido otro afán que
mostrar (con razón o sin ella, que para
el caso es lo mismo) que Unidas Podemos –otra vez, como en 2015- será
responsable de que no se pueda formar gobierno y de que vuelva a haber
elecciones en noviembre. Y para ello, algunos dirigentes del Psoe y máximos
responsables del gobierno ni siquiera han dudado en manipular documentos, en
faltar a la verdad o en actuar con una evidente falta de principios,
ofreciéndose a gobernar con el apoyo de cualquiera, a la izquierda o a la
derecha, para hacer cualquier tipo de política con tal de mantenerse en el
gobierno.
Es tremendamente
escandaloso que desde el 28ª el Psoe y su gobierno sólo se dediquen a construir
un relato con visos de verosimilitud para hacer creer a la ciudadanía que la
culpa es de los radicales anti-sistema de Podemos. Y todo para, como afirma Torres, hacer pasar
como verdades, el engaño cometido uno
tras otro, cuando ha ido ofreciendo alternativas que no lo eran y que no
perseguían nada más que el rechazo de UP, para poder hacerle responsable del
fracaso conjunto. El tiempo que Sánchez está perdiendo, intentando
justificar su salario y estancia en la Moncloa, reuniéndose con asociaciones
civiles afines, con cuyas propuestas confeccionar un programa con el que
intimidar a UP, no es más que un
“paripé”; pues el papel lo aguanta todo. Y todo el mundo sabe lo incumplidor que es el Psoe de sus
programas y compromisos… Aún están por cumplir la casi totalidad de los
acuerdos con Podemos durante el gobierno salido de la censura. Lo que ahora
toca es negociar sin apuros de tiempo con los diputados que, además de su
investidura, harán estable su Gobierno.
La incongruencia de los argumentos del profesor se muta en equidistancia
disimulada al equiparar la deshonestidad con que han actuado los dirigentes del
Psoe, con el infantilismo y una
incompetencia nunca vista antes en la política española. La única excepción
es la comparación con Ciudadanos, que la considera peor, dado el apoyo total de
los medios y grandes poderes fácticos a los “naranjitos”, en lugar del
constante acoso de esos mismos medios sobre Podemos y, especialmente, sobre su
Secretario General. Pero su disimulada forma literaria de expresarlo (uso de
paréntesis), no sólo demuestra incongruencia y equidistancia, sino “mala fe”.
Me desagrada decirlo, pero…
La única explicación posible, según
Torres, de la torpeza de los dirigentes
de Podemos radica en su falta de experiencia profesional y vital, en sus
trayectorias personales muy alejadas de las de la gente corriente que día a día
negocia, cede, pierde y gana y llega a acuerdos con personas de ideas o
intereses diferentes. Se puede admitir, como a continuación lo hace el
autor, que los de Podemos hayan sido ingenuos al creer determinante la matemática
parlamentaria, y no tener en cuenta que el Psoe se mueve más bien por
“intereses de Estado”, que es lo mismo que decir por los intereses de los
poderes económicos. Pero, entonces, todos los que creemos en la democracia
parlamentaria somos ingenuos. Hasta los que en 1982 creyeron en la experiencia
de gobierno de Isidoro (Felipe Gléz.)
y de Andrés (A.Guerra). Es un
argumento muy débil alegar poca experiencia administrativa, cuando en las
CC.AA. y en los grandes municipios Podemos ha demostrado eficiencia y
honestidad. Precisamente, el sr. Torres asemeja la llegada al poder del Psoe en
1982 con lo que tuvo de novedoso la aparición de Podemos, para quien, junto con
el catedrático Vicent Navarro, en 2014, elaboraron un documento económico que
sería la base de su programa político-económico. Estoy de acuerdo con el
profesor Torres en que en la psicología humana hay una cierta aversión o miedo
a lo nuevo (en general); pero no fue el caso del Psoe, al que, previamente le
“leyeron la cartilla”, para que procurara respetar los fuertes intereses
consolidados, y que su irrepetible mayoría absoluta no “se le subiera a la
cabeza”, y cambiar aquello que Franco dejó “atado y bien atado” (Cfr.Juan Torres, asesor económico de Podemos:
“Han destrozado la economía”. Artículo firmado por Luz Sela, 20-11-2014,
teinteresa.es Política).
Ya es hora, pues, de que las cosas se aclaren. Y están llamados a
aclararlas los analistas políticos, historiadores y académicos. Claro que, para
ello, tendrían que olvidarse de las “facilidades” que el bipartidismo de la
Transición proporcionó a sus respectivas profesiones y status. Y, para no seguir mareando la perdiz, hay que aceptar de
una vez que el PSOE, aunque conserve las siglas, ni es socialista, ni obrero,
ni de izquierda. Esto es así desde el “asalto” en Suresnes de 1974. Aunque el
rol a desarrollar por el Psoe en la Transición ya se lo dictaron antes de la
muerte del dictador, no fuera a ocurrir en España lo de Portugal o que el PCE
se hiciera con la hegemonía política. De la carencia de una izquierda real
surge los gritos de ¡No nos representan!, ¡Psoe, PP, la misma m…! de los
“indignados”. Y surge Podemos para rellenar el vacío que la corrupción
bipartidista había dejado en la sociedad española, y que por motivos no
pertinentes de este artículo, fue incapaz de rellenar el PCE o IU. Es triste, y
él mismo lo lamenta, que la opinión del catedrático Torres sea que el Psoe y UP
le hayan defraudado por la incapacidad de ambos en pactar un gobierno de
coalición. En su derecho está. Pero un analista eminente no se debe conformar,
insistiendo, en que me da igual el grado
o la proporción exacta de responsabilidad de cada uno, no queriéndose dar
por aludido, volviendo al uso del paréntesis con la frase en cursiva. Su
compañero Vicent Navarro sí se atreve a poner por escrito lo que el mismo sr.
Torres y muchísimos españoles más pensamos: que en el Gobierno Central los establisments
financiero, económico, político y mediático del país no desean que UP esté en
el gobierno… La falta de un gobierno de coalición no se debe, por tanto, a un
problema de incompatibilidad de sus dirigentes o a la falta de “madurez” o
“competencias”, sino a la renuncia del PSOE a su compromiso reformador del
Estado, tanto en el tema social, como en el nacional.
El rol impuesto al Psoe en evitación de una supuesta inestabilidad
político-social a la muerte de Franco, le supuso tener que renunciar a gran
parte de su ideario. Con el trágala de la monarquía borbónica, tuvo que
abandonar su republicanismo y su visión plurinacional de España. Para contentar
a los poderes fácticos políticos y financieros, si algo de socialismo persistía
entre sus militantes, ello desapareció al echarse sus órganos dirigentes en
brazos del liberalismo económico. Si
bien, a cambio de esas renuncias fundamentales el Psoe ha podido gobernar largo
tiempo, constituyéndose falsariamente en el partido “hegemónico de la izquierda”,
también es verdad que dicha hegemonía la ha venido ejerciendo bajo las
directrices de tales poderes, que siguen manteniendo su estatus y su influencia
en la política estatal sin solución de continuidad con la estructura estatal
anterior. Todo lo cual nos hace pesimistas, no ya en esperar un gobierno de
coalición con Podemos, sino ni siquiera un auténtico cambió en los “entresijos”
de la democracia.
La “tercera vía”, que excluye el gobierno de coalición y la convocatoria
de elecciones, la expone Pedro Sánchez en la entrevista que hoy le hace El País. Esa tercera opción, presentada
como el “descubrimiento de vida en Martes”, no es más que el enésimo pretexto
con que el Psoe sigue interpretando el resultado del 28ª, es decir, que la
sociedad española le insufló ADN para gobernar en solitario. Pero la realidad
de ese pretendido apoyo son 123+1 escaños, lo que hacen muy difícil gobernar.
Para ello necesita, manque le pese, un pacto con otros grupos de izquierda,
incluyendo a vascos y catalanes. La alternativa, según la entrevista, es un
Gobierno con un programa común progresista. Es, continua Pedro, lo que
hemos estado haciendo durante este último mes de agosto. Se supone que
cuando dice común es que será negociado con Podemos. Pero cuando la
entrevistadora le pregunta por la fecha para dicha negociación, la respuesta
literal es: Vamos a hacer esa reunión
cuanto antes. Es decir, 48 antes de la próxima sección de investidura. Lo
que vale decir: señores de Podemos, os presento las propuestas que me han
quitado el sueño en Doñana. Si las aceptáis, quedaréis bien votándome; pero, si
las desecháis, quedaréis fatal y sobre vosotros caerá toda la responsabilidad
de tener que convocar unas nuevas elecciones.
Lo que costaría trabajo entender si no viniera de Pedro Sánchez, es la
incongruencia de decir que el Gobierno de
coalición con Unidas Podemos resultó inviable…por la desconfianza que quedó
manifiesta al explicar ellos por qué tenían que incorporarse al Gobierno de
España…, y afirmar que los 12 meses
de cooperación parlamentaria con Unidas Podemos fueron muy positivos y
demostraron que esa colaboración se traducía en mejoras importantes para la
vida de los ciudadanos. No la ven tan positiva esa colaboración los de UP,
dada la falta de cumplimiento por parte del Psoe de la mayoría de los acuerdos
que firmaron, siendo esa falta de seriedad uno de los motivos de Unidas Podemos
para exigir su presencia en el Gobierno.
En fin, que tanta impostura del Psoe quitan las ganas de seguir
escribiendo. Pero, además, estoy casi por apuntarme a lo que sugiere el
profesor Pérez Royo a Podemos: señores del Psoe, Le ofrecemos nuestro compromiso para gobernar. Si lo rechazan, no por
eso vamos a impedir la investidura. No vamos a ser la coartada para la
disolución. Ustedes sabrán lo que hacen. (“¿Investidura o falsa
investidura”, eldiario.es de 26-8-19). Similar tesis, explicando sus pros más
que sus contras, asume Juan Carlos Escudier en su artículo Investir a Sánchez y pasar a la oposición, en público.es de
30-8-19.
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