Los “topos” de Pedro Sánchez no
sólo siguen en Ferraz, sino que alguno ha logrado introducirse en su Gobierno.
Estuvieron al lado de Susana cuando lo defenestraron de la Secretaría General;
mantuvieron sumisos sus respectivas poltronas aprovechando el “tirón” que
supuso la vuelta de Pedro, pero conservan intacto su deseo de venganza por la
victoria que los militantes socialistas de base supuso sobre la vetusta cúpula
del partido. El lector ya habrá adivinado a quiénes me estoy refiriendo.
Descontando a Susana, cuya “derrota” son las barbas del vecino, estoy hablando
de los “barones” Fernández Vara,
Presidente de Extremadura, García-Page, de Castilla-La Mancha y de
Javier Lambán, de Aragón. Todos ellos forman parte del grupo que perdió las
primarias frente a Sánchez, y no escatiman “puntada”, aunque tangan que
criticar, como lo hacen los líderes de la “derechona”, a los partidos que
apoyaron la moción de censura, que llevó de nuevo a la Moncloa al Psoe. Las
declaraciones de los dos últimos pidiendo la ilegalización de los partidos
independentistas, ponen en evidencia su interés más por mantenerse en sus
poltronas, que por mantener la Democracia o solucionar el problema catalán.
Antes que tener que remojar sus barbas, no les importa -al menos es lo que sus
conductas objetivamente indican-, que rasuren las de Pedro Sánchez. Ven la
salida de Susana de San Telmo como un preanuncio de la posible pérdida del
Gobierno de sus Comunidades en las próximas elecciones autonómicas. Vara ya vio
cómo el PP de Monago le arrebató el gobierno al Psoe por el continuo desprecio
de IU; cómo García-Page o Lambán mantienen sus presidencias a los apoyos Unidos
Podemos. Su convencimiento de que sólo ellos son la Izquierda, les
ciega para no ver que sus programas políticos, en la práctica, poco se
diferencia de la derecha. E incluso, no les importó apoyar la investidura de
Rajoy, a pesar de la ruptura que se produjo en el grupo parlamentario del Psoe,
o, como en Andalucía, buscar el apoyo de Ciudadanos, después de aprobar los
presupuestos con la IU de Valderas al comienzo de la anterior legislatura
domingo, 16 de diciembre de 2018
jueves, 6 de diciembre de 2018
CARLOS LESMES Y MANUEL MARCHENA (continuación del artº. anterior)
En mi escrito anterior me decantaba por la fórmula vigente, entre las
varias que la Constitución ordena y permite, para la elección y formación del
Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). La considero más democrática y
ajustada al modelo constitucional; lo que no quiere decir que esté de acuerdo
con el “pasteleo” que el “bipartidismo” ha venido utilizando para repartirse la
tarta. Reparto que se hubiera seguido produciendo a pesar de sus continuas
críticas y, actualmente, por lo desajustado a la pluralidad social que hoy
representa el multipartidismo parlamentario. El WhatsApp del portavoz del PP en
el Senado ha supuesto sólo la guinda que culmina la tarta, y que ha puesto de
manifiesto, por su difusión, hasta qué nivel estaba subiendo la corrupción. Pero
que nadie se engañe; pues esa divulgación ha sido intencionada, ya que el
sector más conservador del PP no estaba de acuerdo con lo pactado con el Psoe.
Temía que la Presidencia del magistrado Marchena, aún siendo “de los suyos”, no
compensara suficientemente la diferencia de dos vocales en el grupo de
“progresistas” cedidos al Psoe. Falsa alarma; pues ya Marchena, aún siendo sólo
candidato a presidir la institución, tuvo ocasión de poner y quitar de la lista
de sus “teóricos” electores a aquellos/as que no eran de su cuerda.
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