domingo, 20 de enero de 2019

UNA TRAICIÓN EN TODA REGLA


   Si primero Manuela Carmena, y ahora Íñigo Errejón, creen que creando plataformas electorales en torno a un individuo, como ha hecho Carmena con Más Madrid, o adhiriéndose a ella, como ha hecho Errejón, van a parar el crecimiento de la ultraderecha o solucionar los problemas reales de los españoles y de la democracia, se están comportando como salvadores de la patria, que es lo que hacen las derechas en sus proclamas… Con el Psoe y P. Sánchez en la Moncloa, la “patria” está en peligro, y, aprovechando la “santa alianza” andaluza, el PP monta este fin de semana una Convención, cuyo aperitivo es reconocer al anterior “salvador”, Rajoy, los servicios prestados, lo mismo que a Vox, y aclamar al auténtico “salvador”, Aznar, para que haga con el nuevo líder y “guía”, P. Casado, lo que Fraga hizo con él: ¡elevarlo a los lomos del caballo de “Santiago y cierra España”! Imagino que el mismo alborozo hubo de haber en el acto en que Gil Roble fundó la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) por los años treinta del pasado siglo. ¡Vamos progresando!...

    Manuela, a la que aprecio por su trayectoria contra la dictadura, sin militar en PODEMOS, fue propuesta y apoyada por este partido a la Alcandía de Madrid. Consciente de su edad, ella misma, a pesar de la insistencia de Iglesias, ha dudado en repetir candidatura; sabe muy bien que ningún proyecto sociopolítico de largo alcance puede fundamentarse en el prestigio de una persona o, ni siquiera, en el buen hacer de un equipo dirigido individualmente. Por su propia experiencia sabe lo difícil y lo duro que es, incluso para un partido como el PCE, bien estructurado internamente, enfrentarse a los poderes capitalistas, uno de cuyos síntomas fue la dictadura franquista. Por sus propias vivencias, debería recordar también que ni siquiera con la muerte de su titular la dictadura cae del todo, pues ya procuró aquél dejarlo todo atado y bien atado. Pero apenas empieza a debilitarse las bases que la sustentaban, casi en paralelo, también se fue debilitando aquella fuerza política que tanta sangre, sudor y lágrimas costó mantener. No es este el momento ni el lugar para debatir las múltiples causas de la casi desaparición de aquel glorioso PCE. El Partido. Pero sí que ahora, con las certezas que proporciona la perspectiva, me atrevería a afirmar que una de las causas fue la deconstrucción “incontrolada” de la férrea disciplina que imponía la clandestinidad en aquellas circunstancias. De manera muy sutil, aprovechando el anhelo de libertad de sus líderes y militantes, las mismas fuerzas que sostuvieron la dictadura, y encargadas después de cumplir y hacer cumplir el testamento del dictador, consiguieron imponer su modelo de democracia, que sólo quedó en una imposible “transición” a la misma, debido al inmovilizado y petrificado vehículo encargado de hacerla, que es la Constitución de 1978. Y esos poderes fácticos que acusaron, a la vez, de todos los males a los históricos dirigentes, poniendo en su contra a otros menos históricos, hasta conseguir la ruptura total de PCE, son mismos que, desde que nació PODEMOS, no dejan de achacarle, sin ninguna justificación, todos los males –caudillismo, leninismo trasnochado, radicalismo revolucionario y populista, anticonstitucionalista, etc.-, repitiendo el mismo falso relato.
   Íñigo Errejón sabe de sobra que PODEMOS, partido del que es cofundador, internamente es el más “transversal” y democrático de todos; y de cara al exterior, con su diversidad de “mareas”, es el que mejor se adapta a la plurirrealidad española. Pero, justamente, por ese modelo cuasi asambleario, si no mantiene una estructura de “mando centralizado” férrea, democráticamente impuesta y asumida por todas las “corrientes” o “franquicias”, el modelo de autonomía territorial de PODEMOS acabará convirtiéndose en un “popurrí” de “reinos de Taifas”, que es el instrumento más ineficaz en su lucha contra las fuerzas reaccionarias al cambio propugnado; en un romántico y académico laboratorio de ideas, o lo que es peor: terminará siendo un partido de “seudoizquierda”, comparsa de los partidos neoliberales. Pero, además, desde el punto de vista práctico-electoral, tal “batiburrillo” de siglas fomenta la abstención del pueblo llano, cuyo quehacer diario le resta tiempo para entrar en los matices. Si algo justifica la democracia “representativa” es la confianza que los ciudadanos depositan en la honestidad y en la mejor preparación de sus diputados. El “hegemonismo gramsciano” que Errejón propugna no debiera estar reñido, al menos hasta conseguirlo, con el modelo de un partido “vanguardista”. Debe recordar Íñigo que Gramsci no dejó de ser “leninista”. La historia nos enseña, tanto individual, como colectivamente, lo fácil que es caer en la tentación de conformarse con los logro conseguidos por  las luchas de otros. Lo que no deja de ser un espejismo que la “reacción” utiliza como eficaz “señuelo”, para ir adaptando (desclasando) a sus intereses los intereses de las clases medias y trabajadoras. Se empieza por las bases y se termina por las cúpulas de los partidos. Un partido de izquierda con un programa serio para cambiar la sociedad, no puede conformarse con sólo poner los medios tácticos para ganar elecciones; debe tener una estrategia basada en sólidos principios, aunque sea un proceso más lento, para cambiar las conciencias de las gentes. Sabemos que desde el poder es más fácil cambiar la sociedad; pero también sabemos que esos cambios, casi siempre superficiales, duran mientras otra alternativa llega al poder. PODEMOS sabe, no obstante, que sin llegar a gobernar, ya su sola presencia supuso un cambio profundo en la forma de ser y estar en la política que contaminó al adormecido y corrupto bipartidismo.  Creo sinceramente, aunque lo niegue, que la ruptura provocada en PODEMOS por Errejón, por muy buena voluntad con que se revista, se le puede volver en contra, con los consiguientes perjuicios para los ciudadanos, al mismo que, si fracasa, puede truncarle su afanada carrera política, lo que sería menos importante, ya que en política nadie es imprescindible. Lo que pretende hacer yéndose con sus adeptos a la plataforma, aún por constituir formalmente, de Carmena, podía haberlo hecho sin salir de PODEMOS, bien procediendo al revés, bien negociando con sus compañeros, como lo hizo la Secretaria andaluza, Teresa Rodríguez, construyendo la plataforma Adelante Andalucía con la que, en confluencia con IU, se presentó a las autonómicas andaluzas recientes. La traición de Errejón no está, pues, en lo que ha hecho, sino en la forma de hacerlo.
   Algunos… o muchos pensarán que la mejor prueba de quien tenía razón, será el resultado de la contienda, si es que compiten por separado. Pero, aunque empírica, es una prueba tramposa, pues gane o pierda una candidatura u otra, nunca podremos saber cuál hubiera sido el resultado de haber en una única candidatura, según estaba previsto tanto por las bases, como por la dirección de PODEMOS. Lo que sí podemos saber a priori es el riesgo de la pérdida de derechos conseguidos en larga y dura pelea, si la ultrderecha se instala en las instituciones.
    Por otra parte, ¿qué evidencias tiene Errejón de que su revulsivo va a frenar en la Comunidad de Madrid lo que ha ocurrido en la Andaluza? ¿Es que las circunstancias sociopolíticas son iguales en ambas? ¿No sabe uno de los fundadores de PODEMOS que una ruptura como la suya, por muy integradora de progresistas que parezca, es justo lo que esperan las fuerzas reaccionarias para barrer del horizonte político todo lo que huela al movimiento 15-M? Nadie mejor que Errejón para saber que desde que nació PODEMOS, todos los “poderes fácticos”, especialmente, el económico-financiero, con sus altavoces de prensa, están esperando el más nimio hecho de esta formación política o de cualquiera de sus dirigentes, para presentarlo ante la ciudadanía como la prueba de un gravísimo error, anticipador del infierno al que nos condenarían estos demonios, si alguna vez gobernaran en España. ¡Hasta se inventaron el “podemos de derechas” que es Ciudadanos (C´s)! No está, pues, exento Errejón desde el punto de vista subjetivo, ni mucho menos desde el objetivo, de colaborar con esas fuerzas reaccionarias que pretenden matar la nueva fuerza que él mismo contribuyera a crear. Pero, además, y para más inri, la conducta del candidato elegido por PODEMOS y sus bases a presidir la Comunidad de Madrid, está muy alejada de la nimiedad. En este caso su miopía, incrementada por su ambición política temprana, le ha inducido a caer en la deslealtad debida a sus compañeros/as, y eso, para mí en la forma como lo ha hecho, se llama traición. Máxime si se hace con una amigo. La sana amistad no tiene que estar reñida con la política; pero, en mi opinión, aquélla debe prevalecer sobre ésta…
   Íñigo Errejón no puede negar que ha sido tratado con mimo en el interior de PODEMOS; mimo que han aprovechado, desde el exterior, otras fuerzas, que no han parado de intentar seducirlo, hasta hacerlo caer rendido a los brazos de una doncella, que, por muchos méritos propios que tenga, no debiera olvidar que muchos de ellos se los debe a quienes, primero la propusieron para la Alcaldía, la votaron, después los electores de PODEMOS, y, una vez obtenida la Alcaldía, ha conseguido grandes éxitos, ayudada por concejales de UP, a los que no ha dudado en segregar de PODEMOS.
   Por supuesto, Errejón es libre de fundar un partido político más acorde con sus ideas; pero no debe olvidar que, si ese partido es democrático, no monolítico, habrá discrepancias que sólo se conllevarán en el debate interno entre mayorías y minorías. Llevanza democrática sólo posible si se establecen y respetan determinadas normas autoimpuestas. Cosa que pocas veces ha respetado Errejón. Ese debate ideológico-estratégico lo perdió frente a Pablo Iglesias Errejón y su minoría en la asamblea “constituyente” más importante hasta ahora en la corta historia de PODEMOS, que fue Vistalegre II. Ni el claro vencedor se ensañó con el claro perdedor, ni éste fue “abucheado” como tal, sino que ambos se dieron un baño de multitud entre los militantes que gritaban, desgañitándose, ¡unidad, unidad, unidad…! Pues bien, esa unidad es la que, de momento, se ha cargado después de que el ganador, Pablo Iglesias, le ofreciera la candidatura a presidir la Comunidad madrileña, y, según Daniel Ríos, pese a que la intención de Espinar era otra, Errejón exigió y consiguió que se eligieran simultáneamente la lista y el candidato, así como salvaguardar su autonomía discursiva en la campaña electoral frente a la dirección pablista (infolibre.es de 18-1-19).
   Pero, si me he extendido, quizá hasta hacer “espeso” el artículo, no ha sido por el affaire en sí de PODEMOS, que, si bien es importante, mucho más trascendental es el avance y la reafirmación que el capitalismo viene consiguiendo, no sólo en PODEMOS o en España, sino también en el Psoe y en otros partidos progresistas en Europa y en el Mundo. Me ceñiré a hablar del Psoe, porque este partido, desde que se “descosió”, ni los falsos cosidos de Susanita, ni la vuelta de Pedro Sánchez a la Moncloa, han reforzado los zurcidos de la pana socialista. Y es que no son suficientes los esfuerzos de Pablo Iglesias para llevar al Gobierno al Psoe con la moción de censura, ni los trabajos en los acuerdos presupuestarios garantizan la permanencia en los diferentes y respectivos niveles de gobierno de ambas fuerzas, ante el empuje brutal que estamos observando en las fuerzas reaccionarias. Es preciso además, que el Presidente y su Gobierno pierdan el complejo que les incita al miedo de poner en práctica las promesas que devolvieron a Pedro Sánchez a la Secretaria General, desde donde fue posible llegar al Gobierno y echar a los corruptos de él. Es urgente que “barones” como García-Page, Lambán o Guillermo Fernández Vara dejen de mirar hacia sus derechas, no sea que les pase lo que acaba de pasarle a su homóloga andaluza: que, apoyada por un partido de derechas, sin querer mirar a su izquierda con tal de “mantenerse en el machito”, al final se ha visto desahuciada de San Telmo por la “santa alianza”, de la que su anterior aliado, Ciudadanos, no ha tenido ningún escrúpulo de formar parte, por mucho que lo haya pretendido disimular. Lo sucedido recientemente en el Parlamento extremeño, sacando adelante con el apoyo del Psoe la aplicación nuevamente del 155 en Cataluña, para mí es algo peor que lo sucedido en PODEMOS, que, al fin, no deja de ser un contratiempo interno de un partido, por muy desagradable que a éste le resulte. Se trata de una decisión de la institución más importante de una Comunidad Autónoma contra otra, sin sopesar al menos, no ya el daño agregado, tal y como están las cosas, a las relaciones de la Comunidad catalana con el Estado, sino el obstáculo que supone al intento de diálogo entre el Presidente y President, para mejorarlas, y el revés que les supone a sus compañeros del PSC en la contienda con otros partidos catalanes. El Psoe nunca debe perder de vista que sin Andalucía y Cataluña jamás ganarán unas elecciones generales. Y los extremeños de bien nunca debieran olvidar que, aún en los tiempos en que mejoraron con Fernández Ibarra, Cataluña fue la tierra que acogió en mayor número a los pacenses que se vieron obligados a abandonar su terruño… Y, por supuesto, todos los que no comulgamos con el capitalismo, concienciarnos de que sin unidad de la izquierda, evitando los personalismos, nunca venceremos al “monstruo”.
 Y así podríamos seguir…; que ahora lector siga reflexionando…


   Manuel Vega Marín. Madrid, 19, Enero, 2019  www.solicitoopinar.blogspot.com.es

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