El profesor Torres López comete una inexactitud cuando en su
artículo Los
engaños del PSOE y la incompetencia de UP: una oportunidad perdida y un peligro
para España (Nueva Tribuna de público.es, 27-8-19), al citar a su
“colega” sevillano Pérez Royo (Del
punto de partida al punto de llegada,
eldiario.es 12-8-19), le hace decir que los partidos se enfrentaron a la investidura como si
fuese un punto de llegada, un objetivo en sí mismo. Es inexacto porque
Pérez Royo en el artículo referido por Torres jamás dice “los partidos” (es
decir, todos). En todo caso, serán los partidos, cuyos candidatos tienen opción
de ser “investidos”, los que han convertido la investidura en un fin en sí
misma –esto sí lo afirma el profesor de Constitucional-, no para poder gobernar a continuación, sino para evitar la repetición
de las elecciones. Al líder de Podemos, Pablo Iglesias, nunca el electorado
le ha dado la oportunidad de ser “candidato”. Por tanto, es importante este
matiz para no atribuirle a los de Podemos la misma responsabilidad en la no
consecución de un gobierno de izquierdas. Es más, Podemos, ya lo demostró
apoyando gratis la moción de censura y al posterior gobierno de Pedro Sánchez,
lo que pretende ahora que la matemática parlamentaria se lo “pone a huevo” al
Psoe, es participar en el Gobierno. El mismo Torres lo afirma: Y Unidas
Podemos exigía tener una amplia presencia en el gobierno que se
constituyera después de apoyarla (la investidura).
Es importante aclarar este matiz, porque, aunque del texto del artículo
no se puede deducir explícitamente que su autor mantenga una postura
equidistante entre Psoe y Podemos, sin embargo, de su frase Yo me niego a entrar a valorar quién ha sido
más irresponsable, peor intencionado y más torpe o maleducado que el otro, tácitamente
podría deducirse tal equidistancia. Nos parece un error dejar esa valoración a
un electorado, que, como él sabe, siempre está manipulado y mal informado por y
en pro de los “poderes fácticos”. Mientras tanto, y contradiciéndose, culpa por
igual a los dos partidos (que) me han defraudado y los dos creo que han
traicionado los intereses de quienes dicen defender. Lleva razón el
profesor Torres al considerar como decisivo e imprescindible llegar a un acuerdo para poner en marcha
medidas que necesita la inmensa mayoría de la sociedad española y muy en
particular la gente más desfavorecida. Pero creo que no la lleva, dejando
entrever una actitud equidistante, al culpabilizar por igual de incapaces a los
obligados a conseguirlo.
El profesor Torres afirma que ni el Psoe, ni Podemos engañaron a nadie
cuando los socialistas declararon su preferencia por un gobierno monocolor, y
los “podemitas” lo prefieren de coalición. De la persistencia en esas
respectivas tesis, el resultado objetivo hasta ahora es que ninguno de los dos grandes polos de la izquierda española ha sabido
afrontar un problema que no tiene solución sin ponerse una en el lugar de la
otra y sin renunciar las dos a parte de su preferencia particular. Con el
respeto que le tengo al profesor Torres por su rigurosidad argumental, en esta
ocasión tengo que disentir de él, ya que no es cierto que ambos dirigentes,
Sánchez e Iglesias, hayan mantenido por igual su actitud inicial. Pues mientras
Podemos ha ido presentando sus propuestas y cesiones, hasta la renuncia del
propio Iglesias, el Psoe, como reconoce el sr. Torres, realizó todo tipo de triquiñuelas para hacer creer que estaba
ofreciendo a Unidas Podemos una verdadera oferta de gobierno, cuando en
realidad le presentaba caramelos envenenados, propuestas estúpidas o
francamente deshonestas….. Y, cuando el Psoe no logra lo que deseaba, reclamó el apoyo incondicional de Unidas
Podemos, y, cuando no lo tuvo, como era lógico, no ha tenido otro afán que
mostrar (con razón o sin ella, que para
el caso es lo mismo) que Unidas Podemos –otra vez, como en 2015- será
responsable de que no se pueda formar gobierno y de que vuelva a haber
elecciones en noviembre. Y para ello, algunos dirigentes del Psoe y máximos
responsables del gobierno ni siquiera han dudado en manipular documentos, en
faltar a la verdad o en actuar con una evidente falta de principios,
ofreciéndose a gobernar con el apoyo de cualquiera, a la izquierda o a la
derecha, para hacer cualquier tipo de política con tal de mantenerse en el
gobierno.
Es tremendamente
escandaloso que desde el 28ª el Psoe y su gobierno sólo se dediquen a construir
un relato con visos de verosimilitud para hacer creer a la ciudadanía que la
culpa es de los radicales anti-sistema de Podemos. Y todo para, como afirma Torres, hacer pasar
como verdades, el engaño cometido uno
tras otro, cuando ha ido ofreciendo alternativas que no lo eran y que no
perseguían nada más que el rechazo de UP, para poder hacerle responsable del
fracaso conjunto. El tiempo que Sánchez está perdiendo, intentando
justificar su salario y estancia en la Moncloa, reuniéndose con asociaciones
civiles afines, con cuyas propuestas confeccionar un programa con el que
intimidar a UP, no es más que un
“paripé”; pues el papel lo aguanta todo. Y todo el mundo sabe lo incumplidor que es el Psoe de sus
programas y compromisos… Aún están por cumplir la casi totalidad de los
acuerdos con Podemos durante el gobierno salido de la censura. Lo que ahora
toca es negociar sin apuros de tiempo con los diputados que, además de su
investidura, harán estable su Gobierno.
La incongruencia de los argumentos del profesor se muta en equidistancia
disimulada al equiparar la deshonestidad con que han actuado los dirigentes del
Psoe, con el infantilismo y una
incompetencia nunca vista antes en la política española. La única excepción
es la comparación con Ciudadanos, que la considera peor, dado el apoyo total de
los medios y grandes poderes fácticos a los “naranjitos”, en lugar del
constante acoso de esos mismos medios sobre Podemos y, especialmente, sobre su
Secretario General. Pero su disimulada forma literaria de expresarlo (uso de
paréntesis), no sólo demuestra incongruencia y equidistancia, sino “mala fe”.
Me desagrada decirlo, pero…
La única explicación posible, según
Torres, de la torpeza de los dirigentes
de Podemos radica en su falta de experiencia profesional y vital, en sus
trayectorias personales muy alejadas de las de la gente corriente que día a día
negocia, cede, pierde y gana y llega a acuerdos con personas de ideas o
intereses diferentes. Se puede admitir, como a continuación lo hace el
autor, que los de Podemos hayan sido ingenuos al creer determinante la matemática
parlamentaria, y no tener en cuenta que el Psoe se mueve más bien por
“intereses de Estado”, que es lo mismo que decir por los intereses de los
poderes económicos. Pero, entonces, todos los que creemos en la democracia
parlamentaria somos ingenuos. Hasta los que en 1982 creyeron en la experiencia
de gobierno de Isidoro (Felipe Gléz.)
y de Andrés (A.Guerra). Es un
argumento muy débil alegar poca experiencia administrativa, cuando en las
CC.AA. y en los grandes municipios Podemos ha demostrado eficiencia y
honestidad. Precisamente, el sr. Torres asemeja la llegada al poder del Psoe en
1982 con lo que tuvo de novedoso la aparición de Podemos, para quien, junto con
el catedrático Vicent Navarro, en 2014, elaboraron un documento económico que
sería la base de su programa político-económico. Estoy de acuerdo con el
profesor Torres en que en la psicología humana hay una cierta aversión o miedo
a lo nuevo (en general); pero no fue el caso del Psoe, al que, previamente le
“leyeron la cartilla”, para que procurara respetar los fuertes intereses
consolidados, y que su irrepetible mayoría absoluta no “se le subiera a la
cabeza”, y cambiar aquello que Franco dejó “atado y bien atado” (Cfr.Juan Torres, asesor económico de Podemos:
“Han destrozado la economía”. Artículo firmado por Luz Sela, 20-11-2014,
teinteresa.es Política).
Ya es hora, pues, de que las cosas se aclaren. Y están llamados a
aclararlas los analistas políticos, historiadores y académicos. Claro que, para
ello, tendrían que olvidarse de las “facilidades” que el bipartidismo de la
Transición proporcionó a sus respectivas profesiones y status. Y, para no seguir mareando la perdiz, hay que aceptar de
una vez que el PSOE, aunque conserve las siglas, ni es socialista, ni obrero,
ni de izquierda. Esto es así desde el “asalto” en Suresnes de 1974. Aunque el
rol a desarrollar por el Psoe en la Transición ya se lo dictaron antes de la
muerte del dictador, no fuera a ocurrir en España lo de Portugal o que el PCE
se hiciera con la hegemonía política. De la carencia de una izquierda real
surge los gritos de ¡No nos representan!, ¡Psoe, PP, la misma m…! de los
“indignados”. Y surge Podemos para rellenar el vacío que la corrupción
bipartidista había dejado en la sociedad española, y que por motivos no
pertinentes de este artículo, fue incapaz de rellenar el PCE o IU. Es triste, y
él mismo lo lamenta, que la opinión del catedrático Torres sea que el Psoe y UP
le hayan defraudado por la incapacidad de ambos en pactar un gobierno de
coalición. En su derecho está. Pero un analista eminente no se debe conformar,
insistiendo, en que me da igual el grado
o la proporción exacta de responsabilidad de cada uno, no queriéndose dar
por aludido, volviendo al uso del paréntesis con la frase en cursiva. Su
compañero Vicent Navarro sí se atreve a poner por escrito lo que el mismo sr.
Torres y muchísimos españoles más pensamos: que en el Gobierno Central los establisments
financiero, económico, político y mediático del país no desean que UP esté en
el gobierno… La falta de un gobierno de coalición no se debe, por tanto, a un
problema de incompatibilidad de sus dirigentes o a la falta de “madurez” o
“competencias”, sino a la renuncia del PSOE a su compromiso reformador del
Estado, tanto en el tema social, como en el nacional.
El rol impuesto al Psoe en evitación de una supuesta inestabilidad
político-social a la muerte de Franco, le supuso tener que renunciar a gran
parte de su ideario. Con el trágala de la monarquía borbónica, tuvo que
abandonar su republicanismo y su visión plurinacional de España. Para contentar
a los poderes fácticos políticos y financieros, si algo de socialismo persistía
entre sus militantes, ello desapareció al echarse sus órganos dirigentes en
brazos del liberalismo económico. Si
bien, a cambio de esas renuncias fundamentales el Psoe ha podido gobernar largo
tiempo, constituyéndose falsariamente en el partido “hegemónico de la izquierda”,
también es verdad que dicha hegemonía la ha venido ejerciendo bajo las
directrices de tales poderes, que siguen manteniendo su estatus y su influencia
en la política estatal sin solución de continuidad con la estructura estatal
anterior. Todo lo cual nos hace pesimistas, no ya en esperar un gobierno de
coalición con Podemos, sino ni siquiera un auténtico cambió en los “entresijos”
de la democracia.
La “tercera vía”, que excluye el gobierno de coalición y la convocatoria
de elecciones, la expone Pedro Sánchez en la entrevista que hoy le hace El País. Esa tercera opción, presentada
como el “descubrimiento de vida en Martes”, no es más que el enésimo pretexto
con que el Psoe sigue interpretando el resultado del 28ª, es decir, que la
sociedad española le insufló ADN para gobernar en solitario. Pero la realidad
de ese pretendido apoyo son 123+1 escaños, lo que hacen muy difícil gobernar.
Para ello necesita, manque le pese, un pacto con otros grupos de izquierda,
incluyendo a vascos y catalanes. La alternativa, según la entrevista, es un
Gobierno con un programa común progresista. Es, continua Pedro, lo que
hemos estado haciendo durante este último mes de agosto. Se supone que
cuando dice común es que será negociado con Podemos. Pero cuando la
entrevistadora le pregunta por la fecha para dicha negociación, la respuesta
literal es: Vamos a hacer esa reunión
cuanto antes. Es decir, 48 antes de la próxima sección de investidura. Lo
que vale decir: señores de Podemos, os presento las propuestas que me han
quitado el sueño en Doñana. Si las aceptáis, quedaréis bien votándome; pero, si
las desecháis, quedaréis fatal y sobre vosotros caerá toda la responsabilidad
de tener que convocar unas nuevas elecciones.
Lo que costaría trabajo entender si no viniera de Pedro Sánchez, es la
incongruencia de decir que el Gobierno de
coalición con Unidas Podemos resultó inviable…por la desconfianza que quedó
manifiesta al explicar ellos por qué tenían que incorporarse al Gobierno de
España…, y afirmar que los 12 meses
de cooperación parlamentaria con Unidas Podemos fueron muy positivos y
demostraron que esa colaboración se traducía en mejoras importantes para la
vida de los ciudadanos. No la ven tan positiva esa colaboración los de UP,
dada la falta de cumplimiento por parte del Psoe de la mayoría de los acuerdos
que firmaron, siendo esa falta de seriedad uno de los motivos de Unidas Podemos
para exigir su presencia en el Gobierno.
En fin, que tanta impostura del Psoe quitan las ganas de seguir
escribiendo. Pero, además, estoy casi por apuntarme a lo que sugiere el
profesor Pérez Royo a Podemos: señores del Psoe, Le ofrecemos nuestro compromiso para gobernar. Si lo rechazan, no por
eso vamos a impedir la investidura. No vamos a ser la coartada para la
disolución. Ustedes sabrán lo que hacen. (“¿Investidura o falsa
investidura”, eldiario.es de 26-8-19). Similar tesis, explicando sus pros más
que sus contras, asume Juan Carlos Escudier en su artículo Investir a Sánchez y pasar a la oposición, en público.es de
30-8-19.
No hay comentarios:
Publicar un comentario